miércoles, 27 de enero de 2010

Amistad Placentera "Cap 07" - Kokoro Black

Adaptado en la novela de Mauren Child: Placer sin compromiso. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque en las noches Jacob es mío, en el día Edward, y también me presta a Ian, a Jared y a Gabe… para los fines de semana… hahaha


——


——

Amistad Placentera

Capítulo VII –Más problemas

--


--

Jasper

--

El divorcio de Alice llegó cuatro días después.

Aquella misma tarde. Organicé una boda discreta en el despacho del juez Hernández. La ceremonia fue breve y, gracias a los buenos oficios del magistrado, completamente ajena a la curiosidad de los periodistas.

Con el problema solucionado, insistí en volver cuanto antes a Estados Unidos. Tenía mucho trabajo en la bodega y quería empezar cuando antes, así que pedí un coche pasara a recogernos al hotel y nos llevara al aeropuerto.

Me sentía el hombre de siempre. Volvía a tener el control de mi vida y, además, había descubierto que Alice y yo formábamos un gran equipo.

Aquello era una verdadera sorpresa. Nunca habría imaginado que podía desear tanto y mantener una relación sexual tan increíble con una vieja amiga de la infancia.

Giré la cabeza y la miré. Era preciosa. Pero todavía desconfiaba de ella; no podía creer que fuera tan inocente como parecía. Primero había surgido el problema de James; después, la fotografía en la terraza del hotel; y más tarde, la posibilidad de quedarse embarazada porque no habíamos utilizado ningún método anticonceptivo.

Quería confiar en ella. Lo deseaba con toda mi alma. Pero no podía; entre otras cosas, porque se había casado conmigo precisamente por dinero.

Cuando Alice se dio cuenta de que la estaba mirando y sonrió, pensé que estaba preocupado por nada. No me había tendido ninguna trampa.

—Si Peter no aparece enseguida, nos marcharemos sin despedirnos de el— dije.

—Cinco minutos, Jasper…esperemos cinco minutos. Relájate.

Jasper era incapaz de relajarme, de modo que dediqué ese tiempo a admirar la figura de mi esposa. Aquel día se había puesto unos pantalones blancos, un top de color amarillo pálido y unas sandalias a juego con los pantalones. El sol bañaba todo su cuerpo y casi la hacía brillar. Tenía un aspecto tan fresco y atractivo que de buena gana le habría echo el amor allí mismo, en el vestíbulo del hotel.

Aun no sabía por qué la deseaba tanto. Pero estaba decidido a aprovechar hasta el último minuto y a disfrutar de ella mientras estuviéramos casados.

Poco después, oí una voz familiar.

—Siento que te marches tan pronto, Jasper.

Me giré y estreché la mano de mi primo.

—Siempre llegas tarde, Peter…

Mi primo rio.

—Pero te agradezco la hospitalidad— añadí.

—Sí—intervino Alice—. Muchas gracias. Tu hotel es impresionante… y nos la hemos pasado realmente bien.

Alice me dedicó una sonrisa, y no pude evitar clavar los ojos en sus sensuales labios y pensé en que tenía razón. A pesar de los paparazzi, del problema de su divorcio y de aquella fotografía, habían sido unos días maravillosos. Y ella estaba tan radiante como si no hubiera pasado nada malo.

Además, debía admitir que Alice había reaccionado muy bien en circunstancias difíciles. Mucho mejor que ninguna de las mujeres a las que había conocido. De hecho, de no haber sido por ella, tal vez habría perdido la calma.

Pero estaba tan acostumbrado a no necesitar a nadie que la idea de necesitarla a ella para no perder los estribos, bastó para que volviera a desconfiar. Cabía la posibilidad de lo que sucedió en la terraza no hubiera sido una casualidad ni un efecto del champan que habíamos tomado. Bien podía ser que Alice lo hubiera organizado todo y que me hubiera seducido para que pudieran hacer esa fotografía. Por no mencionar que lo de los métodos anticonceptivos resultaba muy sospechoso; me parecía increíble que no tomara la píldora y que se hubiera acostado conmigo sin preocuparse.

