viernes, 14 de mayo de 2010

Herencia Maldita "Cap 2 - Nuevo entorno" - Naty Celeste

Disclaimer: La Saga Twilight y los personajes originales son de la increíble Sthephenie Meyer, los personajes adicionales y la historia son mias (ojalá eso no sea algo malo XD)

Summary: El nunca quiso esto, todo lo que deseaba era ser normal, pero eso no era lo que el destino le deparaba al hijo de una híbrida y un licántropo.

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Capítulo 2: Nuevo entorno

Al bajar del avión -sin ninguna baja por mi causa-, y después de recoger mi maleta y salir del aeropuerto, me dirigí al hotel más cercano. Era un motel bastante asqueroso, pero me serviría por ahora. Además, no me pedirían documentos, eso siempre era algo positivo, incluso si cargaba con seis identidades alternativas en mi valija.

Lo primero era lo primero. Tenía que conseguir dinero para establecerme. Y para eso debería pasearme por las calles, escaneando los pensamientos en bares y antros.

Después de registrarme, dejar mi maleta en la pequeña y sucia habitación, y cambiarme de ropa, me fui a dar una vuelta por el pueblo. Llevaba quinientos dólares en cada bolsillo del pantalón y unos cien dentro de la billetera, en caso de que a alguien se le ocurriera robarme. Prefería tener algo que darles en lugar de tener que luchar contra ellos… o que me dispararan o acuchillaran y curarme en cuestión de segundos frente a los ojos de todo el mundo. Definitivamente eso no era una opción. Aunque de todos modos, era una simple precaución: Nadie me sorprendía fácilmente.

En el cuarto bar al que entré finalmente encontré lo que buscaba: apuestas. Al parecer había un juego clandestino de póker en el almacén, o al menos eso era lo que pensaba el bartender. Se trataba sólo d peces gordos, así que me senté en la barra y comencé con mi número. Pedí wisky del más caro y pagué con billetes de a cien, simulando ponerme más ebrio con cada vaso. Claro que eso hubiera sido completamente imposible: mi organismo asimilaba el alcohol justo como si se tratara de agua. Nunca había sentido ni la más mínima reacción.

Le comenté al hombre que me servía todo sobre mi “nuevo ascenso”, diciéndole que ya no sabría qué hacer con tanto dinero. Iba cambiando ligeramente mi historia de acuerdo al curso que tomaban los pensamientos del cantinero. Después de un par de horas finalmente me preguntó si me gustaban las apuestas. Claro que mi respuesta siempre era la misma. Me encantaba apostar, pero no sabía muy bien cómo jugar al póker. Eso siempre emocionaba a los jugadores, confiándolos en sí mismos.

“Ebrio” como estaba, era lógico que accediera a una propuesta que probablemente me dejaría en la calle. Trastabillé deliberadamente con mis propios pies mientras un tipo vestido de negro me guiaba hasta la parte de atrás del bar. Se burlaba constantemente en su cabeza, pensando en cómo me iban a desplumar. Al parecer la casa se quedaba con buena parte de lo que ganaban ciertos jugadores, y a él le tocaba un porcentaje de eso.

Me dijo que entrara por una pequeña puerta gris que no estaba muy iluminada, y así lo hice. Dentro había cuatro hombres: uno pequeño y musculoso, dos flacuchos y uno de mi tamaño. Yo era bastante grande, en realidad. Mi familia solía decir que tenía el cuerpo de un licántropo y la mente de un vampiro. Y eso bien podría haber sido cierto… salvo por la sed. La sed se alojaba tanto en mi mente como en mi garganta. Por suerte para mí, el olor de la pequeña y oscura habitación era nauseabundo, y ninguno de los hombres parecía verme como una amenaza a pesar de mi tamaño. Con el tiempo había aprendido justo la forma en la que encogerme y qué postura adoptar para pasar desapercibido cuando lo deseaba.

Las apuestas corrieron y los quinientos dólares que aún me quedaban se multiplicaron varias veces gracias a mi… “suerte de principiante”. Cada pocos minutos un hombre entraba ofreciendo vasos a todos. Todos en la mesa tomábamos uno. Se suponía que yo no supiera que el único vaso que contenía alcohol era el que yo tomaba. Casi solté una carcajada cuando el mozo entró concentrado en recordar cuál era el vasito que contenía wisky barato y cuales eran los que estaban llenos de jugo de manzana. Era increíble que tuvieran la cobardía de intentar dejarme inconciente, o por lo menos incoherente por la borrachera.

Después de unas horas uno de ellos comenzó a pensar que hacía trampa, y otro se preguntaba como cuernos aguantaba tanto licor, así que di por terminada la partida. Me bebí el último vaso que me habían servido de un solo trago y me tambaleé inocentemente, abriendo y cerrando los ojos como si intentara enfocar la vista.

