jueves, 27 de agosto de 2009

Jake y Nessie "La compensación - parte 01" -Naty Celeste

Disclaimer: Jake y Nessie son de Stephenie Meyer y la historia es de Naty Celeste ADVERTENCIA: Lemmon!! sobre aviso no hay engaño


La compensación - parte 01

Estaba cocinando un par de cosas. No es mi fuerte, pero bueno, de alguna forma tenia que compensar a mi lobito por esa espectacular noche de hace un par de días…

De solo pensarlo, ya se me hace agua la boca. Sus manos, su tacto suave pero seguro, su cuerpo…

Creo que siento olor a quemado, de que…? La cena! Siempre termino haciendo lo mismo, es que tengo toda la intención de cocinar, pero después mi mente se pone a divagar y pierdo la noción del tiempo, y del espacio, y de la gente que me rodea, etc., etc.

Bueno, la carne puede salvarse, solo un poquito de quemado en la parte de abajo. A Jake seguro no le importará. Al menos si sabe que yo lo preparé. Se comería un pastel de barro si sabe que yo lo preparé. De hecho, una vez lo hizo, cuando yo tenía tres o cuatro años de apariencia. Me reí para mis adentros cuando recordé la forma en la que dijo “si, está muy rico”. De verdad parecía sincero.

Dejé la carne dentro de la cacerola, para que no se enfriara demasiado y las papas envueltas en papel aluminio en el horno, a fuego muy lento para que no se pasaran mientras me arreglaba. Todavía tenía que ducharme, peinarme, maquillarme y vestirme, y solo me quedaban dos horas antes de que Jake volviera de patrullar.

Rápidamente me desvestí y me metí en la ducha. El agua estaba muy caliente, no me quemaba, no me quemo tan fácilmente, pero el contacto me recordó a las caricias de Jake. Sé que no es mucho, pero no lo veo desde ayer a la tarde, cuando fuimos al cine con Seth, Embry, Quil y Claire. Después de la película tuvo que irse a patrullar, y alternó entre eso y dormir desde entonces. Siempre nos las arreglamos para vernos de a ratitos: cuando él va a comer a su casa, yo lo espero y almorzamos juntos, y cosas así, pero ayer Alice prácticamente me secuestró para ir de compras.

El vestido que planeaba ponerme era nuevo, idea de mi duendecillo preferida. También lo era el vergonzoso conjunto de ropa interior a juego que me hacía sonrojar cada vez que lo veía.

El vestido era rojo, apretado a la altura de los pechos, y con bastante escote, pero suelto de la cadera para abajo, aunque no había mucho “abajo” que digamos, ni siquiera me llegaba a las rodillas.

Intenté protestar, pero Alice sabía muy bien que a Jake le gustaría. Dijo que aunque no pudiera verlo, ella lo sabía, y no hay punto en discutir con Alice. Además, si yo estuviera segura de que a Jacob le gustaría, me vestiría de payaso, delfín y morsa.

Luché contra el impulso de dejar que el agua me recordara demasiado a sus manos. No podía darme el lujo de distraerme de esa forma en este momento. Jake no tardaría en llegar y hoy se trataba de compensarlo a él. Además, ya habría tiempo para este tipo de cosas mas tarde.

Cerré la ducha contra mi voluntad y me dirigí al dormitorio para arreglarme y vestirme. Me puse la… lencería –ni siquiera puedo pensar la palabra sin que se me haga un nudo en la garganta- y luego el vestido. Me sequé el pelo y lo peiné para que se formaran mejor mis bucles naturales, que sabía que le encantaban.

Bueno, creo que eso es todo. Miré la hora. 8:30 pm. Sólo tenía 30 minutos. Su turno terminaba a las 9.

Corrí como loca cuando de repente recordé las papas en el horno y llegué antes que se quemaran totalmente. Definitivamente, soy un caso perdido. Porque no heredé las habilidades culinarias de mi madre y no las de mi abuela Renée?

Bueno, no tiene caso lamentarse, de todas formas, la mayor parte de la comida parecía comestible. Puse la mesa y prendí el par de velas en el centro y alrededor de ella, en el pequeño comedor.

Sabía que Jake no podía telefonearme en el camino, así que hice lo que siempre hacía para saber cuándo se aproximaba. Saqué la cabeza por la ventana y olfateé el aire. Ya podía olerlo, solo faltarían unos tres, o quizá cinco minutos hasta que llegara. También podía decir que venía solo, lo cual era bueno, dado que no le hubiera gustado compartir el postre que le tenía preparado.

