Los personajes son de Stephenie Meyer
Capitulo 5
Una unión difícil de creer
-No puedo subir hasta ahí-, le dije a Edward
-Puedes hacerlo-, aseguró con una mirada aguda, a pesar de lo oscuro del bosque su figura era perfectamente visible sobre aquella rama, su rostro me hizo sonreír, estaba retándome, pero en realidad no podía subir, no podía tocar el árbol, dio un paso mas hacia el y lo miré alzando mi rostro
-Yo no soy un gato montes-, le dije y el me miró, sonrió y se inclinó hacia mi como un hermoso felino, le tenue luz de la luna le daba a su rostro un halo irreal, era… mi ángel.
-Ven conmigo-, me dijo mientras yo bajaba la mirada, si supiera como, iría hacia el, tomaría su rostro y…
-Bella-, llamó mientras yo lo miraba nuevamente
"Ven conmigo", de nuevo fue como desear estar junto a el y la sensación de mareo me dejo descolocada, al segundo después estaba a su lado, sobre el árbol
No había sentido aquella sensación desde que había cerrado los ojos y cada vez aparecía frente a esa casa abandonada, parecía hacia tanto tiempo, ya no cerraba los ojos, solo veía a Edward, el era mi brújula, mi eje.
-¿No podías?-, inquirió mirándome divertido
-No hasta ahora-, le murmuré y miré hacia el cielo, la luna parecía ir y venir del firmamento entre las espesas nubes
-Hermoso-, musité, ¿Cuántas veces había visto el cielo cuando estaba viva?, no muchas
-Si…muy hermoso-, contestó el quedamente para después dar paso al silencio, me giré para encontrarlo mirándome, no dijo nada y yo desvíe mi rostro incapaz de soportar aquella sensación de impotencia, el bajó de un solo salto.
-Llegaremos tarde a la escuela-, murmuró ya en el suelo
Lo seguí incapaz de formular cualquier palabra, no era tarde para la escuela, pero si…para nosotros
La casa de los Cullen estaba tranquila, bajo el velo de la noche no había nadie a la vista, y no fui capaz de aventurarme al pensar en el por que.
El se quedo parado en el porche y yo me coloqué en las escaleras
-¿Qué hacías, antes…por las noches?-, le pregunté mirando fugazmente la casa, el medio sonrió y rascó su cabeza
-Leer, tocar, cualquier cosa-, murmuró
-No siempre puedes hacer eso-, le dije sin mirarlo
-Ya no lo hago-, me replicó, cerré los ojos, ¡yo no contaba!, aunque doliera como una daga en un corazón que ya no tenía
-Edward-, le llamé con tono de reproche
-No vamos a empezar de nuevo, eres lo mejor que me ha pasado Bella, pero si tanto tratas de convencerme de lo contrario, será por ti-, espectó molesto
-Esto no nos lleva a ningún lado-, musité
-¿Y que es exactamente esto?-, preguntó mientras yo me giraba al oírlo
No pude contestar y el apretó los puños, nuestros ojos se encontraron, por un momento su expresión se quebró, yo quería darle tanto, tanto que no tenia
-Edward-, llamó Alice desde la puerta de la casa sobresaltándonos a ambos, Jasper la seguía detrás, ambos con la tensión visible en sus rostros perfectos
Caminaron sin decir nada alejándose un poco de la casa, Edward lo siguió y yo a el
-Si-, contestó
-Necesitamos hablar-, le pidió Jasper, su tono fue tan bajo, como queriendo que nadie mas aparte de ellos se enterara
-¿Ahora?-, inquirió Edward pareciendo confuso
-Por favor confía en nosotros-, la voz de la bella mujer frente a mi fue hermosamente quebrada
-Alice déjalo ya-, pidió Edward con los ojos cerrados
