sábado, 26 de junio de 2010

Harencia Maldita - Cap 8 - Naty Celeste

Disclaimer: La Saga Twilight y los personajes originales son de la increíble Sthephenie Meyer, los personajes adicionales y la historia son mias (ojalá eso no sea algo malo XD)

Summary: El nunca quiso esto, todo lo que deseaba era ser normal, pero eso no era lo que el destino le deparaba al hijo de una híbrida y un licántropo.

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Capítulo 8: Sólo uno

De verdad que intenté evitarlo, respetar la decisión que había tomado cuando nos conocimos, pero una vez que estuvo tan cerca, fue una causa perdida. Mucho más fuerte que cualquiera de los dos.

Un simple roce de nuestros labios bastó para delatarme. Para que Meg lo entendiera. La corriente entre nosotros era más que evidente y ella no era ninguna estúpida. Sólo le tomó cinco segundos deducirlo, y luego tomó aire y se alejó de repente, cubriéndose la boca con los dedos y mirándome a los ojos. Podía ver en ellos la forma en que ataba los cabos sueltos. La forma en que comprendía la razón por la que no podía mantenerme alejado de ella y viceversa. Sus ojos se humedecieron y sentí como si su silencio fuera una forma de torturarme.

- Lo sabes ¿verdad? -susurré con la voz ahogada acercándome y acariciando su rostro.

- ¿Lo soy? -susurró en un tono aún más bajo que el que yo había usado. Me costó muchísimo moverme, pero aún así creí que debería saberlo, así que asentí con la cabeza-. ¿Tu impronta? -insistió, y volví a asentir. Su expresión se volvió horrorizada cuando apartó mi mano con brusquedad.

- ¿Qué sucede? -pregunté rayando el pánico. ¿Había entendido finalmente todo lo que le había dicho? O quizás la había asustado algo más. No creí haberla lastimado, pero era una posibilidad…

- ¿Cómo que qué me sucede? ¿Haz oído todo lo que acabas de contarme? ¿Crees que quiero que te sientas atado a mí? ¿Qué tengas que quedarte a mi lado porque nos une algo que no puedes controlar? -Primero subió la voz, pero a medida que hablaba se fue desvaneciendo hasta volver a ser a penas un susurro-. No quiero que estés obligado a quererme. -dudó mucho en seguir hablando, y antes de que lograra sacar las palabras un par de lágrimas se le escaparon de los ojos. Se las limpió rápidamente con el dorso de la mano, pretendiendo que no habían existido.- No quiero ser parte de algo que odias… y definitivamente no quiero ser parte de tu vida por algo en lo que no crees. Por algo que no es real -terminó de hablar de nuevo con lágrimas en los ojos, pero ignoré su gesto de alejarse y me acerqué poniendo de nuevo mi mano en su rostro.

- Meg… -la llamé para que levantara la vista mientras tomaba una de sus manos con la que yo tenía libre y la dirigía hasta apoyarla en mi pecho, justo encima de mi corazón-. Esto es real, Meg. Lo que siento por ti. No me importa qué lo haya causado.

Hice una pausa cuando otra lágrima se deslizó por su mejilla. Por un momento pensé que quizás debería dejar las cosas como estaban y dejar que se marchara, pero descarté la idea rápidamente. Ahora ya no era una posibilidad para mí. Sólo un beso y ya estaba dispuesto a entregarme en cuerpo y alma. Mas que eso: ya era suyo. Cada parte de mí le pertenecía, y lo haría por el resto de mi vida.

- Es verdad -continué-, yo no elegí esto, no lo deseaba, y ciertamente no lo entiendo. Sólo sé que es real… y que no puedo vivir sin ti. Ya no quiero hacerlo. Todo lo que quiero es estar contigo -fui más sincero de lo que jamás había sido. Le había abierto mi corazón en dos, sin importarme lo mucho que sangraría si lo rechazaba.

Hice una pausa y suspiré, intentando mantener la compostura. Ahora temblaba, pero ya no era por la necesidad de transformarme, ahora estaba aterrado por lo que pudiera decir.

- Jamás me había sentido tan cómodo con alguien en toda mi vida. Nunca pensé que pudiera sentirme tan bien siendo lo que soy… tan en paz. Por favor no me quites eso -supliqué-. Esta bien si no quieres que seamos pareja, no tiene que ser así para ti. No estas obligada a nada. Puedes elegir -le aseguré.

