viernes, 3 de septiembre de 2010

Instintos Peligrosos - Cap 3 - Naty Celeste


Summary: Qué hubiera pasado si los papeles se hubieran invertido?

Disclaimer: Los personajes son de la grandiosa Stephenie Meyer, y la historia es mía =D

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Capítulo 3 La presa

Cuando el reloj despertador comenzó a sonar, Edward aun no podía sacarse a la nueva profesora de la cabeza. Y definitivamente, el sueño que había tenido sobre ella no ayudaba para nada. Se llevó las manos a la cara y se restregó los ojos con fuerza intentando regresar a sus cabales ¿qué rayos estaba pensando? Ella era su profesora…

Se levantó de muy mala gana y se metió en el baño directamente. No tenía ánimos de bajar a decir buenos días antes de poder darse una buena ducha fría. Las clases fueron tan monótonas como siempre, pero él a penas y lo notó. Todo lo que podía pensar mientras los otros profesores parloteaban era en ella. En sus torneadas piernas… cómo hubiera deseado que no estuvieran cubiertas por esos pantalones de vestir. No es que dejaran demasiado a la imaginación, pero hubiera preferido…

- ¿Edward? –la voz de Carl lo sacó de sus pensamientos y él sacudió la cabeza y lo miró extrañado-. ¿Estás bien? –preguntó dudoso. Edward tuvo que aclararse la garganta antes de ser capaz de responder. Tenía la sensación de que Carl estaba comenzando a pensar que estaba loco. Y normalmente nunca se equivocaba cuando se trataba de adivinar los pensamientos de las personas.

- Claro que estoy bien ¿qué sucede? –su amigo alzó las cejas cuestionándolo y mirando alrededor con intención: el salón estaba completamente vacío.

- Pues, que la clase ya terminó… -dijo como si fuera muy obvio. Y en realidad lo era, más que obvio. Era solo que el muchacho no estaba tan atento como solía estar. Mostró una sonrisa de disculpa y juntó sus libros antes de ponerse de pie-. Oye, sé que esto es tedioso, pero es el último año, ya no falta mucho para largarnos de este basurero –“genial”, pensó Edward irónicamente fingió otra sonrisa antes de salir del salón.

Suspiró al salir del salón. El día se estaba haciendo eterno…

- ¿Qué hora es? –preguntó distraído mientras caminaban por el pasillo de luces fluorescentes.

- Has estado preguntando eso toda la mañana… creo que te obsequiaré un reloj en tu cumpleaños –una simple mirada de su amigo le indicó que no estaba de humor para bromas, así que agregó la información que le había pedido rápidamente-. Es hora de almorzar –dijo con una sonrisa.

- ¿Del almuerzo? –repitió rápidamente mirando alrededor.

- Sí… a eso me refería con “hora de almorzar” –soltó Carl en tono irónico moviendo su mano frente al rostro de su amigo. Parecía realmente ausente. Sus ojos verdes vagaban por el pasillo buscando la manera más rápida de escaparse-. Oye, hermano ¿estás bien? –murmuró, pero ya era demasiado tarde. Edward simplemente estaba en otro planeta.

- Sí, claro… Hey, creo que olvidé un libro en mi casillero –dijo con tono distraído mientras comenzaba a caminar en la dirección contraria.

- ¿No vas a comer? –Edward le dedicó un gesto con la mano y negó con la cabeza. Carl se preguntó brevemente por qué su amigo se dirigía en la dirección contraria a su casillero, pero ya no podía preguntárselo. Lo había visto desaparecer en la esquina del pasillo más rápido de lo que pensó que fuera posible.

Mientras Edward pasaba casi a la carrera junto a los salones de clase, intentó pensar en una excusa lo suficientemente aceptable como para que ella la creyera… pero nada parecía venirle a la mente. Normalmente solía ser bastante astuto, pero esta mujer hacía que la cabeza le diera vueltas. Simplemente no podía evitar acercarse lo antes posible. Quizás podría decir que no tenía hambre, y que prefería aprovechar el rato libre para estudiar un poco en un salón tranquilo… o quizás que le dolía la cabeza y que buscaba un poco de silencio. Sí, esa era una buena excusa.

Golpeó dudoso en el vidrio esmerilado de la puerta y abrió aún más lentamente cuando una voz femenina le indicó que pasara. Y entonces la vio de nuevo, y tuvo que luchar por no soltar un quejido por su nuevo atuendo. Bella llevaba una falda de tubo que le llegaba hasta encima de la rodilla, una camisa blanca y un saco entallado a juego.

- ¿Sí? –preguntó ella cuando el muchacho no fue capaz de hablar. Le había costado demasiado esperar toda la mañana por él, y por alguna razón, él se había aparecido cuarentaicinco minutos antes de lo previsto. Era casi demasiado fácil.

