jueves, 1 de abril de 2010

Encuentro Placentero "Cap 04" - Kokoro Black

Disclaimer: Adaptado en la novela de Mauren Child: La hija del magnate. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque en las noches Jacob es mío, en el día Edward, y también me presta a Ian, a Jared y a Gabe… para los fines de semana… hahaha



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Encuentro Placentero

Capítulo IV – Solución

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Emmett

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Definitivamente tenía que reconocer que Rose se movía rápidamente.

Pero también era cierto que la impresión me había debilitado levemente.

Iba detrás de ella, embargado por miles de emociones. Ni siquiera podía creer lo que estaba ocurriendo. Con treinta y un años me había convertido en padre. Era padre de una pequeña que tenía casi un año y de la que no había sabido absolutamente nada con anterioridad. ¿Qué se supone que debía hacer un hombre con una información como aquélla?

Miré a Rose, que iba andando con mucha prisa por el aparcamiento y, aunque estaba muy enfadado, no pude evitar admirar su físico. Los pantalones vaqueros que llevaba le quedaban como una segunda piel e, instantáneamente, la lujuria se apodero de mí.

Cuando ella llegó a su coche y sentó a la pequeña en su sillita de seguridad para vehículos, las alcancé.

—No puedes decirme lo que me has dicho y simplemente marcharte.

Rose giró la cabeza y me dirigió una dura mirada.

—Obsérvame —dijo entre dientes.

Miré a la pequeñita, la cual nos estaba mirando a ambos con sus enormes ojos marrones. Tras haber estado alrededor de mis sobrinas durante meses, reconocí la expresión de la cara de mi hija. La niña parecía confundida y estaba a punto de llorar. Y eso no era lo que yo quería. Así que traté de sonreír y hablé en voz baja.

—Mira, me has sorprendido, me has engañado. Y creo que lo sabes.

Rose no me estaba prestando la menor atención, ya que estaba luchando con las correas del cinturón de seguridad de la sillita de Mia.

—Estas cosas siempre me ponen enferma —dijo.

Pero yo no quería hablar de la sillita del coche. Impaciente, agarré a Rose del brazo, ignoré la chispeante sensación que ello me causó, y la eché para atrás.

—Permíteme que lo haga yo.

Rose se rió ante aquello.

—¿Qué sabrás tú de sillitas de coche para bebés?

—Tengo dos sobrinas —contesté sin molestarme en mirarla.

En pocos segundos le abroché el cinturón a la pequeña. Miré a mi hija y traté de asimilar ese simple hecho. Pero no funcionó. Aún así, le acaricié la mejilla a la pequeña y como respuesta la niña se rió tonta y tiernamente. Sentí una sensación que me era completamente extraña se apoderaba de mi corazón al mirarla a los ojos, unos ojos tan parecidos a los míos.

Cuando salí del vehículo, todavía estaba sonriendo… hasta que me encontré con la exaltación que reflejaba la mirada de Rose.

—Gracias —se apresuró a decir ella, pasando por un lado para cerrar la puerta del coche. Dio la vuelta para dirigirse al asiento del conductor, del cual abrió la puerta.

La seguí y, antes de que ella pudiera montarse en el vehículo y escaparse de mí, la volví a agarrar del brazo.

—Espera un maldito segundo, ¿te importa?

Rose tiró de su brazo y la solté. Me pasé una mano por el pelo y respiré profundamente.

—No sé qué quieres de mí —continué.

—Nada —contestó ella, que parecía cansada—. Ya te lo he dicho. Ahora tengo que marcharme.

Cerré la puerta del vehículo con una mano y miré a Rose directamente a los ojos.

—Sabías lo del bebé…

—Mia…

—…Mia —corregí entonces— desde hace casi dos años. Yo me he enterado hace… —añadí mirando mi reloj— diez minutos. Quizá podrías ser un poco más considerada conmigo ¿no te parece? No todos los días los hombres se enteran de que son padres mientras están sentados en una cafetería en la que huele a carne barata.

Rose esbozó una breve sonrisa que desapareció de sus labios al instante.