-No, esto no es una opción-, dijo Jasper permaneciendo a distancia, Alice lo miró y luego a Edward
Me sentí como la más cruel enfermedad, pegada a él, era verlo morir en vida, en un sentido, alejándolo de lo único bueno de su existencia, su familia
-Diles-, le pedí y el giró un poco la cabeza a los lados, estaba negando
-Diles Edward-, insistí, el murmuró un tenue "No", ambos vampiros frente a el se tensaron
-Somos hermanos-, Alice le tomó la cara entre sus manos, sus ojos reflejaban una preocupación real y angustiante, Edward se alejó, les dio la espalda, me miró con una oscura y gélida mirada
-Diles que estoy aquí-, le dije en voz baja
El agachó la cabeza, su mandíbula se tensó, sus nudillos se volvieron blancos y de repente desistió
-Bella esta justo frente a mi-, les dijo mirándome, Jasper se tensó aun mas, tanto que parecía una tabla a punto de romperse, Alice se llevó una mano a la boca
-¿Bella?-, musitó
-Tiene 17 años, su cabello es café como el chocolate, al igual que sus ojos, ese día, cuando fuimos a cazar, estaba perdida…-, contó
-Edward ahí no hay nadie-, dijo Jasper lentamente
-Esta muerta-, sentenció el negando, el silencio sepulcral reinó en el lugar
-¿Muerta?-, preguntó Alice
Edward no contestó, se acercó a mi molesto, tragué el nudo en mi garganta
-¿De que sirvió?-, me preguntó enojado
Desvíe la mirada, pero no estaba dispuesta a darme por vencida me acerqué hasta estar frente al vampiro rubio y lo miré
-Tu sabes lo que siento-, murmuré, los ojos de Jasper se ensancharon mientras Alice lo miraba
-Por Dios-, exclamó el, miró a su compañera y luego a Edward
-Es ella ¿cierto?-, dijo mientras Alice se giraba hacia mi ángel, el hombre al que amaba, lo mismos sentimientos que Jasper había sentido
Amor, un amor imposible, doloroso, intangible, pero suficientemente fuerte para convencerlos.
-¿No hay nada que hacer?-, murmuró Alice a Edward
-No-, contestó el con voz apagada
Ella lo abrazó mientras Edward se quedaba quieto, me miró y yo me abracé a mi misma, sentía las garras de el maldito destino desgarrándome el pecho, el cerró los ojos y se aferró a Alice
Jasper lentamente se alejó entrando a la casa, dejándolos solos, dándoles espacio, yo sentí rabia, ira, una absoluta tristeza, comencé a alejarme pero Edward abrió los ojos, Alice se giró y se movió hacia mi, un espacio vacío para ella
-Puedes contar con nosotros, siempre-, le dijo a Edward y miró de nuevo titubeante hasta mi dirección, cerró los ojos y entró a la casa
El cielo comenzaba a clarear, no me atreví a mirarlo, debía cerrar los ojos y desaparecer, pero el solo pensarlo era una agonía dolorosa
-Se hace tarde para la escuela-, repitió el y me miró temeroso de que me alejara, una acción que ya estaba prohibida para mi corazón
Asentí y me acerqué levantando mi mano hacia su rostro, el cerró los ojos y yo bajé la mano
-Gracias por decirles, necesitaban saber-, le dije y entré a la casa con el siguiéndome
Los días pasaron rápidos, o mas bien el día eterno de esta existencia maldita parecía continuar mas deprisa con el a mi lado
Alice y Jasper no habían dicho nada, pero sabia por su actitud que ahora eran consientes de mi presencia, algo desconocido pero creíble para ellos, creíble por que habían sentido la unión entre Edward y yo, una unión imposible.