- ¿Puedo pasar? –logró soltar después de un rato. Parecía una gran hazaña el hecho de juntar dos palabras en una frase coherente.

- Claro, Edward, adelante –respondió la sustituta con una sonrisa en el rostro. Era la primera vez que no debía fingir la sonrisa por amabilidad en años. El solo hecho de pensar que sería tan fácil la dibujaba en su rostro. El chico entró a paso muy lento y luego cerró la puerta tras de sí, dejando sus manos en su espalda, apoyadas en el picaporte. Sabía perfectamente que debía decir algo, que tenía que dar una excusa, pero el solo verla hacía que se volviera un idiota sin remedio.

- ¿En qué puedo ayudarte? –preguntó ella cuando él no pareció capaz de hablar. La sonrisa se fue borrando poco a poco. Siempre la irritaba que los humanos se tomaran tanto tiempo en procesar las cosas. Eran mentes tan débiles. Un suspiro de frustración hizo que el muchacho por fin hablara, apresurándose por inventar una excusa.

- Siento molestarla –murmuró en voz un poco ronca antes de aclararse la garganta-. Pero me preguntaba si podría ayudarme con un tema en privado –murmuró pegándose a la puerta lo más posible. Sentía que si se acercaba no sería capaz de resistirla por mucho tiempo. Y eso definitivamente no era algo bueno.

- Claro, no hay problema –murmuró ella sonriendo de nuevo. Cuando se puso de pie, lo obligó a desviar la mirada aturdido. Él evitó soltar un quejido cuando vio de reojo como la increíble mujer se le acercaba. Clavó la mirada en el piso mientras se quitaba la mochila y la apoyaba en el pupitre más cercano para sacar su libro de texto. El sonido de los tacones repiqueteando en el suelo hizo que se le erizara la piel de puro placer-. ¿Qué tema es? –preguntó en tono inocente. Una vez que comenzó a acercarse, le fue completamente imposible detenerse.

Y claro que él lo notó. Cuando volteó hacia ella señalando en el libro el primer tema que vio, su perfume lo golpeó directamente en el rostro, volviéndolo loco. Tragó en seco e inhaló profundamente, embriagándose de ese dulce olor a fressias. Muy bien, quizás ella sí se había acercado más de lo convencional… pero él ni siquiera fue consiente de cuando acercó su rostro al cuerpo de ella muy despacio. Perdió el habla por completo y soltó un largo suspiro cuando sus pulmones no fueron capaces de seguir aceptando más aire.

Cerró los ojos cuando sintió toda la habitación dar vueltas a su alrededor. Eso fue bueno, ya que de lo contrario hubiera visto la forma tan evidente en la que los ojos de Bella se oscurecían… en parte por la sed, en parte por lo sensual que se veía el muchacho exponiéndola de esa forma.

Ella sintió el calor del chico moviéndose lentamente desde su hombro, subiendo por su cuello hasta llegar a su mandíbula… y ambos dieron un respingo cuando la puerta se abrió de repente, sorprendiéndolos.

- Oh… disculpen… ¿es esto literatura? –Bella se aclaró la garganta mientras Edward fingía leer algo en el libro, maldiciendo internamente a la muchacha que preguntaba algo tan estúpido. Reconoció el timbre agudo y el tono gangoso como la molesta e irritante voz de Jessica, una estudiante de penúltimo año que se empeñaba en intentar que le diera un poco de atención.

- No, es biología –murmuró molesto por la interrupción. Había estado tan cerca de lograr lo que quería… Tan cerca de sentirla, de tocarla…

Frunció el ceño de repente cuando comprendió lo que había estado a punto de hacer y sacudió la cabeza cuando Jessica murmuró una patética disculpa y se excusó, dejando la puerta abierta al salir. Bella miró al muchacho por un segundo más, confundida por la expresión que había adoptado su rostro. Ya no parecía tan embelesado como hacía un momento, y sus brillantes ojos verdes se refugiaban en la seguridad del libro que sostenía en sus manos.

- Creo que no debí venir –murmuró después de un largo minuto de silencio. Su cabeza estaba comenzando a funcionar de nuevo, y eso no era lo que Bella quería-. Lamento la intromisión, señorita Stahl, volveré en el horario de clase –soltó apresuradamente. Bella estuvo a punto de replicar, pero él se movió tan rápido que no le dio ninguna oportunidad. Y es que necesitaba salir de allí. Un segundo más cerca de ella y tiraría por la borda todo por un instante de locura. Todo su futuro estaría en juego por algo así. Una relación clandestina con una profesora –incluso siendo una suplente-, era exactamente lo que el ejército tenía en cuenta a la hora de admitir nuevos soldados. Y él lo sabía a la perfección.

