miércoles, 21 de julio de 2010

Odio amarte "Cap 09" - Kokoro Black

Disclaimer: Adaptado en la novela: El ojo del tigre de Diana Palmer. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque en las noches Jacob es mío, en el día Edward, y también me presta a Ian, a Jared y a Gabe… para los fines de semana… hahaha

MALDITA MEYER! PORQUE HACE HOMBRES TAN IRRESISTIBLES!



Odio amarte

Capítulo IX – Seducida.



Me costó muchísimo sonreír. Pero lo conseguí.

—No me ha hecho daño. Si me disculpa, volveré a mi papeleo.

—Es sorprendente que tenga tiempo para visitar a los pa cientes —dijo Heidi.

A pesar de la dulzura de su tono, sus ojos echaban chispas.

—Visitarles es parte de mi trabajo. Pero no nos gusta que las visitas cansen a nuestros pacientes —añadí en el tono más profesional que pude—. Buenos días.

—¡Vaya! —exclamó Heidi, mirando la puerta con arro gancia.

Avancé por el pasillo sonriendo. Aquella chica italiana era algo increíble.

—¡Tienes una llamada, amor! —anunció Alice desde el con trol—. Me parece que es tu señor Black.

—¡Por fin! ¡Un rayo de luz en la oscuridad! —dije riéndome mientras cogía el teléfono que me tendía mi amiga.

—Te he oído —dijo Jacob—. ¿Me has echado de menos? Acabo de enterarme de lo de Edward. ¿Cómo está?

—Vivito y coleando. Y en este momento, le está arrullando su amiga italiana.

—Si estuviera en su lugar, te preferiría a ti, preciosidad. ¿Qué te parece si cenamos juntos? Te llevaré a tomar espaguetis.

—¡Me encantaría! —dije entusiasmada—. ¿A qué hora?

—Te recogeré a las seis.

—Esperaré con impaciencia. Adiós.

Colgué y me dediqué a revisar las hojas de suministros canturreando. Unos minutos después, Heidi Volturi pasó por delante del control sin dedicarme una sola mirada antes de salir del hospital.

—Bueno —resopló Alice—, ¿qué le pasará?

—No lo sé. ¡Oh! Me parece que ha molestado a nuestro paciente —añadí al ver parpadear la luz correspondiente a la habitación de Edward—. Voy a ver qué ocurre.

Le encontré recostado en las almohadas, con los brazos cruzados sobre el pecho y expresión ceñuda. Me miró cuando entré.

—¿Dónde te metes? ¡Quiero mi ropa! ¡Ahora mismo!

—¿A cuento de qué viene esto?

Él se incorporó.

—Ese maldito Volturi está convenciendo a mi padre para que le venda a Straightaway. ¡Por amor de Dios! ¡Ganó el Preaknes el año pasado! ¡No quiero venderlo! ¡Papá es un incauto! ¡Volturi le embaucará si no vuelvo a casa!

—¿Por qué no telefoneas a tu padre y hablas con él?

—No serviría de nada. ¡Dame mi ropa!

Me apoyé en la puerta con un suspiro.

—Sé razonable. Acaban de quitarte el suero. Estás dema siado débil para andar. Además, ¿estás seguro de que Heidi te ha contado la verdad? ¿No querrá precisamente que vuelvas a tu casa?

Decir aquello fue un error.

—¿Eso piensas, encanto? —preguntó él con una expresión fría y airada—. Tal vez sea un cambio agradable que haya una mujer que me desee.

—Te mandaremos a tu casa cuando el doctor decida darte el alta.

Él saltó de la cama, totalmente desnudo. Se tambaleó un momento, pero se recuperó inmediatamente y fue derecho hacia mí.

Intenté no mirar su espléndido cuerpo.

Edward se detuvo delante de mí, jadeando por el esfuerzo.

—Mis ropas —dijo en voz baja—. O salgo tal como estoy.

Trague saliva.

—No tengo autoridad para darte el alta —dije.

Él apoyó las manos en la puerta, a ambos lados de mi cabeza y me miró a los ojos.

—Cada vez que hago esto, luchas. O huyes. No me darás nunca una oportunidad, ¿verdad?

—Como acabas de decir, sería un cambio agradable que una mujer te deseara —dije con suavidad—. Podrías darle a Heidi esa oportunidad. Encajaría perfectamente en tu estilo de vida.

