lunes, 10 de mayo de 2010

Odio amarte "Cap 03" - Kokoro Black

Disclaimer: adaptación de la novela: El ojo del tigre de Diana Palmer. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque en las noches Jacob es mío, en el día Edward, y también me presta a Ian, a Jared y a Gabe… para los fines de semana… hahaha

MALDITA MEYER!! PORQUE HACE HOMBRES TAN IRRESISTIBLES!!!


Este capítulo va dedicado para todas las mamacitas que me leen... y muy en especial a Sharon y a Lullaby, que siempre me alegran con sus comentarios. ¡Feliz día de las madres!



Odio amarte

Capítulo III – Fiesta en sociedad




El sábado a primera hora de la mañana, dejé a mi padre profundamente dormido y fui en coche a El granero rojo a comprar bizcochos y café para Alice y para mí. Mi amiga aún estaba en bata cuando llegué a su pequeño apartamento en el centro de la ciudad.

Alice parpadeó y bostezó con los ojos verdes inyectados en sangre y la redonda cara sin expresión.

—Café y bizcochos —murmuró medio dormida—. ¡Estupendo!

La seguí al interior del apartamento. El mobiliario era parecido al de mi casa. Allí me sentía cómoda. Éramos amigas desde el instituto. Alice había estudiado Enfermería en Lexington mientras que yo lo hacía en Phoenix. Ahora trabajaban juntas en el hospital y era como si no hubieran pasado aquellos cuatro años. Alice era la única persona que sabía lo profundamente enamorada que había estado de Edward, aunque no le había contado a mi amiga hasta qué punto había llegado mi estupidez. Pero Alice sabía por qué había abandonado la ciudad. Cuando Edward había anunciado su compromiso, había llorado en su hombro durante horas.

Nos sentamos en la mesa de la cocina y desayunamos los bizcochos y el café. Eran las nueve y la ciudad no había comenzado aún a bullir. Pronto, el tráfico del centro sería tremendo.

—Lo necesitaba, ¡Gracias! —sonrió Alice.

—De nada. Respecto al vestido…

—Ven. Vamos a verlo.

El vestido era un sueño de sedosa gasa que caía pliegues alrededor de mi esbelto cuerpo. Era de un azul pálido que destacaba mis ojos oscuros y el cabello.

—Es delicioso —dije.

—Es un modelo exclusivo. Sólo me lo he puesto dos veces. Aquí están los zapatos y el bolso.

Los zapatos plateados tenían unos bonitos tacones y se ataban a los tobillos. Eran elegantes, como el pequeño bolso de piel plata que ponía el punto final al conjunto.

—¡Vaya! ¿Ésta soy yo? —pregunté riéndome.

—Casi —murmuró Alice—. Encanto, tu pelo es un horror. Tienes que cortártelo. ¿Te vienes conmigo a la peluquería?

Agarré un mechón de pelo que me llegaba a los hombros. Estaba encrespado.

—Sí, es un horror. ¿Me atenderían sin haber hecho cita un ahora antes?

—Sí, admiten a todo el mundo —me aseguró Alice—. También necesitas maquillarte. ¡Y un sostén nuevo!

Asentí suspirando.

—No me compro nada nuevo hasta que lo viejo está destrozado.

—Necesitan que cuiden de ti. Llevar algo bonito de encaje debajo del vestido da confianza.

—Está bien. Me pongo en tus manos.

Fuimos a la peluquería. Me hicieron un peinado ligeramente ondulado y cortaron las puntas maltratadas, el cabello le sentaba muy bien a mis facciones. Luego, fuimos a unos grandes almacenes en donde me enseñaron a maquillarme. La transformación fue completa.

—Mmm —dije con una sonrisa, mirándome en el espejo—. ¿Soy yo?

—Puedes estar segura, encanto —dije riéndome—. Hace meses que quería hacer algo así. Antes te preocupaba tu aspecto, pero últimamente te has descuidado.

—Creo que sí.

Me toqué el pelo.

—¡Qué diferencia! A Jacob le va a encantar.

Alice frunció los labios.

—Esa fiesta te tiene entusiasmada, ¿verdad?

—Sí, así es —admití mientras nos dirigíamos a la planta de señoras—. No intento introducirme en la alta sociedad. Sería ridículo. Sólo quiero hacer algo diferente. Mi vida es mortalmente aburrida. Siento como si envejecería minuto a minuto.

—Eso es una tontería. Eres la persona más joven de espíritu que conozco. Como tu padre. A propósito, ¿cómo se encuentra?

