lunes, 24 de mayo de 2010

Odio amarte "Cap 04" - Kokoro Black

Disclaimer: adaptación de la novela: El ojo del tigre de Diana Palmer. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque en las noches Jacob es mío, en el día Edward, y también me presta a Ian, a Jared y a Gabe… para los fines de semana… hahaha

MALDITA MEYER!! PORQUE HACE HOMBRES TAN IRRESISTIBLES!!!



Odio amarte

Capítulo IV – Humillada.




Jacob guardaba su velero en un lago por las afueras del pueblo. A finales de primavera, los bosques estaban llenos de pescadores excursionistas. Los miré con cierta nostalgia mientras Jacob me guiaba hasta el embarcadero. Me gustaban los barcos, pero sabía poco sobre ellos. Mis gustos se inclinaban mucho más por la pesca y los paseos por los bosques. Era otra de las grandes diferencias entre el estilo de vida de Jacob y el mío, pero quizás pudiera acomodarme.

Él tenía buen aspecto con los pantalones blancos y el jersey azul marino. No era un hombre mal parecido en absoluto. Contemplé dudosa mis vaqueros y el suéter de varios colores. Esperaba ir vestida apropiadamente para salir a navegar. Él me había dicho que llevara zapatillas deportivas, pero no había especificado el tipo de ropa. Esperaba que no se le ocurriera llevarme a un elegante restaurante vestida así.

—Tenemos un club náutico aquí —me estaba diciendo él, mirándome sonriente por encima del hombro—. En octubre, celebramos la Gran Regata Anual. Este año tienes que venir conmigo —añadió, dando por supuesto que la nuestra iba a ser una relación duradera. Estaba que rebosaba de alegría.

—¿Todo consiste en navegar?

—La mayor parte —contestó él—. Es durante la primera semana de octubre y comienza con una carrera. Por la noche hay una gran cena y, al día siguiente, otra competición. Hay una regata abierta para todas las clases.

—¿Compite mucha gente de Forks?

Él me sonrió.

—Cariño, estamos a poca distancia de la ciudad. Los Cullen tienen un embarcadero aquí. Edward y Carlisle ganaron la regata de su clase el pasado octubre.

Me sonrojé. Sabía que a Edward le encantaba navegar, pero no había recordado que guardaba un velero allí, ni que su padre competía con él. Aunque aquél era el tipo de cosas que le gustaba hacer a Carlisle Cullen. Era tan temerario como su hijo. Aunque aquella temeridad era una de las cosas que yo había admirado en Edward.

—Hablando del rey de roma… —musitó Jacob cuando llegábamos a su embarcadero.

Volteé a medias y vi a Edward Cullen caminando por el malecón con aire despreocupado, como si estuviera en su casa.

—¡Hola, Black! Tienes una llamada en recepción. Les dije que te avisaría, ya que me tomaba de camino a mi velero.

Jacob suspiró.

—Debí imaginármelo. No puede uno mantenerse lejos del trabajo. Al menos, mientras existan teléfonos en este planeta. Vuelvo enseguida, Bells. Gracias, Edward.

—De nada. Cuidare de Bella hasta que vuelvas.

—¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté una vez Jacob se había perdido de vista.

—Lo mismo que tú. Divertirme.

—¿No estás un poco lejos de tu casa y de tu invitada?

Él arqueó las cejas.

—¿Qué invitada?

—La preciosidad que te acompañaba anoche.

—La preciosidad está en una gira por las granjas locales con mi padre y el suyo.

—¿Y no has querido acompañarlos?

—Trabajo mucho durante la semana. Los domingos me gusta descansar.

Bajé los ojos hasta su garganta, por donde sobresalía el fino vello rojizo. Recordé que su pecho estaba cubierto de aquel suave pelo. El íntimo recuerdo me hizo sonrojarme. Me abracé a mi misma y miré hacia las oficinas del embarcadero.

—Me pareció que era su ama de llaves, Sue. Ella no le molestaría si no se tratara de una emergencia.

—No se irá a su casa —dije—. Iremos a navegar.

—¿Te apuestas algo?

Lo miré entornando los ojos.

—Con un tramposo como tú, no. Seguro que amañas la baraja.

