Contigo en el alba - Cap 02

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*Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephanie Meyer

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Contigo en el Alba

Capitulo II — Rencuentro

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Renesmee POV

Me encontraba hundida en mis pensamientos, apenada por la situación, ni siquiera sabía como debía empezar, realmente no sabía que decir.

Me encontraba yo, aquí sentada en el sillón de su sala, con la cabeza baja, entrelazando mis dedos casi al extremo de hacerlos añicos.

Ojala lo hubiera conseguido.

Me atreví a levantar la vista y ahí estaba él, de frente a mi, con su piel morena brillante, ojos color madera, y su abundante pelo negro recogido en una coleta… definitivamente no había cambiado mucho, seguía igual de guapo que siempre.

—¿Así que te piensas ir?

Demonios. ¿desde cuando Nahuel leía la mente?...

—Es fácil predecirlo, digo… si viniste sin avisarme, no me dices nada y traes una maleta en el carro.

¡Oh! Eso lo explica todo.

Nahuel era muy listo, quizás demasiado para mi gusto.

—Me imagino que vas a verlo a él, ¿verdad?

Sentí que se me paró el corazón, me sudaron las manos y mi boca tartamudeó. De nuevo volvió a acertar. Cerré los ojos esperando algún grito, algún reclamo, algo…

—Pues si sales de aquí hacia Forks son como 5 horas más o menos, debes irte ya o si no te caerá la noche.

¿Qué?

No podía creer lo que mis oídos acababan de escuchar. Mis ojos se llenaron de lágrimas, en serio que no lo podía creer. Hubiera preferido que me llamara golfa, que me gritara, lo que fuera. Pero se acercó a mí, se hincó y me tomó la mano izquierda -la mano del anillo-, y me lo mostró.

—Renesmee, este anillo no es una cadena para ti, no te voy a obligar a nada. No sé porque pero me temía que este día llegaría tarde o temprano. Claro que no me agrada; no me agrada la idea de verte cerca del perro, pero desde la primera vez que te conocí cuando eras una niña y te miré con el perro, sabía que había un lazo muy fuerte e inexplicable, aun así me arriesgué y decidí ir por todas, supongo que esto es parte del precio que debo de pagar— dijo desganado y con el semblante ligeramente caído.

Yo no podía parar de llorar, de hecho lloraba más y más mientras que él secaba mis lágrimas y me miraba con ternura.

—Solo una semana, solo voy por una semana o menos, y regresare para casarme contigo.

—Te estaré esperando.

Lo besé con todas mis fuerzas y mientras lo besaba, le dejé una imagen mía volviendo a sus brazos y casándonos. A veces mi poder servía más para mostrar lo que quería decir que mi boca. Él me separó y me sonrió.

—Volveré pronto— le aseguré.

—Eso espero— espetó y me sonrió dulcemente.

Me volteé y me fui corriendo al carro, no quería decirle adiós, temía arrepentirme si volvía a ver sus hermosos ojos color café.

Tomé el volante y seguí mi camino, Nahuel tenía razón, eran 5 horas de Portland a Forks, pero a velocidad Cullen creo que se reduciría a unas… ¿3 horas quizás? La verdad ya ni me percaté del tiempo, solo podía pensar en el último beso de Nahuel y sobre todo en sus últimas palabras. Nahuel había sido tan bueno conmigo, siempre respetuoso y siempre atento. Aunque a veces consideraba que era muy serio y a veces un poquito aburrido, aun así siempre me hacía sentir querida. Digo, es más grande que papá, y había pasado toda su vida solo. Que porquería de mujer soy….

¿Mujer? ¡Ni siquiera soy una mujer! ¡Qué porquería de hibrida soy!

Si, esa era la palabra adecuada. ¿Cómo podía hacerle esto a él?… En serio que merecía que los Vulturi vinieran, me hicieran pedacitos y me aventaran a los buitres. Y creo que ni así me sentiría mejor.

¡Por Dios! ¡Ya habían pasado 3 horas y media! Ni cuenta me había dado del tiempo. Ya estaba en los límites de Forks.

Que miedo…

¡Genial!

¿De nuevo es hora de acobardarse Nessie?

No, nada de eso, ya hiciste el daño, ya que... afronta las consecuencias.

Procedí a buscar un hotel donde quedarme, aunque yo sabía que podía quedarme en casa de mi abuelo Charlie no lo quería molestar, y en nuestra antigua casa no quería poner un pie. Hacía 2 años que yo me había jurado no volver a la casa donde fabriqué la mayoría de los recuerdos con Jacob Black.

Jacob Black

Hasta por solo pensar su nombre, se me nublaba la mirada y sentía que me temblaban las piernas.

Alcancé a distinguir uno de los hoteles de Forks el "Pacific Inn" que se encontraba solo a una cuadra. Me estacioné frente a la oficina y me dirigí al área de registración.

El encargado de la oficina era un señor de estatura mediana, pelo canoso y grasoso, y ojeras muy pronunciadas.