—Recuperándose poco a poco. E intentando casarme.

—Tu padre no cambia —dijo Alice riéndose.

—Amén.

—¿Y no te dejaría tener una apasionada aventura?

Suspiré.

—De esa manera no tendría nietos —le recordé a mi amiga—. Además, no estoy segura de querer tener una aventura con nadie. Jacob es estupendo y me gusta mucho, pero no me apasiona. Yo necesito sentirme comprometida emocionalmente.

—Pues si yo estuviera buscando una aventura ardiente, sabría en qué dirección buscar. ¡Edward Cullen debe ser dinamita pura en la cama!

—¡Por Dios! —grité mientras tiraba media docenas de batas del perchero. Profundamente sonrojada, me incliné a recogerlas.

—Lo siento —murmuró Alice mientras yo colgaba las batas—. Supongo que no debería haber dicho eso, considerando que… Pero es magnífico. Estoy segura de que irá a esa fiesta. Su familia y los Mallory son buenos amigos, ¿verdad?

—¿No es preciosa? —comenté entusiasmada señalando una bata de seda verde.

Alice captó la indirecta y dejó de hablar de Edward. Pero su mirada era más elocuente que cualquier palabra.

Durante el resto del día, después de separarme de Alice, me dediqué a atormentarme con la fiesta. ¿Iría Edward o no iría? No quería verlo más, no quería que me estropeara la noche. Necesitaba hacer algo, estar ocupada para no pensar en él.

Terminé pronto de arreglarme y entré al estudio de mi padre, para que viera el vestido y mi nuevo aspecto.

Él me miró y asintió con solemnidad.

—Eres igual que tu madre, querida —dijo, sonriendo con añoranza—. Tan hermosa como ella.

—¿Te refieres a mi? Te has equivocado de chica —dije riéndome—. Pero si crees que estoy bien, estupendo.

—Necesitaras un palo para mantener alejados a los chicos.

Encendió la pipa.

—Ten cuidado en esa fiesta —añadió.

—Todo el mundo me dice lo mismo.

—Entonces deberías hacernos caso. Recuerda que hay un largo camino desde la suite presidencial a las habitaciones de clase económica.

—Nosotros no somos sirvientes —dije con altivez.

—Ya lo sé. Pero tampoco pertenecemos a la alta sociedad. Recuérdalo.

—Sí, su señoría.

—¡Ten cuidado! Y no bebas, Te sienta mal.

Me recordé aquella noche con Edward. Me sonrojé. Para disimular, me incliné para arreglarme la trabilla de un zapato;

—Lo recordaré.

—Y pásalo bien —añadió mi padre.

—Eso espero.

—Y saluda a Edward de mi parte —añadió con un guiño—. ¿No sabías que también está invitado?

Lo miré a los ojos. Pero al oír acercarse un coche, me volteé.

—Bueno, me voy. Te veré cuando vuelva. No te quedes levantado hasta muy tarde.

Él hizo una mueca antes de que cerrara la puerta.


****


Los Mallory vivían en una casa de aspecto casi tan suntuoso como la de los Cullen. Era de ladrillo rojo, muy antigua, y estaba junto a un lago privado y una de las más bellas praderas de Lexington.

—Un sitio agradable, ¿verdad? —comentó Jacob mientras nos deteníamos en el sendero, en donde nos esperaba un chófer con uniforme para conducirlos desde la zona de aparcamiento hasta la casa.

—Desde luego —repuse, entrando en la parte trasera del Rolls-Royce.

Intentaba memorizar cada detalle para contárselo luego a mi padre y a Alice. Me sentía como Cenicienta.

—Me gusta tu nuevo corte de pelo, Bella. Me gusta tu aspecto.

—Estoy contenta.

—¿Nerviosa? —preguntó él mientras el conductor aparcaba ante la casa resplandeciente de luz.

Mujeres exquisitamente vestidas y hombres de etiqueta avanzaban por el pavimentado sendero. Me sentí un poco inquieta.

—Un poquito —confesé.

—Pégate a mí, pequeña. Yo te cuidare —dijo él con un guiño.

Lo miré de reojo. ¿Temería que sorbiera la sopa o intentara untar la mantequilla con la cuchara? Fruncí el ceño. ¿Sería una fiesta con cena?

Se lo pregunté.

—No, cariño —replicó él, guiándome hacia la puerta principal—. Es un bufé con champán.

—¿Con diferentes clases de champán?

—No exactamente —contestó él, riéndose entre dientes.