Él sonrió y una serie de pequeños escalofríos recorrieron mi cuerpo. Detestaba seguir siendo tan vulnerable. Los cuatro años transcurridos deberían haberme proporcionado cierta inmunidad. Pero la realidad era que la llama se avivaba cada vez que lo veía.

Lo miré a los ojos. La mano que sostenía el cigarro se paralizó en el aire. La sonrisa desapareció de los labios de Edward. Deseé desesperadamente besar la cálida y firme boca.

—Pequeña, es peligroso que me mires así en público —dijo Edward en un tono que nunca le había oído utilizar.

Sonreía débilmente, pero no hizo nada para disimular el fuego en su mirada.

Antes de que pudiera contestarle, y mientras me latía violentamente el corazón, Jacob se reunió con nosotros con el ceño fruncido.

—Lo siento muchísimo, pero tengo a un hombre de negocios europeo sentado en mi porche delantero bebiéndose mi mejor whisky y muriéndose por proporcionarme montones de dinero a cambio de un potro.

Suspiró. Me sonrió y después a Edward, ajeno a la tensión existente entre ambos.

—Los siento, Bells, pero el deber me llama.

Me eché a reír. Sobre todo por el tipo de voz que uso para decírmelo, muy a la Superman.

—No te preocupes. Si me acercas a…

—Yo la llevaré a casa —me interrumpió Edward, llevándose el cigarrillo a los labios—. Así no tendrás que desviarte de tu camino.

Jacob y yo comenzamos a protestar, pero no fuimos tan rápidos como él. Me agarró firmemente del brazo.

—Vamos, antes tengo que recoger unos papeles del barco. ¡Hasta luego, Black!

Jacob titubeó.

—Bueno… ¡Te llamaré esta noche, Bella!

—¡Sí! ¡Hazlo! —grité por encima del hombro mientras Edward me alejaba llevándome casi a rastras—. No me extraña que tengas tu propio barco. ¡Eres un pirata! ¡No puedes ir por ahí secuestrando a la gente!

—Estabas deseando venir —replicó él sin mirarme—. O lo estarás cuando te enseñe lo que tengo en el barco.

Suspiré.

—¿Muerde?

—A veces —murmuró él sonriendo.

Me ayudo a subir a la brillante cubierta del velero, con las velas cuidadosamente enrolladas y atadas, y bajó a la cabina en un instante. Volvió antes de que le echara de menos con una canasta de picnic en la mano.

—¿Cómo…? ¿Qué…?

—La ha preparado Eli esta mañana para nosotros —dijo él, ayudándome a salir del barco—. Podemos ir en coche a la zona de picnic y lo devoraremos todo. No he desayunado y estoy hambriento.

—No podías saber que Jacob iba a tener visita.

—Por supuesto que sí. En realidad, es cosa mía —dijo él sin inmutarse.

—¡Tus huéspedes italianos!

—Exacto —admitió él, sonriendo ampliamente—. Y será mejor que llegue antes a su casa o Aro Volturi persuadirá a Sue de que se vaya con él a Italia. Ese hombre es capaz de conseguir fondos del congreso para un programa de apareamiento. Nunca he visto nada igual.

—¡Eres increíble! —protesté.

—Es culpa tuya —replicó él.

Me llevo hasta el brillante Volvo plateado y me hizo sentarme.

—No quisiste venir conmigo cuando te invité.

—No quería! ¡Y sigo sin querer!

Se sentó junto a mí. Con una sonrisa deslumbrante, puso el coche en marcha.

—Eli ha preparado asado, ensalada de patatas, panecillos caseros y buñuelos de manzana de postre.

Lo miré de reojo.

—Engordaré.

—Estarías mejor con unos kilos más. Aquí. Éste parece un sitio agradable y tranquilo.

Aparcó en la desierta zona de picnic y apagó el motor.

—Una bonita vista. Sin gente.

Me miró a los ojos.

—Podrás hacerme el amor si quieres.

El inesperado comentario me hizo sonrojar violentamente. Evitando su mirada, salí del coche.

Él sacó la cesta de picnic y pasó de largo junto a las mesas.

—Aquí estaremos bien —dijo, observando la zona.

