sábado, 17 de julio de 2010

Herencia Maldita - Cap 11 - Naty Celeste

Disclaimer: La Saga Twilight y los personajes originales son de la increíble Sthephenie Meyer, los personajes adicionales y la historia son mias (ojalá eso no sea algo malo XD)

Summary: El nunca quiso esto, todo lo que deseaba era ser normal, pero eso no era lo que el destino le deparaba al hijo de una híbrida y un licántropo.

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Capítulo 11 Viaje

El viaje realmente no duraría mucho. Sólo serían unas cuantas horas hasta la casa de mi familia. No llamé para anunciar nuestra llegada. Sabía perfectamente dónde vivía cada pareja y no quería tener que dar explicaciones por teléfono. Además, estaba seguro de que Alice organizaría algo si sabía que iríamos, y no planeaba soportar una fiesta de bienvenida ni nada por el estilo. Estar fuera de su campo de visión sí era una ventaja en ese aspecto.

Me sorprendió lo diametralmente distinto que este viaje en avión era en comparación con el último que había hecho. Ahora Meg descansaba con la cabeza apoyada en mi pecho, quizás quedándose dormida. Detestaba los aviones mucho más que yo, pero como era de esperarse, no lo dijo hasta que le pregunté por qué temblaba en su asiento.

Pasé unos veinte minutos tranquilizándola. Era irónico, sabiendo lo mucho que había detestado yo este tipo de viajes. Claro que por razones muy diferentes a las suyas. Ella jamás había tenido que preocuparse por causar una masacre por encontrarse con tantos humanos en un espacio tan reducido.

La aeromoza se me acercó y me sonrió con amabilidad. Intenté escuchar lo que pensaba, siendo consciente de que su expresión era como una máscara que su trabajo le obligaba a usar, pero no fui capaz de escuchar ni el más mínimo sonido.

- ¿Desearía que le trajera una manta, señor? -susurró en voz casi inaudible. Le devolví la sonrisa y señalé a Meg para que le trajera una a ella. No quería que pasara frío durante la noche.

Después de un par de horas cerré los ojos e intenté dormir un poco, pero el peso sobre mi corazón me lo impedía. No podía pensar en otra cosa que no fuera la incertidumbre de lo que nos esperaba. Intentaba aferrarme a la idea de que todo saldría bien, pero en realidad estaba aterrado. No podía dejar de imaginarme a Meg huyendo de mi familia, asustada y temerosa al comprender mi verdadera naturaleza.

Me mordí el labio para no quejarme, las manos me temblaron y mis dientes rechinaron cuando me imaginé a Meg huyendo de ellos… de nosotros… de mí. Decidí concentrarme en su respiración para ser capaz de calmarme. Me había probado más de una vez que no me tenía miedo, y de verdad debía confiar en ella. Confiar en que sabía que yo preferiría morir antes que hacerle daño.

- Will… -sentí su mano en mi rostro y abrí los ojos con pesadez. Después de todo, parecía que sí me había quedado dormido. Pestañeé para aclarar mi vista y enfocarla en ella-. Ya llegamos -murmuró. Le sonreí forzadamente y me aclaré la garganta antes de mirar hacia afuera. Ya estábamos en tierra… estábamos en casa.

*****

Miré de reojo a Meg en el asiento del acompañante y tragué en seco por su expresión. Definitivamente tendría que preguntarle a Carlisle porqué ya no era capaz de leer mentes. Era una sensación tan extraña intentarlo sin tener éxito…

Ahora estábamos en el auto que habíamos alquilado. Su semblante se veía tenso y sus manos no paraban de retorcer en un nudo la tela de su abrigo. De verdad parecía incomoda. Estiré mi mano para tomar las de ella y sus puños se abrieron para recibirme. Su piel se sentía fría en comparación con la mía. Sus dedos se entrelazaron con los míos, pero su ceño se frunció aún más, y se mordió el labio, nerviosa.

Suspiré y detuve el auto a un lado de la autopista. Necesitaba saber qué le molestaba, la curiosidad me aguijoneaba el estómago y la cabeza de una forma verdaderamente insoportable. Volteé en mi asiento para mirarla. La observé por un largo minuto antes de que suspirara y finalmente levantara la vista de nuestras manos.

- No te preocupes, todo va a estar bien -susurré más para mí mismo que para ella. Negó con la cabeza-. ¿Qué te sucede? -pregunté. La escuché tragar saliva mientras su vista volvía a nuestras manos.

