jueves, 12 de noviembre de 2009

Reconquistando tu corazón "Cap 04" - Kokoro Black

Disclaimer: Basado en la novela de Catherine Mann: Volveré a seducirte. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque en las noches Jacob es mío, en el día Edward, y también me presta a Ian, a Jared y a Gabe… para los fines de semana… hahaha MALDITA MEYER!! PORQUE HACE HOMBRES TAN IRRESISTIBLES!!!

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Reconquistando tu corazón

Capítulo IV – Marcando territorio.

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Edward POV

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Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no subir los escalones de un salto, tomar a Mike Newton por las solapas del traje de chaqueta italiano y echarlo de allí a patadas.

Aquel canalla, por lo visto, no quería perder el tiempo ahora que Bella era una mujer libre.

Pues iba a llevarse una sorpresa.

Pero no inmediatamente. Bella lo había pasado muy mal ese día, de modo que me contuve. Un divorcio, un embarazo sorpresa y la decisión de volver a conquistar a mi esposa también me tenían nervioso.

Y, además, Mike Newton había sido objeto de muchas discusiones en el pasado.

-¿Qué está haciendo aquí?

-No tengo idea –Bella se encogió de hombros mientras se dirigía al porche.

Newton se levantó de la mecedora, estirándose la chaqueta.

-¿Qué está haciendo él aquí?

Había hecho lo posible por ser civilizado con aquel hombre en el pasado. Al fin y al cabo, era el propietario de la empresa de decoración en la que trabajaba Bella. Newton se había hecho un nombre como el decorador favorito de las estrellas del deporte mientras su mujer: Jessica Stanley, se encargaba de decorar mansiones más clásicas.

Al principio no le había prestado mucha atención, pero con el paso de los años empecé a pensar que Newton sentía algo por Bella. Quizá porque, entre otra cosas, la hacía viajar justo cuando yo tenía algún día libre.

Además, el instinto me había servido suficientes veces en los tribunales como para saber que no me fallaba con el jefe de mi mujer.

Le paseé un brazo por el hombro mientras atravesamos el camino de piedra rodeado de macizos de flores.

-¿Por qué estoy aquí? Soy el marido de Bella.

-Ex marido –Newton se apoyó en una de las columnas del porche con aire de propiedad que me hizo apretar los dientes-. Pensé que Bella necesitaría animarse un poco después de la vista, así que he reservado mesa en un restaurante. Si nos vamos ahora mismo, todavía llegaremos a tiempo.

-¿Cenar? –repitió ella, confusa-. Gracias, pero…

Entonces oímos ladridos en el interior de la casa. Seth.

Bella corrió a saludarlo y a mí me dieron ganas de apartar al molesto Newton de un empujón y seguir con mi vida normal: dar un paseo por la playa con Bella, hablar del niño mientras los perros jugaban en la orilla…

Aunque tenía una montaña de trabajo esperándome porque había tenido que tomarme un día libre para solucionar el lío en que se había convertido mi vida personal.

Me detuve al lado Newton, que media al menos seis centímetros menos que yo.

-Ya ha cenado.

Las cestas de helechos que colgaban del techo del porche se movían con la brisa mientras Newton miraba el bocadillo que Bella llevaba en la mano con cara de desprecio.

-Ah, ya veo.

Cuando Bella abrió la puerta Seth se lanzó sobre ella, entusiasmado.

-Hola, precioso. ¿Me has echado de menos?

Yo si te he echado de menos… si, te he echado de mucho de menos.

Bella adoraba a aquel perro y el perro la adoraba a ella.

Recordé entonces la imagen de una niña acariciando al perillo… y maldita fuera, la visión fue como un puñetazo en el estomago.

Pero iba a ser padre otra vez.

La realidad del niño me envolvió entonces por primera vez, en un día que había ido demasiado rápido como para que pudiera pensar. Mi instinto de abogado me decía que tenía el caso más importante de mi vida entre manos: reunir de nuevo a mi familia. Perderla no era una opción.