Dejó la cesta debajo de un enorme roble desde donde se veía el lago. En la lejanía, las velas blancas y multicolores se abrían como diminutos indicadores sobre el agua intensamente azul.

—Podemos comer y seguir la competición a la vez.

Me senté en la agradable sombra y lo observé mientras él extendía el mantel y sacaba la comida. Tenía un aspecto delicioso. Sabía que Eli era una magnifica cocinera. Mi padre y yo habíamos ido a las barbacoas y a otras celebraciones que los Cullen ofrecían anualmente a los empleados de la granja, y había disfrutado muchas veces de la cocina de Eli. El ama de llaves era una institución familiar. Como mi padre, un empleado valioso. El pensamiento me causó amargura. Suspiré y miré mis manos cruzadas sobre el regazo.

—¡Come algo! —ordenó él.

Me tendió un plato y sirvió té helado en dos vasos de plástico.

Recogí el vaso y tomé un sorbo del líquido helado con una sonrisa soñadora.

—¡Esta delicioso!

Él llenó mi plato, me lo entregó e ignoró mi expresión dubitativa mientras llenaba otro para él.

—Nada como el campo para abrir el apetito. ¡Por amor de Dios! ¡Come, Bella!

—¿Siempre tienes que dar órdenes? ¿No puedes pedir las cosas?

—Es mi manera de ser —dijo él antes de dar un mordisco a la carne.

Tomé un sorbo de té y me observó durante un momento mientras yo comenzaba a comer.

—Eso es cierto —dije después de vaciar mi plato—. Eres un manipulador nato. Sólo eres feliz cuando consigues lo que quieres.

—¿No le ocurre lo mismo a la mayoría de la gente? —preguntó él.

Dejó los paltos a un lado y volvió a llenar los vasos de té helado.

Luego se recostó cómodamente en el tronco del enorme árbol y cruzó las largas piernas con un suspiro.

Bebí el té mirando el lago.

—Es la primera vez que vengo aquí —comenté—. Papá y yo pasábamos por aquí en coche cuando fuimos a ver a mis tías abuelas, pero no nos detuvimos. Siempre vamos a pescar al río.

—En este lago hay muchas percas —replicó él sonriendo—. Así que te gusta pescar.

—A papá le gusta. Yo lo acompaño por el paseo y la tranquilidad del sitio. Es algo que no tenemos en los hospitales.

—¿Por qué te hiciste enfermera?

—No lo sé. Supongo que siempre me ha gustado curar a la gente que se hacía daño. Aún me gusta. Es mi manera de devolverle al mundo algo de lo que me ha dado.

—¿Es una indirecta? —preguntó él con mirada seria.

—Tú trabajas tanto como yo —repuse con sinceridad—. No pretendía insultarte. Estaba explicándote mi propia filosofía de la vida. No condenaba tu modo de vida.

—Mi padre salvó a la granja de la bancarrota cuando era joven. Ha trabajado duro toda su vida para poder dejarme algo y que no tenga que quebrarme la espalda para vivir. No tuve que trabajar para sobrevivir y eso me afectó. Me pasé los primeros veinticinco años de mi vida criticando a mi padre y esperando cosas sin dar nada a cambio. Aunque sea con buenas intenciones, no se debe malcriar a un niño.

Me miró a los ojos.

—No quisiera cometer el mismo error con mis hijos.

—¿Hijos? —repetí—. Seguro que ya has elegido hasta sus nombres.

—Desde luego —dije él sonriendo—. Al menos hasta el decimo; lo llamaré Decimo, por eso de ser el último.

Sonreí radiantemente. Qué extraño era estar ahí sentada, hablando con él. Era una novedad. No me gustaba estar disfrutando del momento, pero no podía evitarlo.

—¿Y tú? —preguntó él con aparente indiferencia—. ¿Quieres tener hijos?

—Desde luego. Me gustaría una niña.

—Una hija no estaría mal, aunque en mi familia predominan los varones. Como sabes, es el padre el que determina el sexo.

—¡No! —dije con burlón asombro—. ¡Y yo que pensaba que era cosa de la cigüeña!

—No seas tonta —murmuró él, riéndose—. Se me había olvidado que eres enfermera. Supongo que sabes más que yo sobre reproducción.