Sus ojos ya no mostraban el pánico que los había alarmado antes, pero aún veía la sombra de la duda.

- Puedo ser lo que tú quieras que sea -aseguré.- Un amigo, un confidente, un guardaespaldas, un protector… un asesino a encargo -bromeé, y logré arrancarle una pequeña sonrisa-. Seré lo que me pidas… incluso si eso significa ser el hombro en el que llores cuando otros hombres te decepcionen.

La miré directamente por un largo rato, y luego me sorprendí cuando sin previo aviso sus labios volvieron a estar sobre los míos, moviéndose desesperados buscando una respuesta. Me estremecí y tomé el control del beso en cuanto fui capaz de moverme. Probé sus labios y su boca mucho más profundamente de lo que lo había hecho antes. Ahora que ella sabía lo que era, que entendía los riesgos, no me sentía culpable por ocultárselos. Ahora era su decisión.

Se incorporó sobre sus rodillas y me enderecé en el asiento para tocar mi pecho con el suyo. Sentía su respiración agitada y el latir de su corazón a través de la tela de nuestras prendas… y eso me volvía loco.

Gruñí contra su boca y enredé los dedos de mi mano izquierda en su cabello mientras que la derecha se movía ansiosa por su cintura. Paseé mis dedos por el costado de su cuerpo levantando su blusa sólo lo suficiente para sentir su suave piel. Tuve que contenerme de arrancar la tela cuando del centro de su pecho dejó escapar un tenue gemido. Era lo más excitante que había escuchado en mi vida. Solté un gemido cuando su lengua se paseó por mis labios, y luego tocó la punta de la mía invitándome a más. No se alejó en absoluto para hablar.

- ¿Es esto… demasiado? -preguntó contra mis labios, interrumpiéndose para seguir besándome. Me alejé lo suficiente para pronunciar una frase con claridad.

- Nunca tengo suficiente de ti -dije seguro antes de volver a sus labios, desesperado por sentirla de nuevo. Esta vez fui yo quien la empujó y la obligó a recostarse sobre su espalda. No iba a dejar que se me escapara. No cuando moriría si lo hacía. No puso demasiada resistencia en ello. Sólo dejó que la tumbara y me presionara contra ella sintiendo su cuerpo debajo del mío.

Me sostuve sobre mis brazos para no aplastarla, pero puse sobre su cuerpo toda la presión que pensé que sería capaz de soportar. Quería sentir cada curva de su suave cuerpo amoldándose al mío. Quería escucharla respirar agitadamente por mi causa, quería sentirla estremeciéndose por el contacto de mi piel contra la suya.

Profundicé el beso al tiempo que mis manos bajaban por su cuerpo. Al sentir una de ellas en uno de sus pechos, arqueó la espalda y separó las piernas inconcientemente. Sonreí sin poder evitarlo y bajé besando su cuello con cuidado de no tocarlo con mis dientes mientras lograba presionar más mi entrepierna contra la suya, gracias a su ligero cambio de posición.

Gimió y volteó la cabeza alejando su rostro de mí cuando sintió mi dureza contra su parte más sensible. Mantuve mi boca contra su piel para evitar gruñir cuando me presioné un poco más contra ella logrando que se estremeciera. Suspiré contra su piel y luego inhalé con fuerza su perfume. Era la primera vez en toda mi vida en la que no sentía sed. Sólo quería su cuerpo, no su sangre. La certeza de ese hecho me hizo tomar confianza, incluso más de la que ya me daban las ansias de tenerla. Podría hacerla mía sin lastimarla, sin ponerla en peligro, estaba seguro.

Se sentía tan natural tocarla, tenerla así entre mis manos y debajo de mí. Colé mis dedos por los costados de su cuerpo, debajo de su blusa y fui subiendo la tela de a poco mientras disfrutaba de su suave piel. Separó sus manos de mi pecho sólo para que pudiera quitar su blusa por encima de su cabeza, y luego sonrió mientras volvía a besarla en los labios. Se dedicó a tirar de la tela de mi camiseta hasta que finalmente me resigné y me separé para que también pudiera quitarla.

