Disclaimer: Adaptacion de la novela de Emilie Rose: Superando secretos. Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephanie Meyer, aunque Jacob es todo mio.
Amor en subasta
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Capitulo VI – Sentir para dejar de sentirEDWARD POV
-Yo no me meto en una carrera a menos de que tenga buenas posibilidades de ganar- gritó Black mientras yo pasaba por delante de su yate por la mañana.
Me detuve.
-Me gusta observar a los otros pilotos en la carrera y tengo que admitir, Cullen, que me estas haciendo esforzarme más de lo que había esperado-
Apreté los dientes. Black era un cliente y, aunque estaba loco de ganas de mandarlo al diablo y decirle que se fuera a chingar a su… Dios tenia que controlarme!! Tenia que hacer lo correcto.
-No se trata de una competición-
-Por favor Cullen, eso no te lo crees ni tú-
Habían pasado tres días desde el paseo en globo. Tres días en los que Bella había estado comiendo en el barco de Black y saliendo con él cada noche. Tres días en los que el anillo de promesa me había estado quemando en mi bolsillo.
Tenía que admitir un hecho indiscutible… estaba celoso. Quería a Bella solo para mí. Quizás incluso siguiera amándola…
-Piensa lo que quieras Black. El cobertizo para que guardes tu moto se te instalara esta tarde. Y podrás irte- Termine para seguir andando hacia mi barco. Mi refugio.
- Mi instinto me dice que yo conseguiré antes que tu, Cullen-
Me pare al instante. Mis músculos se tensaron. Sentí unas enormes ganas de de lanzarme al barco de Black y tumbarle los dientes de su “hermosa” sonrisa de un puñetazo. Maldita sea!, tenia que calmarme. Así que reuní todas mis fuerzas y no le di el gusto de que me viera molesto, simplemente seguí mi camino. Por lo menos podía saborearme una pequeña victoria: Bella no había dormido aún con Black y yo seguiría esforzándome porque eso nunca sucediera.
Me detuve.
-Me gusta observar a los otros pilotos en la carrera y tengo que admitir, Cullen, que me estas haciendo esforzarme más de lo que había esperado-
Apreté los dientes. Black era un cliente y, aunque estaba loco de ganas de mandarlo al diablo y decirle que se fuera a chingar a su… Dios tenia que controlarme!! Tenia que hacer lo correcto.
-No se trata de una competición-
-Por favor Cullen, eso no te lo crees ni tú-
Habían pasado tres días desde el paseo en globo. Tres días en los que Bella había estado comiendo en el barco de Black y saliendo con él cada noche. Tres días en los que el anillo de promesa me había estado quemando en mi bolsillo.
Tenía que admitir un hecho indiscutible… estaba celoso. Quería a Bella solo para mí. Quizás incluso siguiera amándola…
-Piensa lo que quieras Black. El cobertizo para que guardes tu moto se te instalara esta tarde. Y podrás irte- Termine para seguir andando hacia mi barco. Mi refugio.
- Mi instinto me dice que yo conseguiré antes que tu, Cullen-
Me pare al instante. Mis músculos se tensaron. Sentí unas enormes ganas de de lanzarme al barco de Black y tumbarle los dientes de su “hermosa” sonrisa de un puñetazo. Maldita sea!, tenia que calmarme. Así que reuní todas mis fuerzas y no le di el gusto de que me viera molesto, simplemente seguí mi camino. Por lo menos podía saborearme una pequeña victoria: Bella no había dormido aún con Black y yo seguiría esforzándome porque eso nunca sucediera.
BELLA POV
Todo era culpa de Edward! Los besos de Jacob no me sabían igual que antes. De hecho no me sabían a nada. ¿Como podía pensar en tener un futuro con Jacob cuando no podía dejar de recordar todo el tiempo que había compartido con Edward? Recordaba cada caricia y cada mirada, y lo bien que lo habíamos pasado juntos. Pero no podía permitirme el lujo de engañarme de nuevo.
Gire la cabeza y mire a Edward, que estaba sentado a mi lado en el coche.
-Ahora pareces mucho mas dispuesto a cumplir con las citas que hace unos pocos días- observe. De hecho el me había estado llamando casi todas las tardes, buscando un pretexto para realizar la siguiente cita. Yo no había tenido valor de mirarle a la cara después de devolverle el anillo de promesa, así que lo había eludido hasta el día de hoy que no tenía ningún pretexto. Ya había salido con Jacob tres días seguidos, un cuarto día se vería demasiado obvio.
-¿No lo pasas bien?- preguntó Edward, tras detener el coche en un estacionamiento y apagar el motor.
-Si- Admití. Por desgracia, lo pasaba demasiado bien para mi conveniencia. Tenia que sacarme a Edward Cullen de la cabeza. –Pero no hace falta que agotemos todas las citas en una semana-
-Prefieres que me quede en mi barco jugando solitario cada noche mientras tu sales con Black?-
-No. Podrías visitar a tus padres. Tu padre pregunta por ti todos los días. Llevas aquí trece días, Edward, y no los has llamado-
Edward se puso serio. Abrió la puerta del coche y salio primero para ayudarme a salir. La calidez de su contacto me estremeció. Intente soltarme pero él no me dejo. Caminamos de la mano por la acera.
Eso no estaba bien.
Nada bien.
Un carruaje de caballos blancos decorado con flores blancas, como los de los cuentos de hadas (los cuales había dejado de creer hacia mucho tiempo) nos esperaba al final de la manzana. El conductor nos saludo con su sombrero de copa.
-Buenas noches, señorita Swan, señor Cullen, suban-
Subí y me detuve en seco. Había una rosa color durazno en mi asiento. Aquel tono, del color del amanecer, siempre me había gustado. ¿Habría comprado Edward la rosa? ¿O era pura coincidencia, parte del paquete estipulado? ¿Y la hielera con champán que había en el banco opuesto? ¿Seria cosa de Edward? Preferí no imaginar a Edward teniendo detalles conmigo. Todo eso debería de ser parte del paquete ¿verdad?
Tome la flor y me acomode en el asiento de cuero, mirando hacia los caballos. Edward se sentó a mi lado, demasiado cerca. Paso un brazo alrededor de mis hombros, tocando la piel que mi vestido de tirantes dejaba al descubierto. Había sido un error ponerme ese vestido. Su calor me perturbaba a sobremanera.
El conductor descorcho la botella de champán y sirvió dos copas. Nos las tendió y tomó las riendas. El carruaje se puso en marcha.
-Por el pasado y por el futuro- brindó Edward, levantando las copas.
El carruaje, la flor y la bebida, combinados con el traqueteo de los caballos, hicieron que mi corazón se sintiera como en una montaña rusa. No podía permitirme otra vez caer bajo el embrujo de Edward.
