miércoles, 25 de agosto de 2010

Lucky "Parte 02" - Kokoro Black

Summary: Ella es afortunada, es una estrella, pero llora, llora y llora y su solitario corazón piensa: si no me falta nada en la vida entonces ¿por qué estas lágrimas vienen cada noche?

Disclaimer: La mayoría de los personajes son de mi adorada Meyer.

Lucky

02

And they say…

She's so lucky, she's a star…

But she cry, cry, cries in her lonely heart, thinking.

If there's nothing missing in my life. Then why do these tears come at night?


La soledad abrumadora la consumía lentamente. Ella era Rosalie Hale, la estrella del momento, la diva de la pantalla grande. Tenía la belleza, el porte y sobre todo el dinero. No había capricho alguno que no pudiera realizar… ¿entonces por qué se sentía tan miserable?

Se puso sus gafas de sol y fingió su mejor sonrisa.

Bueno, allí voy.

En cuanto puso el primer pie en el escalón del aeroplano, los flashes de las cámaras amenazaron con cegarla. Para eso eran las gafas, más que para detener el daño de los rayos del sol, eran para detener los flashes de los paparazzi; eso sin contar que tapaban las malditas ojeras que coronaban sus ojos. Resopló una vez y después volvió a saludar y a sonreír ante las cámaras.

Su representante corrió en su auxilio tratando de ahuyentar a los reporteros con la ayuda de un fortachón que no pudo ver más que de espaldas. El tumulto fue espantoso, se sentía asfixiada e impotente, con unas ganas enormes de correr y de perderse por el mundo. Adoraba ser venerada y aclamada, pero ya había llegado a un punto en donde todo eso le ahogaba. Se sentía sobreprotegida y sin vida propia, como si tuviera que actuar y hacer todo para los demás… no para sí misma.

Como pudo corrió hasta la limosina que la esperaba y se metió junto con su representante. Respiró un poco más tranquila y se quitó los lentes.

—¡Vámonos de aquí! Aprisa, Vera.

Vera —su representante—, asintió y volteó a la cabina del chofer. La puerta del copiloto se abrió abruptamente y vio como el corpulento que había visto en momentos anteriores se subía.

—Sólo esperábamos a que se subiera tu guardaespaldas.

Un resoplido nada discreto salió de la boca de la rubia. ¿Para qué fregados necesitaba un guardaespaldas en Phoenix? La ciudad era reconfortante y linda pero no era Los Ángeles, no era la gran cosa o por lo menos ella lo creía así. Conocía esa ciudad desde siempre… allí había crecido y vivido hasta que había decidido irse a Hollywood para poder hacer su carrera de actriz una realidad.

—No necesito de un guardaespaldas.

—Por supuesto que sí lo necesitas. Eres nada más ni nada menos que Rosalie Hale. Todos quieren ser tú o cómo tú. Y eso señorita… eso es mucho poder para una persona.

Volvió a resoplar enfadada. Vera tenía razón. Todos querían ser como ella… todas se teñían el cabello para tenerlo como el de ella, usaban su ropa y adoptaban sus modales. Era cierto, todos querían ser como Rosalie Hale… el problema con eso es que ella misma no sabía quién era. Se encogió en el asiento y miró por la ventana como arrancaba el coche dejando atrás a los periodistas.

Rosalie fijó su vista al frente y se preguntó que sería bueno hacer. Tenía ganas de reunirse con algunos de sus viejos amigos, pero el problema con eso es que ya no sabía si tenía amigos. Probablemente todos acudirían a su llamado, pero no por lo que vivieron juntos en su juventud, sino que lo harían por lo que ella vive en el ahora.

Realmente no tenía amigos, y es probable que no los tuviera nunca más, porque todas las personas que se le acercaban, era por algún objetivo. Siempre era así.

Agarró su ipod, se puso los audífonos y lo encendió a todo volumen. Vera le hablaba, pero se dio el lujo de ignorarla. No tenía nada de ánimos de escuchar el itinerario del día, sólo quería perderse en sí misma y relajarse.

Cerró los ojos y la canción de amor que se reproducía en su ipod le caló en lo hondo; hablaba de dos personas que se amaban sin medidas y sin importar las clases. Qué lindo sería que ese tipo de cosas pasaran en la vida real. Ojala ella pudiera amar y que la amaran de la misma forma. Su mirada se nubló y de repente se sintió más sola. Nunca había amado a nadie de verdad ni nadie la había amado así.