La besé justo en el centro de su pecho y luego fui bajando lentamente hasta su ombligo. Fue entonces cuando buscó su inhalador en su bolsillo y lo usó rápidamente, pretendiendo luego que no lo había hecho. Me incorporé un poco para mirarla. Temblaba muy ligeramente. Fruncí el ceño en su dirección.

- No tienes por qué tener miedo -susurré. Quizás en general eso fuera una mentira… pero no en ese momento. No cuando me sentía más humano de lo que jamás lo había hecho.

- No tengo miedo -replicó, tan terca como siempre. Le hice una mueca-. No lo tengo… -insistió luego con un poco más de calma al ver mi expresión-. Sólo estoy un poco nerviosa…

- ¿Nerviosa? -repetí incorporándome un poco más. Se encogió de hombros, pero la tensión de sus manos no parecía desaparecer. Las tenía vueltas puños apoyadas en mi abdomen.

- Meg… -me quejé tomando una de sus manos y pesando la tirante piel de sus nudillos hasta que la relajó-. No voy a lastimarte, lo prometo… -dije en voz baja pero solemne. Era una promesa más profunda de lo que ella pudiera comprender. Quitó su mano con brusquedad.

- Ya te dije que no te tengo miedo -dijo muy segura y en tono seco-. Es sólo que tu eres tan…

- ¿Tan? -insistí cuando se quedó callada.

- Tan lindo -solté una carcajada y la miré escéptico por el comentario. Todo lo que le acababa de decir demostraba lo que era. Quizás se hubiera vuelto loca-. Bueno, sexy, musculoso, bien formado, como sea.

Puse los ojos en blanco y volví a besarla en el pecho antes de subir lentamente hacia sus labios. Planté un tierno beso ahí y luego me alejé de nuevo para mirarla a los ojos, acunando su rostro con mi mano.

- Eres la mujer más hermosa que he visto, Meg -susurré. Era cierto. Jamás había visto a alguien tan maravillosa. Me sentía como un idiota cursi al decirlo, pero tenía que hacerlo si ella pensaba de esa forma.

- Claro, claro -replicó sarcástica, como si le hubiera dicho alguna línea trillada. Bueno, quizás lo había hecho.

- ¿No me crees? -pregunté con tono ofendido. Se limitó a levantar una ceja-. Bien -contesté tomando su mano en la mía y dirigiéndola hacia abajo por mi abdomen, hasta el evidente bulto de mis pantalones. No dejé de mirarla a los ojos mientras lo hacía. A pesar del maldito obstáculo de la tela, su mano causó que me estremeciera y me endureciera aún más. Soltó un jadeo y movió su pequeña mano, masajeándo mi erección sólo un poco. Gruñí sin poder evitarlo y pensé que me correría justo entonces si seguía mirándome de esa forma.

Me regaló una sonrisa que me erizó los bellos de todo el cuerpo y se incorporó para besarme de nuevo. Sonreí contra sus labios y colé una de mis manos debajo de su espalda para presionarla contra mi cuerpo, mientras que la otra bajaba hasta su pierna de nuevo. Nunca antes me había tomado tanto tiempo en preparar a una chica para mí, así que todo esto era bastante nuevo. No estaba muy seguro de cómo toma el siguiente paso, pero por suerte para mí, mi cuerpo parecía saberlo.

Sin que se lo ordenara, la mano que mantenía debajo de su espalda desabrochó su sostén, para luego quitarlo lentamente. La tela de encaje blanca se veía increíble, pero no era lo que yo quería ver en ese momento.

Tragué en seco para ahogar un gruñido cuando sus mejillas se tornaron rosadas por la exposición y bajé mi rostro hasta uno de sus pechos para probar su dulce piel un poco más. Rocé su pezón con mi lengua con cuidado y luego lo introduje en mi boca. Por más peligroso que esto pudiera parecerle a mi cerebro, mis instintos no hicieron el menor caso.

Meg gimió con fuerza y casi entré en pánico. Me alejé de inmediato para mirar su expresión. No podía entender porqué estaba tan nervioso. Jamás había sido así con otras mujeres.

- ¿Estás bien? -pregunté rápidamente. Puso los ojos en blanco y luego me miró directamente.

- Will… relájate un poco ¿quieres? Estoy hecha de carne, no de papel -sonreí por el comentario y luego gemí cuando su mano se movió de nuevo sobre mi miembro, a través de la tela. Volví a besarla, ahora con mucha más urgencia que antes, y quizás me moví más rápido que un ser humano normal, pero ya me importaba un carajo. Quería que fuera mía.

