miércoles, 11 de noviembre de 2009

Negocio Placentero "Cap 08" - Kokoro Black

Disclaimer: Adaptado en la novela de Mauren Child: Paternidad de conveniencia. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer, aunque en las noches Jacob es mío, en el día Edward, y también me presta a Ian, a Jared y a Gabe… para los fines de semana… hahaha
MALDITA MEYER!! PORQUE HACE HOMBRES TAN IRRESISTIBLES

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Negocio Placentero

Capítulo VIII –Noche al aire libre

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Bella POV

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Dejé a Edward durmiendo en la enorme cama. Agarré la bata de la silla, me puse y ate el cinturón antes de salir del dormitorio. Era incapaz de quedarme dormida, por más que lo intentaba. Decidí levantarme, hacer un té y comer algunas de las galletas caseras de Sue.

En el umbral, voltee a ver a mi marido y sentí un pinchazo en el corazón. Incluso dormido, Edward parecía poderoso y distante. Era como si sus emociones estuvieran tan encerradas que ni siquiera afloraban a la superficie cuando no las protegía conscientemente. Por lo visto, también iba a tener que batallar con su subconsciente.

Suspiré, cerré la puerta con cuidado y camine hacia la escalera. La casa estaba en silencio, recogida para la noche, descansando tras un largo día. Desee poder descansar también, pero mi mente estaba demasiado activa. No podía dejar de pensar en Edward, en la discusión que habíamos tenido antes y en cómo me había observado desde la distancia mientras acomodaba a los Gypsy en su nuevo hogar.

No sabía porque había creído que conseguiría llegar a él, sabiendo que llevaba cinco años aislándose del mundo. Tal vez no pudiera doblegar su voluntad. Cabía la posibilidad que Edward sospechara si no me quedaba embarazada pronto. Llegue a la escalera sintiendo el principio de un dolor de cabeza.

Las luces estaban apagadas, pero los rayos de luna que entraban por las ventanas daban a todo, un leve resplandor plateado. Descalza, baje los peldaños mientras miraba las fotos enmarcadas que decoraban la pared.

Fotos de los hermanaos Cullen desde su infancia hasta el momento actual. Emmett sonriente, con un ojo morado, entre sus dos hermanos. Jasper alzando el trofeo del campeonato de futbol del colegio. Incluso había una foto de una merienda de un cuatro de julio, hacia veinte años. Los Cullen aparecían en ella, pero también yo y mis primos. Edward era el más alto y estaba de pie detrás de mí, que entonces tendría unos diez años. Como si ya entonces hubiera encontrado la forma de estar cerca de él. Me pregunté si Edward se habría dado cuenta. Sonriendo, seguí mirando las fotos y comprendí que no había ninguna de Tanya, la esposa fallecida de Edward. Ni del hijo de ambos, Anthony.

Pensativa, arrugue la frente y pensé en las fotos que había visto en el resto de la casa. No había ninguna foto de la familia que Edward había perdido cinco años antes. Era extraño.

¿Por qué no quería verlos ni recordarlos?

Volví a estudiar las fotos enmarcadas, concentrándome en las que mostraban a Edward: de niño, con pantalones rotos y una gorra de beisbol caída sobre los ojos; como capitán del equipo de béisbol; en el baile de graduación; alzando la medalla ganada en un rodeo; sonriendo.

Definitivamente… Edward debía de sonreír más a menudo. Portaba una de las sonrisas más hermosas del mundo.

Alcé la mano y pase la punta del dedo por esa sonrisa, deseando poder llegar al hombre con la misma facilidad. Vivíamos en la misma casa y lo sentía más distante que nunca.

Sentí un escalofrió y me acurruque en la bata de cachemir. Pero el frio me llegaba del corazón, así que eso no ayudó. Baje el último escalón.

Mire el largo pasillo que llevaba a la cocina y las galletas caseras; después a la puerta delantera y la noche que había tras ella. Decidí salir fuera.

El aire nocturno era frio y húmedo, pero no soplaba la más mínima brisa. El cielo estaba despejado y tachonado de estrellas. La luna estaba en cuarto creciente y daba suficiente luz para crear sombras sobre el suelo.

Fui hacia el corral donde dormían los Gypsy. Al día siguiente les asignaría sus lugares en el establo, pero por esa noche estaban fuera, acostumbrándose a su nuevo hogar.

-Espero que les cueste menos acostumbrarse a este lugar que a mí –susurré, apoyando los antebrazos en el barrote superior de la reja.