¿Qué mejor manera de romper el encanto que intentar averiguar por que me había dejado? Necesite de otra copa de champán y quince minutos para encontrar el valor necesario.
-¿Qué hice para que me dejaras?- pregunte al fin, cuando nuestro paseo estaba cerca de terminar.
-Nada- respondió él mirándome profundamente.
-Vamos, Edward, los dos sabemos que no es cierto-
-Bella, no fue por ti-
-Entonces, ¿Por qué?- inquirí con desconfianza.
-Déjalo-
-No puedo- respondí. No pensaba hablarle de todos los hombres que me habían dejado desde que el se había ido. No necesitaba su compasión. – Si tuviste algún problema o una de las peleas que solías tener con tu padre, podrías habérmelo contado-
-¿El nunca te dijo nada?- pregunto él, desviando la mirada.
-Ni una palabra. Por eso se que fui yo la causa de que te fueras-
-Maldición, no es cierto-
-Entonces cuéntame cual fue la causa. Ese día, ni siquiera sabia que habías regresado de Phoenix y, cuando me entere de que habías estado en la oficina, ya te habías ido. Edward, ¿Cómo pudiste pasar por mi despacho sin ni siquiera detenerte a decirme hola o adiós?-
-No puedo explicártelo- contesto él, sin mirarme.
Yo no había contado con que, una vez que me había armado de valor suficiente para hacerle las preguntas, Edward se negaría a responder.
-¿Acaso te levantaste por la mañana y sin más decidiste que querías empezar de nuevo lejos de aquí?-
Cuando Edward me miro, me sobresalte al ver tanta tristeza en sus ojos. Escondían mucha agonía y secretos. La causa de su marcha debía de ser demasiado horrible para compartirla conmigo.
-Bella, no fue por ti. Aunque no creas nada más de lo que te diga. Cree esto-
Quería creerle. De verdad que quería hacerlo. Pero el silencio de Carlisle acerca del asunto me parecía la prueba de que Edward me estaba mintiendo.
-Solías confiar en mí, Edward-
-Solía confiar en mi mismo- replicó sin mirarme.
Las palabras de Edward me dejaron anonadada. Pensé que igual él había conocido a una persona y había decidido desaparecer, dejándome anclada al pasado. Pero a decir verdad… ya no sabia que pensar.
Gire la cabeza y mire a Edward, que estaba sentado a mi lado en el coche.
-Ahora pareces mucho mas dispuesto a cumplir con las citas que hace unos pocos días- observe. De hecho el me había estado llamando casi todas las tardes, buscando un pretexto para realizar la siguiente cita. Yo no había tenido valor de mirarle a la cara después de devolverle el anillo de promesa, así que lo había eludido hasta el día de hoy que no tenía ningún pretexto. Ya había salido con Jacob tres días seguidos, un cuarto día se vería demasiado obvio.
-¿No lo pasas bien?- preguntó Edward, tras detener el coche en un estacionamiento y apagar el motor.
-Si- Admití. Por desgracia, lo pasaba demasiado bien para mi conveniencia. Tenia que sacarme a Edward Cullen de la cabeza. –Pero no hace falta que agotemos todas las citas en una semana-
-Prefieres que me quede en mi barco jugando solitario cada noche mientras tu sales con Black?-
-No. Podrías visitar a tus padres. Tu padre pregunta por ti todos los días. Llevas aquí trece días, Edward, y no los has llamado-
Edward se puso serio. Abrió la puerta del coche y salio primero para ayudarme a salir. La calidez de su contacto me estremeció. Intente soltarme pero él no me dejo. Caminamos de la mano por la acera.
Eso no estaba bien.
Nada bien.
Un carruaje de caballos blancos decorado con flores blancas, como los de los cuentos de hadas (los cuales había dejado de creer hacia mucho tiempo) nos esperaba al final de la manzana. El conductor nos saludo con su sombrero de copa.
-Buenas noches, señorita Swan, señor Cullen, suban-
Subí y me detuve en seco. Había una rosa color durazno en mi asiento. Aquel tono, del color del amanecer, siempre me había gustado. ¿Habría comprado Edward la rosa? ¿O era pura coincidencia, parte del paquete estipulado? ¿Y la hielera con champán que había en el banco opuesto? ¿Seria cosa de Edward? Preferí no imaginar a Edward teniendo detalles conmigo. Todo eso debería de ser parte del paquete ¿verdad?
Tome la flor y me acomode en el asiento de cuero, mirando hacia los caballos. Edward se sentó a mi lado, demasiado cerca. Paso un brazo alrededor de mis hombros, tocando la piel que mi vestido de tirantes dejaba al descubierto. Había sido un error ponerme ese vestido. Su calor me perturbaba a sobremanera.
El conductor descorcho la botella de champán y sirvió dos copas. Nos las tendió y tomó las riendas. El carruaje se puso en marcha.
-Por el pasado y por el futuro- brindó Edward, levantando las copas.
El carruaje, la flor y la bebida, combinados con el traqueteo de los caballos, hicieron que mi corazón se sintiera como en una montaña rusa. No podía permitirme otra vez caer bajo el embrujo de Edward.
¿Qué mejor manera de romper el encanto que intentar averiguar por que me había dejado? Necesite de otra copa de champán y quince minutos para encontrar el valor necesario.
-¿Qué hice para que me dejaras?- pregunte al fin, cuando nuestro paseo estaba cerca de terminar.
-Nada- respondió él mirándome profundamente.
-Vamos, Edward, los dos sabemos que no es cierto-
-Bella, no fue por ti-
-Entonces, ¿Por qué?- inquirí con desconfianza.
-Déjalo-
-No puedo- respondí. No pensaba hablarle de todos los hombres que me habían dejado desde que el se había ido. No necesitaba su compasión. – Si tuviste algún problema o una de las peleas que solías tener con tu padre, podrías habérmelo contado-
-¿El nunca te dijo nada?- pregunto él, desviando la mirada.
-Ni una palabra. Por eso se que fui yo la causa de que te fueras-
-Maldición, no es cierto-
-Entonces cuéntame cual fue la causa. Ese día, ni siquiera sabia que habías regresado de Phoenix y, cuando me entere de que habías estado en la oficina, ya te habías ido. Edward, ¿Cómo pudiste pasar por mi despacho sin ni siquiera detenerte a decirme hola o adiós?-
-No puedo explicártelo- contesto él, sin mirarme.
Yo no había contado con que, una vez que me había armado de valor suficiente para hacerle las preguntas, Edward se negaría a responder.
-¿Acaso te levantaste por la mañana y sin más decidiste que querías empezar de nuevo lejos de aquí?-
Cuando Edward me miro, me sobresalte al ver tanta tristeza en sus ojos. Escondían mucha agonía y secretos. La causa de su marcha debía de ser demasiado horrible para compartirla conmigo.