Me arrodillé para quitar sus pantalones mientras me miraba y Luego desabroché los míos y los bajé un poco. Casi suelto un gemido de alivio cuando mi erección finalmente salió del escaso espacio que la aprisionaba. Meg soltó un jadeo y yo le sonreí con sorna y busqué en el bolsillo trasero de mi pantalón por un preservativo. Siempre llevaba uno, no me podía dar el lujo de hacerlo sin protección.

Me lo puse rápidamente mientras miraba el cuerpo de Meg sobre el sofá. Sólo llevaba sus bragas. Una de sus piernas descansaba en el respaldo del sofá, mientras la otra permanecía a un lado de mi cuerpo, flexionada como la había dejado mi mano al acariciarla. Llevé mi boca a la que estaba acomodada más alta y besé desde su tobillo hasta su muslo, disfrutando la forma en la que se estremecía por el contacto. Cuando estuve lo suficientemente cerca de su intimidad, besé justo encima de la pequeña prenda y luego enredé mis dedos a un lado para rasgar la tela sin lastimar su tierna piel.

Lo hice de ambos lados de su cadera, y luego quité el molesto obstáculo cuando levantó un poco la cadera para que lo hiciera. Dudé si debía saborearla como me urgía, pero no me contuve cuando su delicioso perfume me invadió. No me resultaba apetecible… bueno, al menos no en la forma en la que estaba acostumbrado. Ahora era diferente. Sólo quería escucharla gemir al contacto de mis labios en su intimidad, de mi lengua en su punto más sensible.

Y así lo hice. Al primer contacto se estremeció completamente y jadeó falta de aire. Subí una de mis manos hasta uno de sus pechos y lo presioné un poco entre mis dedos. Arqueó la espalda pegándome más a su intimidad, y gimió más alto cuando notó que aprovechaba el movimiento para usar mi lengua con más rudeza.

Estaba seguro de que jamás me cansaría de hacerle esto, de provocarle estas sensaciones, o al menos de intentarlo. Tuve que contenerme de entrar en pánico cuando sentí su respiración agitándose más y más con cada movimiento de mi lengua, que continuaba insistente sobre su tenso botón. Tenía que calmarme. Ella misma me había pedido que me relajara. Tenía que meterme en la cabeza lo que le sucedía. Los latidos acelerados, los jadeos, los gemidos… estaba a punto de llegar al orgasmo, y yo lo había provocado.

Intenté no sonreír contra su piel para no cortarle el momento, y en lugar de eso me moví con más insistencia, haciendo que un hermoso gemido se escapara de sus labios, y su mano se tensara sobre mi nuca, donde la mantenía.

La sentí palpitar en mis labios por casi un minuto completo, para luego finalmente desmadejarse sobre el sofá. Solo entonces alejé mi boca y pasé mi lengua por mis labios mirando su rostro, que aún se veía carmesí por la excitación. Me acerqué para besar su cuello y se arqueó contra mí de nuevo, pegando sus pechos al mío. Sonreí contra su piel y bajé mi mano por su estómago para llegar a su intimidad, esta vez con mis dedos.

Tracé un pequeño y lento círculo y luego seguí bajando cuando escuché su respiración agitarse una vez más. Tanteé su entrada con dos de mis dedos y gruñí de nuevo. Estaba increíblemente húmeda esperándome. Era como si me pidiera a gritos que la penetrara de una buena vez. En lugar de eso aclaré mi garganta para hablar correctamente.

- En serio te gustó tanto como a mí ¿no? -pregunté con tono soberbio.

- Pues que no se te suba a la cabeza, pero eres excelente -jadeó-. ¿Nunca te lo habían dicho?

Volví con mi boca a su cuello y alejé mis dedos cuando el calor de su humedad hizo que deseara tenerla justo entonces. Me acerqué a su cuerpo, posicionándome justo en su entrada y negué con la cabeza.

- No, jamás había hecho eso antes -confesé encogiéndome de hombros. Evité decirle que la sed me lo había impedido. No quería asustarla justo entonces. La sentí soltar una carcajada sin sonido.

