sábado, 18 de septiembre de 2010

Instintos Peligrosos - Cap 4 - Naty Celeste


Summary: Qué hubiera pasado si los papeles se hubieran invertido?

Disclaimer: Los personajes son de la grandiosa Stephenie Meyer, y la historia es mía =D

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Capítulo 4 De acuerdo al plan

Durante las últimas horas de clase, él había intentado sacarse de la cabeza las ganas de volver corriendo a su lado, lo único que quería era que la tortura se detuviera… pero al contrario, el sonido de la campana que taladraba sus oídos en ese momento, ahora significaría su perdición.

Se recordó constantemente y a cada segundo que debería controlarse. Que debería estar atento para no dejarse llevar por cualquiera que fuera la situación. Por mucho que lo deseara. Suspiró y sacudió ligeramente la cabeza mientras esperaba fuera de la puerta a calmarse un poco y recuperar el aliento. “Sereno, sereno…” se repitió a sí mismo antes de llenar sus pulmones del aire fresco del pasillo y abrir la puerta.

La clase de Bella había terminado hacía algunos minutos, y había aprovechado el tiempo libre para reemplazar sus lentes de contacto de nuevo. Eso de verdad la estaba cansando, había perdido la costumbre de repetir las mismas tareas inútiles una y otra vez para guardar su apariencia real de los humanos. Llenó sus pulmones y sonrió a la nada cuando sintió el perfume acercándose a donde estaba. “Sólo a unos cuantos metros” pensó, y sonrió más ampliamente. Se puso de pie y limpió la pizarra fingiendo estar distraída, solo para tener algo que hacer.

Edward entreabrió la puerta y habló sin mirar hacia adentro del salón.

- Señorita Stahl ¿está usted libre? –murmuró en tono formal, las palabras confundiéndosele por los nervios, y casi ininteligibles gracias a su mandíbula apretada.

- Claro, Edward, adelante –respondió ella mirándolo directamente. Pero él no subió la vista. Solo entró lo más rápido posible, dejando la puerta abierta tras de sí, para evitar tentarse aún más.

- Traje mis libros, supongo que necesita tener más información sobre lo que hemos hecho con el profesor Banner.

- Sí –coincidió ella agradeciendo al cielo que él le hubiera dado una excusa servida en bandeja de plata. Pero a pesar de que le ofreció una sonrisa sincera, él no levantó los ojos de sus apuntes para mirarla-. ¿Crees que puedas decirme rápidamente los temas que han tocado? -preguntó frunciendo el ceño cuando él no habló de nuevo.

- Seguro, solo déjeme buscar mis notas –murmuró él mientras la sentía más cerca que antes. Había apoyado sus carpetas y libros en un pupitre al azar, con la intención de mantener una distancia apropiada, pero ella estaba intentando volverlo loco. Apretó los dientes y tragó en seco cuando la sintió cerca de su cuerpo.

Bella vio cuando él levantó la vista, pero en lugar de mirarla, solo apuntó sus ojos a la ventana un segundo y luego los cerró apretando también los dientes. Parecía que le constaba mantenerse quieto. Ella frunció el ceño más que él, y deliberadamente aspiró aire, embriagándose de su perfume. Se mordió el labio cuando deseó más que nada que sus dientes atravesaran esa piel expuesta del cuello, que podía ver gracias a la diferencia de altura que tenía con el muchacho.

La ponzoña llenó su boca, pero la sensación de incomodidad no se iba. Ahora el chico buscaba de nuevo en su mochila, sin prestarle la más mínima atención. Su rostro se había relajado, pero algo en sus movimientos le hizo pensar que solo era una buena cara de póker.

- Aquí están –soltó finalmente con un suspiro cuando encontró las benditas notas de clase. Le presentó un cuaderno limpio y prolijo de tapa clara y se lo entregó sonriéndole al piso. En lugar de tomarlo en cuanto se lo ofreció, Bella esperó unos cuantos segundos a que la mirara. Quería que la viera, ansiaba sentir de nuevo esos ojos sobre su piel.

- Gracias –susurró, y luego sacudió la cabeza un poco. No se quedaría con las ganas de preguntar-. Lo siento, pero ¿he hecho algo que te molestara? -estaba segura de que ese no era el comportamiento normal de una persona, y mucho menos el de una persona que había estado tan diferente por la mañana.

- Claro que no –respondió él en voz baja. Estaba concentrando todas sus fuerzas en evitar mirarla, así que cuando la pequeña mano de la profesora se posó en su brazo, no pudo impedirle a su cuerpo el reaccionar bruscamente. Se sobresaltó, echándose hacia atrás casi de un salto y volviendo la vista a la ventana. Tragó en seco intentando pasar por alto el hormigueo que aún sentía en su brazo y habló entre sus dientes-. Creo que debería irme.