Alto, moreno y atractivo, llamaba la atención y más con su musculosa masa sobresaliendo a pesar del traje de etiqueta.

—Champán y canapés —susurró él—. Conversación y baile. Incluso hay una piscina, si te apetece nadar.

—No con este traje —murmuré recatadamente.

—Siempre tienen traje de baño disponibles —dijo él, riéndose.

—No, gracias.

Me presentaron a los anfitriones. El señor Mallory era sesentón, gordo y agradable. Su esposa, la tercera, apenas tendría cuarenta años. Era vivaracha e iba cargada de diamantes, Su hija tenía poco más de veinte años y ya estaba casada. Su marido, un ejecutivo, estaba junto a ella, recibiendo a los invitados.

Afortunadamente, nadie preguntó si yo estaba relacionada con los Swan de Seattle o los Swan de Portland, y no tuve que confesar que mi padre era carpintero en la granja de los Cullen. Aquello me habría humillado más allá de lo soportable. Detestaba ser marginada. Pero aquella gente y su elegante casa me recordaban lo que encontraría en la mía cuando regresara. Ellos marcaban la diferencia entre vivir y sobrevivir. ¿No habría sido mejor no conocer a personas que podían permitirse adquirir cuadros originales, sofás de terciopelo, sillones de cuero, alfombras orientales y arañas de cristal?

Tomé una copa de champán únicamente y permanecí rígida junto a Jacob mientras él hablaba de asuntos de dinero con sus conocidos. La conversación se centraba en acciones, bonos, mercado de valores, impuestos y nuevas inversiones. Las únicas inversiones que yo me permitía eran mi coche y mi comida.

—Miren quién llega —murmuró el hombre mayor cercano a Jacob, mirando a la puerta.

Seguí su divertida mirada y vi a Edward. Entraba en la casa vestido de etiqueta con una rubia elegante y menuda, colgada del brazo.

El corazón me dio un vuelco al verlo. Tenía un aspecto impresionante con aquel traje y su pelo rojizo rebelde como siempre. Envidié a la chica que lo acompañaba. En seguida me arrepentí de ese pensamiento. Después de todo, yo había terminado con él hacía tiempo.

—No es esa la chica italiana, Volturi, que está de visita en su casa?

—Sí, creo que sí. Encantadora, ¿verdad? Sus padres y ella esperan cerrar un trato con los Cullen sobre un purasangre. Al menos, eso creo —murmuró Jacob con una sonrisa—. Confío en que Edward sepa qué hace con una mujer así. Pero ¿qué hace él aquí?

—Anda detrás de ese nuevo potro árabe de Mallory. Probablemente, Mallory pensó que podían discutir de negocios aquí lo mismo que en el campo de golf.

Al ver a Edward con la tipa esa, me pregunté con cuantas mujeres habría estado desde la noche que me sedujo. Aquel pensamiento me hizo estremecer.

—¿A qué se debe esa cara larga? —me susurró Jacob al oído.

—No me gusta.

Él arqueó las cejas.

—¿Por qué no?

—Tiene pecas —murmuré sin dejar de mirar a Edward.

Él sintió mi escrutadora mirada y volteó bruscamente. Cuando se encontraron nuestros ojos, deseé que se abriera el suelo y me tragara.

—¿No opinas que las pecas son horriblemente vulgares? —le pregunté con aparente indiferencia—. No comprendo por qué a algunas personas les gustaría tenerlas.

Él se rió débilmente.

—Supongo que no puede librarse de ellas, Bells —dijo.

—Supongo —repuse.

Él se rió más fuertemente y me estrechó ligeramente.

—Eres efervescente. Te prefiero al champán.

Le sonreí a mi acompañante en el mismo instante en que Edward me miraba. Podría jurar que al verme sonreír a Jacob, su expresión se ensombreció.

—¿Bailamos? —preguntó Jake.

Dejó las copas en una mesa antes de guiarme hasta la pista de baile, en donde una pequeña orquesta tocaba valses de Strauss. Nos deslizamos suavemente por la pista.

—¡Bailas de maravilla! —exclamó él.

—¿No lo esperabas de una enfermera? —me burlé—. Era malísima bailando, era muy patosa, no daba una; pero me metí a una escuela de baile de salón y ya ves. Hasta di clases de baile durante tres años. Me encantan los valses.

—Entonces enseñémosles cómo se baila un vals —murmuró él, haciéndome girar una y otra vez en el centro de la sala.

Algunas personas se detuvieron para observarnos.