—Sobre ciertos aspectos, tal vez —dije rígidamente.

Me terminé el té y me puse de pie para tirar el vaso y el plato en un cercano cubo de basura. Cuando regresé, Edward no se había movido. Seguía mirándome intensamente.

—¿Te importa tirar mi vaso también?

Me lo tendió. Cuando me incliné, me agarró por la muñeca y me hizo caer sobre su cuerpo, amortiguando el impacto con los brazos.

—¡Edward! —protesté, zafándome.

Me sostuvo con más fuerza, colocándome entre sus piernas, con la cabeza atrapada en el hueco de su codo. Me miró mientras me retorcía y lo empujaba.

—Yo no estoy… en el menú —dije, jadeante.

—Pues deberías estarlo —murmuró él.

Sus ojos verdes recorrieron mis facciones, los labios llenos y mis ojos castaños, rodeado todo por un marco de cabello castaño.

—Me gusta lo que te has hecho en el pelo, Bella. También me gusta el nuevo maquillaje.

No había esperado que lo notara. Mi asombro se reflejó en su mirada.

—Tenías diecisiete años cuando te besé por primera vez —dijo él bruscamente, mirándome la boca.— Fue en una fiesta de Navidad, en la finca. Estabas bajo el muérdago con un aspecto tremendamente desvalido. Me incliné y te besé suavemente. Te pusiste escarlata y huiste.

—No me lo esperaba —musité, reanudando forcejeos.

—No —dijo él con suavidad—. Estate quieta. Me estás haciendo daño.

Me quede inmóvil y pude sentir la excitación del cuerpo masculino. Lo miré a los ojos y vi una mezcla de deseo y dolor reflejado en ellos.

—Lo siento, pero si me soltaras…

—No quiero. Lamento haberte hecho daño aquella noche. Y lamento aún más de no haber reparado el daño. Te dejé cicatrices, ¿verdad?

—Bastantes… ¡Y no quiero más! ¿Vas a soltarme? —dije, jadeante.

—Debiste ir en contra de todas tus creencias al entregaste a mí. No pensaba en ello. Estaba embriagado por tu sabor y tu presencia. No podía pensar. Recuerdo el olor de tu cuerpo, el sonido de tu voz en mi oído susurrando que me amabas…

—¡Ya basta! —grité, ocultando mi cara sonrojada contra su pecho—. ¡Basta, Edward! ¡Por amor de Dios! Era una adolescente enamorada y tú, un hombre con experiencia que deseaba vengarse de la chica a la que amaba realmente. ¡Eso fue todo!

—¿Estás segura? Admito que había bebido mucho y que me había peleado con Tanya. Y tú parecías…

Los recuerdos suavizaron su mirada. Volvió a verme y casi podría jurar que me miraba con el cabello más largo y aún con aquel vestido de tirantes ciñendo provocativamente mis firmes pechos.

—Me pareciste Venus. Yo sólo quería pasar un buen rato, besarte un poco. Pero cuando gemiste y comenzaste a devolverme los besos tan apasionadamente, me olvidé de todo.

Él vio aquellos recuerdos reflejados en mis ojos y se excitó más.

—Olías a gardenias. Mi mente no puede apartarse de aquella noche en que te poseí a la luz de la luna mientras en la radio del coche sonaba una música exótica y sensual, música que aún llevó en la sangre.

—¡No te atrevas a tocarme ahí! —grité cuando sus dedos se deslizaron bajo la blusa y rozaron el borde del sujetador.

Pero la mano siguió moviéndose. Sentía su cálido aliento en la oreja, susurrándome cosas que no quería oír. Volví a forcejar, pero él volvió a sujetarme. El silencio reinaba a nuestro alrededor, roto únicamente por el canto de los pájaros, el roce del agua contra la orilla y el susurro del viento entre las hojas. Apenas percibía esos sonidos debido a los fuertes latidos de mi corazón.

—Shhh, Bella —susurró él, ignorando la mano que me sujetaba la muñeca—. Shhh… Estate quieta.

Tuve que morderme el labio para contener el grito. Él me abrazaba con tanta fuerza que me impedía incluso retorcerme. No quería que me tocara. No podría soportar el placer. Gemí cuando él encontró el broche de la prenda y lo soltó.