-Bella, no fue por ti. Aunque no creas nada más de lo que te diga. Cree esto-
Quería creerle. De verdad que quería hacerlo. Pero el silencio de Carlisle acerca del asunto me parecía la prueba de que Edward me estaba mintiendo.
-Solías confiar en mí, Edward-
-Solía confiar en mi mismo- replicó sin mirarme.
Las palabras de Edward me dejaron anonadada. Pensé que igual él había conocido a una persona y había decidido desaparecer, dejándome anclada al pasado. Pero a decir verdad… ya no sabia que pensar.
EDWARD POV
Me sentí acongojado al ver tanto dolor en los ojos de Bella. Hice varios intentos de iniciar una conversación, sin éxito.
Cuando llegamos a la casa de Bella después del paseo, ella se quito el chal blanco y dejo los hombros al descubierto, con un vestido de tirantes negro y blanco. No llevaba sostén ni tenia ninguna marca de bronceado en su piel nívea. El escote de su vestido hacia resaltar sus pechos. Se me hizo agua la boca solo de verla.
Bella cerró las persianas. Me miro directamente a los ojos mientras se mordía el labio.
-¿Ella era mejor que yo en la cama?-
-¿Qué?- pregunté sorprendido.
-Dijiste que solías confiar en mí. Eso significa que debiste conocer a alguien en Phoenix. Alguien que te tentó y te resulto mas excitante que yo. Alguien capaz de ofrecerte mas cosas que yo-
-¿De donde has sacado esa idea loca? No hubo otra mujer, Bella-
-Claro que si. Si no, no te abrías ido de esa manera. Se lo mucho que Yates Cullen significaba para ti. Pero no quisiste pasarme a otra mujer por delante de las narices. Por eso te fuiste. No era necesario que lo hicieras, Edward. Yo lo hubiera soportado si me hubieras contado la verdad-
¿Cómo podía pensar Bella que yo seria capaz de amar a otra mujer más que a ella?
Me acerque a ella y la agarre de los brazos. Su piel era muy suave. Sabía que no debía hacerlo, pero no podía controlarme, le acaricie desde los hombros a las muñecas.
-Te equivocas. Mucho. Lo nuestro era muy bueno. Pero no fue suficiente para hacerme olvidar…- Comencé pero me detuve. Mi relación con Bella no había sido suficiente para hacerme olvidar la infidelidad de mi padre y el miedo de que yo también acabara haciendo lo mismo. No se lo podía explicar. – No fue suficiente para hacer que me quedara-
-Es obvio- dijo ella, encogiéndose.
Bella intento apartarse, pero la sujete con más fuerza, para que no lo lograra. No podía encontrar las palabras adecuadas para convencerla de que el problema no había sido ella. La única manera, la única herramienta que tenía era: la pasión que aun vibraba entre nosotros. Así que mande todo al diablo e hice lo que había querido hacer desde hacia horas. Lo que había querido hacer desde que ella me había comprado en la subasta hacia dos semanas.
La bese.
Bella no respondió al primer beso. Pero, con el segundo, se suavizo y, con el cuarto, me abrazo por la cintura y me dio la bienvenida con su lengua. Levante la cabeza un momento, para tomar aliento.
Bella estaba excitada. Su respiración se había acelerado y sentía su pulso latiéndole como loco en el cuello.
Le quite los pasadores que traía en el pelo y su cabello achocolatado le cayo en cascadas sobre los hombros y espalda, rozando mis manos como si fueran de seda.
No creía que fuera posible que mi corazón siguiera soportando la velocidad con la que latía. ¿Cómo podía sentir tanta pasión por ella, incluso más que cuando habíamos sido novios? Pero así era. El deseo me atravesaba, al punto de hacerme olvidar las buenas costumbres. Sentía unas inmensas ganas de tirarla al sillón y lanzarme sobre ella como si fuera un barco pirata al abordaje. Deseaba tocarla, saborearla y entrar en ella hasta que los dos estuviéramos demasiado débiles como para movernos.
Le acaricie los labios con el pulgar y luego le recorrí la espalda con las manos una y otra vez. Bella tembló. El deseo se reflejaba en sus pupilas. Respire el aroma de su aliento. Era intoxicante. Tuve que besarla de nuevo, una y otra vez.
El sentido común me decía que debía de ir más despacio y considerar las consecuencias de mis acciones, pero no podía. Después de años de negarme a la persona que realmente amaba, la pasión estaba estallando como una olla a presión. Acaricie sus pechos por encima del vestido, saboreando los gemidos de placer que ella emitía.
Entonces, descubrí donde estaba la cremallera del vestido, y la baje. Metí las manos por debajo de la tela para encontrarme con su piel, suave como la seda. La agarre de los glúteos y la apreté contra mí.
Los pechos de Bella se aplastaron en mi torso. Ella me levanto la camisa y me acaricio la espalda, haciéndome estremecer a cada segundo por su contacto.
Aquello no tenía nada que ver con Black, ni con ninguna competición. Quería hacer el amor con la mujer que nunca había olvidado. Si mis sentimientos por Bella no habían menguado después de ocho años sin vernos, entonces nunca lo harían. Quizás yo no había heredado la debilidad de mi padre. Sin duda, ella merecía lo mejor y sin duda también, yo podía esforzarme en dárselo, por lo menos a mi lado tendría más estabilidad que con Black.
Cuando Bella me mordisqueo la mejilla, temblé. Si hacia el amor con ella esa noche, no volvería a abandonarla. ¿Cómo podía persuadirla para que me diera una segunda oportunidad? Y, si lo conseguía ¿estaría ella dispuesta a pagar el precio? No podríamos vivir aquí y dirigir Yates Cullen juntos, como habíamos planeado hacia ocho años. Tendría que convencerla de que se fuera conmigo a New York, sin contarle porque no nos podíamos quedar en California. Eso podría ser la parte más difícil.
Cuando llegamos a la casa de Bella después del paseo, ella se quito el chal blanco y dejo los hombros al descubierto, con un vestido de tirantes negro y blanco. No llevaba sostén ni tenia ninguna marca de bronceado en su piel nívea. El escote de su vestido hacia resaltar sus pechos. Se me hizo agua la boca solo de verla.
Bella cerró las persianas. Me miro directamente a los ojos mientras se mordía el labio.
-¿Ella era mejor que yo en la cama?-
-¿Qué?- pregunté sorprendido.