Se mordió el labio y luego suspiró profundamente. Analicé su expresión por un momento.

- No tienes por qué tener miedo -susurré cuando lo entendí. Era lógico que temiera ir de visita a un lugar lleno de criaturas sobrenaturales-. No te harán daño, te lo prometo -le aseguré-. No te llevaría con ellos si pensara en algún nivel que resultaría peligroso para ti.

- No le temo a tu familia, Will -murmuró levantando la vista para que viera cómo ponía los ojos en blanco-. Es solo que… no sé, sólo estoy nerviosa –se encogió de hombros restándole importancia. Me quedé callado, de verdad no quería revivir las imágenes que me pasaban por la cabeza la noche anterior. Quería creer con todas mis fuerzas que ella decía la verdad, que sólo estaba nerviosa, pero había demasiadas cosas que no sabía acerca de nosotros.

El viaje no duraría mucho, y menos a la velocidad que yo solía conducir, así que antes de poner en marcha el motor, suspiré y cerré los ojos un momento.

- Hay algo más que debería contarte antes de llegar… -susurré.

- ¿Qué sucede? -preguntó removiéndose en su asiento para encararme, para que quedáramos enfrentados.

- Los vampiros… algunos vampiros tienen habilidades. Algo más… raras que las del resto -Meg frunció el ceño y me miró con curiosidad, como esperando a que siguiera hablando. Suspiré y me rasqué la cabeza mientras intentaba buscar la forma adecuada de explicárselo-. ¿Has oído hablar de las habilidades extrasensoriales?

Asintió con la cabeza.

- Bueno, es como eso, solo que más latente, más notorio.

- ¿Tu familia puede mover cosas con la mente? -solté una pequeña carcajada.

- No, pero mi abuelo Edward puede leer mentes, y Alice puede ver el futuro -ahora fue Meg la que rió con ganas.

- Hay, por favor… estás de guasa ¿cierto? -hice una mueca y negué con la cabeza. Sus ojos se abrieron como platos-. ¿Es en serio? -levantó la voz.

- Sip.

- ¿Ve el futuro?

- Ajá.

- ¿Y lee mentes? -hice una mueca.

- De hecho… yo también podía hacerlo. Antes -agregué de inmediato.

- ¿Tú también? -casi gritó, y su rostro se tornó carmesí.

- Antes -repetí.

- ¿Hace cuánto que ya no puedes? -preguntó bajando la voz, aunque aún sonaba aguda y estridente.

- Más o menos desde que te conocí –su suspiro de alivio hizo que yo soltara una carcajada. De pronto entendí por qué se había avergonzado, y no podía estar más orgulloso de mi mismo.

- ¿Ha tenido pensamientos impuros últimamente, señorita White? -me burlé. Me golpeó en el hombro con su puño y volvió a sonrojarse mientras su ceño se fruncía. Yo solo me reí con más ganas. Simplemente adoraba la idea.

Después de unos segundos aclaró su garganta para llamar mi atención.

- Ya deja de reírte -me regañó.

- Lo siento, lo siento… -me acerqué y la besé en los labios una vez-. Es sólo que si supieras las cosas que pienso sobre ti… -negué con la cabeza mirándola a los ojos-. Entonces sí tendrías un buen motivo para sonrojarte…

Me reí de nuevo y me acomodé en mi asiento para quitar el freno de mano.

- Entonces -dije en voz un poco más alta mientras ponía de nuevo el auto en marcha-. Estás advertida -dije en un tono teatralmente sombrío-. Mi familia está llena de fenómenos.

Puso los ojos en blanco y volvió a tomar mi mano entre las suyas después de que estabilicé la velocidad del carro.

- Habrá que cuidar lo que pensamos -murmuró después de un segundo. No le respondí. No tenía ni idea si la falta de poderes me afectaba a tal grado. Edward nunca había sido capaz de leerme la mente. Carlisle decía que lo había sacado del lado de Bella. Que podría transformarme en un muy buen escudo si así lo deseaba. Eso era justamente lo que me había permitido permanecer exiliado durante tanto tiempo.

El resto del viaje lo hicimos en silencio, y ambos mantuvimos la vista al frente hasta que apagué el motor y estacioné frente a la entrada del complejo de casas que conformaba la finca Cullen-Black. No salí del auto. Sólo suspiré y apreté los dientes.

- ¿Estás bien? -susurró. Asentí con la cabeza y abrí los ojos para intentar sonreírle. De pronto me sentía increíblemente nervioso… de nuevo. No había visto a mi familia en años y no tenía ni la menor idea de cómo reaccionarían.