Ella frunció el ceño aún más y contuvo el gruñido de frustración que subía por su garganta. No acostumbraba fallar en lo que se proponía, y eso la exasperaba a sobremanera.

- Bien –murmuró-. Supongo que puedo pedirle ayuda a alguien más –agregó alejándose para quedar de pie junto a la puerta, manteniéndola abierta para que el chico se fuera de una vez por todas. ¿Qué caso tenía insistir, si sabía perfectamente que perdería el tiempo?

Edward suspiró profundamente, y luego de un segundo guardó despacio y uno a uno sus libros en su morral de nuevo. La colgó de uno solo de sus hombros antes de dirigirse a la puerta. Pero no contó con que ella volviera a hablar.

- Te devolveré las notas en cuanto les saque copias –dijo, y lo tomó completamente desprevenido. Levantó la vista sin poder evitarlo, y entonces fue demasiado tarde como para evitarlo. Estaban a penas a un par de pasos. Ella mantenía su mano apoyada en el borde de la puerta, y él había estado a punto de salir, a punto de liberarse. Pero cuando sus ojos se encontraron, ya no había nada que hubiera podido hacer.

Tragó audiblemente mientras se permitía mirarla un segundo más, y cuando ella se mordió el labio, repentinamente nerviosa, fue demasiado como para que el pobre adolescente pudiera resistirse. Soltó un pequeño quejido de placer luego de que al respirar, la dulce fragancia de fressias se le colara por los sentidos. Con una mano empujó la puerta para que se cerrara y apoyó la otra en la el costado del cuello de la mujer antes de acercarse con desesperación para posar sus labios en los de ella.

El simple contacto hizo que la cabeza le diera vueltas, su cuerpo reclamando, exigiendo más de ese embriagante sabor. Sus labios se movieron rudos contra los de ella, ansiosos de probar todo lo posible antes de que el momento se terminara. Intentó con todas sus fuerzas no pasarse tanto de la raya. Sabía perfectamente que no podía ser más que un simple beso. Diablos, sabía que ni siquiera el beso debería de estar sucediendo, pero cuando escuchó el leve gemido escapar de los labios de su acompañante, cada pedazo de su razonamiento se vino abajo. Un gruñido grave y profundo se escapó del centro mismo de su pecho, y sus manos fueron a parar a la pequeña y deliciosa cintura de la profesora, empujándola quizás con demasiada fuerza para que su espalda descansara contra la pared.

Por supuesto que Bella pudo haber evitado el movimiento sin esfuerzo alguno en cualquier otro momento, pero en ese en particular, sus músculos no parecían ser capaces de responder. No hubiera podido evitarlo, incluso si esa hubiera sido su intención.

Sus dedos se enredaron en el corto cabello de la nuca del muchacho, atrayendo su boca a la suya aún más. Sentí el calor de su cuerpo calentándola lentamente, y esa sensación la estaba desquiciando por completo.

- Edward… -murmuró sin aire cuando él tuvo que alejarse para respirar, para luego volver a sus labios desesperado por sentirlos de nuevo. No podía pensar en otra cosa que no fueran sus manos pasándose por la cintura y la cadera de la mujer, sus pechos presionándose contra el suyo de la manera más sensual posible, y en cómo esa larga y cremosa pierna se flexionaba para pegarse al costado de la suya. Lo estaba torturando la forma experta en la que la lengua de ella jugaba con la suya, tentándolo más de lo que alguna vez pensó que fuera posible.

Su piel estaba fría, pero todo lo que el chico podía sentir en ese momento era la electricidad que recorría cada parte de su cuerpo que la tocaba. Cuando una de las pequeñas y aparentemente delicadas manos se deslizó por su cuello para bajar por su pecho, todo su cuerpo se estremeció buscando algún tipo de alivio. Tenía que asumirlo: era solo un adolescente. Estaba completa y totalmente excitado… los dedos expertos bajaron por su estómago y luego hacia abajo hasta el borde de-

Un sonido ensordecedor llegó desde el pasillo e hizo que ambos saltaran en su lugar. Sus labios se separaron lo suficiente para que el aliento caliente de Edward chocara con fuerza contra el rostro de Bella, que se mantenía apenas a unos cuantos milímetros del suyo.

- Maldita sea –murmuró con los dientes apretados, su mano aun apretándose en el muslo de ella. Era una grosería que jamás hubiera salido de su boca en frente de una dama en cualquier otra situación, pero no había podido evitarla ahora. Solo ese sonido había bastado para que su cabeza se pusiera a funcionar de nuevo. Sus dientes rechinaron mientras ambos intentaban recuperar el aliento. Y es que a pesar de no necesitar del aire, Bella no parecía ser capaz de evitarlo en ese momento. Aunque quizás solo fuera que el perfume del chico era adictivo en cierta forma.

