viernes, 6 de agosto de 2010

Instintos Peligrosos - Cap 2 - Naty celeste


Summary: Qué hubiera pasado si los papeles se hubieran invertido?

Disclaimer: Los personajes son de la grandiosa Stephenie Meyer, y la historia es mía =D

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Capítulo 2 Sustituta

Cuando Bella estuvo de nuevo al volante, lo primero que hizo fue suspirar satisfecha. Hacía mucho que no sentía la sed tan calmada, tan ausente. Luego miró al asiento del acompañante y tomó el celular de Belinda para ver los últimos números marcados. Uno estaba almacenado en la memoria como “Hotel Forks”.

- Que original –murmuró mientras apretaba el descolorido botón verde para llamar.

- “Hotel Forks” ¿en qué puedo ayudarlo? –respondió una voz gangosa de hombre al otro lado de la línea. Bella rebuscó en la billetera que conservaba a un lado de su asiento y sacó la identificación rápidamente.

- Buenas noches. Soy Belinda Stahl, tengo una reservación –se presentó. La voz tardó unos segundos en responder.

- Sí, Señorita Stahl, aquí la tengo.

- Perfecto… estoy en camino, pero se me olvidó la dirección… ¿podría repetirme las indicaciones, por favor?

- Por supuesto –contestó con cortesía el chico, para luego decirle exactamente las calles por las que debía conducir para llegar al hotel.

Una vez encontrada la primera referencia, el camino era pan comido. Aparcó en el pequeño estacionamiento del lugar y contempló el edificio de reojo antes de bajarse del carro. Era de un pálido y repugnante color verde que le parecía increíblemente redundante en ese paisaje. Los árboles que lo rodeaban casi parecían parte de su fachada clara y plana. Tomó su bolso y sacó un par de lentes de contacto para no delatarse con las personas que la verían en el hotel.

Se los puso rápidamente y salió del carro. Ya no llovía, pero a pesar de que la noche no era de las peores, no podía verse ni un alma en todo el pueblo. Eso era bueno, significaba que casi nadie la molestaría. No necesitaba mirones ni chismosos.

- Hola –murmuró con una gran sonrisa falsa al encargado después de entrar. Por sus facciones, parecía adolescente. “Genial” pensó. Así no notaría que no le presentaba una identificación.

- Buenas noches –el muchacho tartamudeó cuando ella se abrió el abrigo y sacudió su cabello húmedo con una mano.

- Soy Belinda Stahl –se presentó de nuevo, aun sonriendo. El encargado se quedó con la boca abierta sin responder por casi un minuto entero-. Estoy aquí por mi habitación… -murmuró ella fingiendo bajar la mirada con timidez después de un rato. De verdad le cansaban los impedimentos de los humanos. Incluso en casos como estos, cuando era capaz de usarlos para su beneficio.

- ¡Oh, sí! Lo siento mucho –respondió finalmente mientras se sonrojaba. Ella se acercó al mostrador y apoyó los codos ahí para distraerlo un poco más.

- No te preocupes –respondió mirándolo a través de las pestañas con el color de sus ojos alterado, para parecer de un muy normal café oscuro. Por un momento pensó en la reacción que tendría el muchacho de ver el verdadero color de sus ojos, y tuvo que recordarse que estaba actuando antes de que una carcajada involuntaria se le escapara. En lugar de eso se frotó las manos una con la otra y simuló calentárselas con la boca. El muchacho miró el movimiento y se apresuró a buscar la información en el ordenador pasado de moda, justo como ella pensó que haría al verla intentando mantenerse en calor.

- Usted es la profesora sustituta ¿verdad? –comentó el muchacho en tono de conversación. Bella apretó los dientes: eso significaba que debería fingir que mantenía ese trabajo por quién sabía cuánto tiempo. Sintió la necesidad de gruñir ante lo tedioso de pretender algo tan… normal, pero mantuvo la sonrisa y asintió con la cabeza-. No parece… que tenga edad… -murmuró dudoso.

Ella soltó una risa fingida y bajó la mirada.

- Gracias… -susurró, en un tono lo suficientemente amable como para no sobresaltarlo, pero también lo suficientemente seco como para detener la conversación. Conor, el encargado, le ofreció una rápida sonrisa y luego se sintió un poco incómodo por el silencio.