—¿Jasper?

—¿Cómo?

—Tierra llamando a Jasper…— bromeó Alice.

—Ah sí, perdona…

—¿Te encuentras bien?

—Sí, perfectamente, ¿Por qué lo preguntas?

—Disculpa a mi primo— intervino Peter con una carcajada—. Un hombre recién casado tiene muchas cosas en mente…es normal.

Alice lo miró como si no creyera la explicación de Peter, pero me dio igual. Solo quería marcharme de allí, volver a California y a mi bodega. Si Alice estaba actuando de acuerdo con James, lo descubriría.

—Ha sido un placer Alice. Puedes venir cuando quieras—dijo Peter.

Peter la tomó de la mano y se la besó, para mi irritación.

—Oh, vamos ya…

—Perdónalo— dijo Peter, sonriendo—. Jasper nunca ha sabido apreciar las cosas buenas de la vida.

—Ya basta, Peter…tenemos que marcharnos.

Justo entonces, una empleada joven del hotel se acerco a Peter y le dio una palmada en el hombro para llamar su atención.

—Perdón, señor Cullen…

La joven le susurró algo al oído que ellos no pudieron escuchar. Y aproveché el momento para comentar a mi esposa:

—Parece que Peter te ha causado muy buena impresión…

Alice sonrió.

—Oh, es un hombre encantador. Y me ha besado la mano… ¿Cómo no voy a sentirme impresionada con semejantes atenciones?

La miré con cara de pocos amigos y entrecerré los ojos.

—Recuerda que te has casado con este Cullen, no con ese.

—Hum, nose…— bromeó.

Me sentí dominado por un repentino sentimiento de propiedad. Por muy temporal que fuera nuestro matrimonio, Alice era mía y solo mía durante un año.

—Está bien. Permíteme que te refresque la memoria.

La tomé entre mis brazos y la besé apasionadamente sin preocuparme por la gente que nos rodeaba. La deseaba con locura. No me cansaba de tocarla, de acariciarla, de hacerle el amor. Nada era suficiente para mí.

Cuando por fin me aparté, ella dejo escapar un gemido.

—Guau…

Sonreí.

—¿Que te parece? ¿Es mejor que un beso en el dorso de la mano?

Alice se relamió los labios.

—Sí. Muchísimo mejor.


--

Alice

--

Me estremecí y me sentí más feliz que nunca. Empezaba a estar loca por él, y Jasper se comportaba de un modo tan romántico que albergaba la esperanza de haberme ganado su confianza. No habíamos discutido ni una sola vez en varios días; pero no estaba totalmente segura de la situación. Todavía cabía la posibilidad de que solo estuviera disimulando.

Él me tomó del brazo y me trajo hacia sí. Sentí un escalofrío e intenté convencerme de que no se debía al contacto de su cuerpo, sino al excelente sistema de aire acondicionado del hotel.

La empleada seguía hablando en voz baja con su jefe. Y debía ser algo preocupante, porque la expresión de Peter cambio por completo y se puso tenso.

Intenté convencerme de que, fuera cual fuera el problema, no tenía nada que ver con nosotros. Ya habíamos superado los obstáculos. No había nada que temer. Era verdad que Jasper seguía comportándose de un modo excesivamente arrogante, pero estaba segura de que cambiaria con el tiempo. Formábamos un gran equipo.

—Yo diría que ha pasado algo malo—Comentó Jasper.

—Sí, eso me temo— respondí.

Cuando la empleada se marcho, Peter se giró hacia su primo y yo. Sus ojos oscuros brillaban con indignación.

Nos alejó de la gente para que nadie pudiera escuchar nuestra conversación y, acto seguido, miró a Jasper.

—Tenemos un problema—afirmó.

—Oh, no… ¿De qué se trata ahora?—preguntó desesperado.

—Alguien de la oficina del juez ha filtrado la noticia del divorcio de Alice y de su boda posterior.