De modo que miré a Newton con expresión amenazante.

-Será mejor que saques tu agenda de teléfonos y te pongas a buscar otra cita.

-Pero bueno… -Bella se había vuelto hacia nosotros, enfadada-. Estoy aquí, puedo hablar por mí misma.

-Pues claro que puedes –dijo Newton, pasándose una mano por la bien cuidada barba-. Ahora eres una mujer libre.

Inclinándome para acariciar a Seth, ni siquiera me molesté en esconder una sonrisa. Los dos adorábamos a los perros, pero ¿Cómo sería mirar a nuestro hijo por primera vez? Una conexión que no se rompería nunca…

Entonces miré a Newton, que estaba muy ocupado babeando sobre sus zapatos. ¿Qué pensaría aquel tipo del embarazo de Bella?

-Ni se te ocurra –dijo ella entonces, clavando un dedo en mi pecho.

-¿No debería saberlo tu jefe? –le pregunté al oído, mientras fingía estar muy interesado acariciando a Seth.

-Se lo diré yo, cuando me parezca. Y deberías ser lo bastante inteligente como para no hacerme enfadar en este momento.

Sabía que Bella no iba a robarme a mi hijo, pero yo lo quería todo: al niño y a ella. De modo que debía ser diplomático.

-¿Ha habido algún problema en el juzgado? –preguntó Newton.

-No, el divorcio es oficial –dijo ella-. Gracias por invitarme a cenar… pero la verdad es que estoy agotada. Otro día, Mike.

La preocupación por su salud se mezcló con el alivio cuando vi que Bella rechazaba la invitación. Mientras lo acompañaba a su jaguar, recordé los paseos por la playa de noche… memorables, pero no muy frecuentes últimamente.

Seguir con mi trabajo mientras intentaba conquistarla de nuevo no sería fácil, pero a mí siempre me habían gustado los retos.

¿Y quién necesitaba dormir?

Bella estaba atravesando el camino de piedra que ella misma había diseñado. Había preguntado mi opinión, por supuesto, pero ese tipo de cosas se las dejaba a ella, que era la experta.

-Gracias por no decir nada. Aun ni estoy preparada para contárselo a todo el mundo. Necesito tiempo para acostumbrarme… además, quiero estar segura de que todo va bien.

-Lo entiendo.

Pensar que pudiera perder el niño otra vez, recordar el infierno que tuve que pasar tantos años atrás, cuando estuvo a punto de morir de una hemorragia, hizo que se me encogiera el corazón. Y me negaba a pensar en la niña que habíamos perdido meses antes. Ni siquiera podía pronunciar su nombre por el dolor que me provocaban.

-¿Te importaría no contárselo a tu familia todavía?

-Yo creo que eso es algo que deberíamos hacer juntos. Pero lo haremos cuando tú digas.

-No puedo creer que estés siendo razonable. Pero la verdad es que eso significa mucho para mí.

-Que estés contenta es una prioridad en este momento.

Ella apartó la mirada.

-Sí, claro. El bebe es primero.

-Tú me sigues importando –sonreí.

Y lo decía en serio. La deseaba y quería estar con ella. Aunque no sabía muy bien si algún día nos entenderíamos como pareja, teníamos algunos recuerdos preciosos. Eso y el bebe serían suficientes. Tenía que serlo.

-Es imposible que no me importes después de nueve años de matrimonio.

Vi que le temblaron los labios. Que ironía que hiciera falta un divorcio para suavizar a Bella. No pensaba desperdiciar esa ventaja, pero cuando iba a acariciar su cuello los faros de un coche iluminaron el porche.

-¡Bella! –La llamó Newton-. No olvides que mañana tenemos que ver a Emmett y su prometida para discutir los detalles de su nueva casa.

Aparté la mano. No iba a poder evitar que Mike y Bella fueran juntos a casa de mi hermano, pero al menos sabia donde iba a cenar el día siguiente… y yo.