Él cogió un mechón de cabello castaño comprobando su suavidad.

—Eres una esnob —murmuró.

—Soy realista —le corregí.

—¿Así es como lo llamas? Bella, ¿podríamos besarnos por una vez sin pelearnos? ¿En recuerdo de los viejos tiempos?

—Estoy de servicio.

—No debes temer nada. Nada. Cierra los ojos, pequeña, y déjame actuar a mí.

Había miles de razones para negarme, pero no conseguí pensar en una sola. En cambio, le rodeé el cuello con los brazos y vi su mirada asombrada antes de cerrar los ojos y sentir su boca posarse suavemente sobre la mía.

Me pasó un brazo alrededor de la cintura y me atrajo hacia su desnudo y cálido cuerpo.

—Sí, eso es. Abre la boca...

Le obedecí, permitiendo él encuentro de nuestras lenguas. Sentía la excitación de su cuerpo, su repentino ardor mientras me apretaba contra la puerta.

—Bella...

Apretó las caderas contra mí y el beso se hizo aún más ardiente y hambriento.

Comencé a deslizar las manos por el firme y suave cuerpo. Me temblaban los dedos.

—Sí —gimió él, invitándome a acariciarle— Sí, acaríciame —susurró agitadamente, abriendo los ojos para buscar los míos—. Acaríciame por todas partes, pequeña.

"Esto es una locura", pensé. Pero mis manos siguieron su recorrido. Cuando le acaricié el musculoso vientre, él gimió y tembló. Levanté la mirada hasta su cara y me encontré con su mirada ardiente de deseo.

—Me gustaría estar en cualquier otra parte —dijo él en voz baja y ronca—. Quiero acariciarte con los ojos y las manos, a plena luz del día. Quiero ser parte de ti.

—Me das miedo —admití por fin.

—Siento oír eso. Por muchas razones. Borraría estos cuatro años si pudiera y empezaríamos de nuevo.

—Una vez roto, el espejo no es el mismo.

—Si me dejaras, podría demostrarte que estás equivocada. Si me dieras la oportunidad...

Cerré los ojos angustiada. Era lo que yo quería: empezar de nuevo con él. Pero había sufrido demasiado.

—Ven a comer a casa el próximo sábado —pidió él—. Eli ya está bien. Preparará algo estupendo.

—Tus huéspedes seguirán allí.

—No, te aseguro que no. Yo mismo los llevaré al aeropuerto. ¡Estoy de Heidi hasta la coronilla! Me pone enfermo que me persigan. Estoy acostumbrado a ser yo el perseguidor.

Me tomó la mano entre las suyas y buscó mi angustiada mirada.

—Confía en mí por una vez. Sólo esta vez, Bella—. Parecía sincero. Sabía que no debía creerle, pero su voz me debilitaba tanto como la proximidad de su cuerpo desnudo.

—De... acuerdo —acepté.

Sus ojos verdes brillaban.

—Ahora, bésame y volveré a la cama.

—¿Lo prometes?

—Palabra de boy-scout.

Me besó como no me habían besado nunca.

—Acércate más —susurró él, llevándome las manos hasta la parte posterior de sus fuertes muslos—. Acércate mucho, mucho, y déjame sentirte.

Le obedecí con piernas temblorosas y me recorrieron unos deliciosos escalofríos al sentir su fuerte y excitado cuerpo contra el mío.

—¿Ves lo indefenso que estoy contigo? —susurró—. Me dejas como a un muchacho, excitado, inquieto y descontrolado. Creo que me turbas como no lo ha hecho ninguna otra mujer.

Era muy halagador. Suspiré y luego le devolví el beso apasionadamente hasta que él se estremeció y me apartó con suavidad.

Sonreía con malicia.

—¿Te falta la respiración? Lo mismo me pasa a mí.

—Tengo... que irme —dije.

—Será mejor que te retoques el maquillaje, Bella. Parece como si hubieras estado haciendo el amor.

Él también. Tenía el pelo rojo revuelto y los labios algo hinchados, como yo. Le acarició con un dedo las cejas, la recta nariz y la firme barbilla.

Edward se llevó las manos a los labios y besó las palmas.

—Es la mejor medicina que me han dado desde que ingresé —susurró.

—Pero ha sido poco ético.

Me aparté de él lentamente; fascinada por la simétrica belleza de su cuerpo.