Edward levantó la mirada y encontró mis ojos. Su posesiva mirada, cálida y tierna, me paralizó. Sus dedos me torturaban lenta y expertamente.

—Lo único que quiero es acariciarte —dijo con una voz lánguida y sensual como una noche de verano.

—¡No! —grité, mordiéndome el labio con fuerza mientras él comenzaba a apartar el sujetador de mi piel.

—Por favor, Edward, no me hagas esto.

—¿Qué es lo que temes? —preguntó él suavemente mirándome a los ojos—. Ahora eres una mujer, no una niña. Cuatro años mayor, más juiciosa y experimentada. Esto es solamente un interludio. Comparte un poco de placer conmigo, Bella. Déjame rememorar el pasado.

—Son recuerdos terribles —le recordé conteniendo la respiración—. ¡Me hiciste daño!

—Lo sé, pequeña —dijo con ternura. Se inclinó y me rozó la frente con los labios.

—Te hice daño una vez, pero nunca, nunca más. Quédate quieta, pequeña, y déjame acariciarte.

Quería detenerlo. Quería protestar, chillar. Pero me estaba llamando "pequeña", como aquella noche. Recordé el roce del vello de su pecho contra mis excitados senos, los firmes y fuertes músculos de sus muslos desnudos contra los míos, la inesperada fuerza de su cuerpo cuando me tumbó y me poseyó.

¿Cómo podía desearlo cuando me había tratado de aquel modo? Me dolía el cuerpo de deseo. Su mano recorría mis pechos, jugando, excitando…

—Shhh —siseó él de nuevo.

Me estremecí sin poder evitarlo. Levanté las manos para acariciarle el pelo de la fuerte nuca. No podía respirar bien y no podía ocultarlo. Volví a gemir.

Él me besó en la oreja, en la mejilla, en la nariz.

—Bella —susurró.

Y sus labios buscaron los míos, mordiéndolos delicadamente.

Fue como aquella noche. Una llamarada. Una explosión.

—Edward —gemí contra sus labios, estremeciéndome de pies a cabeza.

Abrí los ojos y me encontré con la tormentosa profundidad de los ojos verdes.

—Nada ha cambiado —susurró él con voz enronquecida por la emoción—. Tocarte me excita muchísimo. Contigo, esto es tan satisfactorio como hacer el amor. Haces unos ruiditos tan tiernos cuando te hago esto…

"Esto" era una lenta caricia alrededor del pecho hasta que los dedos rozaron el excitado pezón. Arqueé el cuerpo y gemí contra su boca. Él me besó apasionadamente, introduciendo la lengua en la boca abierta. Me puse rígida, no estaba acostumbrada a aquella clase de beso. Fue sorprendente y muy excitante.

—¿Te gusta? ¿Sientes placer cuando te acaricio así? —susurró Edward—. ¿O es mejor así?

Pellizcó el pezón con el índice y el pulgar. Me arqueé hacia atrás, gimiendo, abandonándome. Y él enloqueció.

Me tumbó en el suelo y se apoyó sobre mí mientras me besaba ardientemente. Me sentí incapaz de detenerlo. Estaba atrapada por la fuerza de lo que compartíamos, por la cálida y dulce belleza del momento. Cuando él levantó la cabeza, me dolía la boca. Abrí los ojos y contemplé lánguidamente la cara masculina alterada por la pasión.

—Voy a mirarte —susurró él, subiendo el borde de la blusa mientras yo yacía indefensa bajo su cuerpo—. Voy a emborracharme de ti y, luego, voy a comerte como si fueras un dulce.

Gemí, mitad de orgullo, mitad de protesta. Temblé ligeramente cuando las esbeltas y fuertes manos acariciaron mi pecho.

La mirada de Edward estaba oscurecida por la pasión. Subió la blusa hasta el borde del sujetador. Entonces, cuando comenzaba a descubrir los pechos, el sonido de un automóvil lo interrumpió.

Edward se detuvo.

—¡No! ¡Dios! ¡Que se vaya!

Pero el coche, cargado de niños y un perro con la lengua fuera, aparcó junto al Volvo.

Edward apartó los ojos de mi tembloroso cuerpo y se puso de pie soltando una maldición.