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Bella POV

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Me dirigía a la finca de los Cullen, tan grande que, además del edificio principal, tenían varias casitas de invitados. Edward ocupaba una de ellas desde que nos habíamos separado.

La casa principal era un edificio blanco de tres pisos, con enormes ventanales frente al mar. Una larga escalera llevaba al porche, que daba la vuelta a todo el edificio y en el garaje había una flota de coches de lujo para toda la familia.

Detuve mi mercedes frente a un macizo de azaleas y deje escapar un suspiro.

Aunque agotada después de una larga tarde discutiendo con una señora muy rica, estaba deseando terminar el día allí. Me caían muy bien el hermano de Edward y su prometida. Les había preguntado muchas veces si querían consultar con otro decorador de la empresa, pero ellos habían insistido en que me querían a mí.

Mientras subía los escalones del porche, intente recordarme a mi misma que no tenía por qué estar nerviosa. Yo era una mujer de veintisiete años con una prometedora carrera por delante. Había decorado de todo, desde mansiones históricas a una extravagante cabaña sobre un árbol. Era consultora en un programa de decoración… además, la familia de Edward era encantadora. No iban a mostrarse antipáticos conmigo solo porque él y yo estuviéramos divorciados.

O eso esperaba.

Pero cuando iba a empujar la puerta me detuve. Ya no era parte de la familia. Sentí un pellizco en el corazón, llameé al timbre. Solo esperaba no ponerme a llorar, como me ocurría últimamente tan a menudo.

La puerta se abrió y mi ex suegra, una bella mujer de pelo castaño cenizo, me recibió con un cariñoso abrazo. En vaqueros y con una camiseta de manga corta nadie diría que Esme Cullen era una de las senadoras más importantes del estado.

Aunque había estado nueve años casada con Edward, seguía impresionada por la influencia y el dinero de la familia Cullen.

-Entra, cariño. Veo que te encuentras mejor, estas radiante.

¿Sería por el embarazo?

-Gracias, Esme –mi temblorosa voz pareció hacer eco en aquella casa de techos altísimos.

Atravesamos un salón con dos sofás de terciopelo azul y varios sillones tapizados en color crema que le daban un aire cómodo pero informal.

El toque de lujo lo daban las alfombras persas que cubrían el suelo.

-Vamos a tomar el postre en la terraza –dijo la madre de Edward-. He guardado un plato para ti. Sé que el pastel de chocolate es tu favorito.

Aunque quería que aquella fuese una reunión de trabajo, al oír las palabras “pastel de chocolate” no pude contenerme. Seguramente sería mi primer antojo.

-Muchas gracias.

Esme me miró entonces.

-Aunque Edward y tú ya no estén casados, yo te sigo queriendo.

Me lo había dicho muchas veces, pero oírlo en aquel momento, cuando el divorcio era firme, significaba mucho para mí; especialmente estando embarazada.

Incluso más porque la madre de Edward no sabía nada sobre el bebe.

-Has sido mi nuera durante nueve años y eso no es algo que uno olvide tan fácilmente.

Oh, no, las hormonas otra vez estaban haciendo de las suyas mientras miraba a Esme con una nueva perspectiva: como abuela de mi bebe. ¿Por qué no podíamos celebrarlo? Edward y yo habíamos soñado con ese momento tantas veces…

Y lo habíamos experimentado el día que Claire llegó a nuestras vidas.

Una lágrima escapó de mis ojos entonces.

-No sé qué decir… gracias, tú también eres muy especial para mí.

Esme sacó un pañuelo de papel.

-Me alegra saberlo.

Mientras intentaba contener la emoción, me preparé para enfrentarme con el resto del grupo…

Esperando para enfrentarme con el resto del grupo…

Esperando que fuesen tan amables como Esme…

Siendo hija única, seguía sintiéndome un poco abrumada por la familia de Edward, pero aquel día no estaría todo el mundo; Jasper, el esposo de su hermana Alice, estaba en las fuerzas aéreas y acababan de enviarlo a Afganistán esa misma mañana.