Pero de todos modos, en cuanto salió del salón, deseó no tener que volver en tan solo unos cuantos minutos. La mujer de verdad lo estaba volviendo completamente loco, y tener que verla hablando frente a la clase, paseándose de un lugar a otro con esa falda, no ayudaría en absoluto a su autocontrol. Después de todo, no era más que un simple adolescente.

Se estremeció ligeramente al imaginársela sentada detrás de su escritorio, con sus largas piernas cruzadas… y luego apretó los puños con fuerza cuando comenzó a imaginarse a sí mismo entre ellas.

- Estás enfermo –murmuró en voz baja, e intentó pensar en cualquier otra cosa. Había dicho que no tenía hambre, y era cierto, no quería tener nada en la boca que no fueran los labios de Bella, su cremosa piel, cada parte de su cuer-. ¡Maldición! –soltó con un poco más de volumen y sacudió la cabeza para quitarse esa idea de la mente. Incluso aunque una criatura como esa pudiera siquiera verlo, no debía dejarse llevar por ese tipo de cosas.

Consideró por un segundo ir a la cafetería, pero sabía que debía darle una explicación razonable a Carl… y en ese momento no tenía cabeza para pensar en nada, así que al pensarlo mejor, decidió ir a su auto un rato. Necesitaba calmarse un poco, y algo de música haría lo mejor posible.

Bella lo escuchó alejándose sin comprender completamente lo que le sucedía. ¿Acaso no lo había conquistado? ¿Acaso estaba equivocada con lo que pensaba que le provocaba? Podría ser que el chico no estuviera atraído hacia ella…

- No –decidió en voz baja mientras volvía a su silla. Ella le atraía, estaba segura. Lo había visto perfectamente en sus ojos color esmeralda. El brillo en ellos le había dicho que moriría por probarla, por hacerla suya. Y claro que lo haría… ambas cosas: hacerla suya, y luego morir por ello.

Sonrió para sí misma y se sentó en su escritorio lentamente. El perfume del muchacho seguía en el ambiente, y la garganta le molestaba solo un poco. Sacó un pequeño espejo de su bolso y notó sus ojos oscuros, pero aun así se podía distinguir un tenue matiz rojo a través de los restos de los lentes de contacto. Suspiró y sacó un par de repuesto de su bolso, dejándolos a un lado de su libro para cuando la siguiente clase comenzara.

Pero cuando su vista volvió a la lectura, su mente simplemente no pudo hacer lo mismo. Todo en lo que pensaba era en él. Apoyó su codo en la mesa y descansó su cabeza en su mano, relajándose un momento. La forma en la que la había mirado la había dejado tensa y nerviosa. No se suponía que se sintiera así, pero cuando cerró los ojos todo lo que pudo ver fue esa mirada de deseo en esos increíbles ojos verdes.

Después de un par de minutos se descubrió a sí misma respirando con dificultad, incluso a pesar de no necesitarlo. Fue entonces cuando gruñó y se puso de pie rápidamente. Se suponía que ella lo volviera loco a él, y no al revés.

Miró por la ventana cerrada un momento, intentando que la claridad del día lograra reacomodar sus ideas. No era todos los días que encontraba un objetivo tan… apetecible, y parecía que la cabeza le daba vueltas cuando se permitía respirar su aroma. Sonrió sin poder evitarlo, sin siquiera percatarse de ello cuando la campana sonó para anunciar la vuelta a clase.

Corrió al escritorio rápidamente y se puso el nuevo par de lentes en un santiamén. Se sentó en su escritorio una vez más luego de acomodarse la ropa un poco, y fingió leer mientras observaba con atención con su vista periférica, cómo los estudiantes entraban al salón uno a uno. Edward tardó bastante en volver, y cuando lo hizo, ella fue totalmente consiente de que no levantó la vista del piso para mirarla. Frunció el ceño por una fracción de segundo, pero luego la sonrisa volvió a dibujarse en su rostro. No solo sentía su atractivo perfume, sino que también, y por sobre todo, podía distinguir el olor a deseo puro que emanaba.

A Bella se le hizo agua la boca y tuvo que recordarse que estaba en un salón lleno de mocosos para evitar gruñir al permitirse mirarlo finalmente. Se había sentado en el mismo banco de siempre, con la mirada perdida apuntando al piso y las manos vueltas puños sobre el pupitre.

La clase avanzó lentamente. A cada oportunidad, Bella intentaba llamar la atención de su nueva presa, rogando porque dejara de esconder sus ojos en su libro de texto, pero Edward simplemente no lo hacía. Apretó los dientes cuando él suspiró, y decidió tomar ventaja de la situación.

- Bien… necesitaré un ayudante para organizar el proyecto del lunes ¿Algún voluntario? –pudo observar claramente como el muchacho se envaraba en su asiento, pero no levantó la mano. En lugar de eso, pasó sus manos por su cabello, despeinándolo y luego suspiró apretando los dientes.