Hice un gesto con la cabeza a Meg para que saliéramos y nos bajamos del coche para reunirnos y tomarnos de las manos en frente de él.

- ¿William? -escuché desde dentro de una de las casas. Había una por cada pareja, aunque ahora escuchaba sonidos provenientes de sólo dos de ellas. Quien había hablado era mi abuelo, aunque segundos después de su voz, escuché las de varios miembros de la familia.

- ¿Will? -escuché a mi hermana desde otra dirección y se me formó un nudo en la garganta. No pude evitar sonreír.

- No te asustes, ¿de acuerdo? Son un poco… efusivos -susurré a Meg, que se escondía ligeramente tras mi hombro. La besé en la frente y luego volteé cuando escuché la puerta de mi antiguo hogar. La casa que pertenecía a mi padre y mi madre.

- ¡Lexy! -grité extendiendo mi brazo libre para abrazarla. Estuvo frente a mí en una fracción de segundo. Sentí el pequeño sobresalto de Meg.

- ¡Will! -gritó mi hermanita. La abracé con fuerza todo el tiempo que pude y luego ambos volteamos para ver a los demás salir de la otra casa. Carlisle, Esme, Edward, Bella, Rosalie, Emmett. No estaban todos, pero los presentes se entusiasmaron mucho al verme. Aunque no parecieron reparar demasiado en Meg. Abracé a uno por uno mientras escuchaba los sollozos sin lágrimas y las convencionales expresiones de bienvenida. Se me formó un nudo en la garganta: ciertamente no esperaba esta clase de bienvenida. Esme y Bella me miraban como si fuera posible que se echaran a llorar de un momento a otro. Las frases de afecto duraron varios minutos, pero una vez cesaron, tuve que preguntar por lo obvio.

- ¿Y los demás? -murmuré. Edward habló con la voz seca.

- Renesmee, Jacob, Alice y Jasper fueron de caza. No están lejos -asentí con la cabeza.

- Iré a buscarlos -susurró Rose rápidamente. Le sonreí. Siempre me había llevado de maravilla con ella. Ambos pensábamos de la misma manera con respecto a nuestras razas… o al menos solía ser así.

- Gracias Tía Rose -murmuré-. No te tardes.

En cierta forma me alegraba no tener que enfrentarlos a todos a la vez. Siendo sincero, no me había portado muy bien con la familia. Edward soltó un bufido y yo lo miré de inmediato. Nadie había hablado, y a mí aún me parecía extraño no escuchar a los demás. Estaba a punto de preguntarle qué sucedía, pero Emmett me interrumpió.

- ¿Quién es la nueva? -preguntó jocoso estirando el cogote para ver detrás de mí. Meg me apretó la mano, pero luego salió completamente con la frente en alto. Le sonrió a Emmett, que de inmediato le devolvió la sonrisa.

- Soy Megan… Meg -se presentó. Edward abrió los ojos como platos y luego echó una mirada fugaz a Carlisle, pero éste último no le prestaba atención. Me pregunté si su alarma se debía a lo que Meg pensaba. Ciertamente eso parecía. O quizás tampoco él podía escucharla. Quizás ella también fuera una especie de escudo… alejé las especulaciones por un momento e intenté concentrarme en el presente. Estreché con más fuerza la mano de Meg y le ofrecí una sonrisa por su valentía.

- Es mi impronta -declaré con voz segura. Lexy jadeó, como casi todo el resto. Sólo Edward y Esme me mantuvieron serenos. El primero con el ceño fruncido, y la segunda con una enorme sonrisa. Ambos, aunque en maneras diferentes, bien podrían haber tenido escrito “lo sabía” en sus frentes. Así que el abuelo podía leer la mente -por lo menos- de uno de nosotros.

- A ambos -susurró solo para mí. Nadie más le prestó atención. Ahora Lexy abrazaba a Meg, y Esme y Bella esperaban su turno haciendo preguntas y sonriéndole. Suspiré por su reacción. Tanto la de mi familia como la de Meg, y luego volví a mirar a Ed.

“¿También a mí?” pensé. Asintió con la cabeza. No le preocupaba que los demás se percataran de esta conversación. Todos estaban demasiado distraídos. “Es la primera vez ¿cierto?” pregunté y volvió a asentir. “Sabes que yo no escucho nada, ¿verdad?”. Asintió con la cabeza con expresión pensativa.