Me senté, aturdida. Tenía el sujetador desabrochado. Lo abroché mientras la familia charlaba alegremente y descargaba el coche. Tuve una breve visión del excitado cuerpo de Edward antes de que él se volteara y caminara hasta la orilla del lago. Con un tembloroso suspiro, comenzó a recoger las cosas del picnic.

Cuando el grupo de excursionistas se acomodó en una mesa cercana, levanté la cabeza y conseguí esbozar una sonrisa. Había sido una breve escapada. Ahora quería volver a mi casa para reprenderme severamente por haber cedido. ¿Sería masoquista o algo parecido?

Edward regresó unos minutos después; aún estaba pálido y tenso. Agarró la cesta, la llevó hasta el Volvo y la metió en el maletero de cualquier manera.

Mantuvo la puerta abierta para que yo subiera, con una expresión tan dura que me sentí incomoda. Sabía algo más sobre los hombres que cuatro años antes y no necesitaba preguntarle qué le pasaba.

Mientras me llevaba a casa, Edward encendió un cigarrillo y fumó en silencio. También me mantuve silenciosa. Estaba avergonzada de mi comportamiento, avergonzada de haberle dejado ver lo vulnerable que era.

Él aparcó delante de mi casa y apagó el motor.

—No quería que esto ocurriera —dijo inesperadamente.

Se recostó en la puerta, mirándome con una expresión poco reveladora.

—Ya. Nunca quisiste que ocurriera nada —dije mordazmente—. Pero si crees que puedes jugar conmigo, estás equivocado. Ya tuve bastante con una vez. Se acabó.

Él contempló su cigarrillo.

—Supongo que he ido demasiado lejos. Había creído que tendrías más experiencia ahora, Bella.

—¿Y qué te hace pensar que no es así?

Él me vio a los ojos y me sonrojé. Abrí la puerta y salí tan rápidamente que casi me caí.

Estaba casi en la casa cuando él me alcanzó.

—No me halaga pensar que no has estado con otro hombre, Bella. ¿Tanto daño te hice que no puedes volver a entregarte? ¿Es eso?

—No seas pretencioso —dije intensamente. Él me acarició el pelo.

—No —dijo con ternura—. No creo que pudiera soportar que me rechazaras.

Parpadeé sorprendida.

—¿No comprendes lo difícil que me resulta esto? Sé muy bien que herí profundamente tu orgullo.

—¿Y qué estás intentando hacer ahora? ¡No, gracias! Hoy me has pillado desprevenida. Los recuerdos son muy fuertes y he perdido la memoria. Pero no volverá a suceder, Edward Cullen. ¡ Antes me entregaría a un tiburón que a ti!

Él sonrió forzadamente, como si no le importara.

—¿De verdad? El tiburón podría arrancarte una pierna. Yo no me llevaría nada que no me hayas dado en otra ocasión.

—Algo que no podré volver a dar, gracias a ti —repuse—. A papá le gusta verte. Puedes venir a verlo cuando quieras. Pero yo no estaré nunca más para ti.

—Supongo que… no he debido apremiarte —hablaba mirándose los pies—. Supongo que tendríamos que conocernos mejor…

—¿En qué cama? ¿En la tuya o en la mía? —lo interrumpí con voz fría y distante.

—¡Por amor de Dios! ¡No estoy intentando seducirte!

—¡Qué interesante negativa, después de lo que ha ocurrido en el lago!

—¡No te defendiste demasiado!

Me tembló el labio inferior y Edward se maldijo. Aquello había sido un golpe bajo a mi orgullo. Era lo peor que podía haberme dicho.

—Bella…

—No importa. No, no me defendí. Se te da muy bien seducir mujeres. Debería recordarlo, ¿verdad? ¡Déjame en paz, Edward!

Entré en la casa, ardiendo de humillación. Estaba horrorizada por lo que había hecho.

Eres una estúpida.

Él se aprovecharía de cualquier debilidad mía. Si no andaba con mucho cuidado, se repetiría lo ocurrido cuatro años antes. Pero en esa ocasión no me iba a engañar como a una niña. No señor. En esta ocasión, sabía exactamente lo que estaba haciendo.