-Dijiste que solías confiar en mí. Eso significa que debiste conocer a alguien en Phoenix. Alguien que te tentó y te resulto mas excitante que yo. Alguien capaz de ofrecerte mas cosas que yo-
-¿De donde has sacado esa idea loca? No hubo otra mujer, Bella-
-Claro que si. Si no, no te abrías ido de esa manera. Se lo mucho que Yates Cullen significaba para ti. Pero no quisiste pasarme a otra mujer por delante de las narices. Por eso te fuiste. No era necesario que lo hicieras, Edward. Yo lo hubiera soportado si me hubieras contado la verdad-
¿Cómo podía pensar Bella que yo seria capaz de amar a otra mujer más que a ella?
Me acerque a ella y la agarre de los brazos. Su piel era muy suave. Sabía que no debía hacerlo, pero no podía controlarme, le acaricie desde los hombros a las muñecas.
-Te equivocas. Mucho. Lo nuestro era muy bueno. Pero no fue suficiente para hacerme olvidar…- Comencé pero me detuve. Mi relación con Bella no había sido suficiente para hacerme olvidar la infidelidad de mi padre y el miedo de que yo también acabara haciendo lo mismo. No se lo podía explicar. – No fue suficiente para hacer que me quedara-
-Es obvio- dijo ella, encogiéndose.
Bella intento apartarse, pero la sujete con más fuerza, para que no lo lograra. No podía encontrar las palabras adecuadas para convencerla de que el problema no había sido ella. La única manera, la única herramienta que tenía era: la pasión que aun vibraba entre nosotros. Así que mande todo al diablo e hice lo que había querido hacer desde hacia horas. Lo que había querido hacer desde que ella me había comprado en la subasta hacia dos semanas.
La bese.
Bella no respondió al primer beso. Pero, con el segundo, se suavizo y, con el cuarto, me abrazo por la cintura y me dio la bienvenida con su lengua. Levante la cabeza un momento, para tomar aliento.
Bella estaba excitada. Su respiración se había acelerado y sentía su pulso latiéndole como loco en el cuello.
Le quite los pasadores que traía en el pelo y su cabello achocolatado le cayo en cascadas sobre los hombros y espalda, rozando mis manos como si fueran de seda.
No creía que fuera posible que mi corazón siguiera soportando la velocidad con la que latía. ¿Cómo podía sentir tanta pasión por ella, incluso más que cuando habíamos sido novios? Pero así era. El deseo me atravesaba, al punto de hacerme olvidar las buenas costumbres. Sentía unas inmensas ganas de tirarla al sillón y lanzarme sobre ella como si fuera un barco pirata al abordaje. Deseaba tocarla, saborearla y entrar en ella hasta que los dos estuviéramos demasiado débiles como para movernos.
Le acaricie los labios con el pulgar y luego le recorrí la espalda con las manos una y otra vez. Bella tembló. El deseo se reflejaba en sus pupilas. Respire el aroma de su aliento. Era intoxicante. Tuve que besarla de nuevo, una y otra vez.
El sentido común me decía que debía de ir más despacio y considerar las consecuencias de mis acciones, pero no podía. Después de años de negarme a la persona que realmente amaba, la pasión estaba estallando como una olla a presión. Acaricie sus pechos por encima del vestido, saboreando los gemidos de placer que ella emitía.
Entonces, descubrí donde estaba la cremallera del vestido, y la baje. Metí las manos por debajo de la tela para encontrarme con su piel, suave como la seda. La agarre de los glúteos y la apreté contra mí.
Los pechos de Bella se aplastaron en mi torso. Ella me levanto la camisa y me acaricio la espalda, haciéndome estremecer a cada segundo por su contacto.
Aquello no tenía nada que ver con Black, ni con ninguna competición. Quería hacer el amor con la mujer que nunca había olvidado. Si mis sentimientos por Bella no habían menguado después de ocho años sin vernos, entonces nunca lo harían. Quizás yo no había heredado la debilidad de mi padre. Sin duda, ella merecía lo mejor y sin duda también, yo podía esforzarme en dárselo, por lo menos a mi lado tendría más estabilidad que con Black.
Cuando Bella me mordisqueo la mejilla, temblé. Si hacia el amor con ella esa noche, no volvería a abandonarla. ¿Cómo podía persuadirla para que me diera una segunda oportunidad? Y, si lo conseguía ¿estaría ella dispuesta a pagar el precio? No podríamos vivir aquí y dirigir Yates Cullen juntos, como habíamos planeado hacia ocho años. Tendría que convencerla de que se fuera conmigo a New York, sin contarle porque no nos podíamos quedar en California. Eso podría ser la parte más difícil.
BELLA POV
Volver a visitar el pasado siempre era un error. Quise hacerme a la idea de que si esa noche me iba con Edward a la cama, me daría cuenta de que lo había idealizado y había exagerado su magia. De pronto recordé la advertencia de Alice. ¿Acaso estaba inventando excusas para justificar lo injustificable? ¿Era un error acostarme con el? No. Edward era como una resaca de la que yo parecía no poder recuperarme. Y los hombres de Yates Cullen aseguraban que la única cura para una resaca era el alcohol.
Entrelace mis dedos con los de él y lo guié escaleras arriba. No estaba segura de que quisiera hacerlo. Pero ya lo había intentado todo en los últimos ocho años y no había conseguido quitármelo de la cabeza, así que solo me restaba jugarme esta última carta.
-Debemos hacer esto si queremos dejar atrás el pasado- dije con las piernas temblorosas.
-¿Debemos?-
-Debemos- afirmé y comencé a desabotonarle la camisa.
Le acaricié el pecho desnudo y baje la mano hasta los pantalones, tocando su erección. Edward dejo escapar un silbido, me agarro la mano y me la subió, haciéndome recorrer su abdomen, hasta su pecho. Sentí que se me salía el corazón a toda velocidad. Empezó a besarme los nudillos, la muñeca, el brazo.
Mareada de tanto deseo, tome aliento y guié a Edward hasta el santuario de mi dormitorio. La luz de la luna se colaba por las ventanas, iluminando mi habitación. Nunca antes había compartido esa habitación con ningún otro hombre.
Ni siquiera con Jacob.
Jacob. Mi futuro. Jacob, el hombre que había sido increíblemente comprensivo cuando yo me había negado a ir más allá en nuestra relación. Aunque parecía que se le estaba empezando a acabar la paciencia desde que había aparecido Edward.
Edward me acaricio los costados y alrededor de los pechos. Automáticamente deje de pensar en Jacob. Se me endurecieron los pezones. Necesitaba con toda el alma que Edward me tocara.
-Por favor-
-¿Por favor, que?- pregunto el con voz baja -¿Esto?- dijo, acariciándome los pezones con los pulgares -¿O esto?- añadió, tomándolos entre sus dedos.
-Las dos cosas- respondí y me mordí los labios.