-Nos alegra verte antes de irnos a la capital del estado –Carlisle Cullen, el papá de Edward, pasó un brazo por los hombros de su mujer.

El prestigioso médico del hospital general, siempre que podía acompañaba a Esme en sus giras o presentaciones oficiales.

El hermano menor de Edward, Emmett, estaba sentado al lado de su prometida, Rosalie. Y la pareja se miraba con tanto amor que tuve que apretar el pañuelo que tenía en la mano.

-Hola, Bella –la más joven de los Cullen, Alice, me saludó apartándose el flequillo de la cara.

Un ladrido llamó mi atención entonces hacia la playa y cuando levanté la mirada vi a Leah… corriendo con Edward.

¿Había salido temprano del bufete? Sorprendida, me permití un segundo para observarlo jugando con la perra, su perra ahora. Incluso se había cambiado el traje por un pantalón corto y una camiseta.

Con el pelo más alborotado que de costumbre, se miraba guapísimo.

¿Qué locura era esa de sentirme más atraída por él ahora, que antes del divorcio?

¿Sería por que ahora no lo podía tener?

¿O el resultado de mi desorden hormonal?

Emmett Cullen se levantó de la silla para saludarme.

-Gracias por venir. Espero que no te importe que miremos los planos aquí mismo.

-No, claro que no –sonreí.

Lo que quería era marcharme, pero ¿Quién podía discutir teniendo enfrente aquella vista de un millón de dólares? La vista de la playa no, la de Edward.

Intente concentrarme en el trabajo, haciendo lo posible por no mirar a mi ex marido, que subía los escalones del porche.

-Me alegro de estar aquí. Mike vendrá enseguida y…

-Hola, preciosa.

Después de eso hubo un incomodo silencio. Afortunadamente, Leah llegó corriendo a mi lado, ofreciéndome una salida.

-Hoy has salido temprano de trabajar, ¿no? –me incliné para acariciar a la perrita.

-Un hombre tiene que cenar.

Me contuve de no recordarle cuantas veces había cenado en la oficina.

¿Estaría haciendo un esfuerzo por el bebe?

De ser así, solo el tiempo diría si podía seguir haciéndolo.

Seguí acariciando a Leah y la perrilla se tumbó de espaldas para recibir mis caricias, encantada. Pero volví a cuestionarme la decisión de separar a los perros. ¿Había sido egoísta? ¿Debería haber dejado que se quedaran los dos con Edward? Yo misma se los había regalado dos años antes, en navidad.

Entonces noté el roce de unos dedos en mi tobillo y levante la cabeza, sorprendida. Edward, aprovechando que aun no había subido los escalones del porche, estaba pasando los dedos por mi empeine; un sitio que, como él sabía muy bien, era una de mis zonas erógenas.

-Bonitos zapatos –murmuró, tocando la piel de color rojo cereza hasta que aparté el pie.

No, no me los había puesto para él.

¿O sí?

Lo fulmine con la mirada, pero la caricia me había puesto nerviosa. Más que eso… me hubiese gustado que siguiera haciéndolo. Y, a juzgar por el brillo de sus ojos, Edward también lo sabía.

-Tócame otra vez y te tiro el zapato en la cara –le advertí con voz baja.

-Siempre tan peleonera –río él, apartando el pelo de su cara.

-Eres mayorcito, puedes soportarlo –me aparté.

-¿Puedes soportarlo tú?

-¿Crees que es un problema?

-Dímelo tú. Mi coche está en la puerta.

Aparté la mano.

-Deja de tontear.

-Perdona ¿has dicho algo? –Edward sonrió-. Estaba muy ocupado admirando tus recién adquiridas curvas.

Levante los ojos al cielo, sin saber si sentirme halagada o irritada por el comentario. Al menos estaba intentando, a su manera, hacerse el simpático.