Tenía que mantenerme alejada de él. Aún tenía su sabor en la boca y el recuerdo de sus manos sobre mi cuerpo.

Cerré los ojos e intenté imaginarme a Jacob. Pero el hombre al que vi tenía el pelo broncíneo, era pecoso y estuvo sentado con mi padre en el cuarto de estar durante una eternidad antes de desistir y marcharse.



Jojojo Bella se humillo cediendo a la pasión. ¿Creen que vuelva a pasar? Ahahahahaha, mejor que Edward sufra un poco más ahahahaha. Las amo.

¿Aullidos para esta lobita Alpha?

23 comentarios:

  1. Kiero ke se acuete con JAKE para ke le de en
    la MADRE a EDWARD jajaja pero que si lo disfrute
    la unika diferencia ke sea que a el no lo ama...
    BELLA porfaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    te lo pido de rodillas REVUELCATE con JAKE!!!
    jajaja aras ke ED abra los ojos ke mejor ke
    hacer reaccionar a un hombre ke ponerlo celoso
    jajaja.. KOKO mi amor platoniko!!!
    me dejaste en la baba y con ganas kommo BELLA
    jajaja TE AMO mi LOBITHA BESITOS y estuvo
    MARAVILLOSOS EL capi ^^

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  2. holaaa koko muaskkk nna. Rayosss xe edward!!! me esta cayendo muyyy mall de veras ya que se acueste con Jake o de plano un buen faje jajajajaja y que los vea mi edward jujuju seriauna buena venganza jejejej muaskkk
    buenisimo como siempre koko ;P

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  3. Yo tambien hubiese sedido ante la tentacion, que mira que era mucha, jajaja!! La verdad es que, mi Koko eres mala, sabes como quede despues de esto, peor que Bella, jajaja!!! Yo me acostaria con los dos hay que eseñarles a los hombres que nosotras podemos hacer las mismas cosas que ellos pero mejor, jajaja!!! Ademas los dos estan riquisimos, jajaja!!! Cariños desde Puerto Rico

    Shandra

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  4. hay hay sisisisis casi casiiiii sisisisis como me gusta cuando bella flaque ajaj y como me gusta cuando el no puede llegr a lo q quiere jajajaj me encanta esta historiaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  5. Hay diooooos!!!! Koko, que ingrata. Ya que Bella se acueste con Jake para que a Edward le den celos...Maldito!!! que pretencioso se puso y luego la otra tambien de mensa ahi va a caer, aunque bueno quien no???
    Me encanto el capitulo, me tensione, jaja pensando si iba a pasar o no.

    Apoyo a Tini Black en su comentario, muy buen comentario.

    Saludos y besos, koko.

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  6. como se atreven a hacerle eso a mi Edward??!! >=/
    jaja, pobrecitoo

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  7. Muy buen cap.... simplemente no puedo esperar al proximo...jajaja. Aunque creo q Jake es medio despistado...Auuuuuuuuuuuuuuuuuu!

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  8. esta bueno pero cuando va a terminar vale me gusta tu historia cuando vas a publicar el otro capitulo

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  9. hola kokoro te deje un premio en mi blog
    http://premiosytestandy.blogspot.com/2010/05/lluvia-de-premios.html muy lindo capitulo espero leer el pox proto

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  10. yo tambien me humillaria... forro ed

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  11. hay mi koko, pero que bonito escribes, ¿quien en su sano juicio diria a Edward que no?
    Me encanto el capitulo y estoy deseando ver que pasa, y tienes razon cariño , que sufra un poquito mas, aunque con esos encuentros, nos dejas a medias satisfechas. jajajja

    Siempre contigo Irene

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  12. Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    Kokorooooooo!!!Kokoro!!!!!!!!! Kokoroooooo........
    me mola muchisiimo el capitulo Dios miooo padre señor todo poderoso que buen lime.....aaaaaaaa moriiiii...
    pobre Bells, aaa porque amar es tan doloroso a veces....... quiero saber mas de Jacob!!!! aaa moriiiii