Edward me acaricio los pechos y me beso en el cuello, haciendo que me temblaran las piernas. Cuando el aparto las manos, abrí la boca para protestar, pero Edward me detuvo besándome en los labios. Fue un beso profundo y apasionado, que desenterró memorias y sentimientos muy antiguos.
No, no, no. Se suponía que tener sexo con Edward no tenia que ser tan bueno. Tenia que sentir esto, para poder dejar de sentir lo que sentía. No debería de disfrutarlo tanto. Pero era delicioso. El deseo me poseyó como un remolino en el vientre expandiéndose en todas direcciones.
La espalda y la cintura caliente de Edward no me resultaban familiares. Tenía músculos que yo no recordaba. Lo mismo pasaba con su pecho. Era diferente. Pero su sabor… eso no había cambiado.
Edward me acariciaba con seguridad y determinación. Entonces, me soltó y dio un paso atrás, dejando unos centímetros entre nosotros. Me obligué a abrir los ojos y me di cuenta de que el me había quitado el vestido. La tela cayó al suelo, acariciándome las piernas, junto a su camisa.
Cuando volvió a acercarse, nuestros cuerpos se fundieron. Pecho con pecho.
Me tuve que esforzar muchísimo por recordar mi plan. Buscarle fallos a Edward.
Nada.
No encontré ninguno. Tenia que seguir buscándolo.
Le desabroche el cinturón del pantalón y le baje la cremallera. También le baje los calzoncillos y contuve el aliento. Su tamaño y su grosor no había sido una memoria idealizada por el tiempo y la distancia. Ninguno de los pocos amantes que había tenido después de él lo superaba. Maldición.
Lo rodeé con las manos, acariciando la carne caliente hacia arriba y hacia abajo.
-el preservativo- rugió él, y me detuvo la mano.
Fue entonces que caí en cuanta de lo que estaba a punto de hacer. Titubeé. Dormir con Edward podía ser lo correcto o podía ser muy, muy equivocado ¿Me atrevería a correr el riesgo? Tenia que hacerlo. El resto de mi vida estaba en juego. No podía seguir viviendo en el limbo.
-En el cajón de arriba. En la mesita de la derecha- dije con voz pastosa.
Edward se quitó los zapatos y el resto de la ropa y yo me quite los tacones. Al hacerlo, perdí estatura y me sentí más pequeña y vulnerable. Apenas le llegaba a la barbilla con la cabeza. Se me seco la boca y mí pulso se acelero mas.
Edward me agarro por los glúteos, inclino la cabeza y me devoro la boca mientras me guiaba hacia atrás, hacia la cama. El aparto la colcha y, haciendo una pausa, me miro.
La luz de la luna iluminaba la habitación, pero el rostro de Edward estaba en la penumbra ¿Le gustaría a él lo que estaba viendo? Deseaba que se arrepintiera por haberme dejado. Saque el pecho y los ojos de Edward se clavaron en mis senos. El era el tipo de hombre que le encantaban los pechos. Había pasado horas adorando los míos en antaño, besándolos y acariciándolos.
-Hermosa- dijo él, y me acaricio un pezón.
Luego, Edward bajo con su dedo hasta el ombligo y de ahí hasta el elástico de mi ropa interior. Se me puso la piel de gallina de la excitación. El jugueteo con mis rizos hasta llegar hasta la parte más húmeda. Una insoportable excitación se despertó dentro de mí. Me apreté contra el, pidiendo mas. Pero parecía que solo estaba dándome un aperitivo de lo que estaba por llegar.
Edward se arrodillo, froto su rostro en mi entrepierna e inhalo con fuerza. Cerré los ojos al recordar como el solía hacer lo mismo hacia años. Con suavidad, me bajo la ropa interior, despacio.
Si aquello era un error, era demasiado tarde para dar marcha atrás. Cada célula de mi cuerpo estaba pidiéndole a gritos a Edward por más. Le rodee el cuello con los brazos y levante los pies, uno por uno, para liberarme de la ropa interior. Edward levanto la vista, pero no le pude ver los ojos, no pude comprobar si había en ellos tanto deseo como el que yo sentía.
Con impaciencia, alargué la mano hacia la mesilla y encendí la lamparita de noche. Pero, antes de que pudiera ver su expresión, Edward bajo la cabeza y la enterró en mi entrepierna. Me tomo de las caderas y me hizo sentarme en la cama.
Me senté, pues mis piernas estaban a punto de doblárseme de todos modos. Edward me acariciaba con la punta del dedo. Gemí, pidiendo más. El aliento de el se acerco a mi parte mas intima.
No era bueno que se sintiera tan bien!
Me aferre a las sabanas y eche la cabeza para atrás. Levante un poco las caderas, rogándole e mi amante en silencio que saciara mi deseo. Y así lo hizo.
Edward subió las manos hasta mis pechos. Oh, era demasiado bueno. Su lengua era sumamente calida y rasposa y Dios como la movía! Estaba demasiado cercas del clímax. Arqueé la espalda y contuve el aliento. Entonces, él levanto la cabeza. Frustrada y decepcionada, me hundí en el colchón con un gruñido.
Edward abrió el cajón de la mesilla y encontró el preservativo. Se lo puso y se coloco sobre mí, haciendo que abriera las piernas. Fácilmente encontró la entrada y se introdujo en mí en profundidad. Lo rodee con los brazos y las piernas, apretándolo contra mi cuerpo, saboreando todas las sensaciones que me recorrían.
No había olvidado lo bien que se sentía cuando me penetraba, lo profundo de su contacto y lo bien que nuestros cuerpos encajaban. Edward entró y salio una y otra vez, más hondo en cada arremetida, más deprisa. El tiempo no había cambiado lo rápido que él conseguía hacerme llegar a la cima. El orgasmo llego con fuerza de cinco huracanes, tres ciclones y dos tsunamis. Le arañe la espalda y ahogue mi grito de placer ocultando la boca en sus hombros.
Pero Edward no había terminado. Me beso los pechos y los lamió, despertando en mi otra oleada de deseo. Siguió enterrándose dentro de mí y siguió besándome como si nunca pudiera saciarse. Entonces, Edward se puso tenso y grito mi nombre… estaba llegando al clímax, eso solo provoco que yo volviera tener otro orgasmo desagarrador.
El se incorporó un poco sobre los codos, encima de mi. Nuestros cuerpos continuaron fundidos, nuestros alientos entremezclados.
Mientras luchaba por calmar mi respiración, un pensamiento repentino me conmociono.
Edward no me había decepcionado.
Ni un poco.
Maldición!!!
Entrelace mis dedos con los de él y lo guié escaleras arriba. No estaba segura de que quisiera hacerlo. Pero ya lo había intentado todo en los últimos ocho años y no había conseguido quitármelo de la cabeza, así que solo me restaba jugarme esta última carta.