Los dientes del muchacho rechinaron mientras intentaba con todas sus fuerzas relajar su cuerpo, musculo a músculo para ser capaz de soltarla, de alejarse. El frío la golpeó de lleno cuando lo hizo de una vez, despegando su cuerpo y soltándole la pierna. Sólo su mano se mantuvo posada en su mejilla.

- Lo siento tanto –murmuró apretando los ojos cuando ella jadeó soltando el aire contra su boca. Notó que el torneado cuerpo femenino temblaba cerca del suyo, y se impulsó poniendo ambas manos en la pared para obligarse a sí mismo a alejarse. Cuando al alejarse obtuvo un mejor panorama del cuerpo de la mujer, aún recargado en contra de la pared, tuvo que cerrar los ojos y apretar los dientes para evitar regresar y seguir presionándose contra ella.

Se llevó ambas manos a la cabeza, enredándolas en su cabello para detener la quemazón que sentía en las puntas de los dedos, que casi no podían resistirse a volver a ella.

- De verdad lo siento, no debí haber hecho eso –murmuró entre dientes y con los ojos aún cerrados. Bella tardó casi un minuto entero en responder, pero sin embargo no la miró de nuevo. No podía hacerlo. Contuvo el aliento lo más que pudo para evitar la dulce fragancia que lo embriagaba, y soltó el aire en un suspiro cuando ella finalmente habló.

- No te preocupes, no ha sido tu culpa –murmuró despacio. Hacía décadas que nadie la provocaba de esa manera. Edward intentó decir algo adecuado, pero las palabras simplemente no salían de su boca, así que se limitó a asentir con la cabeza mirando al piso. Un minuto entero pasó antes de que alguno de los dos dijera una palabra. Él habló cuando ya no pudo soportar permanecer en la misma habitación sin acercarse de nuevo.

- Creo que debo irme –murmuró entre dientes y con la voz ronca. Su respiración se había normalizado, pero eso no significaba que ella había dejado de afectarlo. Bella se aclaró la garganta intentando pensar claro. No era común que se sintiera tan atraída por una presa. Se suponía que ella era quien tenía las riendas de la situación, ¿no?

- Espera –susurró cuando no pudo evitarlo. En realidad no quería que se marchara. Fuera por lo que fuera, no quería que se alejara. Él la miró con los ojos torturados y ella se mordió el labio con fuerza-. Si no es molestia, me ayudaría mucho que me… explicaras las anotaciones de las clases del profesor Banner –musitó rápidamente, las palabras atropellándose unas a otras.

- Oh… -soltó en respuesta, deseando tener algo mejor que decir. Se alejó un par de pasos hacia atrás, empleando toda su fuerza de voluntad y después de unos segundos logró acomodar un poco sus ideas. Al menos lo suficiente como para hablar-. Por supuesto, no hay problema –dijo con tono entre formal y educado antes de sacar su carpeta y comenzar a nombrar los temas en voz alta uno a uno.

Al cabo de medio minuto y con extrema cautela, Bella se acercó y recargó una de sus piernas en el pupitre doble en el que él se había sentado. Notó como se tensaba al momento en el que la sintió cerca, pero no intentó acercarse más. Por alguna razón que no llegaba a entender, estaba más nerviosa de lo que recordaba haber estado en décadas.

Por el resto de la tarde, todo lo que hicieron fue leer los apuntes de las clases lentamente, alargando los temas al punto en el que se volvía tedioso repasarlos. Y era que ambos intentaban que el momento no se terminara, incluso aunque la garganta de Bella quemara, y Edward fuera total y completamente incapaz de bajar la temperatura de su cuerpo… ambos ansiaban las sensaciones que los torturaban.

- Bueno, eso es todo –anunció Edward una vez que leyó el último tema que habían tratado, unos cuantos días antes. Bella frunció el ceño imperceptiblemente y luego suspiró llenando sus pulmones. Habían pasado casi dos horas juntos, y la atracción sólo se había vuelto más potente con el pasar de los minutos. Ella lo había pensado mientras lo escuchaba, y no se sentía capaz de entender por qué se sentía tan nerviosa. Tan tensa. Era un simple humano. Un tipo cualquiera.

Cuando Edward volvió a hablar, el silencio había causado que ninguno de los dos tuviera la menor idea de lo que había leído hasta hacía un momento.

- ¿Puedo preguntarle algo? –murmuró dudoso, aun intentando no faltarle al respeto. Ella asintió con la cabeza y levantó la vista para mirarlo-. ¿Qué edad tiene?

- Veintidós –respondió luego de fruncir el ceño. Técnicamente era cierto, y estaba claro que no podía responderle calculando su edad total, pero no se sentía del todo correcto tener que ocultarle aunque fuera una parte de la verdad. Él asintió con la cabeza. La brecha no era tan grande, pero sabía que aun así era imposible que sucediera lo que quería-. ¿Y tú? –preguntó también ella cuando el silencio se prolongó demasiado.