Nos movíamos como una sola persona. Él era un excelente bailarín y lo seguí sin perder ningún paso. Me reí mirándolo, disfrutando de la música. Me sentía joven, llena de vida. Había sido un año largo y monótono y ahora estaba renaciendo. Cerré los ojos y me entregué al alegre y seductor ritmo. Habría sido perfecto si los brazos que me sostenían hubieran sido delgados y fuertes, si el cuerpo que presionaba el mío hubiera sido esbelto y musculoso. Y si la cara de mi pareja hubiera estado coronada de cabello broncíneo y hubiera tenido aquellas horribles pecas por todas partes…

Me mordí el labio. ¿Cuánto tiempo tardaría en desvanecerse aquel sueño? Duraba ya demasiado tiempo.

Los aplausos me devolvieron a la realidad. Jacob hizo una reverencia y me sacó de la pista. Me agarré a su mano, vagamente consciente de la atenta mirada esmeralda de Edward. ¿Por qué me miraba así? ¿Se sentiría culpable?

—Ha sido estupendo —le dije Jacob.

—Estoy de acuerdo. Eres mágica.

Se inclinó y me besó en la frente.

Volteé de reojo hacia Edward que estaba al otro extremo de la sala; él apretó los puños y miró a Jacob con expresión asesina. Traté de no analizar su expresión.

Cuando algunos de los invitados descubrieron que era enfermera, tuve que contestar una serie de preguntas de carácter medico para las que no me consideraba preparada.

Me disculpe por las más complicadas y no me faltaron acompañantes. Pero, inevitablemente, Edward me pidió un baile y la velada comenzó a nublarse.

—¿Te diviertes? —preguntó él secamente—. Te estás convirtiendo en el centro de atención.

—Lo estoy pasando maravillosamente —repliqué—. ¿Y tú? —añadí, mirando a la joven acompañante de Edward. Bailaba con un hombre mayor al que sonreía radiantemente.

—Sí, me divierto. Es una chica encantadora. Generosa, amable y hermosa.

—No es tu tipo habitual, pero a todos nos gustan los cambios, ¿verdad?

Él me miró posesivamente mientras me estrechaba contra su cuerpo.

—¿Qué sabes tú de cuál es mi tipo habitual de mujer? Tus intentos de evitarme se están convirtiendo en una ciencia.

—¿Sí? No me había dado cuenta.

La fuerte mano que sujetaba la mía acarició mi palma ligeramente. El corazón me dio un vuelco.

—Aún no eres inmune, ¿verdad, Bella? —preguntó él, mirando mis labios entreabiertos.

—He estado bailando. ¿No lo has observado? —repuse, eludiendo la pregunta.

—Te he observado durante toda la noche y lo sabes. Este vestido es fascinante. ¿Dónde lo has conseguido?

Sonreí.

—¿Verdad que es bonito?

Me hizo girar tan bruscamente que casi perdí el equilibrio. Nuestros cuerpos se tocaban íntimamente. Me separé un poco de él.

—Deja de luchar conmigo —musitó Edward.

—¿Estoy luchando contigo? Creía que me estabas recordando cuál es mi lugar. ¿No cree que esto es demasiado para la hija de un carpintero, señor Cullen?

—¿Has estado bebiendo? —preguntó él.

—Sólo un poquito de champán, jefe. No tiene que preocuparse —Me burlé.

—Estoy preocupado —dijo él entre dientes.

Me observó atentamente mientras la música flotaba a nuestro alrededor.

—Jacob no es de los que se casan y tú sí.

—¿Y cuál es la diferencia? Tú mismo conoces a hombres que se acuestan con la hija del carpintero y no se casan con ella.

—¡Bella! ¡Shh! —siseó él, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie me había oído.

—¿Por qué? ¿Te preocupa que sospechen que andas tonteando con tus empleados? —susurré en tono de conspiración—. ¡Dios no lo quiera!

—Bella…

—Yo siempre había creído que era a la doncella a quien seducía el señorito —seguí.

—¡Por el amor de Dios! ¿No podemos tener una conversación normal, sin que interfiera el sexo?

—¡Mira quién habla! —repuse, deteniéndome en mitad de la pista—. Además, no quiero tener una conversación normal contigo. ¡Eres el único hombre capaz de dejar embarazada a una mujer hablando!

Él soltó una risita mientras me miraba cálidamente.

—Podríamos intentarlo. ¿Qué te parece si vamos de picnic mañana?