- Pues encontraste tu talento natural -soltó mientras me acomodaba un poco con la mano para quedar en el lugar exacto. Me alejé para mirarla a los ojos antes de moverme más. No quería apresurarla. El fuego en sus ojos fue demasiado como para que pudiera continua conteniéndome. Hice presión contra ella y me hundí en su cuerpo de a poco mientras la miraba cerrar los ojos apretando los párpados.

- Sigue… -casi suplicó cuando me detuve, y así lo hice. Pasó sus brazos alrededor de mi cuello y atrajo mi rostro a su hombro mientras continuaba incrustándome en ella otro poco. Mi mano fue hasta la pierna que ella mantenía en el respaldo del sofá y la tomé de detrás de la rodilla para flexionarla hacia adelante y ser capaz de penetrarla más profundamente.

Gemí su nombre en cuanto sentí la estrechez de su cuerpo ceder un poco ante mí y me hundí en ella lo más que pude de una sola vez, provocando que gritara mi nombre de repente. Me retiré un poco y luego forcé aún más su pierna mientras volvía a embestirla, esta vez con algo más de velocidad. Me moví intentado ser delicado, pero no lográndolo en absoluto. No parecía poder contenerme con ella debajo de mi cuerpo, envolviéndome de esa forma y embriagándome con sus gritos. Cada movimiento que hacía parecía volverla más loca, justo como a mí.

Solté su pierna cuando se removió debajo de mí e intentó estirarla para luego cruzar ambas alrededor de mi cadera, obligándome a penetrarla con más urgencia y profundidad. En respuesta, movió sus caderas en círculo sin parecer realmente conciente del movimiento… pero yo sí lo era. La presión que causaban sus movimientos hicieron que la cabeza me diera vueltas intentando encontrar una voz razonable, aunque fuera un poco de cordura. Sentí un ligero espasmo en mi bajo vientre y supe que no duraría demasiado tiempo más, si no intentaba pensar en otra cosa.

Gimió un poco más alto, y de pronto todo cayó en su lugar, entendí el porqué de todo. El hecho de que ella fuera mi impronta hacía que la amara, pero el hecho de tenerla, de que fuera mía hacía que mi lado lobuno sobresaliera, que “ganara”, como ella lo había dicho antes. Quizás ahora sólo quedaba eso. Quizás ahora sólo era un lobo. Así como Meg y yo nos estábamos convirtiendo en uno, quizás también mis personalidades. Quizás ahora sólo quedara uno… esa idea no me disgustaba. No mas sed, por lo menos durante el sexo. No. Esto no era solo sexo -me corregí.

La embestí con más fuerza y a los pocos segundos la sentí contrayéndose a mi alrededor. Estaba corriéndose, podía sentirla de nuevo. Me moví más despacio, dándole tiempo para que disfrutara y luchando por no correrme con ella.

- Will… -susurró, y mi autocontrol se fue al mismísimo infierno. Me erguí sobre ella y la embestí sin cuidado al escuchar mi nombre en sus labios mientras se venía debajo de mí. Jadeó sin aire al terminar, pero no me detuve. Sólo miré su expresión mientras se estremecía, casi convulsionándose.

- Meg -gruñí con la voz ronca. Sus ojos se esforzaron por abrirse y se enfocaron en los míos una vez que lo lograron. Jadeó de nuevo y apoyó una mano en mi pecho, justo encima de mi corazón-. Termina de nuevo -casi ordené.

Se estremeció y gimió de nuevo. Aumenté la velocidad y bajé mi rostro para pegar mi boca a su oído.

- Ahora -ordené con la voz ronca y volvió a estremecerse violentamente. Me moví con más urgencia mientras la seguía, corriéndome también. El placer me llenó por un momento y después de llegar al punto en el que creí que moriría, se disipó por mis extremidades haciendo que temblara sin poder evitarlo.

Me quedé quieto luego, prestándole mucha atención a la forma en la que se contraía rítmicamente alrededor de mi miembro mientras recuperaba el aliento. Cuando lo hice -aunque fuera un poco- me alejé lentamente para salir de ella y rodé hacia un lado para recostarme a su lado. No recordé que estábamos en el sofá, así que caí de espaldas al piso con un gran ruido.

Meg rió con ganas y yo me incorporé sobre mis codos riendo también. Adoraba su risa casi tanto como sus gemidos.