Una de las yeguas relinchó suavemente y se acercó hacia mí. Estiré el brazo y le acaricie el lomo con gentileza. Sonreí cuando la yegua se acercó más aun.

-Hola, Loba ¿Me has echado de menos?

La yegua cambio el peso de lado a lado, y las delicadas crines que cubrían sus cascos flotaron en el aire. Mire al resto de los caballos y, después, de nuevo a Loba.

-¿Te sientes fuera de tu elemento? –Pregunté, acariciando las sedosas crines de la yegua-. Te entiendo muy bien. Pero nos acostumbraremos a estar aquí. Edward no es un mal tipo. Solo se comporta como un gruñón.

-¿Soy un gruñón?

La voz sonó a mi espalda y di tal bote que la yegua se alejó trotando hasta reunirse con el resto de los caballos, al otro extremo del corral. Recupere el aliento y volteé.

-Podrías haber dicho algo, en vez de llegar así y darme un susto de muerte –me llevé la mano al pecho, donde tronaba mi corazón-. Dios, Edward.

-¿Qué diablos haces aquí en mitad de la noche?

Me esforcé por recuperar la calma y lo mire. Su torso desnudo relucía como diamantes a la luz de la luna. Tenía el pelo revuelto y una sombra de barba oscurecía su mentón. Estaba descalzo y solo llevaba unos viejos pantalones de mezclilla, muy gastados, que parecía haberse puesto a toda prisa. Los dos botones superiores estaban desabrochados.

Mire la hilera de vello bronce que desaparecía bajo la tela de mezclilla…

¡Rayos! Era demasiado atractivo.

Sacudí la cabeza.

-¿Es esa otra norma, Edward? ¿También tengo que pedir permiso para salir fuera?

-No quería decir eso.

-¿Qué, entonces?

Él se acercó más y capté su delicioso aroma, a hombre y jabón. Inspiré con fuerza, para recuperar la compostura, pero solo conseguí envolverme aun más en su olor.

-Me desperté y no estabas –dijo él, encogiéndose de hombros.

-¿Estabas preocupado por mi? –un destello de esperanza brilló en mi interior.

-No iría tan lejos –dijo él, desviando la mirada hacia los animales que ocupaban el corral-. Me… preguntaba que hacías.

Bueno… eso era un principio.

-No conseguía quedarme dormida –dije, volviéndome a apoyarme en la barandilla para observar a los caballos moverse bajo la luna-. Baje en busca de las galletas de Sue y de pronto decidí salir a ver cómo estaban los Gypsy.

-¿Qué tienen esos caballos que sea tan endiabladamente especial? –inquirió él, irónico, situándose a mi lado.

-Todo –conteste, sonriente.

-¿Podrías ser mas imprecisa, por favor?

-Vaya. ¿Un chiste? –puse una mano sobre su antebrazo y me pareció un triunfo que él no lo retirara-. Esto es todo un milagro para mi, Edward.

-Muy graciosa –volteó a mirarme-. Pero eso no me dice porque estás tan loca por estos caballos.

-Son tranquilos. E inteligentes. Y tan geniales con los niños que asombran –observé a uno de los potros iniciar una carrera contra sí mismo y sonreí abiertamente-. Hace años que se crían para formar parte de una familia. Son fuertes y leales. Admiro eso.

-Yo también –dijo él. Pero cuando lo miré, comprobé que no estaba mirando los caballos, sino a mí.

Sentí un cosquilleo nervioso pero agradable. La noche estaba en calma, excepto por el sonido de los caballos. Tuve la sensación de que el mundo estaba aguantando la respiración. Edward estuvo callado tanto tiempo que me sentí obligada a interrumpir el silencio.

-Vi a los Gypsy por primera vez hace unos seis años, en una exhibición equina –volví a mirar hacia el corral-. Me parecieron bellísimos y elegantes. Tenían ojos líquidos y amables, que parecían ocultar almas muy antiguas que me devolvían la mirada.

-Si tanto los quieres, ¿Cómo soportas venderlos?

-No es fácil –me reí-. Soy muy cuidadosa con respecto a los compradores. Los investigo hasta tal punto que la CIA quedaría impresionada.

-Yo lo estoy.

-¿En serio? –lo miré y vi en sus ojos un destello que no supe interpretar.

-En serio –señaló con la barbilla los caballos que se movían lentamente de un lado a otro-. He conocido a muchos criadores a quienes no les importan los animales que tienen a su cargo. Solo les interesa el dinero que pueden ganar.