—¿Cómo es posible…? ¿Quien ha sido? ¿Se ha enterado la prensa?—pregunté, sintiéndome enferma de repente.

No podía creer lo que sucedía. Mi vida nunca le había preocupado a nadie; casi se podía decir que había sido una mujer invisible. Pero ahora, todo el mundo parecía obsesionado con descubrir mis secretos y pregonarlos al mundo.

—Sí, la prensa ya se ha enterado— contestó Peter.

—¿De qué? ¿Cuánto saben? – preguntó Jasper.

—Todo—respondió en voz baja—. La historia se ha sabido esta mañana, de modo que ya habrá llegado a las redacciones de medio mundo…en fin, dudo que les sirva de consuelo, pero el juez Hernández ha despedido al culpable de la filtración.

—Sí, es cierto, no nos sirve de consuelo—dijo Jasper, apretando los dientes—. Esto es lo que nos faltaba. Nos hemos tomado tantas molestias para evitar un escándalo y al final lo vamos a tener de todas formas.

—Eso parece.

Aquello era una pesadilla. Una vez más, nos encontrábamos expuestos a los caprichos de la prensa del corazón. Pero aquello era mucho peor que la fotografía de la terraza, mucho más grave que sus pechos desnudos en una imagen.

Aquello era mi vida. Mis secretos.

Miré a Jasper y me pregunté si se estaría arrepintiendo de haberme ofrecido que me casara con él. Sin embargo, solo podía haber una respuesta. La vida de Jasper era perfectamente normal hasta que se vio envuelto en mis problemas.

—Como encuentre al canalla que ha hecho esto…— amenazó.

—Seguro que ya está muy lejos de aquí— observó Peter. Le habrán pagado bastante por la noticia y estará contando su dinero.

Me daba igual donde estuviera. Solo quería saber lo que iba a pasar a continuación; si Jasper seguiría de mi lado a pesar de las complicaciones, si mantendría el acuerdo matrimonial o si decidiría romperlo para evitarse más disgustos.

Esperaba que no lo rompiera; entre otras cosas, porque ya nada podía salvarme de los medio de comunicación. Aunque nos separáramos, seguiría siendo un personaje público.

—¿Jasper?— pregunté, preocupada—. ¿Que vamos a hacer?.

Él ni siquiera me miró.

—Volver a casa.

—¿Juntos?

Jasper arqueó una ceja.

—¿Es que prefieres volver por tu propia cuenta?

—No, ni mucho menos. Es que…

—Estamos casados, ¿recuerdas?—interrumpió.

—Sí, claro, es cierto.

Jasper sonrió con frialdad y le devolví una sonrisa idéntica. Estábamos casados y seguiríamos juntos. Sin embargo, se había empezado a abrir una fosa entre nosotros dos y no sabía cómo cerrarla.

Peter había acertado de lleno. En cuanto el avión aterrizo en el aeródromo privado de las cercanías de Birkfield, los periodistas se arremolinaron alrededor nosotros como chacales sobre un cadáver.

Y una semana después, las cosas seguían tan mal como entonces.


--

Jasper

--

Me recosté en una silla de mi despacho, me apreté el teléfono al oído y escuché la música de fondo que se ponía en las llamadas en espera y que podía desesperar a cualquier persona. Ni siquiera tenía la opción de colgar. Llevaba siete días intentando hablar con Marcus Volturi y no me había devuelto ni una sola de mis llamadas.

Pero esta vez, hablaría con él.

Miré a mí alrededor. Las paredes de mi despacho eran de color rojo, aunque se volvían blancas al llegar a la moldura del techo. Estaban llenas de estanterías con libros y de cuadros de mis viñedos. Aquella sala siempre había sido una especie de santuario para mí; de vez en cuando me sentaba en alguno de los sillones negros y dejaba pasar el tiempo sin hacer otra cosa más que mirar el fuego de la chimenea.

Desgraciadamente, aquel día no había nada que me pudiera relajar.

La música del teléfono se detuvo en ese instante.