La invitación me dejó atónita, pero conseguí no demostrarlo. ¿Pretendía que se repitiera la historia? Pues en esa ocasión no me iba a acorralar.

Le sonreí y negué con la cabeza.

—Gracias, pero mañana salgo a navegar con Jacob, Tiene un velero.

—¡No seas tonta! ¿No comprendes que intenta seducirte? Le importan un bledo tus sentimientos. ¡Sólo quiere acostarse contigo!

—¿Cómo lo hiciste tú? —lo desafié.

—No eres de su clase.

Le sonreí fríamente.

—Muchas gracias por recordármelo. Tampoco soy de la tuya, ¿verdad? ¿No es indigno de ti pedirle a la hija del carpintero que te acompañe a un picnic?

Él entornó los parpados y me miró amenazadoramente. Yo me aparté de sus brazos y volví junto a Jacob lo más rápido que pude. Me esperaba sonriente.

—¿Has tenido algún problema? —preguntó observando a un furioso y acalorado Edward Cullen.

—No.

Le dirigí una sonrisa deslumbrante.

—¿Quieres bailar conmigo?

—Me encantaría, Bells.

Me rodeó con sus brazos indolentemente.

—Pero, ¿te parece que estaremos seguros? —preguntó señalando con la cabeza a Edward.

—El señor Cullen y yo hemos tenido una pequeña diferencia de opinión —dije con dulzura.

—Pues a mí me parece que has herido profundamente su ego. No te gusta mucho, ¿verdad?

—¡Es un bruto engreído!

Edward debió leerme los labios, porque se volteó bruscamente y se dirigió hacia la joven italiana separándola de su acompañante con notable elegancia.

—Míralo —contesté—, quitándole las mujeres a otros hombres, filtreando con cualquiera que lleve faldas…

—Es bastante popular entre las damas —observó Jacob—. Me sorprende que puedas resistirte a su encanto con tanta facilidad.

¡Si Jacob supiera!

—Lo conozco desde hace años —dije escuetamente—. Se pasa el tiempo en casa hablando con mi padre.

—¿Y jugando al ajedrez? —aventuró Jake.

Ladeó la cabeza y me observó mientras bailaba.

—¿De verdad va a jugar al ajedrez o a probar suerte contigo?

—¡No tiene la menor oportunidad conmigo! —expuse mordazmente—. ¿Te importa que hablemos de otra cosa? Me estás estropeando la velada.

—¡Oh! Con mucho gusto —murmuró él y me hizo girar con una expresión complacida que fue atentamente observada por un atractivo y alto pelirrojo que bailaba con una hermosa rubia.


Pobre Edward… creo que los celos se lo están comiendo. Que sufra por un rato XP Ahahahaha

¿Aullidos parta esta lobita Alpha?




23 comentarios:

  1. jjajja... soy la primera!!!!!!1 por primera vezz!!!!!!!!!! dios si... que sufra por un rato más porque de verdad que odio a esos hombres que usan a las mujeres... soy una feminista a muerte ajjaja... pero amo a edward jajjaja... fantástico el capi kokoro como siempre idola, muero por leer el que sigue pero ya ves quedamos a tu disposicion jajjaja... no nos hagas sufrir tanto y no demores en publicar, besotes y nos leemos pronto =)

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  2. wauuuuuuuuuuuuuu como siempre espectacular...
    me gusta mucho esta historia y espero que no te demores tanto en publikr (pero si llega a ser el caso seré paciente, como siempre).
    besos koko y me enknta q edward sufra x aprovechado....

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  3. Me gusta me gusta me gusta me gussssta!! Pobre Ed... ¡¡¡PERO COMO ME GUSTA!!!

    Hhahahahaa ^^
    Te Kiero Koko! Esta genial!

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  4. Roooooo aoooo mi Roooooo mi bella roooooooo.... jajaajajaj es lindo que ed este celoso como dice la cancion el que quiera azul celeste que le cueste!!!!! si el las embarro que las pague no? aun uqe no me fiio de Jake ... mmmmmm no se sientr y presiento que hay algo escondido en este fic ... bueno mi niña Feliz dia de las madres apra ti miles de besos y abrazos y cabe decir me encantoooo elc apitulo
    te amooooo
    aaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww

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  5. no!! ke Edward no sufraaaa!! jaja!! me encanta la historia! kisses & bites!!