- Bueno, caballeros… creo que mejor me retiro por la noche -anuncié tomando mi saco del respaldo de la silla y poniéndome de pie fingiendo que se me dificultaba por la falta de equilibrio. Siempre era fácil engañar a los humanos. Luego de insistir en que me tomara otra copa -sin que yo accediera, por supuesto- estreché las manos de todos, alabándolos y diciendo que volvería al día siguiente.

Por suerte a ninguno se le ocurrió seguirme o siquiera dudar de que decía la verdad. Me veían como un jugador empedernido, justo como había planeado que lo hicieran. Además, todos estaban intensamente sumergidos en sus pérdidas y tenían la esperanza de poder derrotarme la siguiente vez que jugáramos. Pobres idiotas.

Casi sentí lástima por ellos, pero luego recordé a lo qu se dedicaban. Dos de ellos vendían autos robados, uno era un agente de bolsa con suficiente dinero como para acabar con el hambre del mundo, y el otro era dueño de una cadena de clubs de desnudistas. No eran precisamente "almas inocentes". Pero quién era yo para juzgar, ¿no? Por lo menos ellos tenían almas. Sucias y corruptas, pero almas al fin. Yo había perdido la mía hacía mucho si es que alguna vez la había tenido...

Salí del antro aún tambaleándome , como actuación especial para el cantinero, que me miraba todavía a través de una pequeña ventana escondida a un lado de la barra. Despejé todas sus sospechas cuando "me caí" de bruces y me levanté sobándome la boca. Tuve que contener la risa para no delatarme. Lo que el pobre tipo no sabía era que se necesitaría algo mucho más duro que el asfalto para que siquiera me produjera algún tipo de dolor.

De vuelta en el hotel, tomé mi maleta y me largué lo más rápido que pude. Los pensamientos de la gente que se alojaba pagando por hora me repugnaban. No tenía por qué escuchar ese tipo de cosas.

Me acomodé un poco el traje y el cabello antes de salir y tomarme un taxi para guardar las apariencias. Le dije la dirección del hotel más caro y lujoso en la ciudad. Ahí me quedaría durante la noche, hasta el día siguiente, cuando pudiera comprar un departamento o algo así.

De esa forma me había manejado desde que había dejado la casa de mis padres. Primero un hotel barato, luego apuestas para poder pagar uno caro, y luego un departamento o una casa. Después de unos meses volvía al hotel, vendía la casa, donaba el resto de las cosas y organizaba mi próximo viaje. Era una vida extraña, pero más normal de la que hubiera tenido de haberme quedado con mi familia.

Al día siguiente averigüé en la recepción por un buen agente de bienes raíces. El hotel no era malo, pero necesitaba algo más cerca del mar. No había podido relajarme en toda la noche, y el agua solía ayudarme. Era misma tarde hice cita para visitar varios lugares en la ciudad.

La agente que me asignaron en la agencia era una muchacha de unos aparentes veintiocho años. De acuerdo, yo tenía veinte, pero nunca nadie lo sospechaba. Entre el crecimiento acelerado -cortesía de los genes de mi madre- y la rápida adolescencia heredada de la raza de mi padre, aparentaba la misma edad desde hacía unos seis años. Comparándome con los demás hombres parecía tener alrededor de unos veinticinco años. Resultaba muy útil en la vida que llevaba: nadie hacía preguntas y jamás me habían pedido identificación en los bares.

La mujer de cabellera rubia y chaqueta roja no paraba de pensar obscenidades. Claro que de la boca para afuera era una dama. Solté una risotada mentalmente ¡Por favor! "Una dama". Estaba harto de la gente así. No de la que se comportaba, sino de la que fingía ser algo que no era. ¿Porqué no podía simplemente decirme lo que quería? O quizás invitarme una copa o algo así. Probablemente si lo hubiera hecho, yo hubiera accedido. De verdad la mujer no estaba nada mal... pero no. se comportaba discretamente, muy profesional, fingiendo que no se imaginaba a sí misma bajo mi cuerpo en cada habitación de la casa que me mostraba. Era patético pensar que la gente no podía simplemente decir lo que se le antojaba. Me ponía los nervios de punta, y eso, más el perfume dulce de la muchacha, viciado dentro del auto en el que íbamos, estaba haciendo que me sintiera peligrosamente descontrolado.

Me metí las manos en los bolsillos del jean antes de entrar a la siguiente casa. No estaba mal, pero no mostré entusiasmo alguno. Salimos rápido, y visitamos tres condominios y dos casas más. Todos estaban a mas de cinco kilómetros de la playa… y por eso no eran siquiera una opción.