-Debemos hacer esto si queremos dejar atrás el pasado- dije con las piernas temblorosas.
-¿Debemos?-
-Debemos- afirmé y comencé a desabotonarle la camisa.
Le acaricié el pecho desnudo y baje la mano hasta los pantalones, tocando su erección. Edward dejo escapar un silbido, me agarro la mano y me la subió, haciéndome recorrer su abdomen, hasta su pecho. Sentí que se me salía el corazón a toda velocidad. Empezó a besarme los nudillos, la muñeca, el brazo.
Mareada de tanto deseo, tome aliento y guié a Edward hasta el santuario de mi dormitorio. La luz de la luna se colaba por las ventanas, iluminando mi habitación. Nunca antes había compartido esa habitación con ningún otro hombre.
Ni siquiera con Jacob.
Jacob. Mi futuro. Jacob, el hombre que había sido increíblemente comprensivo cuando yo me había negado a ir más allá en nuestra relación. Aunque parecía que se le estaba empezando a acabar la paciencia desde que había aparecido Edward.
Edward me acaricio los costados y alrededor de los pechos. Automáticamente deje de pensar en Jacob. Se me endurecieron los pezones. Necesitaba con toda el alma que Edward me tocara.
-Por favor-
-¿Por favor, que?- pregunto el con voz baja -¿Esto?- dijo, acariciándome los pezones con los pulgares -¿O esto?- añadió, tomándolos entre sus dedos.
-Las dos cosas- respondí y me mordí los labios.
Edward me acaricio los pechos y me beso en el cuello, haciendo que me temblaran las piernas. Cuando el aparto las manos, abrí la boca para protestar, pero Edward me detuvo besándome en los labios. Fue un beso profundo y apasionado, que desenterró memorias y sentimientos muy antiguos.
No, no, no. Se suponía que tener sexo con Edward no tenia que ser tan bueno. Tenia que sentir esto, para poder dejar de sentir lo que sentía. No debería de disfrutarlo tanto. Pero era delicioso. El deseo me poseyó como un remolino en el vientre expandiéndose en todas direcciones.
La espalda y la cintura caliente de Edward no me resultaban familiares. Tenía músculos que yo no recordaba. Lo mismo pasaba con su pecho. Era diferente. Pero su sabor… eso no había cambiado.
Edward me acariciaba con seguridad y determinación. Entonces, me soltó y dio un paso atrás, dejando unos centímetros entre nosotros. Me obligué a abrir los ojos y me di cuenta de que el me había quitado el vestido. La tela cayó al suelo, acariciándome las piernas, junto a su camisa.
Cuando volvió a acercarse, nuestros cuerpos se fundieron. Pecho con pecho.
Me tuve que esforzar muchísimo por recordar mi plan. Buscarle fallos a Edward.
Nada.
No encontré ninguno. Tenia que seguir buscándolo.
Le desabroche el cinturón del pantalón y le baje la cremallera. También le baje los calzoncillos y contuve el aliento. Su tamaño y su grosor no había sido una memoria idealizada por el tiempo y la distancia. Ninguno de los pocos amantes que había tenido después de él lo superaba. Maldición.
Lo rodeé con las manos, acariciando la carne caliente hacia arriba y hacia abajo.
-el preservativo- rugió él, y me detuvo la mano.
Fue entonces que caí en cuanta de lo que estaba a punto de hacer. Titubeé. Dormir con Edward podía ser lo correcto o podía ser muy, muy equivocado ¿Me atrevería a correr el riesgo? Tenia que hacerlo. El resto de mi vida estaba en juego. No podía seguir viviendo en el limbo.
-En el cajón de arriba. En la mesita de la derecha- dije con voz pastosa.
Edward se quitó los zapatos y el resto de la ropa y yo me quite los tacones. Al hacerlo, perdí estatura y me sentí más pequeña y vulnerable. Apenas le llegaba a la barbilla con la cabeza. Se me seco la boca y mí pulso se acelero mas.
Edward me agarro por los glúteos, inclino la cabeza y me devoro la boca mientras me guiaba hacia atrás, hacia la cama. El aparto la colcha y, haciendo una pausa, me miro.
La luz de la luna iluminaba la habitación, pero el rostro de Edward estaba en la penumbra ¿Le gustaría a él lo que estaba viendo? Deseaba que se arrepintiera por haberme dejado. Saque el pecho y los ojos de Edward se clavaron en mis senos. El era el tipo de hombre que le encantaban los pechos. Había pasado horas adorando los míos en antaño, besándolos y acariciándolos.
-Hermosa- dijo él, y me acaricio un pezón.
Luego, Edward bajo con su dedo hasta el ombligo y de ahí hasta el elástico de mi ropa interior. Se me puso la piel de gallina de la excitación. El jugueteo con mis rizos hasta llegar hasta la parte más húmeda. Una insoportable excitación se despertó dentro de mí. Me apreté contra el, pidiendo mas. Pero parecía que solo estaba dándome un aperitivo de lo que estaba por llegar.
Edward se arrodillo, froto su rostro en mi entrepierna e inhalo con fuerza. Cerré los ojos al recordar como el solía hacer lo mismo hacia años. Con suavidad, me bajo la ropa interior, despacio.
Si aquello era un error, era demasiado tarde para dar marcha atrás. Cada célula de mi cuerpo estaba pidiéndole a gritos a Edward por más. Le rodee el cuello con los brazos y levante los pies, uno por uno, para liberarme de la ropa interior. Edward levanto la vista, pero no le pude ver los ojos, no pude comprobar si había en ellos tanto deseo como el que yo sentía.
Con impaciencia, alargué la mano hacia la mesilla y encendí la lamparita de noche. Pero, antes de que pudiera ver su expresión, Edward bajo la cabeza y la enterró en mi entrepierna. Me tomo de las caderas y me hizo sentarme en la cama.
Me senté, pues mis piernas estaban a punto de doblárseme de todos modos. Edward me acariciaba con la punta del dedo. Gemí, pidiendo más. El aliento de el se acerco a mi parte mas intima.
No era bueno que se sintiera tan bien!
Me aferre a las sabanas y eche la cabeza para atrás. Levante un poco las caderas, rogándole e mi amante en silencio que saciara mi deseo. Y así lo hizo.
Edward subió las manos hasta mis pechos. Oh, era demasiado bueno. Su lengua era sumamente calida y rasposa y Dios como la movía! Estaba demasiado cercas del clímax. Arqueé la espalda y contuve el aliento. Entonces, él levanto la cabeza. Frustrada y decepcionada, me hundí en el colchón con un gruñido.