-Yo también he visto a unos cuantos de esos –apreté los labios con desagrado.

-Apuesto que si –inclinó la cabeza hacia mi-. Siento lo de esta mañana.

-¿Lo sientes? –parpadeé, sacudí la cabeza como si no hubiera oído bien y sonreí-. Cielos. Un chiste y una disculpa. ¡Esta noche va a ser inolvidable para mí!

-Tienes una lengua muy viva, es indudable.

-Cierto. Mi madre siempre dijo que algún día me daría problemas.

-¿Siempre escuchas a tu madre?

-Si lo hiciera, ahora no estaríamos casados –señalé. Deseé haber callado al ver su ceño.

-Tenía razón, ¿sabes? Sobre mí. Al advertirte que no te casaras conmigo.

-No es cierto. Adoro a mi madre, pero a veces se preocupa más de lo debido –parecía estar acercándose a mí por primera vez desde nuestra apresurada boda. Anhele que fuera verdad. Pose la otra mano en su antebrazo e intente no notar cómo se tensaba-. Te conozco, Edward…

-No, no me conoces –miró las manos que posaban en su brazo, con tanta insistencia que me sentí obligada a retirarlas-. Solías conocerme, Bella, eso lo admito. Pero ya no soy aquel chico. Ha pasado el tiempo y las cosas han cambiado. Yo he cambiado.

-Sigues siendo Edward –insistí.

-Maldición – se apartó de la barandilla, me agarro de los hombros y me encaro a él.

Bajo las estrellas, sus rasgos parecían duros y fríos, y sus ojos, profundos y llenos de sombras. Sentí la fuerza de sus manos y el calor de su piel traspasando la bata de cachemir.

-No te equivoques con respecto a lo que está ocurriendo aquí, Bella.

-¿Qué se supone que quiere decir eso? –no iba a permitir que me intimidara. No le tenía ningún miedo, por más que quisiera asustarme.

-Sabes exactamente qué quiere decir –aflojó las manos un poco y sus ojos se oscurecieron hasta volverse casi negros-. Te estás engañando, Bella. ¿Crees que no lo veo, que no lo noto?

-Edward…

-El trato es lo único que compartimos –aseguró él-. Ambos queremos algo del otro, y cuando el trato se complete, llegará a su fin. No te acomodes aquí. No esperes de mi más de lo que pueda darte en la cama. Y, por Dios santo, deja de mirarme con esos ojos achocolatados, suaves y húmedos.

-Yo no…

-Si, tú si. Ya es hora de parar, Bella. Por tu propio bien, si no por otra cosa. No existe un nosotros. Nunca existirá.

Me dolió el corazón. Intensamente.

Se me revolvió el estomago y luché contra las lagrimas que me quemaban los ojos. Sabía que él hablaba muy en serio, pero seguía creyendo que entre nosotros había más de lo que quería o podía admitir. Tal vez realmente yo me estuviera engañando, y caería en picado cuando nuestro tiempo juntos llegara a su fin. Quizás esperara encontrar al chico que había conocido dentro de un hombre que había cambiado demasiado para recordarse a sí mismo.

-Existe el ahora –alcé los brazos y apoyé las palmas de las manos en su pecho. Él inhalo, pero no protestó-. Y por ahora, Edward, existe un nosotros.

-Bella… -movió la cabeza y resopló con frustración-. Estas haciendo esto más difícil de lo que debería ser.

-Puede –admití-. Y puede que tú lo estés haciendo mucho menos divertido de lo que podría ser.

Cerré la distancia que nos separaba y deslice las manos por su pecho, explorando, acariciando sus pezones, hasta que él contuvo el aliento, intentando no rendirse.

Pero quería su rendición y estaba dispuesta a luchar por obtenerla.

-Estás jugando con fuego, Bella –agarró mis muñecas y las sujetó, mirándome como un hombre que se encontraba en terreno desconocido.

-No soy frágil, Edward. Puedo soportar una quemadura o dos.

-Este fuego es de los que consumen.

-¿Y eso es malo? –le sonreí, a pesar de la dureza de su rostro y la amargura de su mirada. Lo admitiera o no, el Edward de quien me había enamorado seguía ahí, escondido en su interior, y yo quería liberarlo. Quería recordarle que el amor, la vida y la risa merecían la apena. Que eran un tesoro-. Estamos casados, Edward. Mucha gente sueña con encontrar el fuego que compartimos.