- Está en la habitación número 4, señorita Stahl -anunció. La hermosa muchacha asintió y se lo quedó mirando, esperando a que le explicara cómo llegar a ella-. Es justo la del extremo de las tres de la planta baja –murmuró más tarde cuando el ceño de Bella se empezó a fruncir de frustración.

- Perfecto –murmuró intentando fingir gratitud, y acto seguido dio media vuelta y se dirigió a la puerta. Al salir no pudo evitar poner los ojos en blanco. Todos los humanos eran iguales: lujuriosos, lentos, idiotas y débiles.

Se dirigió a su habitación y encendió el viejo televisor mientras se dejaba caer en la cama. Unas cuantas horas después ya estaba tan aburrida, que se veía tentada a matar a alguien con el simple y único propósito de que algo sucediera. Suspiró frustrada… decepcionada de sí misma de que un pueblo como ese pudiera atraerla.

Se puso de pie y apagó el televisor esforzándose por no aventar el control remoto a la pantalla y salió de la habitación. El sol estaba comenzando a salir, pero eso apenas podía notarse, ya que la dulce y gruesa capa de nueves cubría todo el lugar de su luz. Caminó a paso humano hasta el automóvil -que ahora le pertenecía- y tomó su maleta del asiento de atrás. De reojo notó el celular de Belinda en el asiento delantero. Lo tomó y lo guardó en el bolsillo de su pantalón distraídamente.

Cuando entró a la habitación, abrió su maleta y rebuscó dentro en busca de algún libro que leer. De seguro sería mejor que lo que pasaban en los canales que le ofrecía ese hotel de última categoría. De seguro podría relatar Cumbres Borrascosas de principio a fin, pero de todos modos lo tomó y se recostó de nuevo para leerlo una vez más. Las palabras “nada mejor que hacer” se asomarían por la cabeza de cualquiera que la observara en ese momento.

En el capítulo tres, el celular que traía comenzó a sonar. Hizo el libro a un lado y quitó el aparato del bolsillo para observarlo. El número no estaba registrado. Se encogió de hombros y presionó “responder”.

- ¿Hola? –preguntó.

- ¿Señorita Stahl? –preguntó una voz rasposa de hombre.

- Ajá –respondió sin levantar mucho la voz.

- Buenos días –parecía hablar le suponía un gran esfuerzo-. Soy el profesor Banner, hablamos hace unos días.

- Sí, claro –murmuró Bella desconcertada.

- Siento molestarla tan temprano, pero –se aclaró la garganta penosamente- creo que no podré ir al trabajo tampoco hoy.

- Oh… -murmuró Bella, esperando que se explicara.

- Como le comenté ayer por la mañana, la operación estaba programada para mañana. Pero acaba de llamarme el doctor para informarme de un turno abierto el día de hoy.

- ¿Y? –respondió comenzando a cansarse de la tediosa voz áspera del hombre.

- Si usted está disponible hoy –hizo una pausa- ¿cree que podría… cubrirme también? –murmuró.

La vampiresa sopesó la idea por un momento y se acercó a la ventana para levantar la cortina un poco. El sol no saldría el día de hoy, y cualquier cosa era mejor que la nada en la que se había sumergido.

- Claro, no se preocupe –respondió en un tono amable y acordó en una corta charla el horario. Al fin y el cabo, nada podía ser peor que mirar el techo todo el maldito día. Cuando cortó la comunicación, tenía casi dos horas para prepararse. Entraría a las nueve.

Se dio una rápida ducha y se preparó con un atuendo semi-formal para la clase. Le tomó pocos minutos llegar al Instituto. Era fácil manejarse por el pueblo, ya que no era de grandes dimensiones.

Aparcó el automóvil cerca de la oficina de información y se presentó -como Belinda Stahl, por supuesto. Un informe le indicó los diversos temas que debía dar en clase y a donde debía dirigirse. Todos los temas eran pan comido, y de todos modos, solo tenía que sentarse y dejar que los alumnos leyeran sus libros de texto. No pensaba explicarles una y otra vez a un montón de ignorantes, las diferentes partes de las células.

Todo era increíblemente fácil. Decía los temas que debían leer, parándose frente al curso con la frente en alto y los lentes de contacto, y todos tendían a obedecer. Sólo debía contestar un par de preguntas de vez en cuando, nada que no pudiera manejar. La hora del almuerzo pasó con rapidez mientras Bella se sumergía en uno de los libros de texto que había sacado de la biblioteca escolar. No era de sus favoritos, pero al menos la entretendría. Al sonar la campana, no apartó la vista de las gastadas páginas.