—Está bien —dijo, esforzándose por ser razonable—. Necesitas tiempo. Tómate todo el que quieras. Tómate toda una eternidad si eso es lo que necesitas —añadió, mirándome fijamente a los ojos—. Mientras tú te acostumbras a la idea. Mia y yo volveremos a nuestras vidas.

—¿Así de sencillo?

Rose asintió con la cabeza.

—Así de sencillo. Tenías que saberlo y ahora ya lo sabes. Eso es todo.

Miré a través de la ventanilla del coche al asiento trasero. No podía ver la cara de Mia, pero no tenía que hacerlo. Tenía la imagen grabada en la memoria. Dudaba que fuera a ser capaz de olvidar la primera vez que la había visto.

Me acababa de ocurrir algo trascendental y no podía aclararme las ideas allí de pie. Así que iba a permitir que Rose se marchara. Iba a dejar que se llevara a mi hija.

Por el momento.

Ella se iba a enterar en poco tiempo de que yo era un hombre al cual no se podía despreciar tan fácilmente.

—Está bien. Lleva a Mia a casa —concedí, apartándome del coche y permitiendo que ella abriera la puerta.

Rose colocó su bolso en el asiento del acompañante, puso las manos sobre la parte de arriba de la puerta del vehículo y me miró. Sus ojos azules estaban ensombrecidos debido a la tenue luz que había en aquel lugar.

—Supongo que esto es una despedida —dijo, esbozando una leve sonrisa. No creo que nos volvamos a ver jamás, así que te deseo que tengas una buena vida, Emmett.

Observé cómo se alejaba ella y me aprendí de memoria la matrícula de su vehículo. Mientras se dirigía a su coche ya comenzaba a hacer planes…


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Rose

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—Fue estupendo —mentí mientras hablaba por teléfono desde mi cocina. Abrí la puerta de la nevera, saqué una botella de vino y tomé un vaso—. Vi a Mia, hablamos, luego nosotras vinimos a casa y él se fue… a donde quiera que vayan los hombres como él.

Mia estaba profundamente dormida en su habitación y la casa estaba silenciosa, pero todavía me sentía muy nerviosa. Volver a ver a Emmett había sido muy duro. No había esperado que la química sexual que había entre nosotros fuera tan fuerte como la primera noche, pero así había sido. Ver cómo había mirado a Mia y cómo se había percatado de la verdad me había impresionado. Había parecido aturdido, pero había habido algo más… la mirada de un hombre que había vislumbrado algo que jamás había esperado encontrar. Había sido como si se hubiera tropezado con un tesoro… para después volver a tener una mirada fría y calculadora.

Y eso me preocupaba un poco.

Después de todo, tal y como había señalado Vera, la familia Cullen era muy poderosa en California. ¿Qué ocurriría si él decidía quitarme a Mia? No, eso no podía ser. Él había firmado un documento en el que donaba su esperma y renunciaba a todos sus derechos sobre su hijo. Aunque dado el poder que tenía su familia seguramente podía invalidar dicho documento.

—Uh, uh —dijo Vera—. Tu voz refleja toda clase de buenos sentimientos y felicidad.

—Está bien —admití—. No hay felicidad. Debería haber sabido que no te iba a poder engañar—añadí, sirviéndome vino.

En ese momento miré la botella y vi la etiqueta. "Viñedos Cullen". ¡Perfecto! ¡Hasta el maldito vino me lo tenía que recordar! Sin que él estuviera ahí… todo me lo recordaba. Claro que, en realidad no necesitaba recordatorios.

Casi podía sentirlo allí mismo. La presencia y fortaleza de aquel hombre eran impactantes y perduraban en la memoria. Por lo menos en la mía.

—No fue estupendo ni fácil. Él se quedó asombrado y no de buena manera —continué, asintiendo con la cabeza—. Pero las cosas terminaron bien. Regresé a casa con Mia y Emmett se marchó por su lado.

—¿Para siempre? —preguntó Vera.