- ¿Tienes idea de por qué? -preguntó en voz alta. Yo negué con la cabeza y solté la mano de Meg cuando Emmett la abrazó levantándola del suelo.

- ¡Genial! Carne fresca -bromeó, y aunque yo fruncí el ceño, Meg rió con ganas.

- ¿Por qué no vamos todos adentro? De seguro tienen hambre -sugirió Carlisle, tan atento como siempre, distrayendo mi atención de Emmett.

-¡Claro! -Meg casi gritó y varias personas rieron por su reacción tan efusiva. Volví a tomarla de la mano cuando estuvo libre del abrazo de oso de Em, y luego le pasé un brazo por los hombros. Parecía tener bastante frío. Lexy se colgó de mi otro brazo y nos escoltó hasta adentro. No parecía estar dispuesta a separarse mucho de mí, y en realidad a mí tampoco me apetecía alejarme de su lado. Aunque tenía que admitir que su perfume me resultaba muy empalagoso. Bueno, en realidad toda la familia parecía haberse sumergido en miel y azúcar. Cuando arrugué la nariz al entrar a la casa, entendí a qué se debía el hedor. Era justo como papá siempre lo había descripto: un dulzor espeso que te taladraba los sentidos… era el olor de los vampiros.

Levanté la vista cuando Esme trajo café y galletas hechas en casa y le sonreí con sinceridad. Aún era tan cariñosa como siempre. Me devolvió la sonrisa y luego me abrazó la cabeza y me plantó un beso en la coronilla. Sentí como me ponía colorado cuando Emmett soltó una burla. Lo miré con cara de pocos amigos y luego volví a sonreírle a Esme, que tomó su lugar en el sofá a un lado de Carlisle.

Una tras otra nos bombardearon con preguntas. A veces el ambiente se volvía un poco incómodo, cuando alguien mencionaba mi partida, o preguntaba por qué no había vuelto antes.

- ¿Y por qué volviste? -preguntó Emmett al otro lado de la habitación. Miré a Meg por un segundo.

- Los demás están en camino -Edward me interrumpió mientras buscaba las palabras adecuadas para explicar nuestra visita, mi vuelta a casa. En realidad no estaba muy seguro de cómo explicarlo. Simplemente había sentido que era lo correcto… que era necesario. Levanté la vista hacia él y le sonreí agradecido de no tener que explicar mis errores.

Y luego escuché las pisadas. Todos -o al menos la mayoría- volteamos hacia la puerta prestando atención a la distancia a la que se encontraban. No tardarían demasiado en llegar. No más de unos segundos. Tragué en seco y me puse de pie. Meg se pegó a mi costado y me estrechó la mano con fuerza. Era increíble la forma en la que ella notaba cuándo necesitaba más apoyo. La puerta se abrió finalmente y mi madre entró buscando con la mirada por una milésima de segundo antes de materializarse frente a mí y abrazarme con fuerza.

Ella sí lloraba. Y cada una de sus lágrimas me estaba torturando. Recordé lo que me había dicho Meg hacía unos días. Que ella lo daría todo por ser capaz de pasar un minuto más con su madre, y no pude evitar llorar yo también.

- Lo siento tanto… -susurré contra su cabello y luego la estreché con más fuerza entre mis brazos. Parecía más pequeña de alguna manera. O quizás era que mi perspectiva había cambiado un poco. Levanté la vista y vi a papá de pie en el umbral de la puerta, con las manos metidas en los bolsillos. Nadie estaría más enfadado conmigo que papá. De seguro no había tomado muy bien lo mucho que había sufrido mamá por mi ausencia. Por mi rebeldía.

Alice y Jasper me dieron abrazos un poco más cortos que el de mamá, que nunca se soltó de mi lado, tomándome del mismo brazo al que se aferraba Lexy. Meg se alejó solo un paso de mí. Quizás para darme espacio, quizás para pasar desapercibida, o quizás porque el reencuentro con mi familia era algo que le provocaba demasiados sentimientos encontrados como para presenciarlo tan de cerca. No lo sabía.

Volví a levantar la vista y vi a papá mirando a Edward directamente, aunque no pude voltear para ver su reacción. De verdad se estaba volviendo molesto no saber lo que los demás pensaban. Era algo a lo que estaba muy acostumbrado. Incluso aunque la mayoría del tiempo fuera una tortura, podía volverse muy útil… o adictivo.