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  13. me kede con la boca abierta!
    osea eske te juro ke no la puedo cerrar!
    ske waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa se me kedo trabada
    fue mucho , para ke lo pueda soportar una sola persona!
    porbre bella.....bueno, no es ke este completamnete conpadecida por ella, porke lo del lago, se lo deseo a cualkiera!!
    jajaj
    y mas si es con edward!
    pero otra cosa completamente diferente es el echo de ke jacob se kede asi bien solito!
    estoy deacurdo con las demas, bella merese experimentar un poco con jake!
    ke no t-e-r-m-i-n-e tal cual
    nop....solo una especie de experimento
    pero enseio ke edward es un goloso!
    lo preparo todo maliciosamente!
    es bien ....vivo!!!
    jajajaj con alevocia y ventaja!
    pero algo sin no te puedo negar.....spy adicta a la historia! me encantan lo giros ke das.....y aunke reconocerlo no es muy comun, te puedo decir ke dejarnos en suspenso.....es algo genial..
    jajaja
    raro?
    ya lo creo!!!!

    jajaj
    besos
    chao

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  14. Por que me haces esto .-. tengo unos deseos enfermisos de asesinar a Edward golpear a Bella y patear a Jacob. Asi mas o menos en ese orden o por lo menos cumplir todas esas cosas.
    A veces creo que las personas en especial los hombres tienen mierda en vez de materia gris en eso que llamamos cerebro, pero quien podria culpar a Bella despues de todo y al final del día no nos podremos engañar en que aun siente algo por Edward .-. el amor nos hace ser y hacer estupideces.

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  15. QUE SUFRA ESE MALVADOO..!! QUE SUFRA ESE MALVADO.!! Q PAGUE EL DAÑO Q LE CAUSOO..JAJA
    ESTA PARTE ES DE UNA CANCION Q ME HACE AcordaR JUSTO A EDWARD JAJA

    POBRE BELLA..PERO COMO DIJO ED, ELLA MUCHO NO SE DEFENDIO OSEAA...

    ESPERO QUE PUEDA SENTIR ALGO LINDO POR JACOB PORFAAA...A PESAR DE QUE NO TIENE UN ESTILO DE VIDA MUY PARECIDO BELLA Y ED TAMPOCO ASIQ Q NO SE HAGA..JAJA

    BESOS ENORMES..!!!

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  16. nooo! me enamore de la historia, chicas ya saben que tienen un blog genial, la verdad que tienen una gran imaginación que sobre pasa todo, me encanta leer sus historias, esta me fascino...

    bess

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  17. Dios mio Edward merece un poco de celituss secundo la nocion de que llegue a a costarse con jake ya que Edward se pusiera furioso o al menos que llegaran a algo y el los cachara seria magnifico ME ENCANTAN LOS FICS DE ESTA MUJER por Dios me ponen hot :P

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  18. por dios kokoro no nos dejes asi!!!!! meencanto el capitulo me pone los pels de punta!!!!! jajajaj ya quiero mas!!! besos

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  19. oh por Dios... muii buen kapii... me enkanto lo del lago awww ^^.... ii si kreo k edward merece sufrir un pokiito... pero porfas ke bella nu se akueste kon jacob por favor noooooo... osea sii k le de celiitos ii asii... pero nada mas... por favor =(... bueno... spero k aktualices pronto ^^

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  20. Waaa; Mi cumplee es en el mees de Octubree haha x'DD
    Estat Genial es Capii. [pobree Jake]

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  21. hola kokoro por favor cuando vas a continua con los capitulos nuevos que estan buenos publica el otro porfa y me gusta la historia pero no le hagas eso a eduward

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  22. isisisisi quee se acueste con jake bella para que edward se retuersaa de los celos hahahhaha & que sufra mas edward mira que solo aser sufria bells pobreciitaa & tee lo ruegoo quee aya celos dee edward isisisis hahaha bien besiitos estaa super bonita la istoria

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  23. super el kap
    koko uff me enkanto
    ebserio soi team edwardbella
    pobresito edward
    ya sufri mucho
    y sufrira mas verdad?
    ash jack no me kae mal
    pero me enkanta bella kon ed
    ñañañaña bueno mejor
    me despido k ia no se ni lo
    k digo, solo se k tu escrives
    demasiado bieeeeen, uf k digo demasiado
    super bieen jeje todos tus fics me enkantan koko
    jeje ,e despido ok aki ioppp

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...