No lo hizo, hasta que tuvo que hacerlo. Un atrayente perfume se coló por el cuarto como si siempre hubiera estado ahí: limpio, delicioso, masculino. Sintió su boca llenándose de veneno al subir la mirada y buscar al que de seguro sería su próxima presa. Paseó los ojos por el salón de forma apresurada: uno de los alumnos la observaba atentamente… muy atentamente.

Tenía los ojos muy abiertos, unos grandes ojos verdes en una piel ligeramente bronceada. Bella tuvo que recordarse a sí misma que estaba en un salón lleno de estudiantes para contener el impulso de acercársele justo entonces. Tragó con dificultad mientras sentía su garganta arder con el deseo y la sed, pero a pesar de que se obligó a mantenerse en su asiento, estaba segura de que la forma en que lo miraba no era normal… de todos modos no podía dejar de hacerlo.

Esperó unos segundos a que él finalmente bajara la vista. Notó una leve sonrisa extendiéndose por la boca del chico, que ahora pretendía mirar con demasiada atención su libro de texto, y tuvo que morderse el labio con fuerza para controlarse. No tenía idea de lo que era, pero casi no podía evitar el impulso de acercarse a él.

El fuerte sonido de la segunda campana la sobresaltó y se puso de pie rápidamente.

- Clase –dijo en voz alta luego de aclararse la garganta. Todos se sentaron en sus escritorios y la miraron con atención-. Soy la Profesora Stahl –se presentó paseando sus ojos por los asientos-. Estaré reemplazando al Señor Banner por unos días –anunció.

Simplemente no pudo evitar cuando su mirada se desvió hacia el estudiante de la primera fila. Él la miraba atentamente, claro que sí… pero no exactamente a sus ojos. La frase de la vampiresa perdió su tono y se transformó en un balbuceo cuando sintió los penetrantes ojos del muchacho en sus labios. Los relamió inconscientemente y notó cómo él se removía en su asiento y se aclaraba la garganta. No pudo evitar sonreír para sí misma. Él no era diferente a todos los otros. No sería difícil hacerlo caer en sus redes.

Volteó para escribir “su” nombre en la pizarra mientras decía el capítulo en el que deberían concentrarse el resto de la clase. Cuando volteó la cabeza distraídamente, descubrió al muchacho mirando sus piernas. Tragó en seco y se aclaró la garganta en un intento de aclarar su mente. De verdad no sabía lo que le pasaba: con el tiempo que llevaba como vampiresa, se había acostumbrado a que la miraran… pero sentía que nunca nadie la había mirado de esa forma.

Tardó varios segundos en reaccionar, a pesar de que él había bajado la vista en cuanto ella lo había atrapado mirándola. Sin embargo, sus ojos… su mirada se había quedado grabada detrás de sus párpados. Luego de unos segundos se movió lentamente hasta su escritorio y se sentó detrás de él intentando permanecer tranquila. Tenía que pensar un poco en la vida que estaba intentado llevar.

Tenía que considerar que si lo tomaba como presa, no pasaría mucho tiempo antes de que se viera demasiado tentada por él. Obviamente terminaría por matarlo, pero no podía darse ese lujo tan rápido si quería permanecer en el pueblo de la escasa luz solar.

Por su parte, él simplemente no podía dejar de observarla. La nueva profesora se veía increíblemente joven para la edad que se suponía que tuviera. Suspiró profundamente y se removió incómodo una vez más, intentando que dejara de afectarle a tal grado la forma en la que ella jugaba distraídamente con un lápiz entre sus dedos. No había vuelto a subir la mirada desde que lo había atrapado mirándola. “De seguro la hice sentir incómoda” pensaba para sus adentros. Pero ¿quién podría culparlo? Después de todo, no era más que un adolescente.

- Profesora… -murmuró sin realmente pensarlo. La sangre le volvió a bullir en las venas cuando la hermosa criatura que contemplaba levantó la vista para mirarlo. Se mordió el labio y tragó en seco. Ella esperaba que continuara. Y definitivamente no podía decirle algo como “lo siento, solo quería que me mirara”-. Tengo una duda –murmuró en lugar de eso, intentando buscar algo en lo que podría sentirse confundido, además de lo que le provocaba el curvilíneo cuerpo de su nueva profesora.