—No deberías sentir vergüenza —dijo Edward—. No siento esto con todas las mujeres. Yo no me avergüenzo de que me afectes así.

—No, yo tampoco —dije, sorprendiéndome a mí misma. Le sonreí mientras se acostaba y se subía la sábana hasta la cintura.

—Eres muy guapo —le dije sin poder contenerme.

—Y tú también —contestó él, mirándome cálidamente. De repente, su expresión se endureció.

—Haz el amor conmigo, Bella. Permíteme suavizar los recuerdos. Permíteme demostrarte que no soy un bruto egoísta.

—No fuiste egoísta. Yo no tenía experiencia y no me di cuenta de que te estaba provocando.

—Fue la primera vez que perdí el control con una mujer. Debes creerme porque es la verdad.

Aturdida, entré en el cuarto de baño y me arreglé el pelo. Parpadeé al ver reflejados mis labios hinchados y mi mirada alterada. Confiaba en que Alice no lo notara.

—Tienes muy buen aspecto —dijo él cuando salí. Extendió una mano y fui hasta la cama sin hablar. Él me tomó una mano y se la llevó a los labios.

—Vuelve para quedarte conmigo cuando termine tu turno —comencé a asentir, pero me acordé de Jacob.

—No puedo —gemí—. Jacob va a llevarme a cenar. —La expresión de Edward fue indescriptible. Titubeó un ins tante y luego, me soltó la mano, dejándose caer en las almohadas.

—Black otra vez. Bueno, puedes romper la cita. No quiero que vuelvas a verle.

—¡Ya estás otra vez dándome órdenes! —retrocedí unos pasos.

—Muy bien, señor Cullen. Puede dar todas las órdenes que desee, pero no espere que yo las acate. No soy su esclava perso nal, a pesar de su innegable destreza haciendo el amor. ¡No me seducirá por segunda vez!

—¿No? —me desafió Edward, con ojos brillantes—. Espera y verás.

—Espera tú. Yo tengo trabajo que hacer.

Me di la vuelta y salí rápidamente. Me odiaba por haber confiado en él en un momento de debilidad.

Alice fingió no ver las consecuencias de mi visita a Edward, pero se pasó el resto del día sonriendo.

—Quiere verte —me dijo antes de dejar el servicio y después de volver de contestar a una llamada de Edward.

—Le mandaré una fotografía para que pueda verme. Tengo que darme prisa para entregar el informe. Hasta mañana, cariño. Que pases una buena tarde.

—¡Bella, no puedes dejármelo a mí! ¡Yo no le gusto!

—Eso es muy normal. A él no le gusta nadie —le aseguré con una sonrisa—. ¡Hasta luego!

Jacob me recogió a las seis para ir a un pequeño y agradable restaurante italiano. Pero estuve distraída. Picoteé la comida y contesté con bastante indiferencia a las bromas de Jacob.

—¿Estás disgustada con él? —preguntó Jacob afectuo samente.

—Se ha portado de un modo horrible y no comprendo por qué no consigo borrarlo ni de mi vida ni de mi cabeza. Me siento fatal.

—El amor es una enfermedad a la que todos somos vulne rables en un momento u otro. ¡Ánimo, chica! ¡No te rindas! ¡Estamos al borde de la victoria!

—¿Eso crees? —Él sonrió.

—Corren rumores de que los Volturi vuelven a Italia en seguida.

—Entonces, en cuanto Edward pueda levantarse, irá tras ellos.

—¿Te apuestas algo? Estoy convencido de que el blanco eres tú y no Heidi.

—Entonces será mejor que se prepare para un largo asedio.

—Me has dicho que te ha invitado a almorzar el sábado. Ve. Y mientras estés allí, insiste en lo bien que nos va a nosotros dos.

—¡Sálvame de él!

—No necesitas que nadie te salve, preciosa —dijo Jacob riéndose mientras se acababa el café—. Él caerá. Sólo tienes que esperar. Lo tenemos acorralado.

—Yo no estaría tan segura. No creo que quiera comprome terse. Sólo está jugando.

—Creo que te equivocas. Creo que realmente te quiere. ¿Por qué no le escuchas por una vez, Bella? Hazle algunas pregun tas. Adopta una actitud receptiva. Podrías quedarte atónita con los resultados.

—Lo único que quiere es una aventurilla. Yo no necesito algo así.