-Los fuegos suelen apagarse muy deprisa.

-A veces –admití-. Pero son fascinantes mientras están ardiendo.

-¿No vas a hacer caso de lo que nadie te diga?

-No –admití.

-Gracias a Dios.

Soltó mis muñecas y, sin decir una palabra, llevó la mano al cinturón de mi bata. Lo soltó y abrió la bata para admirar mi cuerpo desnudo.

Me estremecí cuando el aire nocturno beso mi piel, pero el frio se disipó bajo la mirada ardiente de Edward. Mis pezones se tensaron, anhelando el roce de sus labios, de su boca. Él deslizó las manos por mi cuerpo; la erótica fricción de las callosidades de sus dedos abrasó mi piel, encendiendo mi deseo.

Dejé caer la cabeza hacia atrás, apoyándola en el poste de la valla. Edward me acarició desde el pecho a la entrepierna.

-Tu piel resplandece bajo la luna –dijo, inclinándose para capturar uno de mis pezones con la boca.

Gemí, me arquee hacia él y puse una mano en su nuca. Él mordisqueo suavemente, rozando el pezón con los dientes. Contuve el aliento mientras succionaba, provocandome oleadas de placer. Con cada movimiento, sentía aun mayor ternura por ese hombre que intentaba mantenerme a distancia por mi bien.

Contemplé como su boca tentaba y atormentaba, alargando el placer como si estuviera dispuesto a saborearme toda la noche. Percibía su conexión conmigo, a pesar de sus advertencias. Manos, labios, lengua y aliento me acariciaban con ternura, transmitiendo sentimientos.

Llevé las manos a sus hombros, disfrutando de su fuerza, de su cálida solidez. Cuando él levanto la cabeza, desee llorar por su perdida.

-Necesito tomarte –dijo con una risa apagada.

Él sonrió y a mí se me desboco el corazón. Esas sonrisas eran escasas, tan devastadoras, que me atraían más que nada.

-Quiero más –dijo él, bajando la cabeza por el resto del cuerpo, apoyándome contra el poste. Empecé a rezar para no derribarlo con el peso.

-Sí, Edward –dos palabras quedas, casi perdidas en la oscuridad que nos rodeaba y acunaba.

Se arrodilló ante mí, abrió mis muslos y posó su boca en el mismo centro de mi placer.

Gemí y me aferré a sus hombros, clavándole las uñas en la piel para estabilizarme. Pero mientras intentaba mantener el equilibrio, el mundo giraba locamente a mí alrededor. Él lamió mi húmedo y ardiente botón, quitándome el aliento.

Increíble.

Allí.

Afuera.

En el jardín.

Desnuda y deseando que Edward hiciera su voluntad conmigo.

La excitación de estar con él bajo las estrellas solo incrementaba las sensaciones.

Él lamio una y otra vez, torturándome con las dulces e íntimas caricias que provocaban descargas eléctricas en mi interior. Después alzó una de mis piernas y la puso sobre sus hombros. Tuve que echar los brazos hacia atrás y agárrame a la valla. Apenas podía respirar. Mi mundo se había encogido y se reducía a Edward, mi cuerpo y lo que él era capaz de hacerme sentir.

Solo se oían mis gemidos y los movimientos de los caballos tras nosotros. Alcé la vista hacia las estrellas, concentrándome en las sensaciones que experimentaba. La noche era amable y la magia de lo que Edward me estaba haciendo era casi más de lo que podía soportar.

Mientras sus labios y lengua seguían moviéndose, deslizó una mano alrededor de mi cadera e introdujo un dedo, y luego otro, en mi interior. Sus movimientos rítmicos y decididos hicieron que empezara a temblar mientras un clímax devastador se preparaba para saltar como un muelle a presión.

Deseé que siguiera así para siempre. Deseaba el orgasmo, pero no quería que el momento acabara nunca.

Bajeé la mirada hacia el hombre arrodillado ante mí y trague saliva. Al observar lo que me hacía, ver su boca llevarme a alturas cada vez mayores, sentí que las sensaciones se intensificaban aun más. No podía dejar de mirarlo. No podía desviar la vista mientras Edward me tomaba de la forma más intima, como nunca me había tomado nadie.

Lo sentía dentro y fuera de mí. Mi mente se rasgó como un velo y me convulsione. Cuando llego el primer torbellino de liberación, grité su nombre con pasión. Me dejé llevar por la ola hasta que finalmente acabó; luego me derrumbe hacia él, que se levantó lentamente, sujetándome.