—Lo siento, señor Cullen. El señor Marco sigue ocupado…¿Está seguro de que quiere esperar? Puedo decirle que ha llamado y pedirle que se ponga en contacto con usted…

Yo sabía que Marco no estaba tan ocupado. Sencillamente, no quería hablar conmigo. Pero ya había probado demasiadas veces la estrategia de dejarle mensajes y no había funcionado, así que esta vez no pensaba en renunciar.

—No, gracias. Esperare.

La secretaria de Marco suspiró.

—Como prefiera…

La música volvió sonar y regresé a mis pensamientos.

Las cosas habían cambiado en los últimos días. Alice y yo habíamos caído en una especie de rutina fría que no se parecía nada al apasionamiento de Cancún. Sabía que, era mi culpa; no se podía decir que hubiera sido muy amable con ella. Pero Alice también mantenía las distancias. Y aunque deseaba acercarme y tomarla entre mis brazos, me contenía por que no estaba seguro de que fuera totalmente inocente.

Además, hablar con mis hermanos tampoco había sido de ayuda.

Miré a la pared de fondo y mis ojos se clavaron en un cuadro de la bodega pero en realidad no lo estaba mirando. Mi pensamiento había regresado a la conversación de la noche anterior.

Los abogados están investigando al ex marido de Alice— había dicho Edward.

¿No podemos hacer que lo arresten por algo?—Preguntó Emmett.

No ha hecho nada ilegal—respondí —. Todavía.

¿Como que no? Te ha chantajeado...—dijo Edward...

Sí, eso es cierto, pero no podemos acusarlo de eso sin que la prensa se entere—le recordé—. No, será mejor que dejemos ese asunto. No quiero empeorar la situación. Tengo la sensación de que hay fotógrafos ocultos detrás de cada vid...

La situación está empeorando de todas formas— afirmo Edward.

¿De verdad? No me había dado cuenta—ironicé— Pero no puedo creerlo...les pedí que investigaran el pasado de ese tipo. ¿Cómo es posible que no encontraran nada para obligarlo a desaparecer?

No lo sé, pero no hay nada de nada. Por lo que se, esta es la primera vez que extorsiona a alguien— declaró Edward.

Pues está desaprovechando su talento—intervino Emmett—. Es evidente que estas cosas se le dan muy bien.

—Tiene que haber algo. Ha manipulado a la prensa como si solo fuera un amante que se siente traicionado por su ex mujer.

¿Y qué dice Alice del asunto?— pregunto Emmett.

¿Qué crees que puede decir? Se siente terriblemente avergonzada y está muy enfadada. Como yo mismo.

¿De verdad?

Miré a mi hermano menor e intenté contenerse.

¿Que quieres decir con eso?—pregunté.

No me malinterpretes. Alice me gusta, me cae bien. Solo digo que las cosas se empezaron a complicarse el día que te casaste con ella.

Eso es verdad—dijo Edward.

¿Tu también desconfías de Alice?

¿Estas totalmente seguro de su inocencia?

No lo estaba en absoluto. Era un mar de dudas. Pero no iba a admitir delante de mis hermanos que ellos se estaban limitando a repetir en voz alta mis propios pensamientos. Además, yo era quien se había casado con ella. No iba a discutir el asunto en un comité familiar.

Si—mentí—. Totalmente.

Edward me miró en silencio durante unos segundos antes de asentir.

Entonces, mejor que mejor. Te recomiendo que Alice y tu actúen con discreción durante una temporada. Todo este asunto de la prensa nos tiene a todos de los nervios...temo que Bella sufra una crisis; y teniendo en cuenta su estado, me preocupa.

Te aseguro que yo tampoco disfruto el circo de la prensa.

Edward hizo caso omiso del comentario.

Emmett y yo seguiremos hurgando en el pasado de James. Tiene que haber algo en alguna parte. Seguro que lo hay.

Tengo una idea—dijo Emmett—. Podríamos imitarlo y usar sus tácticas...hablemos con algún periodista que lo conozca. Quién sabe, tal vez pueda darnos información...