Serví la comida y escuché que se acercaba. No tengo tan buen oído como un vampiro o un hombre lobo, pero casi. Así que pude decir cuando sus patas cambiaron a pies a unos 100 metros de la casa. Sonreí mientras lo escuchaba subirse la cremallera del pantalón, ojala no lo hiciera, me ahorraría un paso…

Cuando entró yo estaba parada en medio de la sala, la mesa no podía verse desde la puerta.

Una increíble sonrisa se sumó a la mía mientras nos mirábamos después de tanto tiempo –bueno, al menos parecía mucho-.

-Hola…

Me dijo. Tragó en seco y contuvo el aliento por un segundo. Mi sonrisa se amplió. Después que contesté, soltó el aire moviendo la cabeza a un lado y al otro.

-No puedo creer que estés tan hermosa –Se iba a acercar, pero antes de que pudiera dar un paso completo le dije

-Quieto ahí! –con voz en broma, pero con un tono autoritario.

-Que?, porque? –pregunto medio extrañado, medio irritado por no poder acercarse. Me acerqué a él y le pasé los brazos alrededor del cuello, besándolo en los labios. Me devolvió el beso al tiempo que cerraba distraídamente la puerta a sus espaldas con un pequeño empujón.

-Te tengo una sorpresa. –Le dije sonriendo. Soltó una carcajada gutural y volvió a besarme. Esta vez, metiendo su lengua en mi boca. Estaba seriamente en riesgo de dejarme llevar más de la cuenta. Pero es que no podía resistirme, ansiaba tanto su contacto, sus caricias, sus besos… Subí mi pierna, apretándola contra el costado de su cadera. Soltó un suspiro muy ronco y me estampó contra la pared, apretándose completamente a mi cuerpo y subiendo su mano lentamente desde mi rodilla, dirigiéndose a mi ropa interior. No! Tenía que concentrarme, eso era parte de la sorpresa!

Solté su cabello y puse mi mano en la suya para detenerla. Me alejé de sus labios e intenté distraerlo un poco, para poder seguir con mi plan.

-Sé que puedes oler mi desastrosa cocina a kilómetros de distancia y que sabes exactamente qué te preparé, pero déjame pretender que eso no es cierto, si?

Miró mis ojos, mis labios, mis ojos de nuevo, suspiró y asintió, alejándose de mí. Añoré el calor de su cuerpo contra el mío, pero intenté que no se notara lo mucho que quería tenerlo dentro de mí de nuevo, justo ahora. Aunque puedo jurar que lo notó.

Lo tomé de la mano y le dije “Cierra los ojos” con mi mente. Lo miré hasta asegurarme que lo había hecho y luego un momento más, sólo porque no pude evitar hacerlo. Suspiré profundamente y sus labios se curvaron levemente hacía arriba. Seguro sabía que me lo estaba comiendo con la mirada.

Tiré de su mano para dirigirlo hasta el comedor y lo volví a besar antes de decirle que abriera los ojos.

Había arreglado el comedor de la forma más romántica posible. Como lo hacían en algunas películas viejas. Velas por todos lados, un mantel de seda blanco, pétalos de rosa, copas de champagne y por supuesto, la comida que había preparado, servida en dos platos enfrentados en la mesa cuadrada.

Sus ojos se abrieron y dejó escapar un hermoso suspiro. Casi escuché cuando su mandíbula golpeó contra el piso.

-Ness… esto es increíble, - articuló con los labios en el mismo suspiro, casi sin sonido. Una persona normal no lo hubiera escuchado.

-Te gusta? –pregunté sonriendo, aunque ya sabía la respuesta.

-Me encanta! –contestó con un poco mas de volumen, y me plantó otro beso en los labios- Muchas gracias, hermosura –Agregó en un tono que me derritió completamente. Volví a besarlo. Esta vez fue él quien se alejó, en lo que pareció un enorme esfuerzo por no desviarme de mi cometido.

-Vamos, se enfría la comida. –le sonreí y fuimos a sentarnos. Le dije brevemente lo que se suponía que era lo que tenía en el plato y nos dispusimos a comer. Le faltaba sal, olvidé poner la pimienta y las papas estaban crudas en partes y quemadas en otras y sólo la carne estaba relativamente tolerable.