Edward abrió el cajón de la mesilla y encontró el preservativo. Se lo puso y se coloco sobre mí, haciendo que abriera las piernas. Fácilmente encontró la entrada y se introdujo en mí en profundidad. Lo rodee con los brazos y las piernas, apretándolo contra mi cuerpo, saboreando todas las sensaciones que me recorrían.
No había olvidado lo bien que se sentía cuando me penetraba, lo profundo de su contacto y lo bien que nuestros cuerpos encajaban. Edward entró y salio una y otra vez, más hondo en cada arremetida, más deprisa. El tiempo no había cambiado lo rápido que él conseguía hacerme llegar a la cima. El orgasmo llego con fuerza de cinco huracanes, tres ciclones y dos tsunamis. Le arañe la espalda y ahogue mi grito de placer ocultando la boca en sus hombros.
Pero Edward no había terminado. Me beso los pechos y los lamió, despertando en mi otra oleada de deseo. Siguió enterrándose dentro de mí y siguió besándome como si nunca pudiera saciarse. Entonces, Edward se puso tenso y grito mi nombre… estaba llegando al clímax, eso solo provoco que yo volviera tener otro orgasmo desagarrador.
El se incorporó un poco sobre los codos, encima de mi. Nuestros cuerpos continuaron fundidos, nuestros alientos entremezclados.
Mientras luchaba por calmar mi respiración, un pensamiento repentino me conmociono.
Edward no me había decepcionado.
Ni un poco.
Maldición!!!
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QUE CALOR HACE ¿¿NO??! Hahaha besoos las kiero^^
Kokoro Black
jooooo
ResponderEliminarkmo me dejasss asiii
buahhhh
buffff abra k esperar asta
la semana k vieneeee
jooo:)
stuvo buenisimo
ResponderEliminarel kap""""""""
woooo !!!!!
ResponderEliminarsi si que calor !!
como me gusta esta historia... ja ja ja
no puedo esperar una semana !!!
pero bueno no hay otra opción.
es la primera vez que me animo a escribirte ...es que ya soy un poco mayorcita para estas cosas... tengo dos hijas una de 20 y otra de 12 que muere por robert !!! pero bueno, no podia dejar de felicitarte por este capitulo.
En verdad kokoro eres genial, no sabes como me sacan de la rutina tus relatos.. te lo agradezco mucho de todo corazon.
te dejo un beso y te seguire esperando cada miercoles y sabado desde Argentina.
Virginia
OMG~~ NOOOOOOO!
ResponderEliminarNOO NOS DEJES ACI NO PORFABOR
ESTOY ,UY JOVEN PARA QUE ME SALGAN ARRUGAS POR LA DESESPERACION HAY
PERO ESTUBO MUY MUY BUENO FELICIDADES ERES GRANDIOSA
me ha encantado!!! no puedes dejarnos así hasta el proximo miercoles!!! Escribes genial, sigue asi! Bsis
ResponderEliminarme encanto¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminaria kiero k sea miercoles para saber k va a pasar entre ello ahora
sigue asi...mil gracias x haberlo creado
madre santísima!!!!
ResponderEliminarme va a dar un infarto!!!
que cosas!!!
de vdd me encantó!!!
y weno si yo fuera ella (que no daría x ser ella)
ya no lo dejo ir!!
aunque lo tuviera que secuestrar
pero me lo kedo!!!
jajajaja
que loca vdd?
de vdd que amo esta historia
y me duele que como la proxima semana ya stoy en la escuela, ya no se cuando pueda entrar a leer
pero te juró que voy a hacer todo lo posible
x no perderme muxo
awww ya no se ke decir
pero de vdd que graxias x el capi
q stuvo de lujo!!!
Muxos besos
.........que puedo decir.....KOKORO, ME MATARAS DE LA ANGUSTIA, COMO QUIERS Q SOBREVIVA UNA SEMANA SIN SABER NADA?
ResponderEliminarTE QUIERO, Y SIENTO EL NO HABER PODIDO SUBIR OTRO CAPI DE MI FIC...
TE QUIERO KOKORO Y CUIDATE...
BYE
aaaaaaa ke te puedo decir
ResponderEliminares genial me encanto eres genial en esto
haces ke me enamore mas de edward jaja
hasta mi novio lo lee para darse ideas jaja
grax !!!!!!! jaja
GUAHHHH!!!!
ResponderEliminarsubio la temperatura!!!! hace calor!!!
me enkanta la accionn stoyyyy hiper emocionada
obvio k no tiene ningun nada k desilucione!!
muere x leer más!! sperare otra semana....
mil grax!! saludos dsd mexico.
haaaa.... como nos puedes hacer esto
ResponderEliminares mucho esperar para el miercoles ke viene
te pasas!!!
pero pues ya nimodo
sta bien shida esta historia
pero bueno sigue asi
y sube capi mas seguidos porke nos haces sufrir mucho =P
hey!! aqui yo!! jeje!! aja kokoro te descubri!! no quisiste q edward hablara mal de jacob jajajaj no terminaste de decir lo q edward pudiera decir mal del!! jajaja y ademas!!! que esa hermosa sorrisa!! jajajaj hay kokoro se te escapo!! jajjaja no vale menti a mi me gusto estubo de lo mas espectaculaR! jejej de verdad ademas no es ningun secreto el q jacob se tan bello y tenga esa sonrrisa tan deslumbrante wwwuuuaoh!! se me hace agua la boca!! jajajajj no de verdad el capitulo estubo muy bueno!! ese edward!! ese matador!!! jajajajajja hoy estoy de humor y esa gracias a ti por las publicaciones!! estubieron fabuloza y no me dejo de sorprender!! gggggggrrrrrrrrrrraaaaaaacccccciiiiiiiiiiaaaaaaaaaaasssssss!!! xoxo que dios siempre te siga iluminando!! siempre siempre!! bueno noches
ResponderEliminaruff!! noma!! si que calor!! uff!! wowowowowoowowowowow!!! i love it!! wow!! noma! uff perame... ... ... bueno no me e calmado pero ya se me bajo tantito la calentura! haha buenisimo!! wowowow!!! de verdad q te adoro niña!! wawa!! jaja bueno ya m voy besos!! xaito!!
ResponderEliminarWOW!!!! DIOS SANTO COMO QUE LA TEMPERATURA SUBIO UN POCO NO?? DIOS SANTO COMO QUIERES QUE SOBREVIVA UNA SEMANA ASI?? CADA VEZ ME DEJAS MAS PICADA!!!! TE ADORO DE VERDAD
ResponderEliminarOojsahspfihweucfbuwedncik!!! DIOS!!! jaja hace cuanto que no leia algo asi!