Decían que ella era afortunada, que lo tenía todo, y es probable que el mundo tuviera razón. Pero lo único que no tenía era lo que más deseaba, ser amada por lo que es por dentro y no sólo lo que hace o representa.

Quiso dejar de sentir lástima por ella misma y mejor le prestó atención al panorama.

Pasaron por varios lugares que recordaba. La heladería con la que solía ir con sus amigos después de clases. Sonrió sinceramente y recordó su época de estudiante de colegio.

No cabía duda de que esa había sido su época más feliz.

Recordó de repente a cierto chico que había dejado huella en su vida. Empuñó una mano y el coraje emergió desde las entrañas hasta la mueca que reflejó su boca. Gracias a las sabias palabras de ese tonto, ella nunca había vuelto a ser la misma. Ese chico le había dicho que ella se merecía lo mejor y como ella creyó firmemente en lo que él le decía, nunca se había conformado con nada más que con lo mejor. ¿Cómo podía considerarse eso un problema? Pues para Rosalie lo era porque gracias a eso no podía ser feliz con las simples cosas de la vida. Los pocos novios que había tenido la parecían insuficientes y todas las veces que quiso entregarse a un hombre habían sido un fiasco…

Sacudió la cabeza vez más y se quitó los audífonos.

—Vera, hoy no me siento con ánimos de nada. Nada de conferencias de prensa, nada de lo del comercial. Cancela todo lo que tengas para mí el día de hoy.

Vera la vio con cara de: "¿estás locas o qué?" y a Rosalie no pudo importarle menos.

—No puedo hacer eso. Debes ir con los ejecutivos de Pocky Cola, el comercial se firmara en unos cuantos días y quedamos de ponernos de acuerdo, hoy.

—Pues no me apetece salir ahora. Quiero relajarme en el jacuzzi y quizás ver una película por la televisión.

El rostro incrédulo de Vera hizo que Rosalie soltara una carcajada.

—No me pongas esa cara. No pienso matar a nadie.

—Es que no puedo creer que me estés pidiendo eso. ¿Quién eres tú y qué le hiciste a Rosalie Hale?

Rose sonrió más ampliamente, se encogió de hombros y volvió a colocarse los audífonos. Estaba cansada y aturdida y no pensaba poner un pie fuera de su cuarto de hotel, eso era seguro.

Se registraron en el hotel a los pocos minutos de haber abandonado el aeropuerto. La linda recepcionista era extremadamente enérgica y alegre. Por un momento Rosalie la envidió ¿Cómo alguien podía sonreír de una manera tan natural y espontanea? Ignoró sus pensamientos y tomó su llave.

—Piso ocho, ¿cierto?

—Correcto —canturreó la pequeña recepcionista.

Rosalie volteó a ver su equipaje y de reojo vio como la recepcionista —que según su gafete se llamaba: Alice— le guiñaba un ojo a alguien detrás de ella. La curiosidad pudo con la diva del momento y disimuladamente trató de ver a quién le hacía señas. No quiso verse muy obvia pero sólo pudo ver a Vera haciendo una llamada y al corpulento guardaespaldas cruzado de brazos. Sacudió la cabeza y mejor se fue hasta el elevador. Ya se encargarían los demás de llevar sus cosas a su habitación.

Apretó el botón para subirse al ascensor, se introdujo en él y cuando estaba a punto de cerrarse una mano lo detuvo. Era el guardaespaldas. El quejido que Rosalie soltó no le pasó desapercibido al joven.

—A donde quiera que usted vaya, tengo que estar ahí —se justificó él. Se colocó a su lado y la puerta corrediza se cerró.

—Sólo eso me faltaba, tener una sombra pegada a mí por el día.

—Y por la noche.

El disgusto de Rosalie fue tal que no pudo evitar dedicarle la peor de sus miradas. Pero cuando lo hizo por fin reparó en la apariencia del chico. Alto, increíblemente musculoso, de cabello oscuro y un poco rizado, traía un traje sastre gris y unos lentes oscuros. A pesar de que ella lo había visto con una mirada espantosa el tipo le sonreía de una manera arrebatadora. Era sexy sin duda. De repente pensó en que ser vigilaba por la noche no era tan mala idea.

—Supongo que no me dejaras ninguna elección ¿no es así?

—No, ninguna.

Ella suspiró resignada y regresó su vista a los números que corrían indicando el número de piso en el que estaban. Inspiró profundamente para relajarse pero lo único que consiguió fue llevarse el aroma del hombre que estaba parado al lado de ella, era un olor masculino y fresco. Se mordió el labio nerviosa y trató de despejarse la cabeza. El ascensor profirió un chillido indicando que habían llegado al piso ocho y se abrieron sus puertas.