A pesar de todo, Jake solo habló para decir lo rico que estaba, y lo buena cocinera que era. Puse los ojos en blanco un par de veces, pero parecía que hablaba en serio. Me pregunté brevemente si se lo hubiera comido de haberlo cocinado otra persona, pero supuse que no.

Nos reímos mucho cuando me contó sobre la apuesta que Paul y Quil habían hecho hace un rato, para ver quien podía subirse más arriba de un árbol. El solo imaginarme a esos lobos gigantescos intentando subir a un árbol era increíblemente gracioso.

Cuando terminó de comer –yo solo probé un par de bocados, quería terminar rápido- le pasó el pan al plato y repitió lo rico que estaba. Soltó una carcajada cuando notó que yo lo miraba fijo. Alejó un poco su silla de la mesa y levantó una ceja, como cuestionando mi cordura.

- No es mi culpa, es que no debería ser posible que estés tan bien. –Sonrió y puso sus ojos en blanco al tiempo que decía:

- Por favor! Mira quien habla! Si se trata de estar bien, tu deberías ser ilegal. –Me reí. Definitivamente, Jake no era imparcial.

- Bueno, listo para el postre? –Asintió. Junté los platos y los llevé a la cocina, diciéndole que se quedara sentado cuando se iba a levantar a ayudarme. Tomé el postre del refrigerador. Sólo era un recipiente con crema batida y algunas fresas.

Volví al comedor y puse las cosas en la mesa. Jake me miraba fijo mientras me acercaba: primero los ojos, luego el escote, luego la crema, y finalmente las piernas. Su boca se abrió cuando se dio cuenta de cuál era el postre.

- Wow –tragó en seco- No creí que prepararías mi postre preferido… -Dijo con una sonrisa al tiempo que apoyaba una mano en mi cadera.

- No lo hice. Preparé mi postre preferido.

Hundí un dedo en la crema y se lo pasé por el cuello. Sonreí mientras me acercaba para limpiarlo con la lengua. Cerró los ojos y tiró la cabeza para atrás con un suspiro. Me senté encima de su regazo, enfrentada a él y con una pierna a cada lado de las suyas. Tomé otro poco de crema y se la embadurné por el pecho y el estómago. Sentí como se estremecía cuando mi lengua pasó por uno de sus pezones. Seguí con sus pectorales, alternando entre lamidas y besos, y fui bajando lentamente a su estómago. Me aseguré de que notara lo mucho que me gustaba su estómago.

Subí la vista cuando gruñó y se mordió el labio. Se me hizo agua la boca y una sonrisa apareció en mi rostro al pensar que él estaba así por mí.

Me levanté y abrió los ojos de golpe, un poco irritado y respirando con dificultad. Sus ojos estaban más oscuros que de costumbre. Me di vuelta y le señalé el cierre del vestido. “Me ayudas?” Le dije en un tono que resulto más sensual de lo que me proponía. Puso sus manos en mi espalda sin decir nada y comenzó a bajar el cierre despacio, tocando mi espalda mientras lo hacía. Me mordí el labio. Cómo se suponía que no me dejaría llevar por sus manos y me concentraría en complacerlo sólo a él?

Me di vuelta y dejé caer el vestido, quedando solamente en la lencería roja, que era extremadamente escasa. Sólo eran unas tiritas de tela en la parte de abajo, rodeadas por mucho encaje y un corpiño armado con todavía más encaje en la parte de arriba.

Sentí como me sonrojaba mientras Jake me miraba de arriba abajo una y otra vez, como si no pudiera creer lo que veía.

- Ésta es la segunda parte de la sorpresa. Que te parece?

Se quedó callado un momento más.

Finalmente, gruñó y me tomó de la cadera, sentándome igual que antes encima de él y besándome en los labios. Su beso era casi desesperado. Su lengua se daba paso entre mis labios, buscando la mía -por supuesto que se la entregué.

Bajé de nuevo por su cuello cuando me empezaron a doler los pulmones por la falta de aire. Lamí su mandíbula y mordí el lóbulo de su oreja suavemente, al tiempo que sus manos se paseaban de arriba abajo por mi espalda y por encima de mi ropa interior.

