lunes, 25 de octubre de 2010

La deuda -OS de Naty Celeste para Mixxii



Waaaa, Feliz cumple divina! Te quiero mucho, y espero que la pases super bien!
De verdad te lo mereces, y sé que no es mucho, pero acá va un regalito, espero te guste :)
Un monton de besos, tiradas de oreja y... emm, bofetadas? son raros XD

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La deuda

Salí a hurtadillas y me senté junto a un masetero en el costado de mi casa. Por una vez en la vida, deseaba que dejaran de molestarme. Aunque solo fuera por cinco minutos, quería silencio… paz. Consideré seriamente saltar la valla y escapar, pero descarté la idea. No tendría caso. Todo lo que lograría es tener que volver después de unas horas, hambrienta, para encontrar que nadie siquiera había reparado en mi ausencia. Sacudí la cabeza. A veces de verdad podía ser muy dramática.

Pero ahora ese no era el caso. Ahora escapaba de mi madre. Una vez más quería que hiciera las cosas que ella debía haber hecho. Claro que no podría esconderme para siempre… solo bastaba con que me escondiera hasta las ocho de la noche. El horario en el que la tienda más cercana cerraba. No tenía idea de por qué cerraban media hora antes de lo normal, pero realmente no me importaba. Sólo era mejor para mí, por que de esa forma solo tenía que desaparecer por un poco más de media hora. Y así lo hice.

Mamá comenzó a hacer la comida, podía sentir el olor desde donde estaba. Llamó mi nombre, pero no le hice caso. No quería que supiera donde estaba. De todos modos, eso, más la música que había puesto, perturbaban el silencio. Si tan solo pudiera conseguir un poco de paz, quizás así podría encontrar algo de inspiración. Hacía varios días que no podía escribir. No sabía lo que me sucedía, pero de verdad me hacía sentir muy molesta. Últimamente era una de las pocas formas que tenía de desahogarme.

Había agarrado una libreta y un lápiz para ver si podía hacer algo con ellos en ese tiempo, pero sólo podía dibujar garabatos. Que útil -pensé, y arranqué la página de un tirón. Pensé en hacerla bola y tirarla a la casa del vecino, pero luego lo pensé dos veces. En lugar de eso, la doblé una vez. Y luego otra, y otra. El garabato no se veía mal con esta perspectiva. Sonreí al dibujo y me sobresalté cuando escuché la voz de mi hermana.

- ¡Mamá! ¡Laly se esconde en el costado de la casa! -gritó. Tuve que contenerme de perseguirla y patearla unas cuantas veces. Eso solo me metería en más problemas. Así que apreté los dientes, me puse de pie y seguí a mi hermanita hacia dentro.

- ¿Dónde rayos te habías metido? -vociferó mi madre a penas entré. Cerré los ojos y respiré hondo-. Necesito que traigas un paquete de arroz. Te dije que fueras a comprar hace más de veinte minutos. Son diez para las ocho. El almacén está a punto de cerrar.

- Exacto. Está a punto de cerrar, no tendré tiempo de ir. Cerrarán antes de que llegue.

- Pues no me importa si tienes que correr, si no me traes el arroz, no habrá laptop por una semana.

- ¿Qué? -casi grité.

- Ya me oíste, más te vale que te apresures.

La miré de la peor forma que pude, pero no tardé ni un segundo en salir disparada hacia la puerta. Ni siquiera tomé mi chaqueta en el camino, solo tomé mis llaves y cerré la puerta tras de mí con un portazo.

Continué corriendo luego de cruzar la calle, incluso después de tropezar con el cordón, pero no creí que llegara a tiempo. La tienda estaba casi a medio kilómetro. Por supuesto que con mi suerte, para cuando llegué, la persiana estaba completamente baja, y dentro, todas las luces estaban apagadas. Un cartel colgado en la puerta decía “Hoy cerramos más temprano, sentimos los inconvenientes”. Recité un par de verdades a los fucking dueños. ¿No podían, por una vez al menos, hacerme la vida aunque fuera un poco fácil?

Pensé en volver y decirle a mi madre sobre el cartel, pero sabía que no me creería ni una palabra. Jamás lo hacía. Así que pateé una caja de cartón vacía con todas mis fuerzas y me devané los sesos pensando qué hacer. No podía volver a casa con las manos vacías, eso era un hecho.