- Olvidé que no estábamos en la cama -me excusé riendo aún. Sacudí la cabeza para que dejara de darme vueltas por la desorientación. Rió un segundo más y luego tomó aire para componerse-. Vamos a la cama -decidí poniéndome de pie y levantándola en mis brazos para llevarla conmigo.

Puede que hubiera terminado una vez, pero definitivamente no había terminado con ella.

16 comentarios:

  1. haya hay debo decir q me compro esta historia sisissi me E-N-C-A-N-T-A

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  2. WOOOOOO NATY ME ENAMORE DE ESTA HISTORIAESTA GENIAL SIGUE ESCRIBIENDO, SE TE KIERE MUCHO AL IGUAL QUE KOKO

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  3. ohhhhhhhhhhh..............me encantaaaaaaaaaaaaa...............eres genial naty
    sigue con esta hermosa y interesate ;-) HISTORIA
    un beso

    bye

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  4. Saandiiee'H Cullen26 de junio de 2010, 18:18

    NATY, me asesinaste con esta historia, esta increible!!!

    esperare con ansias hasta el ultimo capi de esta emocionante historia!!!

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  5. Waaa; me encantto yya estoyy esperandoo el prox. capi aunqee no tengoo ni la menoor idea de qe trate xD te qieroo nna

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  6. Is Kiut!!!!!!!! aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa hermosooooooo Naty Sos una divinaaa!1 hermosiisimooooooo.... aaaa me he enamorado de Willl!!!! que cosas mas hermosaaaaa
    gracis por este capitulo miles de besos

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  7. Tuve que reclamar mis minutos de más contal de terminar de leer este capi. Me mandaron a abandonar la chompu para que mi zoquete hermano la usara, pero tendra que esperar a que deje un comment en este maravilloso capitulo XD

    Uuuf, Naty! Aun siento esa extraña sensacion en la tripa :/
    Pero ahora, seguro es la emocion del lemmon jojojo :D
    QuierooO!

    Gracias Naty por este ardiente capitulo :D BL's!

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  8. Mori... en serio hE MUERTO. Dioooos, Naty como haces para escribir asi, ese lemon estuvo de 10 amé a Will.

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  9. ha sido alucinante naty. de verdad eres muy buena. acabo de ponerme al dia con tu historia, me da pena lo queme he estado perdiendo.

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  10. POR FIN POR FIN POR FINNNN..!!!!
    SIIIIIIIII...SU PRIMERA VEZ, AY TAN TIERNAAAA..!!!
    ME GUSTO MUCHO ESTE CAPITULOO..
    ESPERO QUE LO QUE WILL PENSABA HAYA SIDO CIERTO...QUE UNA DE SUSP ARTES SERIA LA QUE PREDOMINARAA...SERIA GENIAL QUE FUERA LOBO SOLAMENTE....CON SU DON DE LEER MENTES, PERO SIN LA SED...SERIA GENIALL..!!!

    ESPERO EL PROXIMO CPAITULO..
    BESOS ENORMES..!!!

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  11. amo a will...me parece tan mono....

    y meg.....esa justa conbinacion que la hce especial.....

    los amo de verdad....

    felicidades naty....es hermoso tu fic...!!!

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  12. jjujju azO azO...
    nu me impresiOnariia
    veer unO de tus esritos a la
    ventaa en libreriias...jjejje
    erees muee buenaa si qe zi...de dondee saks
    tanta imaginaciOn e inspiraciOn??
    bnO bnO estaa geniaal ste capitulOuu
    iia qiero leer el siguientee jjijji
    ammm compartiriaas a jacob ^^ jjOjjO
    besOS
    attO...jess

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  13. maravillosa historia me encanta sigue escribiendo y gracias por escribirpara nosotras.
    un beso......
    catalina

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  14. waaaa waaaa
    me encanto el cappp!!
    sigue así
    veremos k pasa en el proximooo :D

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  15. ola
    oie este no se si me recuerdes...
    en algun momento te comente que vigilaria que nadie cometiera plagio con tus historias
    pues adivina...volvio a pasar ¬¬
    esta vez en potterfics
    no es una historia tuya pero si de una de tus amigas
    asi que te dejo el link y pues revisalo por fa
    http://www.potterfics.com/historias/54873

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  16. wooo amo esta historia :D

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...