—Espero que sí—admití—. Dijo que necesitaba tiempo para pensar. Yo le dije que no queremos nada de él, pero no estoy segura de que me haya oído. De todas maneras, yo ya he cumplido mi misión. Le he dicho que voy a volver a mi vida normal y que voy a olvidarme de todo esto.

—¿Realmente crees que va a ser tan fácil? —quiso saber Vera, tapando parcialmente el auricular a continuación—. Mickey, no le pases el tren a tu hermana por la cabeza… Eso es, buen chico.

Sonreí.

—¿Tienes problemas?

—Buen cambio de tema —comentó Vera, sonriendo—. Y la respuesta es que sí. No me malinterpretes, quiero a mi marido, pero cuando Mike se encarga de las cosas, los niños se apoderan de la casa. Cuando es mi turno, paso la mayor parte del tiempo controlando los daños.

El esposo de Vera, Mike, inspector de policía de Darby, trabajaba por las noches, mientras que Vera lo hacía por el día. De esa manera, siempre había uno de ellos con los niños. Pero Vera se quejaba de que hacía tanto que no practicaban el sexo que ya casi ni se acordaba de cómo era.

Por el contrario, los recuerdos que yo tenía sobre el sexo eran muy claros…

—No sé cómo puedes ocuparte tú sola de Mia —dijo Vera—. Mike y yo tenemos turnos separados pero siempre sabemos que hay alguien ahí para nosotros, alguien a quien acudir.

Sonreí con una cierta nostalgia. Yo sabía que mi hija y yo íbamos a estar solas. Y es algo que la mayor parte del tiempo no me molestaba.

—No conozco otra situación —admití, poniendo de nuevo la botella de vino en la nevera—. Cuando decidí quedarme embarazada, sabía que lo iba a hacer sola. Sé que no tengo a nadie que me ayude pero tampoco tengo que compartir a mi hija con ningún otra persona.

—No solo se comparte lo malo, Rose —comentó Vera—. Es agradable tener a alguien al que poder acudir y decirle "oye, ¿has visto eso? ¿No es maravilloso nuestro hijo?"

—Te tengo a ti para telefonearte y alardear de mi niña —contesté, levantando la barbilla—. Además, Mia y yo nos las arreglamos muy bien juntas.

—Las quiero, a Mia y a ti con locura, lo sabes. Y nadie está diciendo que no lo haces bien tú sola.

—¿Pero…?

—Está bien —concedió mi amiga—. Pero creo que estás siendo poco razonable si piensas que Emmett Cullen va a desaparecer simplemente porque tú quieres que lo haga.

Sentí que se me encogió el estomago y bebí un poco de vino. No quería creer a mi amiga, pero ¿no había estado pensando lo mismo minutos antes, mientras bañaba a Mia y la acostaba?

Emmett era miembro de una familia muy poderosa. Si decidía ponerme las cosas difíciles, así lo haría. Empecé a desear no haberle dicho nada a aquel hombre.

Entonces me senté a la mesa de la cocina, miré por la ventana y vi el diminuto patio trasero de mi casa. Traté con todas mis fuerzas de controlar el pánico.

—¿Por qué iba a volver él? —pregunté—. No desea tener un bebé. Su estilo de vida es hedonista. Hace lo que quiere cuando quiere. Tiene una casa en la que apenas está ya que sus negocios le exigen que viaje alrededor del mundo constantemente y no es precisamente un amante de los compromisos.

—Ese es el asunto, cariño —dijo Vera con dulzura—. Nunca antes ha tenido una razón para comprometerse con algo, ¿no es así?

—No, no la ha tenido —dejé el vaso de vino sobre la mesa—. Y, al decirle la verdad, le he dado una razón, ¿no es cierto?


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Emmett

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A la mañana siguiente, fui al rancho de mi familia, ya que había convocado una reunión de urgencia. Me sentí agradecido de que ninguno de mis hermanos hubiera llevado a sus esposas.

—¿Viste los resultados de las pruebas de ADN? —preguntó Edward.

Dejé de dar vueltas por la elegante sala en la que estábamos reunidos y miré fijamente a mi hermano mayor.

—No, no lo hice.