La próxima tienda estaba lo bastante lejos como para tardarme una eternidad, pero sabía que cerraban en poco menos de una hora, así que, sin pensarlo demasiado, comencé a caminar en esa dirección. No solía ser muy rápida, pero apuré el paso lo más que pude. No quería pasar una semana sin internet. Cuando miré la hora, noté que a penas tenía unos minutos para que fuera el horario de cierre, así que comencé a correr de nuevo. No puedo decir que fuera rápida, pero al menos avanzaba más rápido.

Para cuando llegué, un muchacho estaba cerrando con llave la puerta de vidrio. Las luces estaban apagadas, pero él estaba ahí.

- ¡Ay, maldita sea! –casi grité, sobresaltándolo. Me detuve e intenté recuperar el aliento, apoyando mis manos en las rodillas. Cuando logré alzar la vista, él me estaba mirando directamente. Era un muchacho alto, de tez oscura y cabello largo, atado en una coleta en su nuca. Me sonrió, mostrándome una dentadura blanca y una expresión cálida.

- Hola –murmuró. Hice una mueca. El tipo estaba como quería, y yo sudada y acalorada por la carrera. Genial.

- Hola –respondí cuando noté que estaba esperando que hablara. Pero eso no hizo que dejara de mirarme. Hice una mueca-. ¿Tengo monos en la cara? –pregunté. Soltó una carcajada.

- No, solo creí que querías comprar –explicó.

Sentí la necesidad de decirle algo como “no, solo corría para conseguir un ataque cardíaco”, pero en el último segundo me pareció demasiado cruel, así que solo asentí con la cabeza.

- Puedo abrir para ti, si quieres –ofreció. Suspiré.

- Sería genial, gracias –dije siguiéndolo. Abrió con la llave y encendió las luces. Corrió a poner el código de la alarma cuando ésta comenzó a mostrar una pequeña luz roja titilando. Lo miré mientras se encargaba de eso. Llevaba unos tejanos con la tela desgarrada a la altura de las pantorrillas, y una camiseta sin mangas estilo militar.

- Bueno –dijo cuando se hubo encargado de eso-… estoy a sus servicios –anunció, gesticulando una pequeña reverencia a modo de broma. Le sonreí-. ¿Qué necesitas?

Tuve que pensarlo. Casi lo había olvidado.

- Un paquete de arroz –dije en voz baja. Maldición, ¿por qué no dejaba de sonreírme de esa forma? Lo tomó del aparador, pero lo sostuvo mientras hablaba.

- Jamás te había visto por aquí –comentó.

- Cierto. No suelo venir, vivo un poco lejos.

- ¿Y por qué viniste hoy? –de cualquier otra persona lo hubiera tomado como una agresión sutil, pero no podía hacerlo cuando lo preguntaba con ese tono. Lo había preguntado en voz baja, casi como una queja por que no fuera más seguido.

- El otro almacén estaba cerrado –expliqué.

- ¿Así que corriste hasta aquí? –Asentí con la cabeza y él soltó otra carcajada-. De verdad debes querer el arroz –me reí, aunque más por su risa que por su comentario-. Soy Jake –se presentó extendiendo una mano delante de sí mismo.

- Laly –me presenté, estrechándola. Me sonrojé cuando su sonrisa se amplió. No dejaba de mirarme a los ojos, y eso me incomodaba bastante.

Cuando me soltó, me entregó el arroz, pero no me dijo nada sobre el precio.

- ¿Cuánto es? –insté. Sonrió.

- Te diré algo: el arroz va por la casa… si me das un beso –abrí los ojos como platos.

- ¿Disculpa? –sonrió.

- Me oíste. Un beso –repitió-. ¿Me lo darás? –sentí la sangre acumularse en mi rostro.

- Claro que no –susurré, rebuscando en mi bolsillo por un billete, pero no parecía poder encontrarlo.

- ¿Por qué no? –preguntó, su sonrisa se volvió pícara.

- Por que a penas te conozco –argumenté-. Además, estoy bastante segura de que eso cuenta como prostitución.

Se rió con ganas.

- Es solo un beso –dijo. Seguí rebuscando en mi bolsillo, pero el fucking billete no aparecía. Fruncí el ceño y dejé el arroz en el mostrador para buscar mejor.

- Maldita sea –volví a revisar todos los bolsillos, pero nada apareció.

- Déjame adivinar. No tienes dinero –soltó jocoso. Le hice una mueca con la boca-. Simplemente puedes decir que quieres besarme –comentó. Entrecerré los ojos para mirarlo.