Sí, podríamos intentarlo—afirmé—. Es una idea excelente.

Ahora, varias horas más tarde, ya no estaba tan seguro de que la propuesta de Emmett estuviera efectivamente implicada.

Pero preferí no pensar en ello. En parte, porque no quería pensar que Alice me hubiera traicionado y que hubiera cometido un error de juicio tan grave con ella; y en parte, porque de todas formas estábamos condenados a vivir juntos. Con la prensa atenta a cualquier escándalo, no me podía permitir el lujo de divorciarme.

Sacudí la cabeza y me pasé una mano por el pelo. La música del teléfono seguía sonando, repitiéndose una y otra vez.

Quizás no pudiera arreglar su vida. Pero desde luego, hablaría con Marco Volturi.

En ese momento se oyó una voz brusca.

—¿Cullen? Que quieres?

—¿Marco?

Me enderecé de inmediato.

—Llevo una semana tratando de hablar contigo—continué.

—He estado ocupado.

—Lo comprendo. Yo también—dije— No he hecho otra cosa que hablar con mis abogados...ciertamente no es la mejor forma de pasar las primeras semanas de matrimonio con Alice.

—Ya. He leído bastantes cosas sobre ustedes.

—Me lo imagino. Pero quiero que sepas que lo que han publicado es realmente falso—afirmé.

—Insinúas que no estaba casada con ese tipejo, ¿James Gigandet?

Alcancé un bolígrafo de la mesa, jugueteé un momento con él y lo volví a dejar en su sitio, tenso.

—Lo estuvo, si.

—Entonces...los dos tienen exactamente lo que se merecen.

Intenté mantener la calma.

—Gigandet engaño a mi esposa—expliqué con voz firme—. Ella no ha hecho nada malo, así que te agradecería que no nos insultaras.

—Alto ahí...

—No, Marco. Escúchame tú—lo interrumpí con brusquedad—. Es cierto que quiero que tu empresa distribuya mis vinos, pero puedo vivir sin tu ayuda. Además, sabes tan bien como yo que ese acuerdo sería beneficioso para ambos, no solo para mí.

No era un hombre que encarara fácilmente un insulto, ni que se arrastrara ante los demás. No iba a permitir que Marco ofendiera a mi esposa y me ofendiera mí.

—¿Con quién te crees que estás hablando?

—Eso mismo podría decir yo, Marco—respondí, cada vez más enfadado—. No soy precisamente un recién llegado al mundo del vino. Tengo una de las bodegas más importantes de California y lo sabes de sobra. Los vinos Cullen se venden cada día mejor. Así que podemos trabajar juntos y hacer un negocio que nos proporcione mucho dinero a los dos...o puedes seguir con tus insultos a mi esposa y conseguir que te cuelgue el teléfono ahora mismo y busque un distribuidor diferente.

Durante un segundo, pensé que había ido demasiado lejos y que Marco iba a optar por la segunda opción. Pero no fue así.

—Tienes razón— dijo Marco con tono pensativo—. Y debo añadir que admiro a los hombres que son capaces de defender a su familia en cualquier circunstancia. Está bien. Reunámonos la semana que viene y discutiremos tu propuesta.

Me alegré por el éxito obtenido a pesar de que tenía un fondo agridulce. Incluso pensé en ir a buscar a Alice para darle la noticia. Sin embargo, no lo hice. Al fin y al cabo, el nuestro no era un matrimonio de verdad.


--

Alice

--

Cerré la puerta del dormitorio principal y salí a la terraza del piso superior. Desde allí se veían varias hectáreas de vides y un cielo tan azul y claro que casi dolía mirarlo. Era una imagen tan bella que durante unos segundos olvidé todos mis problemas y no hice otra cosa que disfrutar del paisaje.

Pero no había subido para admirar los alrededores, sino para encontrar un poco de intimidad. Había llegado el momento de dejar de ser una observadora pasiva de mi propia existencia y de hacer algo para mejorar mi futuro.