Pobre hombre, tal vez había pasado un mal día…

No más que el mío...

—Un cuarto individual por favor.

Me miró muy atentamente y sentí como me recorría de arriba a bajo. Sonreí un poco, a decir verdad me incomodaba, pero a la vez me hacia sentir bien que los hombres me miraran y me consideraran… ¿linda? ¿atractiva?

—Regístrese por favor en esta libreta.

—Está bien— dije. Mientras llenaba mis datos, el señor buscaba la llave.

—Listo— dije entregándole la libreta

—Aquí tiene su llave —confirmó, mientras me la entregaba— Cuarto 77.

—Gracias.

Tomé la llave y me dirigí con mi maleta a la habitación. Al llegar a esta, solo aventé la maleta, me dirigí al espejo y traté de acomodarme los cabellos que el viento había alborotado. Me arreglé el maquillaje corrido con las lagrimas, no era mucho, porque no solía maquillarme demasiado, pero me gustaba ponerme un poco de rubor y de mascara. A mi tía Rosalie le encantaba ponérmelo cuando era un poco mas joven, a mí me encantó y seguí haciéndolo desde ese entonces.

Lista.

Ahora a La Push.

La verdad es que de nuevo no me había dado cuenta cuando ya estaba arriba del auto conduciendo a La Push, ese lugar que me traería tantos recuerdos.

Y así sin más, ya estaba afuera de la casa de Jacob, apagué el motor, respiré profundamente y bajé del auto…

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Jacob POV

—A decir verdad, creo que soy el peor hombre del mundo...— dije en voz apenas audible mientras volteaba a ver el cuerpo tendido de Leah aun lado de mí.

Su bella figura desnuda resaltaba aun más rodeada de las sabanas blancas. La quería, no lo podía negar, pero creía que me había aprovechado de ella. Siempre le había dicho la verdad, jamás le había mentido. Ella simplemente había aceptado estar así a mi lado, sabiendo que realmente nunca la podría amar. Ella se había entregado a mí, sin condiciones, ni peros, y nuestra relación se había vuelto cada vez mejor. Creía que si seguíamos así, podría ser que "tal vez" funcionara, a fin de cuentas no había nada que nos lo impidiera. Seth jamás se había metido con nosotros y el resto -la manada de Sam- tampoco nos juzgaban.

Leah fue la que había curado mis heridas cuando ella se fue.

Renesmee.

¡Ah! Demonios. Ese nombre me quema

Qué patético soy…

Con solo pensar su nombre puedo sentirla cerca y hasta olerla… ¡Me estoy volviendo loco! Ella se va a casar, me lo dijo Seth ya que él tiene comunicación con los Cullen; pero aquí estaba este tonto licántropo soñado con ella, deseando que su boda, fuera conmigo.

Maldición

¡La puedo oler! ¡La huelo! De verdad que soy un don nadie.

Leah rápidamente se levantó y me miró fijamente, como si me quisiera atravesar con la mirada.

—¿Desde hace cuanto que esta aquí?

—¿De qué hablas?

—¡No soy tonta! ¿Cuánto tiene aquí?— preguntó coléricamente.

—Leah ¿De qué carajos me estás hablando?— demandé saber. En verdad no sabía de que me estaba hablando.

—De ella— escupió mientras corría por su ropa. Tocaron la puerta. Entonces lo entendí.

Ella estaba aquí.

Leah se medio vistió a toda velocidad mientras que yo estaba petrificado. No podía pensar, no podía respirar.

Era su olor

Su olor que me quemaba y al por mayor.

—Nos vemos luego Jake— dijo Leah mientras corría semi desnuda hacia la sala. Tomé mi pantalón y me lo puse a velocidad rayo, ya tenía experiencia en eso.

Leah abrió la puerta y ahí estaba ella, tan hermosa, tan radiante, tan preciosa, tan… tan... tan ella…

Leah agachó la cabeza y salió a toda prisa empujándola, dejando caer el resto de su ropa, entrando en fase y alejándose por el bosque aullando de dolor, mientras que mi niña se daba la vuelta y corría hacia su auto.

¿Que debía hacer? Ir tras Leah quien siempre me apoyo y estuvo curando mis heridas desde la partida de mi niña? O ¿Ir tras mi niña? El amor de mi vida, a la cual tenía tantas cosas que decirle, tantas cosas que escuchar de su parte. Todo el amor acumulado hacía ella desbordaba.

¡MALDITA SEA!

Por un momento decidí convertirme en lobo y huir por el bosque, alejarme de la situación y no tener que escoger. Pero, esa no era la posición que debía tomar, Leah era la que huía como lobo por el bosque mientras que mi niña ya había abierto la puerta de su mustang negro y aventaba su bolsa al auto.

¿Nessie o Leah?

¿Por quien me iría?

Creo que aunque me dolía…

Sabía por quien lo haría.

Apresuré mi paso, y me dirigí tras de ella….