Cuando Jasper me soltó, me quedé de pie con un nudo en la boca del estómago. Definitivamente esperaba el rechazo o al menos el reclamo de mi padre. Mantuve la frente alta y apreté los puños para que mis manos dejaran de temblar. Ni siquiera sabía por qué sentía la necesidad de transformarme. Podía ser que fuesen los nervios, o quizás la incertidumbre.

Papá dio un paso hacia mí en la habitación, que se había quedado completamente en silencio. Tragué en seco, pero no me moví. Sentía demasiado miedo de su reacción. No porque fuera a lastimarme, eso no lo habría pensado nunca, sino que sentía miedo de que intentara hacerme entender lo mucho que había dañado a mamá al irme.

- Renesmee no fue la única a la que lastimaste -murmuró Edward con los dientes apretados. No volteé a mirarlo. Solo suspiré profundamente.

- Lo sé -susurré. Papá paseaba la vista de Ed a mí, y luego a Meg, una y otra vez. Podía ver en sus ojos que sabía lo que ella era para mí. Su atención bajó por una fracción a mis manos, que permanecían convertidas en puños, e intenté con todas mis fuerzas detener los temblores. Finalmente tomó aire y relajó los músculos de los brazos.

- Me alegra mucho que hayas vuelto a casa, hijo -sentenció en voz alta y extendió los brazos. Caminé hasta él y lo abracé con fuerza mientras escuchaba a Meg suspirar a mis espaldas.

Me alejé después de un rato y le sonreí a mi padre. Mamá se había movido para quedar a su lado y ahora lo tomaba del brazo. Volteé la cabeza y extendí una mano hacia Meg, que me miraba con los ojos llorosos y una sonrisa dolorosa en el rostro. Avanzó y me tomó la mano para luego acomodarse en mi brazo como mamá estaba haciendo con papá. Casi reí al notar la similitud de sus posiciones.

- Mamá, papá, ella es Meg -sonreí.

- Tu impronta -murmuró mi papá mostrándole una gran sonrisa. Asentí con la cabeza y mamá sonrió también, mirando a Esme. Daba la impresión de que toda la maldita familia había hecho apuestas sobre si yo imprimaría o no.

- Meg, Jacob y Renesmee -los presenté. Mamá la abrazó y a Meg se le escapó una lágrima que limpió rápidamente con el dorso de su mano. Fruncí el ceño de verdad debía ser difícil para ella.

- Bienvenida a la familia, Meg -murmuró mi madre y a mí se me formó un nudo en la garganta. No podría haber dicho algo más acertado. Algo más dulce.

- ¡Oh! -murmuré volteando hacia el resto de la familia- Lo siento, no te dije quiénes eran los demás. Vi a Bella poner los ojos en blanco y Emmett rió con ganas. Ya llevábamos poco más de veinte minutos en la casa y ni siquiera le había dicho a Meg quién era quién.

- De hecho, ya dedujo más de lo que cualquiera hubiera entendido en su lugar -dijo Edward sonriéndole, pero había algo mal con su sonrisa, de alguna forma, se veía forzada, plástica. Las mejillas de Meg se volvieron rosadas, pero una sonrisa se asomó también por su rostro.

- Bueno, tú eres Edward, obviamente -murmuró, y él asintió, alentándola. Meg paseó la vista por la habitación y fue señalando a cada uno mientras decía lo que pensaba-. Bella, si no me equivoco… no te has separado de él desde que llegamos -explicó.

Bella sonrió y Meg continuó.

- A ti te dijo “Rose”, a ti te gritó “Lexy”, y asumo que tú eres Emmett…

- ¡Oh, no es justo! ¿Cómo sabes? -se quejó Em.

- Eres el más grande -murmuró Meg y luego puso los ojos en blanco cuando él soltó una carcajada.

- Carlisle tiene puesta una bata de médico -sonrió y la señaló con la vista-. Y Esme nos trajo las mismas galletas que me contaste que preparaba cuando eras pequeño -Esme mostró una gran sonrisa y ella se la devolvió gustosa.

- ¡Yo soy Alice! -casi gritó mi tía materializándose frente a Meg, que dio un respigo pero luego volvió a relajarse.

- Ya lo sabía -murmuró Edward, y Ali volteó para sacarle la lengua. Meg paseó la vista de nuevo por la habitación, inspeccionando a los que había mencionado.

- Y Jasper -concluyó para luego sonreír de nuevo-. ¿Acerté? -preguntó mirándome.