-Sabes dulce –dijo, inclinando la cabeza para besar mis labios, mi mandíbula y cuello.

-Edward, eso ha sido… -dejé caer la frente contra su pecho, jadeando.

Mi cuerpo seguía vibrando cuando él me abrazó. Al sentir la dureza pulsante de su erección en el abdomen, el deseo volvió, como un volcán en erupción.


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Edward POV

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Sentí la reacción de Bella ante mi dureza.

Realmente no había salido para hacer eso. Solo la había seguido para comprobar si ocurría algo. Si ella estaba bien.

Había notado que dejaba la cama y me había forzado a dejarla ir. Pero unos minutos después la había seguido y, al encontrarla ahí, a la luz de la luna, en mi interior se había formado un nudo inmenso de lujuria, una bola de fuego.

La mire a los ojos y comprendí que era un momento peligroso. Sabía que ella daría importancia al encuentro, vería el lado romántico e imaginaria un futuro en común. Sin embargo, yo ya le había advertido que no lo abría.

Ambos habíamos llegado al trato sabiendo lo que hacíamos. Yo solo hacia lo posible para cumplir mi parte. Hacerle el amor era parte del trato. Solo eso.

Lo único que podía ser.

Lo único que permitiría que fuera.

Sacudí la cabeza para alejar las preocupaciones y concentrarme en ese momento con ella. No cuestionaría ese fuego. Ni intentaría definirlo.

Tal y como había dicho Bella, teníamos un “ahora”.

Sin dejar de mirarla a los ojos, desabroche los dos últimos botones de mis vaqueros y libere mi miembro. Ella tragó aire y curvó los dedos a su alrededor. Me llegó el turno de jadear y sentir la fusión de tormento y placer.

Mientras ella deslizaba la mano arriba y abajo, intente mantener el control y supe que había perdido la partida.

Y realmente… no me importaba.

21 comentarios:

  1. Dios santo q cap tan??? no tengo palabras, este se esta enamorando y Bella sabe muy bien como hacerlo, genial Jazzy y gracia Lobita por publicarlo, que pena q tengamos q esperar una semana, pero vale la pena, besos, (loquibell) auuuuuuuuu, auuuuuuuuuu

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  2. ke excelentee capituloooooooooooooooooo!!!!
    lo malo es ke hay ke esperar una semana xD.. pero vale la pena chicas... completamente...

    bueno les mando besotes y nos vemos en la prox. actualizacion!!

    auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!


    tiwii

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  3. AAAAAUUUUUUUUUUU!!!!!!!Que calor,yo tambien lo quiero en mi jardin,bajo la luna y las estrellas.Este negocia esta super bueno.Gracias Koko hermosa por este cap.Te mando muchos abrazos.Att E.S

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  4. HEY!! ESTE FIC ES MIO NIÑAS!! Es la tercera vez que leo que ponen que es de Jazzy T.T

    Arriba dice:
    Negocio Placentero "Cap 08" - Kokoro Black

    Osea que es mio! ahahaha

    No es que me moleste... pero creo que se estan confuendiendo mucho con los fics T.T

    Por cierto!! soy feliz por que Jazzy y yo estamos escribiendo un oneshoot!! wiii!!! luego lo leeran^^

    besoos!!

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  5. Una nueva fantasia para cumlpir...
    Un corral o establo... caballos relinchando y un ardiente encuentro con la luna y las estrellas de testigos... entregados al fuego abrazador de dos cuerpos que se aman...

    Edward, vamos hombre admitelo!!! Estas enamorado, todo de ella te atrae... Necesitas todo de ELLA!!!

    Kokoro's...
    AAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!

    Mujer de verdad escribes con una pasión y un deseo que se transmite en cada palabra...

    Besos ♥

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  6. Buenisimoo kokoro!!!!

    mis felicitaciones desde uruguay esta muy muy lindo!!!

    besitoo
    Mel♥

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  7. Auuuuuuu Kokoro ...
    Muy buen capitulo , q Edward reconosca que no solo es sexo lo que lo une a Bella se va terminar enamorando ....

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  8. ELECTRICA CULLEN BLACK
    wuauuu. Genial Kokoro, como siempre.
    Creo que me voy directa a la ducha, ja ja

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  9. ola koko woow no tengo palabras, sta genial, sigue escribiendo:)
    BESOS DULCES

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  10. OME en este momento aceptaria un Edward que me hiciera exactamente lo mismo en cualquier parte de la casa jajajajajajajaja.