El movimiento hizo que una oleada de su esencia llegara a Bella como una nube, envolviéndola completamente. A él le estaba siendo mucho más difícil de lo que pensaba resistirse a esa mujer, pero no tendría oportunidad cuando ella suspiró frustrada al ver a todos los hombres de la case levantando la mano, salvo él.

- ¿Señor Cullen? –él cerró los ojos y contuvo el aire en sus pulmones por un segundo, un movimiento casi imperceptible para todos, salvo para ella.

- ¿Sí? –murmuró como pudo a través de la garganta seca, pero aun así no la miró. Sentía que si lo hacía estaría perdido. Perdido ante sus ansias, ante sus instintos.

- ¿Cree que podría ayudarme después de las horas de clase? –soltó ella en tono inocente, volviéndose para acomodar unos papeles, en intento desesperado de distraerse a sí misma y sonar despreocupada.

- Con lo que necesite –respondió él después de un segundo, y luego se mordió la lengua por pensar como lo hizo sobre una profesora del instituto. No debería haber accedido. Cualquier excusa hubiera sido aceptable, pero su mente se quedó en blanco cuando se atravesó ante sus ojos la posibilidad de estar a solas con ella. Tragó en seco y cerró los ojos de nuevo cuando la campaña sonó una vez más.

Se puso de pie y salió rápidamente hacia su próxima clase. Sin mirar atrás, sin permitirse a sí mismo perderse en sus ojos, en sus curvas, en su cuerpo, pero ahora ya no había salida.

- Te veo luego –musitó Bella sin que nadie la escuchara, con una malévola sonrisa en el rostro. Las cartas estaban echadas, y ella tenía todas las de ganar.

14 comentarios:

  1. wuouuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!! se pone interesanteeeeeee sisisisisisisis

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  2. No he empezado a leerlo hasta ahora porque no me llamaba la atención que Bella fuera una vampiro, pero hoy he leído las primeras líneas.... y aquí estoy, enganchada otra vez a tus historias.
    ODIO CUANDO HACÉIS ESTO!!! Ahora me pasaré todos los días deseando que pasen... 15 días nada menos!!!! OH, ahora sí que me moriré. Me en canta como intenta resistirse Edward!!! Me encanta Edward!!!
    Besos grandes, Naty

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  3. Osea como que va a ver accion pronto...! Naty escribes super, mega, hiper, recontra GENIAL!!!!!!!!!!!!
    Esperando el capi de mañana de Herencia Maldita!!!
    Besos..................... Y pos claro muchos aullidos para ti!!!!!!

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  4. wwwwwwwwwwooooooooowwwwwwwwwww me encanto este cap espere mucho por este cap amo esta nove
    es tan genial!
    naty sos una genia! besos!

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  5. Genial!!!! Me encanta este Edward y Bella ni que decir, me encanta que sea mala, jejeje (ya hacia falta)y por lo q veo viene accion o lemon jejeje
    Esta Magnificaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!

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  6. wowww , me gusttoo muichoo esta lindoo
    pobreee edward jejeej :D
    estoy ansiosa por leeer el sig capittuloo!

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  7. aaah.. Nenaa!!... creeo qe viene lo bueno e.e
    hahahhaha!... ojala :P
    te amo nenaa.. y me encantaa iia sabees.. tu fan # 1... 4ever!! (L)....
    y Bella se esta enamorando!!!.... y no se da cuenta :S
    eso es interesantee xD
    te amo Naty!!

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  8. OMG!!! OMG!!!
    NATALIA CELESTEEEEEE ME VA A ADAR DIOS JURE QUE SE BESABAN AHI QUE CHITAR A ESA JESISC POR SAPAAAA....
    aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa moriii moriii es Bella es perversa y ahora es el el que se rehusa y huye d e ella Dios ella se lo cenara x.x aaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encanta

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  9. wow
    en verdad me saca de kisio!
    ash...
    pero ya pasara lo ke tiene ke pasar!
    pero dios!
    los dos estan como locos
    jajja espero el siguiente cap, no sabes cuanto!!
    chao

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  10. Lei el cap ayer pero no comente >_<

    me encantoooooooooooooooooooooooooooo!!! por primera vez me gusta una Bella, casi la quiero ajjaajjajajajaaj adoro el personaje, todo perfecto♥

    te kieroo!!

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  11. Estoy deseando que subas nuevo capitulo! no dejo nunca ningun sms pero esto se lo merece! por favooor!! no dejo de actualizar!!a cuidarse!! un beso!

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  12. koko´porfavor ya sube el proximo capi :S estoi ansiosa t cuida y besos :)

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  13. naty me enkantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!! yaa sube nuevo capi

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  14. eaaaa ya falta pocko jajaj me gustaaaa no me ire d aqui asta q termine d leer todos los kapis q subiste asta ahora


    gracias

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...