—Le necesitas. ¿Cómo vas a sobrevivir sin él? Cariño, a veces hay que llegar a un compromiso que satisfaga a ambas partes. Debes pensar en lo que te estoy diciendo.

—No me asustan los compromisos. Pero no voy a ser yo la única en ceder.

—No creo que tengas que hacerlo. Me parece que muy pronto tendré que buscarme una nueva acompañante. Y nunca volveré a encontrar una chica como tú. Sería capaz de empujar a Edward desde un avión si con ello te consi guiera. Pero me gustaría verte feliz, y no creo que consigas lo que quieres con alguien que no sea Edward.

Una hora después, vi alejarse el coche de Jacob sintiendo como si acabara de perder a mi último amigo. Él no había hablado de salir otro día. Al parecer, esperaba que Edward y yo solucionáramos nuestros problemas, pero yo tenía mis reservas. Había demasiadas diferencias sociales y económicas entre los Swan y los Cullen para lograr una relación permanente. Y yo no deseaba otra cosa. El problema era que no sabía qué más podía hacer.

Al llegar al trabajo la mañana siguiente, me enteré de que Edward había pagado la cuenta la noche anterior y se había ido a su casa. Fue un disgusto y un alivio a la vez.

Hice mi trabajo, evité las preguntas de Alice y, cuando llegó la hora de volver a casa, estaba agotada. Mi padre estaba ocu pado en su taller y no hizo preguntas cuando le dije que iba a echarme una siesta antes de preparar la cena.

Estaba soñando. Me estaban acariciando, abrazando, aman do. Sonreí cuando la cara de Edward apareció en mi campo visual. Sobresaltada, me di cuenta de que no era un sueño. Él era real.

—No te asustes —dijo Edward conteniendo la risa mientras me tomaba en brazos y me levantaba de la cama—. Voy a llevarte a casa para que veas mi nuevo potrillo.

—Pero... Pero estoy durmiendo —protesté, frotándome los ojos con las manos.

—No, ya no, preciosa.

Se inclinó y me besó suavemente en los labios.

—Despierta, bella durmiente.

Le rodeé el cuello con los brazos, ahogué un bostezo y apreté la cara contra su cuello. Olía a colonia y a jabón. Me acurruqué contra él.

—No hagas eso —dijo Edward—, a menos que desees que encuentre un uso más satisfactorio para tu cama.

Contuve la respiración. Estaba medio dormida e inde fensa. De repente, la atmósfera de la habitación era ardiente, tensa y cargada de promesas.

—Tu padre está con el mío, viendo al potrillo —dijo Edward con voz ronca—. Les dije que vendría a buscarte. Tardarán al menos media hora en echarnos de menos. ¿Bella?

Apoyé la cabeza en su hombro, le miré y no tuve tiempo de ocultar mi deseo.

La mirada de Edward se desplazó a mis pechos. No llevaba puesto el sujetador y a través de la blusa se transparentaba el contorno oscuro de los pezones. No era lo que había planeado, pero mi cuerpo me atormentaba. Lo deseaba de un modo inso portable.

—Podemos amarnos en esa cama —susurró agitadamente, moviéndose hacia la misma—. Sábanas frías, cuerpos ardientes. Podemos darnos placer mutuamente, Bella. Cuando llegue el momento, me verás enloquecer. Déjame mostrártelo.

Edward me sentó en la cama, sujetándome mientras retiraba la colcha, sin dejar de mirarme. Luego, me tumbó y tiró la almo hada a un lado. Comenzó a desabrocharme lentamente los botones de la blusa dejando expuestos los pechos desnudos.

Los miró y contuvo la respiración. Supuse que era porque estaba más de sarrollada que a los dieciocho años. Se inclinó y acarició los duros pezones, frotándolos hasta que temblé y me mordí el labio.

—Grita si lo deseas —dijo él con voz ronca—. Puedes hacer todo el ruido que quieras. Nadie nos oirá.

Me sentía indefensa. Él se había presentado en el peor momento. El deseo reprimido durante años estalló de golpe, dejándome sin fuerzas para resistirme.

—Levanta —dijo él suavemente—. Déjame desnudarte—. Le dejé hacer. Le observaba con los ojos muy abiertos mien tras sentía sus manos cálidas y callosas quitándome los pantalones cortos y las braguitas de encaje hasta que quedé desnuda sobre las frías sábanas.