- No –mentí-. Solo olvidé agarrar dinero antes de salir –expliqué. Eso sí era cierto.

Me miró por un segundo, pero no encontré nada. Tomó el paquete de arroz del mostrador y lo sostuvo. Por un momento pensé que lo devolvería a su lugar, pero lo que hizo fue quitarle la etiqueta con el precio y tirarla a un lado.

- Listo –anunció con una sonrisa volviendo a ponerlo frente a mí. Le sonreí y dejé de buscar.

- ¿Hablas en serio? –pregunté incrédula, casi esperando que lo arrebatara cuando intentara tomarlo.

- Claro –asintió con la cabeza con esa gran sonrisa y tomé dudosa el paquete.

- Supongo que no quieres esperar a que vaya hasta mi casa y te traiga el dinero ¿cierto? –puso los ojos en blanco.

- Es un paquete de arroz, no un anillo de diamantes. Pero me debes un beso –bromeó. Le sonreí.

- Gracias –dije, aún dudosa. Comenzó a apagar las luces de nuevo y salí del local cuando puso la alarma. Cerró con llave de nuevo, y caminó hasta un automóvil, que permanecía aparcado en la acera.

- Oye, dijiste que vivías lejos. ¿Qué tal un aventón? –me mordí el labio y lo miré por un momento.

- No, creo que mejor camino –solté, volteando.

- ¿Segura? –levantó un poco la voz. Asentí con la cabeza y continué caminando. Levanté una mano a modo de saludo-. ¡Bien! –dijo, y luego lo escuché corriendo hacia mí. Se acomodó a mi paso fácilmente y caminó a mi lado.

- ¿Qué haces? –le pregunté, deseando poder levantar una ceja en su dirección.

- Te acompaño. No creo que debas caminar sola a estas horas –me sonrojé y bajé la mirada.

- No te preocupes, no pasará nada –solté. Realmente no quería convencerlo, pero no creí que fuera apropiado subirme a su espalda y decirle que me llevara montando. No, no hubiera sido muy normal.

- Además –informó en tono teatralmente formal-. Me debes un beso –me sonrojé de nuevo, pero no le dije nada, solo bajé la vista y seguí caminando.

Cuando lo miré estaba haciendo un puchero tan tierno, que todo en lo que pude pesar fue en besarlo. Que irónico-pensé.

- ¿Qué edad tienes? –me preguntó después de casi una calle. Su tono volvía a ser relajado.

- Quince –respondí- ¿Y tú?

- Diecisiete –sonreí. Parecía mayor, pero había algo en su rostro que confirmaba lo que decía. Un tenue dejo de niñez en sus facciones. A pesar de ser alto y musculoso como un hombre, su sonrisa era tan sincera como la de un niño.

- ¿Por qué no te he visto en la escuela? –solté sin pensarlo demasiado. Frunció el ceño.

- Voy a la escuela en la reserva india del otro lado de la ciudad.

- ¿Hay una reserva india? –solté antes de poder pensarlo. En cuanto lo dije quise morderme la lengua, pero ya era tarde. Había quedado como una idiota. Jake soltó una risita, pero asintió con la cabeza.

- Sí, al otro lado de la ciudad –repitió-. No te preocupes, no mucha gente sabe de ella.

Se encogió de hombros y yo le ofrecí una pequeña sonrisa.

En el camino a casa –unas quince calles-, hablamos sobre la reserva, su tribu, y como solía ser antes, en los tiempos de sus tatarabuelos. Por mi parte, le conté sobre la escuela, mis gustos… de repente me encontré a mi misma contándole cosas personales. Cosas que no creí contarle a nadie nunca. Hablar con él era fácil, sencillo… pacífico.

No había discusiones, no había peleas, solo una charla, risas y una camaradería que no pensé que fuera posible conseguir. Al menos para mí.

A mitad de camino me había quitado el paquete de arroz, y ahora lo arrojaba hacia arriba y lo atrapaba. Tenía buenos reflejos. Casi me desilusioné cuando ví mi casa a lo lejos. Estaba tan entretenida que no lo había notado.

- Llegamos –anuncié en voz baja. Hizo una mueca con la boca.

- Dijiste que vivías lejos –se quejó. Sonreí. Él tampoco quería irse. No era mi imaginación.

Cuando me entregó el paquete, rocé su mano con la mía, pero él no lo soltó.