—Bueno… ¿por qué demonios no lo hiciste? —exigió saber Jasper, que estaba sentado en un sofá.

—Estaba un poco impresionado, ¿comprenden? —contesté—. Entérarte de repente de que tienes una hija de la que ni siquiera sospechabas de su existencia es más sorprendente de lo que podrían imaginar. Además, no necesito ver los resultados. Sabrán a lo que me refiero cuando vean a Mia. Es igualita que Renesmee y Marie. Es más bonita, claro está… ¡pero qué voy a decir yo si soy el padre!

Edward se rió y agitó la cabeza.

—Te estás tomando esto mejor de lo que pensé que harías.

—Deberías haberme visto anoche —dije negando, nervioso.

Me había pasado la noche rodando por la casa, curiosamente, sin ganas de salir.

Había tratado de imaginarme el sonido de la risa de un niño en aquella enorme casa, pero no había sido capaz de hacerlo. En realidad, no había sabido si había querido hacerlo. Pero incluso mientras me decía aquello, me había dado cuenta de que una parte de mi ya estaba haciendo un hueco en mi vida para otorgárselo a mi hija.

—¿Qué es lo que quiere esa mujer? —preguntó Edward.

—Ella dice que nada.

—Bien —terció Jasper, respirando profundamente.

Me acerqué para mirar a mis dos hermanos.

—Miren, ella simplemente descubrió que soy el padre de la niña. Ya les he dicho que fui a aquel banco de esperma y…

—Y no me puedo creer que hicieras algo así —me interrumpió Edward.

—Ése no es el asunto —dije, negándome a hablar de mis errores del pasado.

—Tiene razón —comentó Jasper—. Cómo ocurriera da igual, lo que importa es lo que viene a continuación.

—¿Qué quieres que pase a continuación? —quiso saber Edward.

Pero no tenía respuesta para aquella pregunta. No estaba preparado para aquello. Jamás había pensado que me podía ocurrir algo así. Pero no tenía más remedio que enfrentarme a los hechos y decidir cómo seguir adelante.

Imágenes de Rose y Mia se apoderaron de mi mente. Era padre…

Y no sabía qué demonios hacer.

—¿Emmett?

Aturdido miré a Edward y le hablé en voz baja.

—Esa pequeña es mi hija y no voy a permitir que me aparten de ella. Rose va a tener que enfrentarse a esa realidad. Mia es una Cullen y va a crecer sabiendo lo que eso significa.

Edward y Jasper se miraron entre sí y asintieron con la cabeza.

—Desde luego que lo es —concedió Edward.

—Es un miembro de nuestra familia —añadió Jasper.

—A su madre no le va a gustar —les informé.

—Tendrás que encontrar una manera de arreglar esta situación.

—Puedo hacerlo —aseguré, aunque interiormente era consciente de que no iba a ser fácil tratar con una mujer tan testaruda como Rose.

—También tenemos que recordar otra cosa —indicó Jasper un momento después—. Tienes que considerar que también está Marian.

—Marian —susurré, percatándome de que no me había acordado de ella desde la noche anterior.

Decidí que no me importaba ya que Marian y yo teníamos un acuerdo de negocios. No era como si la nuestra fuera una bonita historia de amor. Le explicaría lo que había ocurrido y le informaría de que el compromiso debería de retrasarse.

—Ella lo comprendería.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó Edward.

—El hecho de que ella quiere que esta unión se lleve a cabo, así como también lo quiere su padre —respondí—. Tener Aviones Cullen vinculados a los aeródromos de la familia Cornice les dará una buena publicidad y ellos lo saben. Nuestra presencia les hará tener más negocios.

—Aun así, a Marian no le va a agradar enterarse lo del bebé —dijo Jasper.

—Pues va a tener que soportarlo —declaré firme—. Le explicaré que me acabo de enterar de que tengo una hija.

El silencio fue la respuesta que obtuve.

—Tengo una hija —repetí.

—Sé cómo te sientes —comentó Jasper, riéndose—. ¿Extraño, verdad?

Claro que sí me sentía extraño. Volví a repetir la palabra "hija" en mi mente y una parte de mi se estremeció.