Edward me tomó las manos y las puso sobre su cuerpo.

—Desnúdame, Bella.

No supe de dónde había sacado el valor necesario. Nunca había desnudado a ningún hombre, ni siquiera a Edward. Sólo recordaba el dolor. Vacilé antes de quitarle la camisa y dejarla caer al suelo.

—No te haré daño esta vez —prometió él mirándome a los ojos—. Esta vez todo va a ser como debió ser la primera vez —encontré la hebilla del cinturón. Volví a titubear. Edward se echó a reír y se puso de pie.

—Lo haré yo por esta vez —musitó.

Edward se quitó el resto de la ropa mientras le observaba fascinada. Luego, se tumbó junto a mí.

—Dicen que los sueños no se convierten en realidad —su surró él mientras sus manos recorrían sensualmente mis senos—. Vuélvete y apriétate contra mí, pequeña. Quiero sentir cada centímetro de tu cuerpo contra el mío.

Me ayudó, inclinándose a besar mi boca entreabierta sin dejar de acariciarme por todo el cuerpo.

Al principio, yací inmóvil, aceptando sus caricias, pero cuando Edward me acarició más íntimamente, comencé a agitarme. Cuando la boca masculina se apoderó de mis pechos y descendió por mi vientre hasta los muslos, estaba gritando.

—Te deseo —musité entrecortadamente.

Tenía los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás. ¡Te deseo! ¡Te deseo!

Edward se colocó sobre mí, aprisionando mi cuerpo contra el colchón. Temblé ligeramente cuando se movió sobre mí. Levantó la cabeza para asegurarse de que no me estaba haciendo daño.

—Shhhh —susurró tranquilizadoramente, retirándome de la frente el revuelto cabello.

Lo miraba asustada.

—Relájate, Bella. Sí, así. Relájate y déjame el resto a mí. Sí. —Edward sonrió con ternura al sentir la cálida y suave carne envolviéndole con deliciosa facilidad. Acentuó la penetración mientras le clavaba las uñas en las caderas y me agitaba contra él jadeando.

—¡Oh, Dios! ¡Esto va a ser celestial! —susurró él roncamen te—. No tengas miedo, pero ahora va a ser un poco... brusco. ¡Ahora, pequeña!

Sentí los bruscos movimientos de su cuerpo con una sensación de admiración porque no sentía dolor. Era algo inso portablemente dulce. Cerré los ojos con un escalofrío exquisito cuando él me acarició de un modo que inundó mi cuerpo de placer.

—Sí, hazme eso —supliqué contra su boca—. Sí, así. ¡Así! ¡Edward!

No pude recordar lo que ocurrió después. Estaba gritando y él iba en una montaña rusa que no podía detener. Gritó él también con un sonido atormentado. Su cuerpo se arqueó y su cara se estremeció en una agonía exquisita mien tras gritaba mi nombre.

—Edward... —susurré, acariciándole, consolándole, con los ojos llenos de lágrimas—. Edward...

—Gracias —murmuró él estremecido—. Gracias por confiar en mí, por entregarte con tanta ternura. Hasta ahora no conocía la paz. Tenía que enseñarte que esto puede ser mágico. Un hombre y una mujer pueden alcanzar el cielo.

—Eres mi amante —susurré, cerrando los ojos.

—Siempre he sido tu amante —murmuró él—. Sólo yo. —Me estiré y suspiré mientras él rodaba a un costado y se inclinaba sobre mí, sonriendo.

—Ahora, vamos a ver a mi potrillo —murmuró—. Y luego te daré de cenar.

Deseaba volver a hacer el amor, pero no se atreví a pedírselo. ¿Podía haberme amado de aquella manera sin sentir algo por mí? No lo creía.

—De acuerdo —dije—. Voy a vestirme.

—¡Qué crimen! ¡Cubrir un cuerpo como ese! —murmuró él mientras me veía vestirse.

—Tú también tienes un aspecto estupendo —dije tímidamente.

Edward se levantó suspirando y se vistió. Cuando terminó, se acercó a mí y me abrazó durante un largo instante.

—No estás tomando la píldora, ¿verdad? —me atraganté.

—No.

Él levantó la cabeza y me miró.

—Si te quedas embarazada, yo cuidaré de ti.

Me aparté de él. Tenía la impresión de que no se había referido al matrimonio precisamente.