ResponderEliminaraunque me decepciono la parte de "Su tamaño y su grosor no había sido una memoria idealizada por el tiempo y la distancia. Ninguno de los pocos amantes que había tenido después de él lo superaba. Maldición"....osea ella no habia dormido con jacob antes??, bueno eso yo entendi jajajajajaja
lo siento pero a jacob no me lo puedo sacar de la capocha(cabeza) aunque este edward esta divino ufff!!
seep hace calor
muy buen cap
super esperado....ojala no la deje!!!ya dos veces no lo podria soportar! :)
KOKORO GENIO!!!
mil besos!!
gracias por el cap y por hacer que el miercoles no sea tan de mieroles jaja
;) sigue asi, te adoro!
Ayyyyyy no me toca espera hasta el miercoles!!!!!! pero como si esq necesito urgente una ducha biennnnn fria ayyy Edward el mejor amante .......nooo soportare hasta el prox miercoles kokoro eres una genio lo mas este fic me encanta pero este cap te qdo regio saludos
ResponderEliminarLady Masen Cullen
Jajajajaja, hace unos cuantos años me paso lo mismo que a Bella ,pero dije mierda... Era mejor de lo que recordaba.... jajaja, pero las cosas para nosotros se convirtieron en un simple juego.....Muy educativo claro.....
ResponderEliminarY con respecto a la pregunta es obvio que hace calor... Y sin soltera.. Osea no puede ser posible... Voy por la opción de la ducha a ver si acaso....
Kokoro y tu escribes un cap así y yo que mañana salgo con alguien del pasado que con solo recordarlo me da de todo... No, no no.... Voy a sacar de mi mente esas cosas o si no mañana no respondo...jajaja....
Amiga eres super de verdad.....
Besitos mega grandes!!!!!
POR DIOS!!! Sos una Genia!!! Caravanas, aplausos y la multitud enloquese!!! jeje, en serio, cada vez escribis mejor, seguí asi porfis! muchos besos!!!
ResponderEliminarNaty Celeste
oh dios mio que barbara te la bañaste!!! o sea genial!!! cada cuando publicas?
ResponderEliminarDiioooss.. otra vez me paso lo mismo, Kokoro qeriidaa.. Te cuento qe un dia encontre este blog y me lei en unas horas Contigo en el alba.. yo no sabia qe habian Fic "lemoneros" [osa qe descubri aca xD] sobre mi parejiita perfecta, Jake y Ness.. *__* qe amor!
ResponderEliminarxD
y me enganhe con Amor en subastaa.. Superrbaa! xD
Saludos desde Argentiina!
oye Ale estas loca... jajajaja
ResponderEliminarel anterior kasi te mato x como lo acabaste .. pero hoy se ha unido media humanidad conmigo para acabarte... jajajaj.. oye.. ke lokura.. me toko cerrar los ojos jajaja ante tanta pasion...
Como siempre genial.. no comente el miercoles.. pero hoy, osea, los sabados y los miercoles soy repuntual para venir a leer tus fics.
y ps me imagino lo duro oke será para ti escribir "mal" de Jacob.. jajaja y darle tanta importancia a Edward...
hace rato no pasaba por los comentarios y leía directo de mi "Google Reader" pero wow eres re famosa jajajajaj ke honor conocerte jajajajja
Bueno "señorita kokoro" -you know- mil felicitaciones.. como siempre genial. Cada día perfeccionas mas tu don.. eres sencillamente genial para escribir y para transportar a las personas a lugares inimaginados, para despertar emociones y sensaciones incontenibles, para hacernos amara u odiar -dependiendo del caso- a todos tus personajes y llorar o reír junto a ellos...
creo que este mensaje abarca tambien para tu ultimo cap de Intercambiando destinos que me sorprendió esta mañana y me dejo bokiabierta... jajaja bueno ya poco a poco se va encausando la historia...
mientras que esta... Dios.. estoy en shock y con la incertidumbre a mil...
besos desde Colombia .. amiga.. intercedo por medio mundo como ya lo hice una vez en Contigo en el alba... x fa.. !!! te lo suplico.. publica mas seguido... se ke es dificil porque yo tambien escribo y a veces la inspiracion y la imaginacion esta tan arriba que no se sabe como plasmarla en el papel pero .. x nuestras vidas y corazones haz un esfuerzo ...
te kiero .. amiga.. cuidate y mil rosas, aplausos y ovaciones para ti...
bye
Reportandose tu fan menor de 15 :D si loss he leiidoo toodos & cada uno pero bueno... ya no lo dices con morbo asi que no es tan malo :D bueno espero con ansias el prox capi... este fue excelente
ResponderEliminarah x ciero Peanut_Cream
ResponderEliminarkoko!!!! geniallllll capitulooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo estoy anonadadaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.....dios!!!! cuanto falta pa leer el proximo !!! me quedaria despierta esperando q publicaras!!!!...
ResponderEliminarbesot grande amigaaa!!!
si mi novo no llega ya cuando lo haga... no voy a tener piedad de EL!!!
ResponderEliminarQUE CAPITULO POR DIOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
HAY diosito santo!!!!.... por favor!!!!.... y ahora me voy a tener que ir a dormir con este capi en la cabeza!!!!!..... kO!!!!! por que me haces esto???
ResponderEliminarwowowowow parese ke me estoy kemando!!!!!!!!
ResponderEliminarjajjaa me encanta no se como lo haces pero wowowowoowowoowowow
jajajajajja dios no lo creo dios diod diod god god god
jajajaj me lo imagino todo........
o x dios ke precos soy jijij pero no importa no importa ke presioso capitulo
bye adios chao besos tkmmmmmm
YO quiero MAS SEXO ORAL
ResponderEliminarme gustaria qe escribass un biiem lemmonn :) me re gustan O QUE CUENTES COMO SE MANSTURBA BELLA CON UNO ASI SABES QE NO ? TE HACES FAMOSA
bueno te dejo un parte
estaba sentada en el baño pensando en los capitulos de kokoro desnuda abierta de piernas mire mi parte intima mi cosita qe sobresaliaa y y pude llevar mi dedo hasta ahi y frotar fuerte mente mi corazon se acelero me imagina que alguien metia su erecion en mi NONO se sentia tan biem que no pude resistirme a entrar un dedo en mi cuerpo..sentia humedecerme queria mas..
ESE ESTA BUENO ALGO MUIIIIIII EXITANTE
NO PUDE REESISTIRME QUISE PONER
ResponderEliminarufff que sensacion
ResponderEliminarcalor? Dios mio, menuda sauna!!!
ResponderEliminarme encanto este capitulo, lo verdad es que soy nueva en tu blog y me estoy leyendo todas la historias, empezando por las que estan completas, y debo decir que me encata tu trabajo y el de Jazzy.
mis felicitaciones a ambas.
besos de españa