Impresionado, me di cuenta de que jamás hubiera pensado que me iba a sentir de esa manera, pero al saber de la existencia de Mia quería conocerla y deseaba que ella me conociera a mí.

Sentí algo dentro de mí, algo que ya estaba echando raíces, algo que estaba floreciendo a pesar de la extraña situación que estaba viviendo.

Mis dos hermanos me miraron con la comprensión reflejada en la cara y agradecí saber que no estaba solo en esto.

—Parece que los hermanos Cullen van a tener sólo chicas en esta generación —reflexionó Jasper.

—Dame una casa llena de niñas como Renesmee y seré feliz —dijo Edward, frunciendo el ceño a continuación—. Hasta que lleguen los muchachos a pretenderlas.

Todos palidecimos.

—Todavía no nos tenemos que preocupar por eso —comentó Jasper.

Palidecí aún más. Esto de ser padre se estaba complicando cada momento.


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Rose

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A la mañana siguiente, mientras Mia estaba divirtiéndose en su andadera y se reía constantemente, yo estaba trabajando en mi ordenador.

Trabajaba desde casa con un negocio que había creado yo misma, Zafirus, negocio que había comenzado a marcharme muy bien recientemente. Diseñaba y realizaba folletos exclusivos, tarjetas de regalo e invitaciones de bodas o cumpleaños. Tenía una pequeña pero selecta clientela que iba creciendo de manera constante.

Yo decidía mi propio horario y así tenía mucho tiempo para dedicarle a mi hija. Era la mejor situación posible en la que me podía encontrar.

Cuando la noche anterior había hablado con Vera, me había convencido aún más de que no debía de preocuparme por Emmett Cullen. Mi amiga pensaba que él aparecería en mi vida, pero yo estaba segura de que estaba equivocaba al respecto. Emmett no era la clase hombre al que le interesaría una hija que ni siquiera había decidido crear. Mia no encajaba en su estilo de vida, cosa que yo agradecía mucho.

Sin duda, él estaría en uno de sus lujosos aviones privados dirigiéndose a Paris, a Londres, o…

—¿Cómo será una vida así? —susurré, echándome para atrás de la silla de mi escritorio y mirando a mi hija, que estaba al otro lado de la habitación.

Mia balbuceó, agitó las manos y lanzó accidentalmente su peluche al suelo. Antes de que comenzara a llorar, me levanté de la silla, agarré el osito de peluche y, arrodillándome delante de mi hija, se lo di. Después le besé la frente.

A Mia le encantaba tener toda mi atención, por lo que comenzó a dar saltitos en su andadera y balbuceó emocionada.

—¿Qué haría yo sin ti? —pregunté, sintiéndome invadida por el amor. Tomé a mi pequeña en brazos y la abracé. Hundí la cabeza en su cuello para oler su dulce fragancia.

Entonces la aparté un poco para poder mirarla.

—Debería de haberle dado las gracias a tu papi. Tanto si es consciente como si no, me dio el mayor de los regalos.

En ese momento llamaron a la puerta de la casa y, sin soltar a mi hija, me dirigí a la puerta a ver quién era. Cuando llegué a la puerta miré por la mirilla…

Emmett.

Él tenía un aspecto diferente al que había tenido el día anterior. Iba vestido con pantalones vaqueros y una camiseta negra ajustada. Bordado en el bolsillo del lado izquierdo superior de la camiseta había un león, una mano arriba, y por debajo una especie de listón con 3 tréboles con la inscripción Cullen. Tenía un aspecto más asequible y, por lo tanto… más peligroso.

Se me aceleró el corazón y se me secó la boca. ¿Qué rayos estaba haciendo aquí? ¿Cómo me había encontrado?

—¿Cómo? —pregunté, susurrando. A continuación me respondí a mi misma—. Tu misma le dijiste tu nombre y dónde vivías. ¡Claro que te ha encontrado, idiota!

El timbre de la puerta volvió a sonar y Mia chilló.

—Shh… —me estremecí y acuné a mi hija con la esperanza de que mantuviera silencio.