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  6. hahahahaahahha csm lo ameee
    me encantoooo este cap
    koko eres la mejooorrrr jijijiji
    besiitos sube pronto ya quiero leer
    el primer cap de mi ni#a mujer

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  7. Hay mi koko, esperaba este capi como agua de mayo, ya creia que no seguirias con esta historia, no te tardes mucho en continuarla, please.
    Que mi corazoncito esta en pausa, y asi no me gusta.
    jajajaja
    Espero impaciente mas, un beso de tu cachorrita beta, jajaja
    Y un abrazo guapa
    Irene Comendador / esperado anochecer
    Pasate por mi casa si quieres y me dices que te parece.

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  8. Siiii ke sufra un poquito mas!!!! Pobre de Edward, pero creo que merecido se lo tiene por lo que le hizo... tiene que batallar un poquito no??? Digo "El que quiera azul celeste, que le cueste".

    Koko, te quedo hermoso el capitulo, espero que ya estes mejor y mas tranquila, cuidate mucho, besos.

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  9. hay pobreeeeeeeeeeeeeeee!"!11 xixisisisi noooooooo me encanta esta historia sisisis

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  10. HAY NOOOO!!!
    pobrecito!!!
    mi pobre Edward no quiero que sufra. que Bella se de cuanta pronto que lo necesita como el a ella!!!!
    aaaahhh
    Buenisimo mi Roo
    Besos grandes!

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  11. HAYYYY LO AMEEE!!!
    SIISISISISISISISISI ME ENCANTOOOO!!!
    WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

    gracias mi Rooo por actualizar
    espero que estes mejor cariño
    te mando un abrazo grande y aki estamos para ti...
    cuidate mucho...

    Con Amor... Tiwii Cullen

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  12. ñaca ñaca ñaca, CELOS!
    la mejor parte de todas las historias
    donde los sentimientos se ponen en evidencia, y sacan lo pero de uno
    pero son geniales
    jajajjaja
    waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    jacob es tan sexy!!!
    y tan caballeroso
    y alice es genial como siempre
    ke haria bella sin ella?
    waaaaaaaaaaaaaaa
    posiblemente nada!!

    koko
    tkm
    FELICIDADES
    y gracias por todo!!!

    bye

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  13. hayy si amo a Edward celoso!!!! me encanta que rechine los dientes mientras Bella lo provoca con otro hombre, me encanta!!! que atino, no pudiste dedicarme mejor capi... LO AMÉEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.... gracias mi Ko, sabes que siempre cuentas conmigo, que con mis pocas y humildes palabras trato de levantarte el ánimo y espero lograr aunque sea una sonrisa, te quiero..... besotes y un abrazo linda mamá... que Lyon te cubra de besotes, abrazos y Bobs esponjas! ja ja ja, no lo pude evitar, besotes hermosa...

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  14. aaahhhahahahha.!! jajaj bien dichooo..
    que sufra que sufraaa..!!!
    va bien encaminada la historiaa..aunque me molesta q bella se mienta a ella misma pero bueno se supone q tarde o temprano se terminara dando cuenta de lo que quiere jeje

    besos enormes..!!

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  15. y pobre bella, no se da cuenta que por mucho daño que te hayan hecho, en el corazon no se manda, y en el de ella solo hay un nombre: EDWARD jajaja. igual cuando se quiera dar cuenta sea tarde...
    besos

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  16. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  17. OMG!!! este capi bueno me ha encantado bien merecido lo tiene edward por mucho que me guste y agrade, debe sufrir de vez en cuando no todo se da en bandeja de plata sufrir otro poco mas no le vendra mal xD

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  18. auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu me encanto!!!!!!!!!!!!!! jajaja se me hizo corto el capi kokoro!!!! jajaj besos lobita

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  19. OooOoOOo muy buen capi kokoro pero si staba corto!!

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  20. este fic me enkanta
    esta super
    pero komo k bella es mui
    malaa kon edward
    nisikiera deja k le
    exolke ni pio jeje+y el babotas de edward k no save komo
    insistir, a k si edward
    fuera mi amigo
    le diria ensierrala en
    la casa y no la dejes salir nunca jajajajaj k loko no
    bueno mejor me callo


    espero andes muiiii biiiienn
    koko rekuerda k aki para ti ok
    bueno me despido
    xo0oxo0o naimacullen

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  21. Nna; amo la historiaa ((:
    Probree Eddy aunqe se lo merecee

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  22. Amo, literalmente amo este fic, es realmente bueno... Auuuuuuuuuuu!!!!!!

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  23. Edward me encanta pero
    celoso aun mas xDDD que Bella
    se divierta un poco mas con el
    es genial

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...