—Será mejor que vayamos a la granja —dije evasivamente. Él frunció el ceño—. No me quedé embarazada entonces —comenté sin mirarle— y no es probable que me quede ahora.

—Podría ocurrir, si esto se repite.

—No se repetirá —dije firmemente y salí del cuarto—. Un desliz no es una aventura, Edward.

—Yo no deseo una aventura —rezongó él.

—Sí, ya lo sé.

Llegué a la puerta principal con Edward tras de mí.

—Espera un minuto —dijo él—. Vamos a aclarar esto ahora mismo. ¡Estás totalmente equivocada!

—¡No! ¡No estoy equivocada! Tú sí. Ahora soy una mujer, no una niña. ¡No te conviertes en mi dueño por haberme seducido!

Él se quedó atónito. Comenzó a decir algo, se detuvo y lo intentó de nuevo.

—No había planeado lo ocurrido —dijo con suavidad—. No tenía la intención de que sucediera.

—Nunca la tienes —dije, riéndome despectivamente—. Lo que ocurre es que soy fácil de manejar. ¡Y estúpida! —Él hizo una mueca.

—¡Tú no entiendes nada! Piensas que te estaba utilizando. ¡Por amor de Dios! ¡Por favor, pequeña! ¡Escúchame!

—Mira, ahí viene papá.

Carlisle Cullen conducía el coche que se acercaba a la casa. Mi padre ocupaba el otro asiento. Me sonrojé al pensar que podían haberse presentado unos minutos antes. Aho ra, sin embargo, agradecía la interrupción. Ni siquiera podía mirar a Edward. ¿Cómo iba a poder dormir otra vez en aquella habitación?

Mi mundo entero se estaba viniendo abajo. Había sido seducida por Edward Cullen… una vez más.

******

Bella por fin cayó a los encantos de Edward "pecoso" Cullen XD Ahahahaha Pero la mujer se niega a ver más allá de su dolor T.T *¡Bella cabeza hueca!* Miles de besos.

Kokoro Black

21 comentarios:

  1. Pobre Edward no lo deja hablar Bella..
    se lo merece pero pobre..

    Espero que le diga que la ama.. y ya
    no sufran ninguno de los dos.

    hay es una de las mejores historias que
    me encantan..

    Bueno que estes bien..

    bye..

    -/*-B.y.C-*/-

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  2. HUM!!!! estoy enojada kon BELLA yo keria ke
    JAKE se la cogiera jajaja anda si
    ojillos del gato de shrek... PORFA
    solo una vez ella tiene ke disfrutar a
    otro hombre no solo a ED jajaja
    y ED lo odio jajaja y a BELLA por tonta jajaja...

    TE AMO MI NENA

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  3. Pero como no es capaz de ver que este hombre la ama, y como no disfrutar abiertamente de todas y cada una de las veces que Edward quiera hacerla suya, ajajajajaj, por que amiga mia, yo estaria todo el dia y noche y semana, incluso mes, en esa cama, hasta que la inanicion me hiciera sucumbir, ajajajajajjajajaj

    te quedo estupendo y que precioso Jacob, ayudando a esta obtusa Bella, espero que pronto puedan hablar y ella ya crea las palabras de este Edward que al parecer es algo mas violento de lo que estamos acostumbradas, ajajajjaja

    Un beso guapa e impaciente del siguiente capi
    Irene

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  4. ohh genial me encata, y como dices tu Bella es una cabeza hueca, esta mas que tragada de Edward y aun lo sigue negando... ahhy pobre Jake, toy triste por el..

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  5. oooooo por dios me encanto el cap bella tiene que dejar de ser testaruda! edward la amaaaaa!!! dios estubo genial espero muy ansiosa el proximo capitulo

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  6. HAY DIOSSSSS!!! PORQ PORQ SIGUE SIENDO TAN TESTARUDAAAAAAAAAAAAAA SE VA A CANSAR SE VA A CANSAR Y DESPUES NO SE!!!! DEJA DE TIRAR LA CUERDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

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  7. Hola mi Koko!! te dire que estoy a punto de darle de cocorones a Bella, CARAMBA!!!! no puede dejar de ser tan cabeza dura y ESCUCHAR a mi Edward!!!No puedo con ella, me tiene bien molesta, ella fue quien lo utilizo esta vez, pobresito de mi Edward!!