—Puedo oír a la niña —dijo Emmett en voz alta.

Me estremecí de nuevo y traté de decirme a mi misma que era por miedo. Pero esa ni yo me la creía. Mi cuerpo, a pesar de lo que mi mente hubiera preferido, estaba reaccionando ante aquel hombre de la misma manera en la que lo había hecho la primera noche que nos habíamos visto.

—Abre la puerta, Rose —exigió él.

—¿Por qué? —pregunté una vez me percate de que era inútil fingir que no estaba en casa.

—Quiero hablar contigo.

—Anoche ya nos dijimos todo lo que había que decir.

—Quizás tú lo hicieras —reconoció Emmett—. Pero yo ni siquiera he empezado.

Me atreví a mirar de nuevo por la mirilla y en esa ocasión me encontré con la fija mirada de él. Emmett estaba mirando por el otro lado de la mirilla como si él también pudiera verme.

Sus ojos marrones oscuros reflejaban una gran determinación y supe que no se iba a marchar hasta que lo escuchara. Él quería hablar. Muy bien. Iba a permitir que lo hiciera y después ambos podríamos seguir cada uno su camino.

—Tu papi es terriblemente prepotente —susurré mientras abría la puerta.

—Eso también lo he oído —dijo Emmett mientras me dirigía una fría mirada. Luego entró en la casa.

Cerré la puerta tras nosotros y me di la vuelta para mirarlo. Ver a Emmett Cullen en medio de mi salón hizo que mi casa pareciera pequeña.

Era cierto que mi vivienda no era muy grande, pero siempre me había parecido suficiente para Mia y para mí. Pero en aquel momento, con la fuerza de la presencia de Emmett, las paredes parecían haberse encogido.

Él me estaba mirando a los ojos y sentí que el calor de aquella mirada me quemaba por dentro. Emmett tenía el pelo alborotado por el viento, la mandíbula tiesa y, cuando se cruzó de brazos, sentí cómo algo innegable me ardía por dentro.

¿Cómo podía seguir reaccionando sexualmente ante un hombre al cual debía evitar y cómo rayos iba a lograr que él no se percatara de ello?

—No esperaba volver a verte —dije, pasando junto a él. Como tuve que hacerlo de lado, mis pechos rozaron los pectorales de él.

No estaba muy segura, pero me pareció que Emmett se había acercado más a mí.

—Eso prueba que no me conoces tan bien como crees —contestó él.

Sentí que la excitación me recorría la espina dorsal y maldije para mí misma.

Decidida a que no me notara lo afectada que estaba ante su inesperada visita, me dirigí a una silla que había junto al corralito de Mia. Una vez me senté, coloqué a mi hija en mi regazo y miré a Emmett. Parecía que era muy alto, muy musculoso. No lo recordaba así… tan intimidante.

Él miró a su alrededor y vio un cojín en el que sentarse. Le dio un empujón con la punta de una de sus botas de vaquero que llevaba puestas y cuando lo colocó delante de mí, se sentó en él. Entonces me miró fijamente y tuve que contener el aliento antes de hablar.

—¿Por qué has venido aquí, Emmett?

—Para hablar.

—¿De qué?

—De Mia.

Me puse tensa.

—Sé que ninguno de los dos estaba esperando esto —continuo él.

Asentí con la cabeza y sentí tal opresión en la garganta que dudé que fuera a ser capaz de emitir una sola palabra.

¿Por qué rayos tenía que haberse sentado tan cerca de mí y por qué huele tan bien?

Aquel hombre tenía una voz que me hacía pensar en noches ardientes y sábanas de seda.

—Así que… —comenzó a decir él— como nos encontramos en una situación excepcional, tengo una solución excepcional.

Carraspeé para poder intentar hablar.

—No me había dado cuenta de que necesitábamos ninguna "solución".

—En eso te equivocaste —contestó él, esbozando una leve sonrisa.

—Emmett…

—Llevas viviendo aquí tres años, ¿no es así?

Aquello me desconcertó tanto que lo único que logré al principio fue parpadear.

—¿Cómo sabes eso?