    Dios mi Koko eres un genio, mira que hacerme desear un Ed!!!!!

    Te amo.

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  11. Sí! tan solo mi Koko es capaz de hacer que este Negocio sea muy pero que muy Placentero, tan solo mi "diosa" es capaz de tornar amor en pasión desenfrenada que inunda nuestros corazones como volcán en erupción. Genial! mi Koko sigue llevándonos a tocar las estrellas. Besotes miles mi "Kan"

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  12. waooo tengo el corazon a mil x hora!!!! estuvo genial!! me encanto el capi!!! sigue asi!!!!

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  13. hey koko es el capitulo 8 y Eddie no admite su amor... mas vale que nos des bastantes capitulos de un romance consumado eehhh!! no lo vayas a terminar tan rapido plisss!! te he de confesar que tambien me hubiera gustado que amor en subasta durara mas, deberías hacer una secuela.

    Nancy

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  14. Saben???
    por aqui esta haciendo frio...o eso es lo que dicen...pero la vdd yo no lo siento, por q uffff qu calor se sintio de repente no????

    uffffufffufff...si definitivamente..yo quiero un Edward asi de pasional y q m de lo q yo quiera!!!

    lastima no existen muchos de ellos, en fin me tendre q aguantar...

    exelente Kapi Koko esperaremos hasta l proxima semana para seguir leyendo...

    nos leemos pronto..te cuidas..al igual todas chikas...

    BESOSOS Y MORDISCOZ

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  15. waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    jajja me encanto el capitulo

    dios aver si porfin edward se rinde y deja ver ke la ama

    pero dios es genial me encanta

    jajaja no puedo esperar tanto para seguir leyendo
    gracias por el cap

    tkm chao waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  16. SANTY ahora alec vulturi11 de noviembre de 2009, 19:08

    esto cada ves mejor
    dure un buen sin poner comentarios pero ya volvi
    ahora me ise seguidor
    estoy leyendo todas las historias
    son adictivas

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  17. AAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!
    por eso por eso es que soy team edward! ka ja ja aj aj ja
    ayy mi koko que hermooosoo DIoss! grrraaacias hermosa! como esperaba capii je je me encaanta este fic...
    pero por dios santooo que ya edward deje de ser tan durooo mi koko que sucedeeee a parte de ese fuego sexual espectaculaarrr tambn quiero amoorrrr y romanticissmooo! muaaak! muchos bsos y mordiscoss!
    NTLS miles de besosss manada!

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  18. hola koko

    me encanto el capitulo
    te quedo genial.

    Danny

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  19. nena cullen:me encato estubo genial a ver si edward seda cunta de una vez y se decide a no tener miedo a enamorase ja aj aja muchos aulludos papa ti mi koko preciosa

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  20. esto es realmente genial...
    la atraccion de sus cuerpos...se disipan a la luz de la luna...REALMENTE MUY HOT!!!
    Dios!!!necesito un hombre con Edward, creo q lo compartire con Bella
    ella en la noche y yo en el dia
    su pecho bajo el sol,ciertamente los vellos de su pecho tomarian un color segador y provocante...
    koko un aullido desde colombia...tus fic son casi una adiccion para mi.
    Att:Annie...un rayito de sol para ti!!!hahahaha

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  21. O sea porque es tan necio Ed???
    Se nota que siente todo por Bella, y ella pues ni se diga...
    Pero quien no con un hombre así
    El capi excelente como siempre

    Koko siento mucho que ya no tengas animos para escribir... pero gracias por dejarnos estas obras maestraws
    Esperando que algún día vuelvas a deleitarnos con tus historias, aqui te seguiré esperando...

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Por favor dejanos tu !!AULLIDO!!... asi es, !!TU AULLIDO!!
Y que se escuche fuerte y claro ya que son los que nos alimentan a seguir escribiendo^^
Ademas seras recompensado con un Edward, o el Cullen o lobo que quieras... (Menos Jacob, ese es !MIO!)XP
Kokoro



AULLA!!

Pueden robarte cada frase, cada palabra, cada suspiro y hasta el ultimo de los alientos. Pero, hay algo que tu sabes y que todas sabemos... aunque te roben todas tus ideas siempre tendras mas y mejores, por que luego de cada golpe siempre volveras mas fuerte.
Gracias Annie...