El guardaespaldas hizo una simulada reverencia para que avanzara ella primero y por primera vez en mucho tiempo se sonrojó y avanzó. Podía sentir los pasos de él detrás de ella y el corazón comenzó a martillarle el pecho. El tipo era muy atractivo, eso no le podía pasar por desapercibido. Lo miró de reojo cuando metió la llave de su cuarto y trató de imaginarse la forma de sus ojos. Algo tenía ese hombre que se le antojaba terriblemente familiar.

Abrió el cuarto y dejó la puerta abierta para que el hombre la siguiera. Fue hasta un sofá y se dejó caer en él. Era muy cómodo.

—Al fin algo acolchonado y decente.

El guardaespaldas estaba en la puerta cruzado de brazos viendo como entraban algunos botones y dejaban las maletas. Trató de no verse tan obvia zorreando al musculoso hombre y mejor prendió el televisor. Definitivamente la falta de hombres estaba afectando su cerebro.

—¿Y? —preguntó Vera entrando a la habitación y viéndola emocionada—, ¿Verdad que es una bonita habitación?

—Es decente. Pasable.

Vera se cruzó de brazos y entrecerró los ojos.

—¿Por qué nada es suficiente para ti?

—Porque yo me merezco lo mejor y nada está a mi nivel.

La cara de escepticismo de Vera le hizo cuestionarse si no era que ya tenía todo lo mejor que ya no le sorprendía nada más.

—Puedes esperarnos afuera —le dijo Vera al guardaespaldas.

Él asintió con la cabeza y salió dando un portazo.

—¿Qué le pasa? —preguntó Vera frunciendo el ceño.

—Ni idea.

—¡Hay! Pero está… Dios. Es el hombre más guapo que he visto en la faz de la tierra. Nos lo recomendó la recepcionista de éste hotel. ¿A poco no está para comérselo sin guarnición?

—Es guapo —confesó la rubía—, pero hay mejores.

Vera sacudió la cabeza y se agarró la sien.

—¡Eres increíble! Si no fueras mí clienta favorita ya te habría mandado a freír espárragos.

—Y si tú no fueras la mejor representante, yo te habría mandado a ti a comértelos.

Vera se carcajeó un momento y se encogió de hombros.

—Vamos, Rose. Relájate un momento, sé todo lo que te has esforzado para llegar hasta dónde estás, pero necesitas darte cuenta de que no existe nadie perfecto, no eres tan perfecta querida y afuera no vas a hallar al hombre perfecto.

Rose iba a argumentar algo pero Vera levantó la mano indicándole que guardara silencio.

—De acuerdo. Busca a don perfecto, que dudo que lo halles. Pero te he estado viendo Rose, cada vez te ves más infeliz y te oído llorar por las noches.

Los ojos abiertos como platos de Rose la vieron incrédula.

—Conozco más de ti de lo que crees. Y sé lo que necesitas.

—¿A sí? Y dime qué es eso, si se puede saber.

—Soltarte el pelo.

—Pero si lo llevo suelto —alegó apuntando a su hermosa y extensa cabellera.

—En el sentido figurado. Diviértete, ama lo que haces. No sólo lo hagas por ser la mejor. Las cosas sencillas y simples a veces son las mejores. Considera qué es lo mejor para ti. ¡No sé! Acuéstate con un hombre… pero con discreción no te quiero al rato con reputación de Paris Hilton o Britney Spears.

Rosalie se carcajeó ampliamente y asintió.

—Está bien. Tomare en cuenta lo que me dices.

—Sí, claro. He escuchado esa misma mentira un millón de veces. Me voy a mi cuarto para tratar de arreglar el embrollo en el que me metiste al no querer hacer nada hoy. Si me necesitas, estaré en la habitación de a junto.

—De acuerdo.

—Ah… —dijo Vera desde la puerta —No seas mala con Emmett. El tipo está buenísimo y me alegra el día el sólo verlo. ¡Más te vale que no lo ahuyentes!

—¿Cómo dijiste que se llamab…

—Relájate —dijo Vera ignorándola y cerrando la puerta tras de sí.

El guardaespaldas se llamaba Emmett. Emmett. Se llevó las manos a la cara y trató de recordar a aquel cretino que le había arruinado la vida.