—Estás de alquiler.

—¿Me has estado investigando o algo parecido? —pregunté, levantando la barbilla.

—¿Por qué no iba a hacerlo? Apareciste diciendo que soy el padre de tu hija y tiene sentido que haya comprobado algunas cosas sobre ti.

—No me lo puedo creer —contesté, nerviosa. Repentinamente sentí como si no pudiera respirar con normalidad. Me sentí atrapada en la pequeña casa que siempre había querido tanto.

—Como estás de alquiler, hará que todo sea mucho más fácil —afirmó un pensativo Emmett, asintiendo con la cabeza y mirando a su alrededor.

Sabía lo que probablemente estaría pensando. Emmett tenía muchísimo dinero. Poseía una mansión que extrañamente utilizaba y mantenía suites del hotel preparadas para él… solamente "por si acaso". No tenía idea de cómo era la vida para la gente corriente y estaba segura de que despreciaba la casa que yo había convertido en un hogar para mi hija y para mí.

Pero yo no tenía que avergonzarme de nada. La casa era pequeña, pero estaba limpia y bien arreglada. Y si él había investigado mi pasado, habría descubierto que yo era una persona sincera, honesta, que pagaba mis facturas a tiempo y que era completamente capaz de cuidar de mi pequeña.

Pero Emmett podía pensar lo que quisiera, ya que a mí no me importaba.

—Eso hará que esto sea más fácil —continuó él.

—¿El qué?

—Quiero que Mia y tú se vengan a vivir conmigo.


¡Qué sexy es Emmett! ¡Amo a los testarudos hombres Cullen! Ahahahahaha ¿Esa será la mejor solución para la situación de Emm y Rose? Yo que ella, ni lo dudaba!! Ahahahaha ¿Aullidos para esta lobita Alpha?

23 comentarios:

  1. Hay, mi vida! que capi!!! lo adoréee!!! Que sexy Emmett, me encata! con esos jeans y esa remera negra, esas botas... que decia? ah! si! que lindo capi, me encató mi Alpha! te adoro! besototototototes!!!

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  2. Ahh mi adorada Kokorito..excelente capìtulo, me encantan esos hombres Cullen!! quiero uno asì por favor!!jajajaja de preferencia me quedo con Edward!!jejeje
    espero el siguiente con ansias locas locas...quiero saber que pasara entre ellos!! wiii
    Besos vampiricos mi hermosa hermanita de mi alma.
    Te amo y admiro siempre..Carla!!

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  3. x Dios el mejor de los aullidos para tiii... Aaaauuuuuuuuuuuuuuuuuu... cada dia me enamoro mas de lo q ue escribes, es impresionante en realidad koko eres una de las mejores escritoras q haya leido, x no deicr q la mejorrrr... esta historia me encanta solo imaginar el prox cap se que con tu fabulosa forma de escribir va a estar muy bueno solo me imagino a Rose con ese temperamento que tiene y a Emm tratando de convencerlaaa, parece q va haber pelea!!! jejejejejee un besooo gigante koko, sigue escribiendo asi, en realidad escribes hermosooooo, tus historias son lo maximo!!!!! otro gran aullido para ti mi alpha!!! AAAAUUUUUUUUUUUUUUUUU

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  4. me encantan tus historias koko sigue escribiendo a si por favor besos y un aullidito para la alpha auuuuuuuuuuuuu!!!

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  5. me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!! sisisisi eso emmett jajajaj vamos yo estoy con vossssssssssssssssssss

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  6. bueniiisiiimooo!!!
    jajajaja me encanto!!!
    me alegro que hallas publicado porque hace pila que nadie publica las historias que yoo leo.. me senti abandonada!! :( jjajaja

    bueno espero el prox capi!!
    te adoroooo

    besotes mel♥

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  7. AMO ESTA HISTORIA, CONTINUA, Y ACTUALIZA SUPER PRONTO...
    BESOS!