- Diecisiete –soltó él después de un segundo-. Estoy a punto de cumplir los dieciocho –aclaró de inmediato, irguiéndose un poco y cuadrando los hombros intentando parecer más alto. Ella sonrió en respuesta. Era un niño, pero era tierno.

- No pareces de diecisiete –comentó como un halago ella, haciendo que el pecho del chico se inflara de orgullo y una sonrisa se asomara por su rostro.

- Usted no parece de veintidós –replicó un segundo después, soltando un suspiro prolongado. El ceño de ella se frunció y su mirada bajó al piso… y él tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para evitar levantar su mano y apoyarla suavemente sobre su mejilla para hacer que lo mirara. En lugar de eso, la volvió un puño sobre su regazo y movió nervioso su pierna por un momento. El movimiento distrajo a Bella por un segundo. Ya no estaba tan segura de querer matarlo tan rápido. Quizás el chico oliera como las mil maravillas y la garganta le ardiera cada vez que se le acercaba, pero lo cierto era que la entretenía. Y después de todo ¿no era eso lo que siempre anhelaba cuando debía fingir que era una simple humana para mantenerse en los lugares por un poco de tiempo?

Un perro ladró fuera de la ventana y ambos voltearon en esa dirección. Pasó un largo minuto antes de que Bella volviera la cabeza hacia él, pero cuando lo hizo, notó como bajaba la mirada. Sintió como se le erizaba la piel de los brazos al saber que la había estado observando. ¿Qué rayos le pasaba? Jamás nadie la había puesto tan nerviosa, y mucho menos un humano.

- Se está haciendo tarde –murmuró él, repentinamente nervioso. Ya no podía soportar tenerla tan cerca… y estar tan lejos. Bella asintió lentamente con la cabeza, pero no levantó la vista para mirarlo. Temía no ser capaz de dejarlo ir-. Supongo que debo irme –agregó solo para escuchar la dulce voz de nuevo.

- Gracias por todo –casi susurró mientras escuchaba cómo él se ponía de pie y se preparaba para marcharse. Apretó los puños con fuerza cuando al abrir la puerta una ráfaga de aire hizo que su aroma le golpeara de lleno en el rostro. La boca se le llenó completamente de ponzoña, y se recordó a sí misma lo que él era. Nadie. Solo su presa… su próxima víctima.

10 comentarios:

  1. ayy me encanta!!!!! Edward la pone nerviosa XD hasta de humanno es demasiado atrayente

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  2. No me extraña que Bella esté nerviosa!!! es que desquicia a cualquiera este chico!!! Ayyyy!! Lo que no entiendo es como lo ha dejado ir.

    Besos, Kokoro. Todo tuyo Jacob: todo mío Edward. Chicas, haber comentado antes. Lo siento!!!
    Me encanta, Kokoro.

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  3. Natyyyyyy, que esta historia me vuelve locaaaa, que casi me da un patatus cuando la besa en la puerta, ajajjaajajajaj
    y que me dices que que demoran la conversacion solopor estar mas tiempo juntos , me encanta, y no se como no le dijo Bella al pobre chico que le llevara a casa o algo aasi, que necesitanestar un poquito mas solos , sin el estupido ajetreo de la clases y o alumnos, ajajjaajaja
    me encanta esta historia y es que Edward me gusta de vampiro, de humano y hasta de estrella de mar, ajajjaajaj
    un beso guapa e impaciente por saber como continua este romance que al parecer no podra Bella convertirlo de desayuno, ajajajajaj
    Irene

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  4. MMMMM!!!! Este capitulo has estado genial.
    Pobre Edward, lo sacara de quicio. Jajajaja.
    Se pone muy interesante la historia ya quiero
    que Bella muerda a Edward. ^_^
    Me muerdo las uñas por saber que pasara.
    Suerteeeee!!!!

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  5. Dios me late el corazon deseperadamente como algo asi puedo lograr que nuestras emociones vuelen mi Naty wow!!! que besooooo... que manitas maldito ruidoooo y Dioooooos quiero leer mas me tiene gritando or mas arrodillada pidiendote clemencia... aaaaa lo ame

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  6. hay me encxantaaa sisisisis q momentoooo!!!!!!1

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  7. Hay q hermoso!!!!!!!, ya se esta enamorando Bella siiiii!!!!! lastima q ella todavia no se da cuenta, ya q pase algo (bueno aparte del beso) jeje. Ya espero con ansias el prox capitulo.
    Saludos!!!!

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  8. Aopenas empece a leela y me avente los 4 capitulos de corrido. Por favor ya saca el siguiente.
    Te felicito

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  9. ii se lo comio...... a bess sss yomii se me antojan unos bss asi jajaja

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...