No se acordaba mucho de su físico. Sólo recordaba que era musculoso, alto y que su cabello negro era ligeramente rizado. Quitó las manos de su rostro de golpe y volteó a ver la puerta. Como si quisiera atravesar la puerta con rayos X, se imaginó ahí parado al guardaespaldas y comenzó a fantasear con él con algunos siete años menos.

¡Madre mía! ¿Qué tantas probabilidades habían de que el guardaespaldas fuera el mismo chico que le había llenado la cabeza de ideas que ahora la hacían infeliz? Nerviosa se puso de pie y comenzó a dar vueltas en círculos. Él no le había dicho nada, quizás y sólo eran coincidencias… pero y si no, y el tipo ni siquiera la reconocía… ¡Al demonio! Ella era Rosalie Hale, tenía que reconocerla. Definitivamente no podía ser él. No, no podía. ¿O sí?

Volteó al reloj y vio que eran ya las siete de la tarde. Ya no tardaba el sol en ocultarse. En su mente comenzó a maquinarse un malévolo plan para averiguar si él era o no el mismo Emmett que había conocido y de una vez aprovecharía para "soltarse el pelo". Una sonrisa macabra surcó sus labios y corrió hasta el baño para relajarse un momento y empezar a arreglarse. Probablemente sería una locura lo que iba a hacer, pero lo tenía que hacer por su bien y su seguridad mental.

Soltarse el pelo, no sonaba tan dificil... o eso creyó.


Aquí les dejo la segunda parte… ¿Qué creen que hará la diva de Rose? Jojojo… un millón de besos mordelones hermosas. Gracias infinitas por su amor y apoyo.

Kokoro

8 comentarios:

  1. Oh! Me ha encantado esta partee koko!:D
    tengo unas ganas de seguir leyendo enormes, que le hara Rose? espero que no sea nada malo! haha
    Un beso enorme!

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  2. Muy bueno... Me encanto, y no te creas todavia nos tienes comiendonos las uñas por el cap de CA:RE asi que espero que actualices este viernes...!

    Te queremos!!!!!!!!!!!!!

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  3. bueno...rosalie ke?
    jajja, no, ske la verdad, no se esta vieja me cae bien y me cae mal
    aunke la mayoria de mas veces bien...
    jajja su punto de vista es razonable, demaciado famosa para saber kien es falso o no!
    pero su mundo..."cabmio cuando conocio a emmet"
    waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaoooo!
    ke palnea la golosa?
    soltarse el cabello de mas con el tipo sexy de traje y lentes?
    eso si sera interesante....
    ke nice, grax por escribir chao

    p.d. vas a poner algun momento de alice y jasper?
    ske enserio los amo!!!
    bye

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  4. nuevo nuevo nuevoooooooooo cappp..!!!
    jajajajja
    me encanta que rosalie todavia se acuerde de ese hombre q dejo marca en su vidaaaaaa...
    lastima que ella se lo tomo para el lado equivocadoo..
    como dice su rep....nadie es perfecto, ni siquiera ella aunque se lo crea..!! jajaja

    besos enormes kokooo
    quiero ver q psa con su plan malevolooojajaja
    espero q el proximo cap sea lemmonnnnn..!!!!
    lo quiero lo quieroooo..

    besos enormes..!!

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  5. aaaaaaaaaaaaaaa ALCIE E S UNA CUPIDO DE ESO NO HAY DUA SOLO ELLA LES PUEDE UNIR Y DS UNIR ... SUELTATE EL PELO ROSE O DEJAMELO AMI PERO DEJA DE SER TAN EXIGENTE ....
    KOKOROOOOO MADRE MUJER ME TIENES CON LA MENTE A MIL .. YO QUIEOR QUE LO HAGA SUFRIR Y CONOCIENDO A ROSE QUE LE RUEGE UN POCO CLARO QUE AL FINAL SUPONGO QUE ES ELLA QUIEN RUEGA.....
    CRY CRY LONLEY AAAAA
    AAAAAUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!

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  6. Rose siempre de diva, jajaja como puede decir que hay otros mejores que Emmet?? Con sus rizos, su porte, su cuerpazo, jaja ok, basta... esta bien bueno el tipo. En fin la historia muy buena, espero el proximo capitulo. Besos.

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  7. simplemnte dos palabras:
    LO AME! (sigue asi kokoro!)

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  8. Me encanto el cap!!
    la historia es super
    soltarse el pelo?
    wow! me has dejado con la curiosidad a mil!
    siguela pronto

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...