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  8. Kokoro..me encanta..este Fics esta re bueno...besos amiga....Rohayhu

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  9. hola me encanta tu blog soy harumi
    soy del TEAM BLACK jijijij creado por viii y esta increible esta historia me gustan todas tus historias espero que escribas pronto ya que estrallo leeer tu fics encerio publica pronto el capi que sigue nos vemos adiosiito

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  10. Mil aullidos para mi alfa, me encanto este capitulo y la historia ya me tiene super enganchada no dejes de escribir, cuidate bye
    Lilia

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  11. Me gusta cuando Los tres palidecen ante la idea de los chicos rondando a sus niñas... y dará mucho juego la testarudez de Rose chocando contra la e Emmett... Buen detalle el escudo en la camiseta...

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  12. Auuuuuuuuuuuuuu!!! hahahaha!! Amoooo éste fic, como nadie tiene idea!! Sos única Koko!! Besitos!! o.O

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  13. Claro que yo tampoco lo pensaba 2 veces y me iba con Emmett, jaja.

    que buen capitulo kokoro, EXCELENTE COMO SIEMPRE. Saludos.

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  14. auuuuuuuuuuuuuhhhh........jejeje ya me devore estos 4capis jjejejej eres una maravillosa escritora.....la mejor............
    qe Rose se valla con Emm......espero y si el es tan mono jejejeje byebye

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  15. auuuuuuuuuuuuuhhhh........jejeje ya me devore estos 4capis jjejejej eres una maravillosa escritora.....la mejor............
    qe Rose se valla con Emm......espero y si el es tan mono jejejeje byebye

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  16. auuuuuuuuuuuuuhhhh........jejeje ya me devore estos 4capis jjejejej eres una maravillosa escritora.....la mejor............
    qe Rose se valla con Emm......espero y si el es tan mono jejejeje byebye

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  17. auuuuuuuuuuuuuhhhh........jejeje ya me devore estos 4capis jjejejej eres una maravillosa escritora.....la mejor............
    qe Rose se valla con Emm......espero y si el es tan mono jejejeje byebye

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  18. wowowowowoowowowowow
    me kede petrificada
    no lo podia creer, se ke ya debia esperarme algo por el estilo, porque estos hombres cullen son muy extremistas, pero me kede con el ojo cuadrado cuando dice "mi hija", osea, ya la reconoce, y muy dentro de el ya la kiere, y a la mama ni se diga no?
    jajajja
    me vote de la riza cuando hablan de pretendientes para sus niñas, yaaya estos hombres cullen, dios, te juero ke me los imagino bien papis celosos y eso me encanta!!!!!!
    y luego mas importante todabia, ke va a pasar cuando rosalie se entere de la otra, y ke van a pensar bella y alice cuando se enteres??
    waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    ya me imagino lo ke pensaran "solo era cuestion de tiempo, para ke emmer callera" jajajjajjaja
    waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    koko ers grande y jamas me cansare de decirlo
    te keiro muchisimo
    y espero con ansias el siguiente cap

    besos
    bye
    te cuidas

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  19. No tienes otro que me regaleees.... aaaa amo a los Cullen de Koko son tan ellos y tan encantadore que me los degusto cada vez que leo .. ups ... me encantooooo bueno haber que deide nuestraa Rose que anda super empoderada y no se deja .. aaaaaa ameeee ameeee este capitulo .. bueno la hostira como tale sta super candentre ... de los tres este es pura lujuriaaa aaaa miles d ebesos

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  20. kokoro como me puedes dejar asi!!!! hay dios, espero el proximo capitulo con mucha ansiedad me va a dar algo!!!
    jajaa
    bssssss

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  21. kokoro como me puedes dejar asi!!!! hay dios, espero el proximo capitulo con mucha ansiedad me va a dar algo!!!
    jajaa
    bssssss

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  22. Kon ke testarudos....
    bueno te acostumbraras a mi entonces....
    jajajaja
    lo digo y lo sostengo de mi ya no te escapas
    jajajaja
    mis patas an kaido a tu territorio y de aki no me muevo...
    eres demasiodo genial
    Te Adoroooo Kokoro Black...
    Aaaaaauuuuuuuu!!!!

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  23. oh oh--no creo q rose acepte asi como asi!!

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...