Por ocasiones me permitía olvidar que "esto" no era bueno para el, olvidar que yo solo era aire…sin nada que pudiera ofrecerle pero estaba enamorada de Edward y el era mi cielo
Lo miré mover la cabeza con una mueca en su rostro, a minutos de empezar su clase, yo seguía sentada en la mesa de su escritorio frente a el
El levantó la vista y me miró
-¿Qué?-, le pregunté
Miró fugazmente a unas personas en las bancas detrás, eran dos de las jóvenes que habían pasado delante de los Cullen en la cafetería hace ya varios días
-A veces seria bueno que las personas pudieran leer la mente-, murmuró mientras yo fruncía el ceño, el siguió sin mirarme, se giró tenuemente de nuevo hacia ellas casi de forma imperceptible
-Superflo-, musitó
-Dado que solo tu puedes hacerlo…leer mentes-, comencé y el me miró nuevamente
-La de cabellos oscuros es Ángela Weber, una joven tranquila, su mente es tan…suave, delicada, ahora esta preocupada por uno de sus hermanitos, es pequeños y ha estado enfermo, ha estado distraída todo el día, necesita una amiga…y Jessica-, se interrumpió y frunció los labios
-¿La otra chica?-, pregunté
-Aunque Ángela trato de contarle, ella solo habla y piensa en un plan para ir con Mike Newton al baile-, se interrumpió de nuevo y apretó los labios, miró hacia su compañero de a lado que había empezado a notar el movimiento tenue de los labios de Edward.
Miré a las dos jóvenes, si, Edward tenía razón, era algo injusto, muchas personas no miraban más allá de su nariz, pero mi mente solo pasó por ello de forma rápida
Tranquila, suave, delicada, el había hablado de ella como de nadie mas, de ningún otro humano, quería alejar mis pensamientos, era demasiado ruin querer que ella desapareciera, querer que no estuviera llamado su atención
Miré a la libreta cerrada de Edward como si fuera la cosa más interesante del mundo, luego a sus manos, Edward tenía dedos largos, manos níveas y los músculos de sus antebrazos parecían tan fuertes…manos que jamás podrían tocarme, brazos que no podrían abrazarme, apreté los puños…
-Bella-, me llamó pero no lo miré, gracias a Dios, el maestro entró en ese momento y me alejé hacia la ventana del salón de clases, mirando la tenue lluvia que caía afuera, oí como el profesor comenzaba a dar su clase, después entre mi cabello miré a la chica…Ángela
Sus cejas estaban juntas tratando quizás de concentrarse, sus manos en sus mejillas, se mordió el labio
Sentía la energía fluir hasta desprenderse de mis dedos, la quería fuera de ahí
Tenía las mejillas sonrojadas por el frío, miró el cuaderno y suspiró
Edward se removió y lo miré, para encontrarme con su mirada intensa
Lo conocía quizás ya mejor que mi misma, el estaba tratando de saber lo que pensaba…
Noté su inquietud y negué forzando una sonrisa
¿Qué pensaba?
Ángela Weber era tranquila, suave, delicada, y humana, viva y tangible…, eso era lo que pensaba, pero el jamás lo sabría
Mientras nos acercábamos al auto había tratado de calmarme pero sinceramente parecía imposible
El abrió la puerta del auto y subió mientras yo entraba y me colocaba en el asiento a su lado, pero no lo encendió y me forzó a mirarlo ante tal acción
-¿Qué pasa?-, le dije
-Esa es mi pregunta-, replicó y me miró esperando
-No entiendo-, quise que lo olvidara
-Entonces deja de pensar para poder librarme del molesto zumbido en mi cabeza-, me dijo enojado.
-Lo siento-, le respondí mirando hacia la ventana, el maldijo en tono bajo y me llamó
-Bella quiero que seas feliz-, murmuró
-Lo soy-, le dije mirándolo de nuevo
-Por momentos no parece-, me dijo
-Por momentos desearía poderte hacer feliz a ti-, le respondí y el me miró con gesto contrariado
-Lo haces-, dijo y puso su mano junto a la mía en el asiento, lo mas cercano y lo mas lejano del contacto, sonreí en un esfuerzo por no llorar y el encendió el auto…sin decir mas.
Lo hacia… ¿Por cuánto tiempo?
Gracias por todos sus comentarios
No ha sido los mejores días, pero mis historias son mi mejor regalo, propio y para ustedes
Espero que lo disfruten
Las quiero
Jazzy
hay me hace sentir tantas cosas pobre bella el sufrimeiento q esta pasando por no poder tocarlo
ResponderEliminarjazzy te digo que tienes un don. gracias por todo lo que haces es el mejor de los regalos.
ResponderEliminarbesos...