Continué bajando por su pecho, ya ni me acordé de la crema batida. Sentía su erección pegada a mí a través de la tela. Me mordí el labio, me alejé un poco y me bajé de su regazo para poder arrodillarme en el suelo en frente de él. Sus ojos se abrieron como platos. Seguí besándolo, primero su pecho, luego su estómago, luego su vientre... Comencé a desabrochar su pantalón, pero sus manos se posaron en las mías y me detuvieron.

- Tengo una mejor idea. –Me dijo con la voz muy ronca y respirando entrecortadamente mientras sus manos se posaban a los lados de mi cadera. Se puso de pie al tiempo que me levantaba. Me sostuvo en el aire un momento -mis pies no tocaban el suelo- y luego me sentó en el borde de la mesa, a un lado de la crema y las fresas. El quedó de pie, con mis piernas una a cada lado de su cadera. Sentí como se apretaba a mí de nuevo y me estremecí. Sonrió y apoyó una mano en la madera, estirándose a un lado de mi cuerpo para soplar sensualmente las velas que había encendido para cenar. Lo miré extrañada.

- No querría que te quemaras. –Me explicó. Le sonreí y volvió a besarme. Esta vez de forma más calmada, más dulce, pero igual de seductora. Sus manos se pasearon de nuevo por mi espalda y las sentí soltando los broches de mi sostén. Se alejó un poco, sacándomelo. Me miró por un momento, me encantaba la forma en que se me quedaba mirando, como si no lo hiciera a propósito.

Me dedicó una sonrisa pícara y alejó su mano para tomar una fresa y mojarla en la crema. Me estremecí cuando comenzó a rozarla contra mi piel suavemente. Empezó por mi cuello y fue bajando, pasando por mi clavícula. Seguí temblando cuando llegó a uno de mis pezones y arqueé la espalda, pegando más mi entrepierna contra la suya.

Subió la fresa de nuevo, dejando otro camino de crema hacía mis labios y la puso en mi boca. La sujeté con los dientes para que pudiera soltarla, y se acercó para morder lo que sobresalía de ella de mis labios, antes de seguir besándome.

Comenzó a limpiar la crema de mi cuello usando sus labios y alternando con su lengua. Bajó por el camino que había dejado hasta mi pezón y se quedó ahí un momento. Yo me apoyaba sobre mis brazos, para evitar caer hacia atrás en la mesa, pero mi fuerza se fue al diablo cuando Jake mordisqueó ligeramente mi pezón. Mis brazos cedieron y caí de espaldas con fuerza, pero no alejó su boca de mi piel, aunque podía sentirlo sonriéndose un poco. Por fin lo podía tocar… enredé mis dedos en su cabello y luego bajé a sus hombros. Comenzó a bajar la boca, deteniéndose un momento antes de llegar al elástico de mi ropa interior. Me mordí el labio, esa no era la forma en la que había planeado esta noche, se suponía... Sentí sus dientes en el costado de mi cadera. Estaba mordiendo el elástico de lo único que lo separaba de mí en ese momento. Cortó la pequeña tira de tela rápidamente y se movió como rayo para cortar la del otro lado de mi cadera.

Me sonrió de forma muy maliciosa antes de acercar su cara a mí. Un gemido desmedido se escapó de mi boca. Su mano se lanzó por mi estómago y empezó a masajear mis pechos, alternando entre uno y otro y pellizcando mis pezones suavemente de vez en cuando. Su lengua se movía increíblemente rápido, y de forma muy precisa. Además, el sólo hecho de pensar en Jake probándome y sentir su lengua… Se me escapó otro gemido. Esto estaba demasiado bien, ¿no debería estar yo en su lugar? Al menos eso es lo que había planeado. No podía permitir que sólo se dedicara a complacerme, no era justo. Pero su boca…esto era el paraíso… NO! No era justo. Tenía que recuperar el control de mi cuerpo y hacer lo que me había propuesto, no importa lo bien que se sintiera esto.

Estaba a punto de incorporarme, pero Jake había apoyado la mano en mi pecho, y estaba presionando hacia abajo para que no lo lograra. Levanté la cabeza y lo miré extrañada.

- No te me vas a escapar – Soltó antes de que su cara se estampara contra mi entrepierna de nuevo. Iba a contestar, tenía que decirle algo, pero sus labios se movieron más rudos y me quedé en blanco. Todo lo que salió de mi boca fue un pequeño grito que intente sofocar sin éxito. Ya había perdido el control. Lentamente, dejo de presionarme el pecho contra la mesa y subió su mano para poner sus dedos en mi boca. Los besé, los lamí y luego me metí un par en la boca, como si fueran un helado. Sentí la vibración de su gruñido contra mi piel y sólo pude sonreír.