De todos modos fui cortés con la muchacha artificial de olor apetecible y mente retorcida, y le pedí que me mostrara algo un poco más cerca del mar. De inmediato el curso de sus pensamientos cambió y se puso a pensar en pequeños departamentos bastante baratos y habitaciones de hotel en alquiler. Fruncí el ceño imperceptiblemente e intenté hacerme a la idea de la gente rodeándome. Suspiré profundamente cuando propuso los lugares, y las manos me temblaron cuando la garganta me quemó por el aroma. Definitivamente, el agua era una prioridad. Necesitaba calmarme urgentemente.

Accedí a comprar un pequeño departamento en un edificio cuya parte de atrás daba a la playa. Bueno, en realidad no era pequeño, sólo lo era comparado con los lugares que acostumbraba comprar. Eran dos departamentos por piso, y por suerte el mío estaba en la última planta. Eso me alejaba de la gente que pasara por la calle o por la playa lo suficiente para que me fuera más fácil ignorar sus pensamientos.

El lugar ya estaba amueblado, así que podría mudarme en cuanto firmáramos el contrato. Esa noche repetí mi rutina del día anterior para lograr conseguir un poco más de dinero, y reponer lo que le había pagado a la agencia y al hotel. Conseguí mucho más que la vez anterior, aunque no era ni por casualidad un record entre las cantidades que solía conseguir.

Después de otra noche de insomnio, y a primera hora de la mañana fuia ver de nuevo el departamento. En realidad no estaba muy seguro de porqué lo había escogido: No era lujoso ni espacioso, pero parecía correcto de alguna forma. Como si se viera atractivo a pesar de no serlo. El lugar estaba amueblado, así que solo tuve que encontrarme con el vendedor, firmar los papeles y entregarle el depósito -más un pequeño adelanto de las cuotas- para que accediera a que me mudara esa misma noche. Eso fue un verdadero alivio. Ya no soportaba tanta gente a mi alrededor en el hotel. Los pensamientos de tanta gente hacían que se me pusieran los pelos de punta.

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Recorrí el departamento por centésima vez cuando no logré quedarme dormido. Veía perfectamente en la oscuridad, así que decidí conservarla mientras miraba el horrible papel tapiz que decoraba la pared. Diseños toscos en un desagradable color rojo, con detalles dorados. Por un segundo pensé en lo que diría la tía Alice de saber que vivía en un lugar como ese- No. No podía pensar ene se tipo de cosas. Yo ya no era esa persona. Lo consideraría cuando hubiera logrado lo que me proponía, pero hasta entonces los mantendría alejados de mi vida y de mi mente.

Las manos me temblaron cuando el tono rojo del papel me recordó el dulce color de la sangre. Sin dudarlo, quité los pocos muebles que se apoyaban en la pared ya arranqué el decorado pedazo por pedazo, hasta dejar la pared completamente limpia. Ya no podía controlarme, y eso no ayudaba en lo absoluto. Terminé limpiando las paredes de todo el departamento, y para cuando amaneció, todo el piso estaba cubierto de retazos de papel y pegamento, y los muebles se habían vuelto un estorbo en el centro de cada habitación.

Cuando junté todo el desastre ya era media mañana, así que decidí abastecerme. Necesitaba algo de comida y ropa nueva, por lo que me alisté para buscarlos. Al salir de mi departamento casi choco con una chica -asumí que era mi vecina-, ella me esquivó por unos milímetros y pasó junto a mí en el estrecho pasillo. Llevaba puestos unos grandes lentes negros que le cubrían la mitad del rostro y medio gruñó al verme. Su mente no era muy amigable que digamos, así que ni siquiera me molesté en saludarla. No valía la pena molestarme en fingir buenos modales si me miraba pensando en lo idiota que era por mantenerla despierta por la noche corriendo los muebles.

No le presté atención y simulé cerrar la puerta con llave mientras ella bajaba, para no tener que conversar en el ascensor y poder bajar tranquilo por las escaleras. Los elevadores no me gustaban demasiado. El perfume solía concentrarse, y eso hacía me hacía más difícil el hecho de resistirme a la sed. Bajé rápidamente -aunque a paso humano- y cuando llegué a la planta baja choqué con la misma chica que había visto arriba, regando sus libros por el piso.

- Lo siento -musité sin prestarle atención mientras le ayudaba a levantarlos.

- No te preocupes -“Idiota” completó en su mente.

- Ajá -contesté de mala gana y me marché antes de que se levantara. Quizás fuera antipática y grosera, pero su perfume era dulce, y me estaba comenzando a afectar. En cuanto tuve oportunidad, llené mis pulmones del aire fresco que había afuera y del olor a sal que traía la brisa marina, y el dolor en mi garganta pareció amortiguarse un poco.