    Cariños
    Shandra

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  8. yo si quisiera caer en esa tentasion llamada edward cullen
    diosssssssssss
    siguele amiga estuvo genial

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  9. Hola!! Para mi lo dos son unos bolud.s.

    Bella por no escuchar a Edward y el por lo que le iso antes... XD

    Me encanta la historia.

    Chau

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  10. ¿Pero que necesitan estos para arreglarse? Por Dios, si hasta Jacob se lo ha dicho. Que terca es Bella. A ver si se entera ya de que Edward esta enamorado de ella. Lo que tendria que hacer el es pedirle matrimonio, antes de que ella misma supiera que esta embarazada. Eso si seria genial. Publica pronto que me tienes el corazon en vilo.

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  11. ash pero ke estres con isabella cabeza-hueca rezongona caprichuda swan no?
    porke no lo entiende?
    ske no se da cuenta de ke el la ama
    dios
    asta me pone de malas, pero todo es por una razon, ya lo se, pero me estreza!
    jajajajj pero estubo genial, y esper leer el prosimo cap
    pero por dios, ke ya se de cuenta!
    en ke idioma se lo tiene ke decir!!!!
    pero en definitiva, hay una cosa bien clara, y esa es ke bella, por lo menos, ya se dejo kerer, y eso me relaja un poco
    bueno
    creo ke eso es todo por ahora (es un poco corto el comen)
    pero bueno
    besos
    bye
    p.d. waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaEXTREMO! jajja

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  12. "Si, hazme eso"... OMG. me mató esa frase, estuvo muy bueno como siempre el capitulo. Hasta que por fin Bella se dejó hacer, jajaja. Solo espero que Edward ya le diga que la ama, porque se resiste??? En fin es Edward Cullen tiene toooodooo el derecho, jaja.

    Besos Koko, desde Monterrey.

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  13. Kokoro digo algooooo
    oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooommmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmgggggggggggggggggggggggggggggggggggg
    osea que capituloooo...
    Dioooos ese Ed tan hermoooosooooooo suepiroooo
    quiero unooooo
    por fa por f dam e unooooo
    queor llorar de la emocion ....
    te amooooooo

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  14. Si está totalmente enamorado de ella, hasta Jacob se ha dado cuenta y la única que tiene una venda en los ojos es Bella... de verdad, hasta un ciego vería tan clara las cosas.
    Me duele ver que todos los intentos que está teniendo Edward van a saco roto...
    No le hagas sufrir más, por favor...
    Besazos.
    Cada día es más difícil no mirar si ya has publicado.

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  15. la quiero matar, bella de verdad no se entera de nada, si edward esta enamorado de ella, pero es que de verdad es tonta, nunca lo deja hablar y explicarle se llena de rabia siempre,uff......
    que la coga la encierra en una habitacion esta que lo escuche,jajajaja.
    hay que lindo edward, yo tambien me dejo seducir.
    besos guapa

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  16. me encanto por fin sedio bella a mi edi

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  17. Koko!!!!!!! nenis me hiper encanta este EDWARD es muuuuy a lo Rhett Butler eres un genio mujer que Dios bendiga esa cabecilla muy ingeniosa son un verdadero ejemplo como sacas tiempo osea sos madre esposa fan idola eres grande sigue asi sal

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  18. Bella e ssuper grr ¬¬ haha Edwrd es uan amor &&' jake waa ni se hable de el qq babeo xD

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  19. aww... super lindo el capi!!!
    seguro diras y esa quien es?... nunca me comenta... ciarto U.u
    pero mi lap me odia y pocas veces me deja entrar a internet
    la mayoria de las veces entro en la compu de mi hermano pero el me quita rapido ¬¬
    de igual manera hoy me actualizee =D
    y me an encantado todos pero en especial este... pobre edward, esta pagando todo lo qe hizoo :(
    pero nimodoooo eso le pasa por andar jugando al don juan xD
    besooos koko y de seguro aki estare el miercoles ^^

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  20. eres geniiialll!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! jaja
    m encanta esta historia
    ed se merece sufriir un rato jajajja
    pero q le diga ya q la ama!! jajjjajaa
    bella cabezotta jaja

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  21. A mi me encantaria ser seducida de esa forma xDD
    es omg genial este capi fue tan tan hot xDDD
    siempre me encanto

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...