Comencé a temblar cuando su lengua se restregó más fuerte contra mi punto débil. Continuó a ese ritmo hasta que me vine. Fue increíble hacerlo sólo por el contacto de su boca, sus labios, su lengua… Me estremecí violentamente de nuevo mientras limpiaba con su lengua todo lo que había provocado en mí con ella. Me mordí el labio, ahora que comenzaba a recuperar el uso de mis sentidos, me empezaba a irritar que siempre supiera cómo hacerme perder el control, y cómo siempre lograba ser él el que me complaciera a mí. Ni siquiera sabía como rayos supo cuándo evitar que me levantara. En serio, ¿cómo diablos sabía que me iba a escap…?

Levantó los ojos y me miró con cara de culpa. No lo puedo creer. Tierra, trágame. Por favor que no sea lo que estoy pensando. Desvió la mirada, evitando mis ojos y se mordió el labio. NO! No es posible ¿¿¿Me estas escuchando???

- Lo siento –dijo apenado. Finalmente mirándome a los ojos. Solo me quedé ahí quieta. Eso explicaba muchas cosas. Continuó al ver que yo no reaccionaba. Las palabras se atropellaban las unas a las otras mientras intentaba formular una excusa coherente.

- Es que era increíble estar escuchándote todo el tiempo, todo lo que no te animabas a decirme o pedirme en voz alta. –sentí como me sonrojaba- No me malinterpretes, pero es que de verdad quería darte todo lo que quisieras, y…

- ¿Y? –pregunté al ver que no seguía y que ya no me miraba.

- Es que… escucharte de esa forma, completamente desinhibida, sincera, sin reservas…

Se estremeció y dejó escapar un suspiro muy ronco. Volvió a clavar sus ojos en los míos para continuar.

- Y quería que disfrutaras tanto como yo. Quería poder darte todo lo que quisieras, complacerte de todas las formas que desearas, sin que tuvieras que pedírmelo.

Se había incorporado, sus ojos clavados en la mesa y uno de sus dedos subía y bajaba distraídamente por mi pierna,. Ese contacto, sumado a lo que me decía, me hizo hervir la sangre de nuevo. Él siempre pensaba solo en mí. Volvió mi idea de lo injusto de la situación. Esto no se podía quedar así, teníamos que quedar a mano, por lo menos esta noche…

10 comentarios:

  1. y cuando es la otra??????? caramba quiero mas lemmon... YO NO TENGO CULPA Q USTEDES ME VOLVIERAN ADICTA.... QUIERO MAS!!!!! ESTO ESTA MAGNIFICO NATY MUY BUENO LINDA!!

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  2. que buena forma de comenzar esta historia!! me gusta!! ya quiero la compensacionde nessie!! jake! oh dios jake!! me gusta! bueno cuando publicas!!??? espero el proximo cap! q dios os bendiga! xoxo!

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  3. akjskjsasakjsajksakjsajk .. terminaremos todas derretidas con tanto lemmon .. mil besos niña esta genial

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  4. oh dios mio!!, definitivamente ya estamos todas adictas al lemmon. naty celeste has logrado que me enamore de jacob con pasion.
    mil gracias otra vez.
    besos
    :D
    nenyswrittercuklen

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  5. Wow, me encanto, definitivamente no hay cura una vez que la adiccion al lemmon te atrapa, xD
    Adoro a esta parejita...
    Y el poder de Nessie parace ser muy util... pero sera que perdio el control? Como es que Jake la escuchaba sin que ella se diera cuenta?
    Espero la continuacion!
    Besos, Dany

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  6. LA SEGUNDA PARTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! LA QIERO!!!!!!!!!!!!

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  7. wwwwoooo!!!! esta INCREIBLE!!!!PORRR FAVORRR!!! QUIEROOOO!!!! LA!!!! SEGUNDAAA!!! PARTE!!!

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  8. LA MEJOR NATY!!! Mi chika Lemmonera!!! jojojo klaro tienes la mejor eskuela... yo! ahahahahaha TE AMO Y AMO LO KE ESKRIBES!!!

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  9. Es increíble...Naty eres maravillosa!!sigo leyendooo...!! :)

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...