Primero fui a buscar algo de desayunar y luego a renovar mi guardarropas una vez más. Necesitaba algo de variedad si planeaba pasar desapercibido. No tenía que probarme las prendas -ya nunca cambiaba de tamaño- así que solo escogí unos cuantos jeans, y algunas camisetas, varias camisas y uno o dos trajes. Luego fui a buscar ropa interior y abrigos. En realidad no pasaba frío, pero la gente hubiera sospechado si siempre usaba solo una camiseta, sin importar los cambios de temperatura.

Tras dejar todo lo que llevaba en el departamento, para que no me estorbara, busqué un bar alejado para hacerme de más dinero y me pasé el resto del día ahí. Esta vez le había quitado el dinero a un corredor de apuestas, al dueño de una joyería clandestina y a un par de pobres diablos más jugando al black jack. El juego era un poco más dependiente del azar que el poker, pero de todo modos siempre salía ganando. Si no podía hacerlo por mi poder, siempre podía contar las cartas.

Para cuando regresé al departamento ya era bien entrada la noche. Me preparé algo de comer y me fui directo a la cama rápidamente. La sed me había atormentado todo el día y todo lo que quería era dejar de pensar en ello. Por supuesto que no pude pegar un ojo.

Ya habían pasado diez días desde la última vez que me había transformado involuntariamente, y todos mis sentidos se sentían más agudizados. Incluso las voces en mi cabeza parecían más fuertes que de costumbre. Los pensamientos más brillantes y definidos. Decidí levantarme e ir al mar a ver si eso lograba calmarme un poco. La muchacha que vivía junto estaba soñando con sus padres y eso de verdad no ayudaba. No podía mantener fuera de mi mente a mi propia familia y todas las consecuencias que habían tenido en mí sus genes. Lo que era a causa de ellos. Al salir llené mis pulmones con el aire fresco y eso pareció despejarme un poco el horrible dolor de cabeza. En realidad nunca había entendido el por qué de las jaquecas. Es decir ¿sólo había heredado lo malo de ambas partes de la familia?

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Ya se, ya sé, super largo y no pasó nada, pero tenía que ubicarlo en el lugar XD
Para el próximo mas acción (o por lo menos algo de lemon jeje) Besos!

9 comentarios:

  1. Naty, aun y que no hubo nada de accion o algo asi, estuvo bien el capitulo, porque presiento que esa vecinita es importante en la trama verdad?? o son imaginaciones mias???

    Saluditos y besos, Naty... te leo en el siguiente capitulo, bye.

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  2. hola soy andripili-swansea
    mmm! la historia es como los postres,
    hay que saborearlos de a poco no?
    asi qe para mi el capi estuvo re-bien!
    UU!!
    tendremos q seguir esperando!
    me gustaria que al final él aceptara su condiciòn sin tanto tormento, pero seguro sus razones tendrà ..no?
    no dudo ni por un segundo de tu genialidad escribiendo!
    weno, como siempre Nada q envidiar a Meyer...eres un lujo escribiendo!
    besotes

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  3. wiiiiiiiii... lo ameeee
    me encantooo xD estilo tipo rudo
    jijijiji bsos sub pronto

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  4. Que va Naty, a mi nome importa que sean largos, entre más te lea mejor!! XD
    Y me pasrecio un tipo duro de roer... jeje, pero esta genial la historia, TQ, Besos Lobunos mi Naty! :]

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  5. Me parece interesanete saber como lucha por alejar su destino, como consigue sobrevivir y luchar con su sed y su gens licantropos... y aaaa esa vecina me siuena aaaa .. mejor dichooosi me gusto este capi asique aqui estoy leyendot e miles de besos

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  6. eeeeehhhh...para el proximo lemon lemon lemonnnn..!!! jajaja
    yo queiro q el encuentre a su chicaa..para pasar su eternidad...y q perdone a sus padressss...
    no fue su cullpa q el naciera asiii.!! :(
    pobree...espero q lo comprenda a lo largo del ficc..
    de todas formas, va geniall..!!
    besos enormes..!!!

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  7. Hay mi amor!! No sé porke dices ke aburrido y no se que!! me tienes kon una sonrisa de oreja a oreja!! Ahhh!!!

    Eres mi escritora favorita sin dudas eres unica mi amor!!!

    Te adoro y te amo con todo mi corazón... y también a Will. Ahahahahaha love you amor

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  8. Jijijijiji yo no me aburriiii! Me gustooo! Ya sabes, enviciandome jajajaajajajaaaja
    Nos vemos!
    Cuidate!
    Besos!

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...