- ¿Sí? –respondió ella poniéndose de pie, aliviada de por fin ser capaz de acercarse. Se sentía bien hacerlo. Él la atraía de una forma extraña, como si de imanes se tratara… o quizás como la gravedad. El corazón del chico comenzó a latir muy rápidamente cuando la vio acercándose despacio hacia su pupitre. En parte por la forma en la que sus caderas se movían al caminar, en parte porque nada se le ocurría para preguntarle. La vio mordiéndose el labio mientras se acercaba y tuvo que contenerse de soltar un quejido, no creía que una mujer pudiera verse tan condenadamente sexy.

Ella estaba más que consciente de que todas las miradas del salón la seguían, pero sólo pudo sentir la ausencia de la del muchacho de grandes ojos verdes cuando éste bajó la vista hacia su libro de texto. Él buscaba desesperadamente algo que pudiera preguntarle: una excusa para tenerla cerca, antes de que lo tomara por idiota y se alejara.

“Perfecto” pensó al leer el título de la página en la que tenía el libro abierto. Las letras negras anunciaban la explicación del ciclo de Krebs. No tenía ni idea de si ese era el capítulo que se suponía que estuviera leyendo, pero no pudo importarle menos. Al menos era algo que decir.

Pero claro que todo fue en vano cuando la mujer se le acercó. Porque no había otro calificativo para ella: no era una simple muchacha, no era una chica, era una mujer. Aspiró con fuerza cuando ella se inclinó para pretender acercarse al libro de texto, y su perfume lo golpeó en el rostro. Tuvo que contenerse de nuevo, de lo contrario ya hubiera soltado un gemido por la sensación.

Tragó en seco y levantó la vista para mirarla, sabiendo perfectamente que no resultaría nada bueno de hacerlo. Las manos le temblaron cuando la notó tan cerca de su cuerpo, de su rostro. Ella se mordía el labio intentando contener la sensación que le provocaba el calor que emanaba el muchacho, e intentó con todas sus fuerzas dejar de respirar. Quizás si no sentía su atrayente y masculino perfume, le sería más fácil disimular.

- ¿Qué…? –comenzó a preguntar, pero la interrumpió el sonido de la campana. Se incorporó de un salto mientras escuchaba el ruido que provocaban los estudiantes levantándose, y caminó hasta el escritorio, hablando sin mirar al chico de la primera fila-. Bueno, creo que será para la próxima –murmuró fingiendo una patética sonrisa. Él se imaginó tantos significados para esa simple frase, que la cabeza comenzó a darle vueltas. O quizás solo eran los restos del efecto que el perfume de la profesora había tenido en él.

Bella intentó concentrarse en acomodar los papeles del escritorio mientras el salón iba quedando vacío poco a poco. Las mundanas charlas, que hubiera podido escuchar a kilómetros, simplemente no llegaban a sus oídos. Todo lo que escuchaba era el latido del corazón que había tenido tan cerca hacía apenas unos segundos. Lo escuchaba recogiendo sus libros perezosamente, y sentía su mirada sobre ella. Se mordió el labio y volteó para borrar la pizarra, solo para tener algo que hacer.

- ¿Señorita Stahl? –preguntó la voz. Ya no había nadie más en el salón. Había pasado casi un minuto completo desde que todos los demás se habían ido, y él no podía evitar el impulso de acercarse a la Diosa que le regalaba su presencia. Quería sentir de nuevo su perfume, comprobar que tal cosa no había sido solo su imaginación.

Bella volteó para encararlo y lo notó cerca, muy cerca. Y de nuevo la observaba fijamente con esos penetrantes ojos. Se mordió el labio y lo observó relamiéndose los suyos. Jamás había visto tato deseo en una mirada… ni siquiera en sus demás presas.

- ¿Sí? –preguntó de nuevo cuando demasiado tiempo pasó sin que nada se escuchara. En lugar de hablar, él dio un paso hacia adelante, acercándose aún más a su cuerpo e inhaló aire, suspirando profundamente. Cerró los ojos por solo un momento y los músculos de su mandíbula se tensaron.

- Solo me preguntaba si vendría mañana –dijo en tono bastante formal. Demasiado si se tenía en cuenta la forma en que la miraba… aún más si se consideraba lo que pasaba por su cabeza.

- Claro… -murmuró ella en respuesta, dejando la frase inacabada en busca de un nombre.

- Edward –proporcionó él-. Edward Cullen.