- ¿No vas a besarme? –me preguntó en tono jodidamente sensual. Me sonrojé de nuevo, sintiéndome tonta por no tener las agallas para hacerlo, y negué con la cabeza. Asintió y lo soltó. Di media vuelta y un paso en dirección a mi casa.

- Laly… -me llamó. Volteé para mirarlo, y de repente sus labios estaban sobre los míos. Un beso dulce, sencillo. Sentí la sangre bullir en mis venas, y cuando alejó un poco su boca, yo acorté la distancia de nuevo. No quería que se acabara. Quería que durara por siempre. Pasé mis brazos alrededor de su cuello y lo atraje hacia mí. Era automático, instintivo. Mis nervios se disiparon y desaparecieron mientras él movía sus labios contra los míos con mas seguridad que antes.

Cuando me alejé, estaba sonriendo. Sus manos habían quedado apoyadas en mi cintura, y las mias en su nuca. El paquete de arroz en el suelo. No recordaba cuándo se había caído.

Me separé de él en contra de mi voluntad, y lo levantó para entregármelo. Sonreí como boba y caminé hacia adentro.

- Oye Laly…

- ¿Sí?

- Aún me debes un beso –sonrió.

- ¿Y como le llamas a lo que acaba de pasar? –negó con la cabeza.

- Ese te lo di yo a ti –aclaró. Le devolví la sonrisa.

- Creo que cambiaré de tienda –murmuré. Su sonrisa se ensanchó.

- Te espero mañana… -cuando entré, ya nada me importaba. Ni la rabieta de mi madre por lo mucho que había tardado, ni la amenaza de que me quitaran mi laptop… solo podía pensar en él… y en mi deuda.

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Te adoro, divina, besotes!!!

8 comentarios:

  1. jajajajajaajaaa si, seguro andas enojada pero fue CASI sin querer......... jajajaaj (cara sonrojada/ FALSA DE HECHO jajajaja) WOW WOW WOW WOW!!!!!! Dios, me describes mejor que yo misma jajajjajajajjaa

    LO AME LO AME LO AME LO AME!!!!!!!!!!! Quedo asombrosoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!! eres una genia!!!! te quiero mucho divina...

    y como que no es mucho??? con este OS se que realmente me conoces, que sabes mi pensar y las cosas que diria y eso vale mas que universo entero solito para con Taylor Lautner encerrada en un calefactor desnuditos pagando mi deuda siendo su prosituta ajaajajaajaajjajajajajajjaaj dios, ojala que nadie lea esto... jajajjajaajaj

    Te adoro divina!!!!!!!!! Gracias y dios, se que no es suficiente pero MUCHAS GRACIAS!!!!! Hiciste que empezara este cumpleaños divinamente asombrosoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!

    Besitos, bofetadas, trancasos, aruñazos!!!!!

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  2. hahah ese me encantoooooo tan sencillo pero tan lindo hermoso One shot naty ^^ ers una excelente escritora me gusto la trama =) besos , y mixxi happy b-day linda ^^ beshos lobita

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  3. oye muy buen fic (como siempre)
    pero ups lo olvide
    pero, feliz cumpleaños Mixxi etto... etto
    naty no acabe cambie el final de capi por eso no lo he subido

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  4. Hay vá
    madre mia si que eras tu Michii, cariño es que te imagine en esas letras como si lo hubieses escrito tu misma, y que hot tu Jake,ajajjaja
    y si cariño lei lo del calefactor y lo de.... jajajajajajaj, no sufras que yo seria la puta perfecta en brazos de mi Edward , jajajjajajaj
    un beso mi reina y felicidades, que no sabia que era tu cumple pero eso se arregla enseguida, te querre siempre mi niña y que cumplas muchos mas

    siempre contigo
    Feliz cumple
    Irene Comendador

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  5. NAty me encantó... tan dulce y tierno ese Jake... Mixxi desee ser la que tuviese que ir por el arroz!!! ¡Feliz cumple! Dios es que amé este OS y sip ley tu coment Mix... pero no sufras quién sabe de lo que seriamos capaces... jajajaja
    Besos
    ELE

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  6. Te quedo perfecto su me imagine a Mixxi y todo ... y mas con el fucking!!! yaa yo quisiera tener una deuda asiiii!!! enserio estuvo genial!!!
    feliz cumple mix

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  7. Ey,yo hice una historia con Taylor Lautner mi msn angeliforever@hotmail.com. es increible tiene 300 paginas....! una verdadera historia de amor....chicas

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...