- De maravilla -murmuré inclinándome para darle un rápido beso en los labios. La observé tornarse carmesí y luego miré a Edward, que fruncía el ceño.

- Abuela ¿te importaría…? -murmuré en la dirección de Bella y ella asintió con la cabeza.

- Buena idea -concedió Ed con la voz un poco incómoda, y Meg me miró curiosa, pero yo negué con la cabeza. Después miró a los demás y habló en un tono que se debatía entre lo formal y lo emotivo:

- Me alegro mucho de conocerlos a todos –mi sonrisa fue de lo más estúpida mientras mi familia le devolvía la amabilidad y la trataba como parte del grupo. Solté un suspiro y miré de reojo a Lexy, que me observaba sonriendo también. Curiosamente, no me hacía falta leerle la mente para saber lo que me decía. Sus ojos gritaban un fuerte y claro “bienvenido a casa”.

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Ya se, ya sé, todo muy color de rosa, no? Bueno, no se preocupen, ya les pongo un par de piedras en el camino (risa malévola) jaja Besos!

13 comentarios:

  1. Gracias por publicar!!! Por favor publica pronto ten piedad de nosotras, jajjaja Besos y me encanto
    el amor que demostraron Reneesme y Jacob a Will por favor actualiza pronto

    BESOS

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  2. gracias x subiirr
    me moria de la intrigaa XD
    sigue asiii, espero el proximoo :D
    bssss

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  3. Woooow; !

    memueroo el capi esta de geniial

    me encanttan todaas la parejittas waa; solo alta Lexy .. haha

    Jake &&' Renesmee so un amor hasta yya mas maduros xD &6' Edd &&' Bell'z uff ni se digaa hahah xD

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  4. Hay naty me encantpo como describiste a las parejas. Parece que todo sigue igual a pesar de que se supone han pasado ya varios años.

    y ¿piedras en el camino??? PLISS, No muy grandes jajaja. Saudos.

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  5. ohhhh...........que paso ahora
    que leyo edward en meg
    que penso!!!!!!!!!!
    no nooooo
    quiere que esten bie y felices
    pero me encanta que alargues la historia
    esta hermosa
    eres un genio naty
    besos muak

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  6. POr qué ya no lee mentes!?!?
    Acaso Meg le debilita el poder!?
    Dios, Dios, Dios!!!

    XD

    Quiero saber más mi Naty!
    Y si, ponle baches en la autopista .... :P

    BL's xoxo

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  7. que se trae meg que es que es que es ... u n loba , vampira, bruhja hada, sirena, cornte, maga, harry potter que es???????NAty cada vez me dejas mas intigada
    ah que lindo reencuentroooo

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  8. ¡Amor! Qué lindo recibimiento de los Cullen! Ahhhh mi pobre Nessie, sufriendo por su bebé y huyyyyy esas reaciones de Edward con Meg, no me gustan nada... ¿Por qué seran? XDDDDD

    Me hago la tonta... Lalala XD

    Te amo divina, eres lo mejor de lo mejor de mi vida.

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  9. Hola! Que estara pensando Meg para que Edward lo mire asi???
    Y este Emmett boludo como siempre ajjajaja!!!!

    Un beso, Naty H.

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  10. MUY BUENOOOOO NATYYYYY..!!!
    EL CAPITULO HA ESTADO GENIALLL..
    HERMOSO EL RECIBIMIENTO DE PARTE DE LOS CULLEN Y DE LOS BLACKK..
    ESPERO QUE TODO MEJORE Y QUE WILL Y MEG DECIDAN QUEDARSE UN TIEMPO JUNTOS CON ELLOSS...ASI PUEDEN RECUPERAR TIEMPO PERDIDOO.
    AHORAAA...YO SABIA EN SU MOMENTO O LO SUPUSE DE QUE CON MEG PASABA ALGO RAROOO Y NO SE QUEE..PERO EDWARD SABE ALGO Y TODAVIA NO LO QUIERE DECIR JAJAJJAA..

    VEREMOS QUE PASA EN EL PROXIMO CAPITULO..!!1
    BESOS ENORMES..!!!

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  11. haypor fin la familia unida sisisisisisi me encantoooooo

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  12. Bueno, esa Meg, algo ha de ser, si no el pobre de Edward no hubiera reaccionado asi, por favoooorrrrr!!!!! q es????

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  13. hola hola
    no no y no no mas piedras en su camino ya sufrio bastante esos cinco años no crees?
    pero aparte que lindo que tierno que todo ay
    sayo
    cuidate te quiero

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...