Ella le sonrió y pensó seriamente en dejarse llevar por el momento en ese salón vacío… pero la campana sonó antes de lo que ambos pensaron, y con un respigo ambos se separaron. Edward no había notado que se hubieran acercado tanto. Tan cerca… y sin embargo tan lejos. ¡Una profesora! ¿Cómo podía estar tan loco por una profesora? Apretó los puños y se alejó un poco más intentando recuperar el control de sí mismo. De verdad no resultaba fácil teniendo a esa fémina cerca. Sería la perdición para su impecable historia académica si se permitía a sí mismo dejarse llevar. Asintió con la cabeza una vez, con los ojos apuntando a un costado de la cabeza de Bella.

- La veré mañana –murmuró mientras se alejaba. Al salir al pasillo el aire fresco le despejó la cabeza, pero su corazón continuaba palpitando como si intentara hacerse notar dentro de su pecho. No era posible que se comportara de esa manera. Siempre se había considerado a sí mismo como un hombre de escrúpulos, de buena moral. Apoyó la espalda contra un casillero y cerró los ojos respirando profundamente. La imagen de la nueva profesora se coló detrás de sus párpados y gruñó sin poder evitarlo. Su moral sí que estaría en peligro si continuaba cerca de esa mujer.

15 comentarios:

  1. hay hay hay siiii!!! me ecantaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. Madre mia, es perfecto, y ya esoty deseando la siguiente clase, y como lo hara Bella para no comerselo, porque nena yo me lo hubiese comido ya, ajajjaj, hombre quias no de la forma que lo hace un vampiro normal, pero de la forma.....
    ajajajajjajjaaj
    bueno un beso y espero impaciente el siguiente capi
    Irene

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  3. te quedo perfecto Nat, me encanto♥ jajaajjaja, fue raro ver a Bella como la profe y a edward como el estudiante "inocente".... jojojojo!

    no dudes de ti gr*

    Beshoss!!
    Te kelo bitch!

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  4. mmm... no ma me encanto0o0o0o0o!!!
    haces cosas super padres las aadoro!!!!
    estan supr!!!

    besitos!!!

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  5. ay! de fabula simplemente genial pero como le va a hacer para no comerselo?
    y ahy que mente la de edward eh! aparentemente inocente
    jejejeje XP

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  6. Hum; piensoo qq Edward no tiene tantas opurtuniades siendo Bella prfesora pero woow esta geniial haha

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  7. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me ecanttttoooooo me enamore cuando volves a subir esta novee???? me encanto por fas subi pronto

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  8. Naty!!! Diooos esa Bella se ve que es cosa seriaaa jajajja me encantooo claro que si esto se pon e interesante cuanto mas durara Bella nuestra Bella pasandose por profe y que sucedera con Ed niña me dejas imaginano miles de cosaas .... aaaaaaaaaaaaaaaa abrazos

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  9. wwooaaaa dioss estaa superrr me enkantaaa muero por leer el siguientee kaapppii mee fasinaaa team robsten and team edybell forever :D

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  10. woa!!!!!!!!!!!!!
    me encanta esta historia, que mas!!!!!!!!!!!
    estoy super picada
    siguiente capitulo porfiz
    y rapido que muero

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  11. o.O
    jajaja
    me a encantado
    ninguno de los dos se pueden contener
    jajaja
    pobres xD!!
    SIGUELA!!
    jaja bueno bye cdt
    pasate por mi nove!!
    noche sin luna

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  12. wow
    ke ...mmm... raro!
    cuantos años tiene bella?
    me refiero a humanos! ske el es un adolecente!
    por dios jajja pero un adolecente sexy!
    jajaj
    sta genial la historia
    me encanta, la historia se voltea, eso me gusta!
    jajaja
    bueno, besos
    chao

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  13. hola kororo!
    me encanta la forma tan inocente que aparenta edward...ay va los olores...bella es mala, muy mala...no como el edward de sm.

    por favor sigue la historia...es muy linda

    auuu grite a la luna hacia el hermoso jared (si dices q jake es tuyo xp)

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  14. Y mi porra dice:
    "Que lo muerda, que lo muerda. Que se lo coma, que se lo coma, que me lo preste, que me lo preste" XD
    Uuy, va bien la historia... Accion accion, accion!!! XD

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  15. Beu q buena porra jajaja
    me gusta mucha la historia auuuuuuuuu!!


    sigue es genial:)

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...