Saqué el teléfono móvil y marqué un número que había intentado olvidar muchas veces, sin éxito. Después, esperé a que contestaran y me sobresalté al oír una voz de hombre.

—¿Dígame?

Odiaba con toda su alma esa voz.

—James...tenemos que hablar.


WAAA... ¿Aullidos para esta lobita Alpha?

15 comentarios:

  1. haora no esta embarazada koko bueno estubo super
    el divorcio pobre alice espero com ancias el
    otro besos ko

    ResponderEliminar
  2. hay alice se va acomplicar la vida, ahora seguro que este la engaña y jaspar pienza mal otra vez
    espero impasiente el proximo, besos guapa

    ResponderEliminar
  3. uuuuu que quilombo esta alice se va a meter justo en la boca ddel lobooo q barbaro bue vamos a ver q pasa no? un besooo

    ResponderEliminar
  4. Noo alice va meter la pata hasta el fondo jaja...bue veremos como viene la cosa, esperando el proximo capitulo..Salludosss...


    Montse :*

    ResponderEliminar
  5. Auuuuuu !!!!!! Que ganas tengo de leer el siguiente cap !!! No creo poder esperar hasta la semana que viene.

    ResponderEliminar
  6. increíble! y pensar que ahora falta una semana completa para que haya otro capítulo... En fin, me encanta la historia... gracias:D

    ResponderEliminar
  7. Me encantto en capi ^^ Koko eres lo maximoo espeor con ansias el proximo.
    = qe Nuestra Luna de Mil & CA:RE
    Sorry x dejartte mi minii comentariio
    en verdad me encantto
    pero tengoo qe ir a la escueliita & voi a llegar tardee :S
    ILY Koko !!! ((:



    Un lobo llamandoo a la puertta??
    Atto: ((L; Twi twi n.n

    ResponderEliminar
  8. mi kokorito tan genial como siepre
    aullidoooo
    auuuuuuuuuuuuuuu
    quermos lemmon!!!!!

    ResponderEliminar
  9. kekekekekekek
    noooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
    jasper va apensar mal de ella
    y todo se va a aruinar
    noooooooooooooooooooooooooooooo
    me traumo
    y ¿porke jasper no va con alice? ¿porke no confia en ella?¿porque me estresa tanto?
    diosssssssssssss
    como te daras cuenta vivo estresasda
    jajajaja
    ke tal?
    dios
    lo amo
    besos
    tkm
    jajajajjaja
    como te daras cuenta vivo estresada

    ResponderEliminar
  10. koko me enkanta
    me enkanta
    jazz es ta lindo en
    defenderla inconsientemente
    kree en ella
    komo le komento a jazz
    me enkantan sus fics me
    fasinan los adoro
    adore demasiado
    negocio placentero koko
    espero aiga un emmett y rouse
    placenteros me despido
    biee:nallely santos

    ResponderEliminar
  11. Koko y ella porque hace eso .. ahhh me da piedra ... que el piesne que ella lo traiciona , nolo hace verdad?= mi ALPHA TE ADORO

    ResponderEliminar
  12. jaja me emociona esta historia.
    Ojala que Alice no complique mas todo con esa llamada.
    !AUUUUUUUUU! MI KOKO, ESTA MAS QUE GENIAL ESTE FIC.

    ResponderEliminar
  13. quiero llorar
    porque Jasper es asi con Alice?
    baaa
    pobre Alice nadie le cree
    aaa quiero darle una patada a James
    ¬¬ por su culpa todo lo que paso,
    a Jasper otro Zape por tonto :P
    y mucha suerte para Alice que parece
    estar sola en todo el asunto

    Besos >.<

    .......* Gaby Cullen Black *.......

    ResponderEliminar
  14. Aaaaauuuuu ke genial las broncas no paran una tras otraa ke
    le pasara a Alice la neta no se
    pero konfio en ti
    ok me voy al otro cap.

    jajajaj
    Adios....

    ResponderEliminar

Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...