Pero no sabía si podría soportarlo.

Mike Newton salió a la terraza en ese momento, con sus pantalones de diseño y su chaqueta italiana.

Inmediatamente, Edward pasó un brazo sobre mi hombro y, frustrada, tuve que reconocer que me gustaba el calor de su mano.

¿No acababa de decirle que no me tocase?

Pero cuando miré a mi ex descubrí que no estaba mirándome a mí. Estaba mirando a Mike Newton fijamente.

Y yo pensando que podría pasar una tarde agradable con un Edward reformado. Pero no, mi ex marido no había cambiado en absoluto.

Edward Cullen estaba marcando su territorio.

14 comentarios:

  1. divino como siempre!!!

    besitos me encanto...

    soy la primera!
    Mel♥

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  2. woww increibleee me encantoo sigue asi :D

    saludos desde peru :)

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  3. no dejas de sorprenderme
    esta genial edward lucha por ella
    y es genial
    jajaja y mike....maldito entrometido
    pero bueno
    me encanto el cap
    jajja adorpo esta historia

    espero ke todo se solucione entre ellos hacen tambonita pareja..

    jijiji chao tkm graz x el cap besos bye

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  4. hola !!
    es la primera vez que escribo, pero eso sí, a diario visito el blog, soy lemonera 100%
    simplemente esta genial-
    Kokoro tienes un gran talento, al igual que Jezzy.
    Una pregunta alguien puede decirme que significa POV??
    Por favor Kokoro continua NUestra Luna de Miel, estoy más que impaciente, por la segunda noche, cuando Edward rompe la cama.
    y aunque soy Team EDWARD. también se aullar
    auuuuuu!!! por tus excelentes escritos

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  5. Marcando su territorio????

    jajajaaja
    de vdd me haces reir Koko esa me gusto jeje

    te quedo muy bien el Kapi, como siempre claro esta, despues de todo valio la pena esperar toda la semana...

    Edward tan pervertido, m imagino q pensaba en las noches q Bella modelo pare el en zapatillas y poca ropa..o extinguda jajaja...

    de vdd me encanta leerte Koko, bueno te dejo
    y nos leemos pornto...

    BESOSOS Y MORDISCOS DE CHOCOLATE PARA TODAS...ENDULCENSE LA VIDA...

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  6. Me encantaaaaaaaaaaaaaaa,
    AAAAAUUUUUUUUUUUU!!!!!!!!!!
    Gracias hermosa por el cap ,este bueno, me encanta la actitud de Edward.

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  7. ELECTICA CULLEN BLACK
    Genial el capitulo, me encanta la actitud de Edwuard y odio a Mike, siempre lo odie. Jake es limpio y puro en todos los libros, pero Mike es un asqueroso.

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  8. Marcando siempre con su estilo está mi Koko, dándonos su ser en cada entrega, poniendo su firma en cada palabra, cada frase, cada trozo de ella. Genial! Besotes miles mi "diosa"

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  9. jaja me encanto quiero que edward y bella se amen otra vez si por fis actualisa pronto y tanbien actualiza nuetra luna de miel

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  10. nena cullen:¡fuff? me encanta ver como mi vampiro marca su territorio ja ja ja jaque lido muchos aullidos para ti mi koko mi chica autentica aaaaaauuuuuu

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  11. Ahh! eso es Edward! sigue marcando tu territorio porque es tuyoo!
    besosss ls kierooO!

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  12. ayysss q lindo marcando su territorio jajaja, si esq Newton es un estorvo, siempre lo es

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  13. AWWWWWWWWWWWWWWWW AMO A EDDIE ! PERO OYEE CUANDO SUBIRÄN OTRO CAP EN LA LUNA DE MIEL DE EDWARD Y BELLA ? DIGO AMANECER DESde EL PUNTO DE EdwARD? :(

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  14. cada vez mas ganas de mas histoooria!!!y cuando queda aun para el proximo jueves!!:(

    Un beso

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...